Los algoritmos en el contexto escolar

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Introducción

Qué es calcular

Los algoritmos

Suma y resta

Producto y cociente

Conclusiones Referencias Notas

Introducción

          Uno de los núcleos de contenido que más relevancia suele tener en el contexto escolar es el de Números y Operaciones. Es uno de esos tópicos que podríamos denominar "de toda la vida", no está sujeto a los cambios determinados por las modas o por la concepción de la Matemática al uso.

          Nos parece natural que sea así. A la sociedad, empezando por los padres, también les parece natural que esos manoseados contenidos sigan formando parte de la cultura matemática escolar. Sin embargo el tiempo nos ha ido permitiendo observar algunos aspectos vinculados a los procesos de enseñanza-aprendizaje de éstos que merece la pena destacar.

          En primer lugar, siendo la parte de la Matemática más cercana a la realidad del niño, más tangible, genera una sustanciosa cantidad de fracaso personal y escolar. Por otro lado y, en aparente contradicción con lo anterior, los niños resuelven cotidianamente (en virtud de su papel como consumidores activos) situaciones matemáticamente equiparables a aquellas otras, escolares, (en las que fracasan) por procedimientos no transmitidos en la escuela. Es decir, estamos manteniendo una doble cultura que, al menos para el niño, no tiene conexiones. El niño toma perfecta conciencia del crecimiento o disminución de un grupo de objetos, cambio que puede cuantificar; resuelve situaciones de reparto, bien de la forma cuántos tocan a cada uno (que sería un cociente), o bien de la forma cuántos debo tener si quiero dar tantos a cada (que es un producto). Sin embargo, ese mismo niño tropieza una y otra vez cuando materializa esos mismos cálculos con lápiz y papel.

          Por otro lado, personas que no han disfrutado de formación matemática escolar (suelo pensar siempre en la señora del bar de la antigua Escuela de Magisterio) resuelven con cierta agilidad situaciones aritméticas elementales por procedimientos calificados de poco ortodoxos pero eficaces y que la escuela nunca ha contemplado.

          Finalmente, resulta al menos anecdótico que cuestiones planteadas a los profesionales de la educación sobre las técnicas escolares de cálculo (como por ejemplo, por qué cuando multiplicamos por un número de más de una cifra, en la segunda fila y siguientes, corremos un lugar a la izquierda) no siempre tienen respuesta.

          Parece oportuno reflexionar con una cierta profundidad en estos aspectos con una doble finalidad:

a.     para lograr vincular la cultura escolar y la cultura social,

b.    para conocer en profundidad qué hacemos y cómo y porqué lo hacemos con el fin de mejorar la calidad de los aprendizajes de nuestros alumnos.

Qué es calcular inicio

          Al menos podemos identificar tres tipos de cálculo: mental, pensado y escrito. Si se nos solicita el valor de 4.5 x 23 podemos dar la respuesta utilizando alguno de los siguientes recursos:

a.     tomando papel y lápiz y "multiplicando",

b.    imaginando que efectuamos la labor anterior y reteniendo "mentalmente" los pasos del proceso,

c.     "creando" una respuesta ad hoc,

d.    efectuando el cálculo con una calculadora,

e.     preguntándole a otro la respuesta.

          Los dos primeros, de eminente carácter mecánico, apenas requieren comentarios (de momento); los dos últimos son, de alguna manera, equivalentes (máquina o humano, la respuesta la da otro); sólo la tercera opción es una acción intelectual de nivel superior. Merece la pena que, antes de continuar, el lector intente dar una respuesta sin usar ninguno de los recursos enumerados con a, b, d o e. Personalmente y, en ese caso, me inclino por la opción siguiente:

          23x4.5=23x½(10-1)=½(230-23)=½(210-3)=½(207)=103.5

          A los ejemplos que cada lector haya podido encontrar, podemos añadir los que se derivan de identificar 4.5 como un duro menos dos reales y todas los derivados de usos del sistema monetario (actual o, como suele ser normal, de otros tiempos).

          A este cálculo pensado, cuya característica fundamental es el uso del esquema conceptual de la operación aritmética en cuestión, se contraponen las otras dos opciones que están vinculadas a un procedimiento externo de resolución, a lo que llamamos algoritmo, ya sea su uso mental o escrito. Ambos tienen un espacio dentro de la Matemática escolar; lo que conviene saber es cuál es el que corresponde a cada uno y, sobre todo, tomar conciencia de cuándo se está haciendo un desarrollo conceptual de la operación y cuando se están desarrollando aspectos mecánicos de la misma.

          Por otro lado, conviene conocer por qué hacemos lo que hacemos cuando desarrollamos un algoritmo y conocer otras alternativas de éstos (que pueden llegar a ser igualmente válidas) para tener un mayor conocimiento de causa a la hora de optar por uno en nuestro trabajo escolar.

          Conviene, en este sentido, relativizar la importancia del algoritmo; me expresaré con un ejemplo. Una niña de tercer curso de primaria de Huelva capital (cuyo rendimiento se podría calificar de óptimo) acudía acongojada a su casa con un examen de matemáticas que le había sido devuelto una vez corregido. En éste, el único "error" era el siguiente:

           3405

           x 203

        10215

       0000

     6810

     691215

          Es indiscutible que nuestros alumnos deben disponer de un algoritmo que les agilice los cálculos. Y lo es tanto como que, llegado el momento el mismo algoritmo será compartido con la calculadora. Pero, ¿son los algoritmos convencionales contenidos con importancia en sí mismos?, ¿qué hacer cuando los alumnos llegan a una solución correcta por un procedimiento distinto al que nosotros conocemos?

Los algoritmos de las operaciones aritméticas elementales  inicio

          Resulta cuando menos paradójica la importancia que damos hoy a determinados procedimientos que en la fecha de su introducción (siglos XI-XII) causaron una gran incertidumbre e incredulidad entre los abacistas. Solemos ignorar las razones de ese prolongado parto de unos procedimientos que creemos universales y de los que ignoramos lo más importante: sus fundamentos.

          Los algoritmos tienen su importancia. Y la tienen en la medida de que sean usados conscientemente y para el fin para el que fueron diseñados: agilizar los cálculos. Pero los algoritmos no pueden identificarse con las operaciones que agilizan, no contienen su esencia conceptual. Aprender a realizar una división con lápiz y papel no garantiza la comprensión de los fenómenos que subyacen en la división (reparto, agrupamiento, ...).

          Además, como hemos ido poniendo de manifiesto a lo largo del texto, los algoritmos admiten modificaciones personales o interpretaciones (como es el caso de la niña del ejemplo) que, siempre que lleguen a buen fin y tengan su fundamento, han de ser tomados como correctos.

          Así, el tiempo empleado en las aulas para estos aspectos ha de ir invirtiéndose, concediendo más importancia a los aspectos conceptuales y a las estrategias personales.

          El comienzo de los algoritmos debe supeditarse al momento en que estamos convencidos de que nuestros alumnos otorgan el significado correcto al sistema de numeración decimal. Olvidar esto conduce, de forma casi inevitable, a que aún disponiendo de la estructura conceptual de suma (que justifica que resuelvan problemas cotidianos de adición) fracasen en determinados cálculos algorítmicos (caso de la suma y la resta "llevándose").

1. Algoritmos para la suma y la resta     inicio

          Es probable que, con lápiz y papel, todos sumemos de la misma manera. Así, será fácil para todos escribir detalladamente todas las instrucciones que nos conducen a un final feliz en la suma.

          Una vez explicitado nuestro comportamiento habitual en este aspecto, cabe preguntarse:

* ¿por qué empezamos por la derecha, se podría hacer por la izquierda?

* ¿qué significa llevarse, a dónde se lleva?

* ¿podemos evitar el llevar?

* en el caso de la resta, ¿por qué ponemos el número mayor arriba, podría ponerse abajo?

          Veamos ahora estos procesos:

  7 8 9

+5 9 6

1 2 0 0

   1 7 0

      1 5

1 3 8 5

 

7 2 3

-4 7 5

3 2 3

- 7 5

2 5 3

  - 5

2 4 8

 

   7 8 9

+ 5 9 6

12 17 15

                                                      1 3  8  5

 

 7 2 3

-4 7 5

 7 4 8

- 5 0 0

  2 4 8

 

  7 8 9

+ 5 9 6

                                                               1 5

                                                          1 7

                                                       1 2           

                                                       1 3 8 5

 

7 2 3

-4 7 5

7 1 8

- 4 7 0

6 4 0

- 4 0 0

2 4 8

 

 7 8 9

+5 9 6

                                                       1 2

1 7

     1 5

1 3 8 5

 

7 2 3

-4 7 5

7 0 0

- 4 5 2

6 4 8

- 4 0 0

2 4 8

         

Conviene analizar nuestra propia dificultad de comprensión, equiparable a la dificultad de nuestros chicos con los algoritmos convencionales. También es interesante descifrar cada uno de los procesos, sus pasos ocultos, su íntima relación con el sistema de numeración posicional decimal que utilizamos.

2. La multiplicación y la división.        inicio

          Resulta, de nuevo, conveniente que expresemos de la forma más detallada posible los pasos que utilizamos para multiplicar y dividir. A la vista de ellos nos podríamos hacer las siguientes preguntas:

* ¿por qué se realiza de derecha a izquierda?

* ¿por qué se desplazan a la izquierda las cifras de la segunda y sucesivas filas?

* ¿por qué este desplazamiento es de dos lugares en el supuesto de que haya un cero en el multiplicador?

* ¿por qué, en la división se separan ciertas cifras?

* ¿qué significa "bajar" otro número?

* ¿por qué no hay tablas de dividir?

* ¿por qué no ponemos las restas parciales?

.....

          Resulta muy ilustrativo intentar multiplicar o dividir en una base distinta de la decimal, supongamos la base 8. Dediquemos unos instantes a este cometido y pasemos después a analizar los siguientes procesos:

2 5 6

   x 7

   4 2

                                                         3 5

                                                       1 4       

1 7 9 2

 

2 5 6

   x 7

1 4 0 0

                                                          3 5 0

     4 2

1 7 9 2

          Para profundizar en el algoritmo de la división vamos a intentar obtener el valor del cociente 1000/43 sin usar el algoritmo.

          En primer lugar hacemos una estimación del cociente; puesto que 1000/40 es 25, el cociente buscado ha de ser menor que esa cantidad, pero mayor que 20 puesto que 20x43=860. Eso nos da como cociente un número de dos cifras cuya decena es 2. Ahora elaboramos la tabla de multiplicar del 43, entre el 21 y el 24, detectando el valor de las unidades. Esta parte podría ejecutarse también paso a paso:

1000                      43

  860                      20

  140                      3

                                               139

                                                   1

Conclusiones              inicio

          Evidentemente, disponer de medios que permitan descargar la memoria, que reduzcan el margen de error y el tiempo que precisamos para realizar una serie de cálculos mecánicos, nos permite dedicar un mayor esfuerzo en ámbitos creativos. Si además el artilugio sirve para una gama de situaciones y no sólo para un problema concreto, la justificación del uso de algoritmos puede parecer ociosa.

          Pocas veces el contexto escolar ha asumido el aprendizaje de determinado instrumento social con tanta vehemencia como con los algoritmos convencionales de la aritmética elemental; tan es así que, a veces, parecen tener un fin en sí mismos.

          Sería aventurado aportar una justificación de este hecho, pero permítasemesospechar la posible influencia de trabajos como los de Thorndike (1922) basados en la Teoría Asociacionista (ver cuadro 1), que aún mantiene una fuerte vigencia en el contexto escolar.

 

¡Error! Marcador no definido.Aprender a no salirse de la columna al ir sumando

Aprender a recordar el resultado de cada suma hasta pasar a la siguiente

Aprender a sumar un número que se ve a otro que se recuerda

Aprender a saltarse los espacios vacíos en la columna

Aprender a aplicar las combinaciones a las decenas superiores, lo que a los alumnos menos dotados les puede costar tanto tiempo y trabajo como les costó aprenderse las tablas de sumar originales. Incluso para el niño más dotado la formación de la conexión "8+7=15" no llega a asegurar automáticamente la presencia de las conexiones "38+7=45" y "18+7=25"

Aprender a escribir la cifra de las unidades, en lugar de toda la suma total de la columna. Especialmente, aprender a escribir 0 cuando la suma de la columna sea 10, 20,..

Aprender a "llevarse", que supone por lo menos dos procesos diferentes, se enseñe como se enseñe.

1 El análisis de Thorndike de la suma de cifras en columnas en términos de vínculos.(Thorndike, 1922)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 En este sentido, me gustaría destacar los aspectos más relevantes de los algoritmos en ese contexto:

a) Normalmente los algoritmos están carentes de significado. En efecto, en el quehacer cotidiano escolar, los algoritmos son objeto de un aprendizaje memorístico en ausencia de justificaciones racionales. Algunos, los más usados, quedan integrados en nuestra estructura de memoria, aunque a veces (la mayoría) no los usamos para resolver determinadas situaciones problemáticas (fuera de la escuela) en las que aplicamos otras estrategias personales de resolución (que podrían ser objeto de un proceso algorítmico). Otros, como el de la obtención de la raíz cuadrada, caen pronto en el olvido y apenas somos capaces de ponerlos en pie, en su totalidad o en algunos de sus pasos.

          Algunos algoritmos ocultan estructuras conceptuales básicas que son ignoradas en el proceso de aprendizaje de aquéllos. Por ejemplo, el algoritmo convencional de la suma de números enteros está basado en los principios que fundamentan nuestro sistema de numeración decimal; sin embargo, la mayor parte de las veces es enseñado prescindiendo de éstos. Esta omisión es la causa de errores tipificados en al cálculo escrito (p.e. el escribir 916 como resultado de 39 más 67, porque 9 y 7 son 16 y 6 y 3 suman 9) y de posteriores problemas de aprendizaje de las matemáticas (Carpenter y Moser, 1983).

b) La escuela no da cabida a la explicitación de las estrategias personales, fomentando lo que podríamos llamar pasividad mental. Para una determinada operación aritmética, la escuela ofrece un algoritmo predeterminado (el que el profesor ha aprendido, el que todos hemos aprendido, el de siempre) sin reflexionar sobre la existencia de otros alternativos que permitiera efectuar una elección razonada, ni analizar las estrategias personales de resolución que los alumnos usan fuera de las aulas y de las que, probablemente, podría obtenerse un algoritmo (Udina, 1989). Así, los algoritmos se convierten en algo rígido, aburrido, standard, y el usuario debe limitarse a un uso incomprensivo y mecánico del mismo.

c) Son el prematuro punto de partida. Un algoritmo aritmético tiene sentido cuando la operación u operaciones que pretende abreviar han sido comprendidas en su estructura por el usuario. La comprensión racional es susceptible de ser desarrollada en paralelo con el juicioso empleo del algoritmo (Orton, 1988). Sin embargo, muchas veces (como es el caso de adición y sustracción de números enteros) el algoritmo es el prematuro punto de partida. Sumar, para esta concepción, no es más que conocer y aplicar el algoritmo convencional de la suma y, en la misma línea, sumar llevándose es más complejo, aunque esta complejidad no sea compartida por los ejecutores de acciones de agregar, juntar, unir, etc., cuando sólo se les pide un cardinal final y se les supone un nivel adecuado de comprensión del concepto de número y, por tanto, de la secuencia numérica.

d) No desarrollan actitudes que capaciten para enfrentarse a situaciones extraescolares. Como ya hemos comentado, cuando nos encontramos ante un problema aritmético y no disponemos de medios o tiempo para utilizar los algoritmos usuales, recurrimos a otras estrategias personales, posiblemente más lentas, pero indiscutiblemente válidas. Sin embargo, el trabajo escolar con los algoritmos no desarrolla estas estrategias (Cockcroft, 1982). Si a los algoritmos llegamos mediante un proceso personalizado con cabida para la discusión y la crítica que, de paso, permita conocer los pasos ocultos de los algoritmos usuales (Gómez y Jaime, 1983; Gómez,1989), éstos ganarían en significatividad e, indudablemente, en relevancia.

Referencias                                  inicio

CARPENTER, T.P. y MOSER, J.M. (1983)."The Acquisition of Adition and Subtraction Concepts". En Lesh, R. y Landau, M (Eds) Acquisition of mathematics concepts and processes. Academic Press: New York.

CARRILLO, J. y CONTRERAS, L.C. (1993). Los algoritmos en el contexto escolar. Algunos ejemplos para la obtención de la raíz cuadrada. Números, 23, 39-59.

COCKCROFT, W.H. (1982).Mathematics Counts.HMSO: London (versión española, Las matemáticas sí cuentan, M.E.C. : Madrid, 1985.

GÓMEZ, B. ( 1989 ).Numeración y Cálculo.Síntesis : Madrid.

GÓMEZ, B. y JAIME, A. (1983).El Calculo Aritmético (Los algoritmos). Albatros : Valencia.

ORTON, A. (1988).Learning Mathematics. Issues, Theory and Classroom Practice.Cassell : London (versión española, Didáctica de las matemáticas, M.E.C. y Morata : Madrid, 1990).

RAMÍREZ, A. y USÓN, C. (1996). Por los trillados caminos de la aritmética escolar de las cuatro operaciones. Suma, 21, 63-71.

THORNDIKE, E.L. (1922).The Psycology of Arithmetic.Macmillan: New York.

UDINA, F. (1989). Aritmética y calculadoras. Síntesis: Madrid.

Notas                     inicio

Para nuestros efectos, entenderemos que un algoritmo es una colección de instrucciones (que suelen llevar implícitos determinados cálculos aritméticos) cuya ejecución ordenada conduce a un resultado buscado para un problema o colección de problemas (de un mismo tipo). Esas instrucciones pueden parecer piezas inconexas de información, pero encierran un fundamento constructivo y racional, unas veces inductivo y otras deductivo (Carrillo y Contreras, 1993).

 

El cálculo, cuyo nombre proviene del término latino calculus (piedrecita), no era un conocimiento socialmente extendido. Existían unas  personas,  cuyo papel es equiparable al de los ya en decadencia contables, que eran llamados abacistas por usar ábacos. La invención de los algoritmos dio lugar al nacimiento de otra escuela de calculadores, los calculistas o algoristas. Se originó entre ellos una disputa que duró siglos. Aún en el siglo XVIII algunas personas comprobaban con los ábacos los cálculos previamente efectuados por procedimientos algorítmicos (Ramírez y Usón, 1996).

En Italia se usa un algoritmo distinto al nuestro para multiplicar. Lo mismo sucede en EE.UU. para la división.

Diversos estudios recientes (Carpenter y Moser,1983; Dickson et al, 1991,...) sugieren la siguiente clasificación de estrategias, cuyo orden responde al progresivo refinamiento de las mismas :

a) estrategia de recuento completo ;los individuos, normalmente usando modelos, cuentan cada colección por separado y luego vuelven a contar la colección reunida

b) estrategia de contar a partir de, normalmente a partir del mayor cardinal de las dos colecciones dadas, y en un estadio posterior se realiza desde el primer número dado

c) estrategia de hecho memorizado (ya citado en el apartado anterior)

d) estrategia de hecho deducido (es el caso de búsqueda de la decena).