El ámbito de estudio de las concepciones se ha convertido en campo abonado para el abuso
terminológico. Bodin (1992), aunque intenta distinguir entre una ingente colección de
términos, concluye:
Considero algo categórica esta afirmación en cuanto a la coincidencia de campos semánticos. Como expresaré más adelante, entre todos los términos existentes, algunos tienen significados iguales mientras otros pertenecen a campos semánticos diferentes.
Aunque no es mi propósito abordar su esclarecimiento, me parece interesante distinguir los distintos marcos o contextos de investigación donde aparecen o han aparecido para poder así situar mi estudio. No obstante, explicitaré lo que se entenderá por concepción en este estudio y también justificaré la relevancia del estudio de las mismas y el papel que desempeñan en mi trabajo.
II.1 REVISIÓN DE ESTUDIOS SOBRE CONCEPCIONES
En la investigación en educación en general y, en educación matemática en particular, el término concepciones ha tenido y tiene diferentes usos y significados. Cabría destacar, en primer lugar, los estudios relativos a estudiantes, donde las concepciones aparecen usualmente vinculadas a las representaciones (o a los constructos) desde una óptica instruccional de la construcción del conocimiento.
En este sentido, los trabajos sobre concepciones aparecen bajo un amplio paraguas terminológico, como preconcepciones, teorías ingenuas, concepciones erróneas,..., dependiendo de su naturaleza y su proceso de construcción (Confrey, 1990; Leinhardt el al., 1991). En general, estos estudios, que tienen su origen en el marco de la psicología genética o del cognitivismo, enfatizan el papel de tales concepciones como punto de partida del aprendizaje de los alumnos (Ausubel, 1968)(1).
Podemos destacar, en educación matemática, los trabajos referidos a las concepciones de los alumnos sobre objetos matemáticos relevantes (Artigue, 1989; El Bouaizzaoui, 1988; Brousseau, 1982)(2), en los que el término concepciones podría asociarse a conocimiento (no necesariamente coincidente con el social o científicamente admitido) con una vinculación intensa con el campo conceptual; sobre la resolución de problemas o la naturaleza de la Matemática (Carpenter et al., 1983; Lesh, 1983; Schoenfeld, 1983) y los relacionados con las componentes actitudinales (Silver, 1985; McLeod, 1988, 1992).
En este ámbito podemos incluir los términos concept definition (expresión de palabras usada para especificar ese concepto) y concept image (para describir laestructura cognitiva total asociada a un concepto o su imagen evocada)(3); también operational conception y structural conception(4) ; o bien process conception(5); o, finalmente, el término objeto mental(6).
Schoenfeld (1983), aborda las concepciones de los alumnos desde la perspectiva de sus capacidades y actitudes, y establece que las deficiencias al resolver problemas matemáticos se deben, con frecuencia, a creencias erróneas acerca de la naturaleza de la Matemática y de la resolución de problemas matemáticos; y McLeod (1988, 1992) pone de relieve cómo las creencias de los estudiantes, sobre la Matemática y sobre sí mismos como aprendices de la materia, condicionan su actitud ante el aprendizaje y, en particular, ante la resolución de problemas. En Silver (1985) puede verse una síntesis de trabajos acerca de las concepciones (beliefs) de los estudiantes desde diferentres perspectivas en el ámbito de la Matemática.
El estudio de la influencia de las concepciones del profesor en las concepciones y actitudes de sus alumnos acerca de la Matemática y su enseñanza y aprendizaje es, sin duda, un campo fértil de investigación en el que no entraré. No obstante, me gustaría citar, entre otros, el trabajo que en esa línea ha desarrollado Vila (1995b). Esta autor identifica, en su estudio sobre profesores de Educación Secundaria, tres tipos de profesores en cuanto al uso que hacen de la resolución de problemas (que denomina A, B y C). A y B usan prioritariamente ejercicios o cuestiones prácticas de aplicación, respectivamente; C usa, además de lo anterior, un cierto número de problemas no contextualizados, de estrategia y situaciones problema. A y B, por otro lado facilitan toda la información necesaria haciendo referencia a una situación concreta; sus "problemas" no contienen información innecesaria, imprecisiones, contradicciones, proponen la obtención de un único resultado numérico y tienden a la estandarización. C, aunque encara problemas en el sentido amplio confiesa no estar seguro de haber hecho lo adecuado ni de haber creado el entorno más propicio para la resolución. Los alumnos de A asocian problema a pregunta vinculada a los conocimientos matemáticos; los de B y C discrepan y se dividen entre la opción anterior y la identificación de problema con la puesta en marcha de determinadas capacidades humanas o intelectuales que ayudan a dar funcionalidad al saber matemático. En todos los casos, el autor afirma detectar aspectos afectivos negativos, la identificación de resolución con método y recursos con conocimientos. Cuando el problema se sale del patrón, los alumnos no responden, efectúan cálculos sin sentido o sin continuidad, no utilizan informaciones contradictorias o redundantes y reducen el problema a un ejercicio de solución única. Cuando no se asume el problema como matemático, las creencias personales se anteponen a la reflexión y el razonamiento.
Otra línea, diferente de la anterior, la ocupan los trabajos relativos a las concepciones como elemento del pensamiento del profesor. Aquí el significado que pueden tener los términos asociados a concepciones suelen abarcar más que el mero ámbito conceptual, concerniendo a todo el desarrollo profesional. En este terreno han aparecido un buen número de términos como creencias (que expresan el grado de conformidad con algo)(7) , sistema de creencias (que enfatiza el carácter organizado y dinámico de las mismas)(8), reflexiones a priori (que orientan el diseño, ejecución y evaluación de actividades de clase)(9), perspectivas (que funcionan como ideas preconcebidas acerca de algunos aspectos concretos de la dinámica del aula)(10) ideologías (como conjunto conectado de creencias sobre la actividad educativa)(11), teorías implícitas (que actúan como fundamentos no conscientes de la actividad docente)(12), expectativas,..., sobre los que habría que preguntarse si se trata del uso de etiquetas distintas para significados iguales o, si por lo contrario, son las mismas etiquetas para distintos significados (Llinares, 1996).
A pesar del loable esfuerzo hecho por Pajares (1992) por diferenciar alguno de estos términos, revisando diversas aportaciones anteriores, reina aún en este ámbito una cierta falta de integración.
Una explicación ingenua de esta variedad terminológica podría fundamentarse idiomáticamente, como señalan Furinguetti (1996)(13) y Philipou y Christou (1997). Las concepciones (conceptions) eran para Thompson (1992)
y ese mismo constructo, en lengua alemana, es entendido como teorías personales o visiones personales del mundo matemático (mathematishes Weltbild, traducido al inglés como one's mathematical wordl views) (Pehkonen, 1994). Mientras, en Italia, los términos concepción, imagen, opinión, visión y creencia (credenza) se usan de forma indistinta (Furinghetti, 1997).
Sin embargo, me inclino a pensar que el problema es mas semántico que terminológico. Cada uno de los términos descritos tiene mucho de específico y algo de común con los demás. De entre esos aspectos comunes quisiera resaltar el fin con el que fueron acuñados o son ahora estudiados, que no es otro que su identificación como elementos del conocimiento profesional de los profesores, como muestra el cuadro 1. El conocimiento profesional ha ido adquiriendo paulatinamente relevancia dentro del paradigma del pensamiento del profesor como un conocimiento de carácter dinámico, con una importante componente práctica y de carácter singular, en el sentido de que su evolución en cada sujeto tiene una gran dependencia de aspectos personales como las concepciones y creencias.
Término | Autor/año |
Comprensiones de los profesores Constructos del profesor Estrategias de decisión Metáforas/creencias Conocimiento práctico Voz de los profesores Intenciones personales Cognición de los profesores Concepciones de los profesores Teorías intuitivas Constructos personales Nudos/Cogniciones imperativas Actividades cognitivas de los profesores Imagen Conocimiento práctico personal Perspectivas de los profesores Pedagogía experta Conocimiento "craft" profesional Guión/Esquema Teorías subjetivas Dilemas Rutinas Proyectos |
Bussis, Chitenden & Amarel, 1976 Olson, 1980 Borko & Caldwell, 1982 Munby, 1982 Elbaz, 1983 Butt, 1984 Day, 1984 Huber & Mandl, 1984 Larsson, 1984 Pope & Denicolo, 1984 Pope & Scott, 1984 Wagner, 1984 Bromme & Brophy, 1985 Clandinin, 1985 Connelly & Clandinin, 1985 Tabachnik & Zeichner, 1985 Berliner, 1986 Brown & McIntyre, 1986 Clark & Peterson, 1986 Krause, 1986 Lampert, 1986 Leinhart & Greeno, 1986 Clark & Yinger, 1987 |
Cuadro 1. "Algunos conceptos teóricos en Investigación sobre el pensamiento del profesor" (Pope, 1993, p.22).
En el cuadro 2 podemos ver definiciones dadas por diversos autores al conocimiento
profesional, así como el significado que concepciones o creencias tienen para cada uno de
ellos.
Autor/año |
Término/características |
Schön, 1983 | Conocimiento profesional: es el que explica lo que hacen y por qué los que están en una ocupación particular. |
Kagan, 1990 | Cognición: conocimiento y creencias sobre la enseñanza, los estudiantes y el contenido, y ser consciente de las estrategias de resolución de problemas de enseñanza en el aula. |
Llinares y Sánchez, 1990 | Conocimiento profesional: experiencia práctica acumulada del profesor en la realización de determinadas tareas docentes. |
Alexander, Shallert & Hare, 1991 | Conocimiento: un stock personal de información, destrezas, experiencias, creencias y memoria de una persona. |
Tamir, 1991 | Conocimiento teórico: información que constituye parte
de la estructura cognitiva de una persona, pero que por varias razones no puede o no
afecta a la práctica. Conocimiento práctico: reserva de información y habilidades que guían y forman la conducta de una persona. Conocimiento profesional: cuerpo de conocimiento y habilidades que es necesario para funcionar con éxito en una determinada profesión. |
Fennema y Loef, 1992 | Conocimiento del profesor: sistema de funcionamiento integrado y amplio, donde es difícil aislar cada parte. |
Thompson, 1992 | Concepciones: estructura mental general, que abarca
creencias, significados, conceptos, proposiciones, reglas, imágenes mentales,
preferencias y similares. Creencia/Conocimiento: las creencias pueden ser tenidas con varios grados de convencimiento, no tienen que ser consensuadas, la disputabilidad está asociada a ellas y a menudo se tienen o justifican por razones que no tienen criterios que conlleven cánones de evidencia/la verdad o certeza está asociada con el conocimiento, en general existe acuerdo sobre procedimientos para evaluar y juzgar su validez, debe encontrar criterios que envuelvan cánones de evidencia. |
Bromme, 1994 | Conocimiento profesional del profesor: es, en parte, el contenido del que hablan durante la lección, pero también es evidente que deben poseer un conocimiento adicional, en orden a ser capaces de enseñar Matemáticas en una forma apropiada a sus alumnos. |
Ponte, 1994 | Creencias: "verdades" personales
incontrovertibles sostenidas por todos, derivadas desde la experiencia o desde la
fantasía, teniendo una componente evaluativa y afectiva fuerte. Concepciones: marcos organizativos que soportan los conceptos, que tienen esencialmente una naturaleza cognitiva. Conocimiento: red amplia de conceptos, imágenes y habilidades inteligentes poseídas por los seres humanos. Concepciones y creencias son parte del conocimiento. Conocimiento profesional: es esencialmente conocimiento en acción, basado sobre conocimiento teórico, experiencia y reflexión sobre la experiencia. |
Bromme y Tillema, 1995 | Conocimiento profesional: este conocimiento incluye no sólo información específica sobre hechos y provee métodos para resolver problemas, sino también información que se requiere para definir y comprender los problemas con los que se tiene que enfrentar un profesional. |
Cuadro 2. Significados adscritos a distintos términos (García, 1997, pp. 25-26)
Quisiera extenderme en el término conocimiento profesional, en la línea que caracterizará este trabajo, establecida por Porlán et al. (1997). Para estos autores, el conocimiento profesional "suele ser el resultado de yuxtaponer cuatro tipos de saberes de naturaleza diferente, generados en momentos y contextos no siempre coincidentes, que se mantienen relativamente aislados unos de otros en la memoria de los sujetos y que se manifiestan en distintos tipos de situaciones profesionales o preprofesionales" (p.158), y es clasificado en dos dimensiones: la epistemológica (en sus vertientes racional o experiencial) y la psicológica (en sus vertientes explícita o tácita). Para estos autores, el conocimiento profesional es la conjunción de los siguientes saberes o componentes:
a) Los saberes académicos, vinculados a las disciplinas de las que emergen los contenidos escolares o a las ciencias de la educación; se caracterizan por su organización y su carácter explícito y suelen adquirirse en la formación inicial.
b) Los saberes que provienen de la experiencia, ideas conscientes que son desarrolladas por los profesores en las acciones de enseñanza (cuando programan, evalúan o realizan diagnósticos de los problemas de aula). Continúan diciendo que
No suelen tener organización interna y forman parte del conocimiento cotidiano, por lo
que son adaptativos, con contradicciones internas, impregnados en valores morales e
ideológicos. Los argumentos que los mantienen suelen presentar inconsistencia y están
influenciados por los significados socialmente hegemónicos.
c) Las rutinas y guiones de acción, que son "un conjunto de esquemas tácitos que predicen el curso inmediato de los acontecimientos...y la forma...de abordarlos" (p. 159).
Son esos conocimientos que nos resuelven situaciones cotidianas de forma automática.
Están muy vinculados a la conducta y son muy resistentes al cambio
en donde son más fáciles de analizar; es la información que los profesores nos manifiestan verbalmente, que responde más a lo que creen que deberían hacer que a lo que realmente hacen. Cuando se comparten con otros se hacen explícitas y descubrimos aspectos de nuestro comportamiento que desconocíamos.
d) Las teorías implícitas
Son concepciones que se explicitan con ayuda externa, no son teorizaciones conscientes ni
aprendizajes académicos; suelen corresponderse con estereotipos sociales hegemónicos(14).
Los estudios sobre concepciones relativas a la primera componente(15) están adquiriendo cada vez mayor relevancia. Podríamos destacar, entre ellos, los trabajos de García y Llinares (1995a, b), Llinares (1990, 1991b, 1996), Escudero et al. (1993), Llinares y Sánchez (1991a, b, 1996), Llinares et al. (1994).
Los trabajos de Ponte (1994) y Porlán et al. (1997) determinan el sentido con que me referiré a concepciones y creencias en este estudio. Entenderé las concepciones como un marco organizativo de naturaleza metacognitiva, implícito en el pensamiento del sujeto y difícilmente observables, que inciden sobre sus creencias y determinan su toma de decisiones. Analizando las acciones de enseñanza y rutinas y guiones de acción descritos por Porlán et al (1997)(16), como elementos "más observables" del conocimiento profesional, inferiré las concepciones en forma de constructos hipotéticos, en el mismo sentido señalado por Pajares (1992)(17).
Así pues, en este estudio, la concepción de un profesor sobre la enseñanza y el aprendizaje de la Matemática (CEAM) (o sobre el papel de la resolución de problemas en el aula-CRP) es el conjunto de posicionamientos que supone el investigador posee el profesor, tras el análisis de las observaciones, análisis de documentos, de las opiniones y de las respuestas a preguntas sobre su práctica respecto a temas relativos a la enseñanza y el aprendizaje de la Matemática (y, en particular, a la resolución de problemas).
Estoy convencido de que cualquier análisis exhaustivo sobre concepciones individuales respecto algún tema debería tomar en consideración el modo de adquisición de las mismas, las posibles interrelaciones no sólo entre las concepciones respecto de ese tema, sino también entre éstas y todas las demás concepciones del individuo, el contexto socio-cultural donde se analizan (Philipou y Christou, 1997) y otras variables personales. He optado por una posición más humilde, pero creo que también más viable.
Son dos familias de concepciones las que estudiaré en este trabajo; las relativas a la enseñanza y aprendizaje de la matemática y las que se refieren al papel que se otorga a la resolución de problemas en el aula. Dos familias que, como indicaron algunos de los que me precedieron en esta tarea (Silver, 1985; Kloosterman y Stage, 1992), y como espero encontrar, pueden ser la misma aunque vistas con distintas lentes.
II.2. RELEVANCIA DEL ESTUDIO DE LAS CONCEPCIONES DEL PROFESOR. UN APUNTE SOBRE SU ORIGEN.
La actividad que los profesores desarrollan en sus aulas parece estar orientada por sus concepciones (Greeno, 1989). Éstas son como un filtro que regula el estilo personal de enseñar y las decisiones que se toman durante la instrucción (Grossman, Wilson y Shulman, 1989; Llinares, 1990; Lubinski y Vacc, 1994; Shierpinska, 1994): las opciones que se toman respecto al contenido, la metodología o los recursos a emplear o los distintos momentos la evaluación, su propia estructura y las interacciones educativas, si entendemos todos estos elementos como integrantes de un complejo marco de relaciones entre el contenido matemático, los alumnos y el profesor (Llinares, 1991a).
Como dice Guimaraes (1988), el problema no está tanto en la elección de un determinado contenido, sino, más bien, en los fines que esa opción persigue y los medios por los cuales pretenden alcanzarse esos fines:
Ernest (1992), respecto de las concepciones sobre la resolución de problemas, objeto de
este estudio, llama la atención sobre el hecho de que, aunque numerosos trabajos y
documentos en Estados Unidos y el Reino Unido (Agenda for Action, Informe Cockcroft,
Estándares Curriculares,...) han abogado por orientar la matemática escolar hacia la
Resolución de Problemas, aún la matemática escolar es bastante rutinaria e
instrumental. La razón esgrimida por el autor se sustenta en las concepciones de los
profesores (próximas a la práctica rutinaria de ejercicios), que afectan poderosamente a
sus prácticas.
Algunas concepciones, como las relativas a la naturaleza de la disciplina que se imparte, mantienen un cierto estatus contaminante. De forma consciente o (como ocurre la mayoría de las veces) inconsciente, los profesores "comunican" a sus alumnos informaciones de las que, incluso, pueden no estar convencidos. Esta idea, señalada ya por Thompson (1985), pone de relieve uno de los posibles orígenes de las concepciones de los profesores: sus propias experiencias como estudiantes(18).
La visión que los alumnos tienen de la Matemática como disciplina, su finalidad en la enseñanza, la toma de conciencia de sus capacidades para aprenderla, los valores socioculturales que pueden llegar a atribuirle(19), el significado y sentido de los problemas(20)..., dependen en gran medida de los mensajes que reciben del profesor; mensajes que son elaborados desde sus concepciones(21).
Pero, aun siendo importantes en sí mismos todos estos argumentos, en este estudio resaltaré el papel de las concepciones ante el desarrollo profesional de los profesores. La existencia de concepciones inapropiadas podría justificar la escasa eficacia de determinadas estrategias de formación permanente del profesorado y la discrepancia de resultados en el aula en el uso de determinadas estrategias metodológicas (Carpenter, 1989)(22). En otras palabras, parece que no es efectivo pasar por alto las concepciones de los profesores, suponiendo que un mismo diseño de formación es aplicable a cualquier profesor(23).
La explicitación de las concepciones puede significar el punto de partida para el eventual cambio de las mismas(24) y es aquí donde hemos de cifrar su magnitud, ya que dicho cambio puede propiciar posicionamientos epistemológicos completamente diferentes, como señala Skemp (1978). Para este autor, la cuestión estriba en lo que cada uno entiende acerca del contenido que quiere enseñar:
Esta evolución, sin embargo, no se muestra a priori como una tarea fácil; entre otras razones porque las concepciones se encuentran muy ligadas a las experiencias personales y porque no todas muestran la misma plasticidad.
Las concepciones de los profesores(25), como dicen Brown y Cooney (1982) son la base en la que se deben fundamentar las investigaciones que pretendan comprender las decisiones que éstos toman, idea que comparte Kesler (1985), que también mantiene como objetivo tenerlas en cuenta en los programas de formación de profesores.
Aunque no es objetivo de este trabajo indagar sobre el origen de las concepciones de los profesores, sí me gustaría hacer un apunte en ese sentido.
Como se ha comentado anteriormente, un término utilizado en relación con las concepciones es el de teoría implícita. Con él se pretende poner de manifiesto la influencia que, en el pensamiento del profesor, tienen las teorías hegemónicas sobre el aprendizaje y la enseñanza(26). Estas teorías, que van sucediéndose en el tiempo, no son del todo desterradas o sustituidas, mantienen un cierto estado de latencia y coexisten. Esto nos puede llevar a pensar, como señalan Fernández y Elortegui (1996), que clandestinamente actúan en algún sector del profesorado, favoreciendo así la diversidad de tendencias didácticas. Dentro de estas teorías hegemónicas caben señalar las que provienen del ámbito de la Psicología. Las relaciones entre Psicología y Educación Matemática, como señalan Gómez-Granel y Fraile (1993), no han ido siempre en la misma dirección ni han mantenido un estatus público evidente; pero es innegable que han existido y por tanto podrían estar influyendo, en mayor o menor grado, unas más que otras, en la comunidad de educadores matemáticos(27).
En definitiva, la razón que motiva el estudio de las concepciones en este trabajo es conocer más sobre los factores del pensamiento del profesor que le hacen tomar determinadas opciones educativas en relación con nuestra materia de estudio.
II.3. TENDENCIAS DIDÁCTICAS EN EDUCACIÓN Y EN EDUCACIÓN MATEMÁTICA.
En este campo de trabajo, donde la mayor parte de las investigaciones que se realizan son estudios de caso, es frecuente encontrarse con una amplia gama de términos relativos a tendencias didácticas(28), en general, y en educación matemática, en particular.
Si nos remontamos al trabajo de Howson, Keitel y Kilpatrick (1981), encontramos que la evolución curricular en Estados Unidos hizo surgir varias tendencias teóricas, algunas de forma simultánea y otras como reacción a las primeras, que, teniendo aspectos comunes, se diferencian en el distinto grado con que enfatizan algunos aspectos. Son estereotipos que, en realidad, no suelen encontrase en estado puro, sino más bien en forma de mezclas que se manifiestan en los diversos niveles del trabajo escolar. Además, cada una de ellas aporta alguna idea "válida" a las otras. Estos autores denominan a estas tendencias Método Conductista, Método de la Matemática Moderna, Aproximación Estructuralista, Aproximación Formativa y Aproximación a la Enseñanza Integrada.
En el Método Conductista el aprendizaje se entiende en términos de estímulo-respuesta, con un contenido que posee una estructura secuencial(29) y donde los resultados en el aprendizaje son objetivables en función de los cambios observables en la conducta del sujeto que aprende a la luz de una taxonomía de objetivos operativos. Citaremos como representantes a autores como Thorndike o Gagné(30).
El Método de la Matemática Moderna, derivado del trabajo del grupo Bourbaki, enfatiza la estructura sistemática de la Matemática y la deducción. A diferencia del método conductista, enfatiza más el contenido que los métodos e identifica enseñanza con transmisión de contenidos conceptuales.
La Aproximación Estructuralista, dos de cuyos representantes son Bruner y Dienes, defiende el aprendizaje bajo la perspectiva de la espiral conceptual en base a la estructura de la Matemática, utilizando la metáfora del estudiante como científico y bajo una filosofía del aprendizaje por descubrimiento como medio y fin. Hay un énfasis en los procesos de construcción y organización del contenido matemático.
La Aproximación Formativa es consecuencia de la teoría cognitivista, entre cuyos representantes genuinos se encuentra Piaget. Se caracteriza por un énfasis en el sujeto y la pretensión de adaptar a éste el contenido y los métodos. Persigue dos finalidades; de un lado, cubrir lagunas en habilidades cognitivas, afectivas y actitudes motivadoras de los otros métodos, y de otro, potenciar aspectos individuales como la creatividad.
La Aproximación a la Enseñanza Integrada parte de los mismos presupuestos teóricos cognitivos que la aproximación formativa, incrementando la importancia concedida a los contenidos. Las áreas problemáticas extraídas de la realidad determinan el contenido de la enseñanza. Se concede importancia a la interdisciplinariedad, al uso y elaboración de modelos. Las unidades curriculares son abiertas y flexibles y existe un aumento en la consideración de la motivación del alumno que supone cambios en el papel del profesor.
Marrero (1993) describe las teorías sobre la enseñanza en cinco grandes corrientes: la tradicional (inspirada en Comenio y Locke), la activa (inspirada en Rousseau y Dewey), la crítica (que surge de la obra de Marx), la técnica (inspirada en los trabajos de Skinner) y la constructivista (que arranca de la obra de Rousseau, como la activa, pero que se consolida a partir de los trabajos de Piaget). Para el autor, estas corrientes permanecen de manera latente en el profesorado, pero no de manera pura, sino en forma de rasgos definidores de la práctica que están implícitos en el pensamiento del profesor y que, a veces, aparecen mezclados.
Estas teorías marcan las pautas bajo las que los profesores conciben la planificación de la enseñanza; cada una de ellas ha dejado su huella en la actividad actual del profesorado. En la idea de que las teorías implícitas de los profesores pueden no ser idénticas a las formales antes enunciadas, y para evitar una confusión entre los términos, define cinco "factores" asociados a las teorías formales históricas sobre la educación: Interpretativo, Emancipatorio, Expresivo, Dependiente y Productivo.
En una Teoría Dependiente se concibe la enseñanza como guiada y dirigida por el profesor, de tal modo que se mantiene un mismo ritmo de aprendizaje para todos los alumnos; se piensa que, si el profesor no enseña, los alumnos no son capaces de aprender por sí solos; se postula una actitud distante con los alumnos y una concepción de la escuela al margen de los conflictos sociales y políticos. La enseñanza se hace dependiente de unos contenidos, del profesor y de unos valores impuestos.
En la Teoría Productiva, la enseñanza es, ante todo, búsqueda de resultados y potenciación de la eficacia en la enseñanza y el aprendizaje. La orientación de la enseñanza por objetivos, así como el papel de la evaluación como mecanismo selectivo y de control, se hacen especialmente relevantes.
Para la Teoría Expresiva, el principio de actividad es esencial. La experimentación permanente, la educación para la vida, la "cantidad" de actividades a realizar y la ocupación permanente del alumno en clase, son los indicadores más netos. Pero es necesario destacar que, tras estos escenarios de actividad, no existe una intencionalidad interpretativa que, sin embargo, sí existe en la Teoría Interpretativa, en la que coinciden, por una parte, una pedagogía centrada en el alumno -sus necesidades, recursos y procesos de aprendizaje- y, por otra, una actitud de búsqueda de explicaciones que acentúa la importancia de los procesos frente a resultados y destaca los aspectos "comunicativos" de la docencia.
La Teoría Emancipatoria tiene un acentuado carácter moral y político. La preocupación por la legitimación contextual de ciertos objetivos y contenidos en la enseñanza y el marco político-social de las actuaciones de profesores y alumnos, acentúan su índole crítica y su intencionalidad emancipatoria, de búsqueda de alternativas moralmente coherentes. Esta teoría comparte ciertas facetas metodológicas (interpretación, papel del alumno,..) con la teoría interpretativa.
Lo que los profesores "toman" de hecho de cada modelo científico, las ideas principales, probablemente no correspondan a toda la complejidad de la teoría histórica. Es el conjunto de experiencias compartidas y canalizadas a través de la cultura lo que sirve de base común en el pensamiento del profesor. En la faceta Productiva se destaca la importancia de los objetivos y la orientación hacia la eficacia. En la Interpretativa, el papel del alumno y la búsqueda de significados son lo más relevante. Mientras que en la Emancipatoria, los aspectos del conocimiento y del contexto destacan sobre el resto de las características globales de la teoría.
Kuhs y Ball (1986) diferencian cuatro tendencias en función del objeto en el que se pone el acento. Así, éste puede estar en el aprendiz, en el contenido (con sus variantes de énfasis de la comprensión o de la acción) o en el aula.
Jourdak (1991), citando a Voigt (1989), Ernest (1985) y Lerman (1983), señala tres perspectivas; la trasmisiva, caracterizada por la trasmisión de significados de un cuerpo externo de conocimientos por un experto a un novato; la de desarrollo, donde enseñar matemáticas es ayudar al desarrollo de las estructuras cognitivas internas; y la de negociación, caracterizada por la negociación de significados a través de la interacción social.
Masjuán (1995) describe cuatro tendencias didácticas: tradicional, didactista, reformista pedagógica y reformista pedagógica y organizativa. Para este autor, los tradicionales se identifican con frases como "el mejor método es la exposición seguida de ejercicios", "los trabajos en grupo son poco operativos" o "es difícil interesar en la enseñanza a un alumnado desmotivado". Los didactistas dan mucha importancia a los contenidos, pero se muestran más flexibles ante aspectos organizativos y control de la clase. Los reformistas pedagógicos aspiran a conseguir con sus alumnos conocimientos no sólo académicos, enfatizando aquellos vinculados al desarrollo de la personalidad, mientras que los organizativos potencian el desarrollo de estrategias.
Fernández y Elortegui (1996) diferencian entre transmisor, tecnológico, artesano, descubridor y constructor y, en la línea expuesta en el apartado anterior, piensan que la "mezcla" de modelos podría justificarse
Esto da sentido al hecho de que la tendencia tradicional, actualmente mayoritaria (particularmente en enseñanza secundaria) haya sido sustentada durante un mayor período de tiempo.
Por citar un ejemplo más, Askew (1997) establece la existencia de profesores coneccionistas (valorando al mismo nivel enseñanza y aprendizaje), transmisivos (enfatizando la enseñanza frente al aprendizaje y considerando la matemática como colección separada de rutinas y procedimientos) y descubridores (donde el aprendizaje de los alumnos, por descubrimiento, adquiere un nivel de importancia mayor que la propia enseñanza).
La opción clasificatoria tomada en este trabajo, que naturalmente mantiene coincidencias y discrepancias con los expuestos anteriormente, tiene su origen en los trabajos de Porlán (1989, 1992), provenientes de la Didáctica de las Ciencias Experimentales, cuya concreción en Educación Matemática (manteniendo el nombre de las tendencias, pero con la emergencia de organizadores en cada una de ellas) se encuentran en Carrillo y Contreras (1994, 1995) y Carrillo (1996). Son las tendencias tradicional, tecnológica, espontaneísta e investigativa.
La elección de un modelo de tendencias didácticas, a la luz de lo expuesto anteriormente, no es tarea fácil. Clasificar la tipología de profesores de Matemáticas en tres, cuatro, cinco o cualesquiera número de tendencias es, en cualquier caso, discutible, porque probablemente siempre podremos encontrar una distinta a las ya descritas. Como la intención no es describir todas las tendencias posibles, sino disponer de un modelo que permita interpretar la información que se obtendrá en mi estudio de casos, en las cuatro tendencias citadas anteriormente se ha hecho un gran esfuerzo integrador, de forma que el modelo, sin ser exhaustivo, fuera manejable. El cuadro 3 pretende poner de relieve esa integración en forma de correspondencias entre las tendencias usadas en este estudio y las descritas en los estudios referenciados.
La versión actual del modelo de tendencias didácticas de este trabajo ha sufrido algún pequeño ajuste, derivado de la aplicación a nuevos casos, respecto de la versión utilizada por Carrillo (1996). Este hecho fue característico de su construcción, durante la aplicación a los nueve primeros casos, en un proceso de revisión que queda descrito en Carrillo (1996) y que se volverá a aplicar en la construcción del instrumento de segundo orden para el análisis de las tendencias didácticas en resolución de problemas.
En este trabajo | Howson, Keitel y Kilpatrick (1981) | Jourdak (1991) | Marrero (1993) | Masjuán (1995) | Fernández y Elortegui (1996) | Askew (1997) |
Tradicional | Conductista-Mat. Moderna | Dependiente | Tradicional | Trasmisor | Trasmisivo | |
Tradicional-Tecnológica | Trasmisiva | Didactista | ||||
Tecnológica | Estructuralista | Productivo | Tecnológico | |||
Tecnológica-Espontaneísta | Reformista Pedagógico | |||||
Espontaneísta | Formativa | Desarrollo | Expresivo | Artesano-Descubridor | Descubridor | |
Investigativa | Integrada | Negociación | Interpretativo-Emancipatorio | Reformista Pedagógico y Organizativo | Descubridor-Constructor | Coneccionista |
Cuadro 3. Tabla de posibles equivalencias entre las diversas tendencias didácticas y las usadas en este estudio.
Este proceso de revisión que se describirá en el capítulo IV, partía de un modelo
teórico compuesto por las cuatro tendencias citadas, para cada una de las cuales se
describían un total de seis categorías procedentes de una interpretación de las
componentes de un modelo didáctico descritas por Gimeno (1985)(31):
objetivos, contenidos, medios, relaciones de comunicación, organización y evaluación.
En nuestro caso, de la componente de relaciones de comunicación emergieron las
categorías de papel del profesor (PP), papel del alumno (PA) (el que le
concede el profesor) y metodología (M) (idea que el propio Gimeno admite),
asumiendo también aspectos de las componentes medios y organización; objetivos y
contenidos se englobaron bajo una categoría que denominamos Sentido de la Asignatura (SA),
mantuvimos la Evaluación (E) y añadimos una categoría necesaria para nuestro
objetivo que fue Concepción del Aprendizaje (CA).
Como el mismo Gimeno (1985) destaca, todas las componentes antes citadas interactúan entre sí haciendo que, a veces, un aspecto de una determinada componente pueda verse como perteneciente también a otra. Bajo esa filosofía, procuramos describir de la forma más amplia posible esas componentes (las seis categorías citadas) a través de un sistema de subcategorías e indicadores. La elaboración tuvo aportaciones de trabajos como los citados anteriormente (los términos que he resaltado en negrilla de este apartado son algunos de ellos), de otros como Rico (1990)(32) y también del fruto de nuestras propias intuiciones. Al final del proceso de revisión(33) ya citado emergió la versión actual del modelo, cuya estructura en categorías y subcategorías (y número de indicadores) es la siguiente:
METODOLOGÍA
PRAXIS (2)
OBJETIVOS (1)
PROGRAMACIÓN (1)
SENTIDO DE LA ASIGNATURA
ORIENTACIÓN (2)
FINALIDAD (1)
CONCEPCIÓN DEL APRENDIZAJE
TIPO Y FORMA (3)
TIPO DE AGRUPAMIENTO (1)
DINAMIZADOR (1)
APTITUD (1)
ACTITUD (1)
PAPEL DEL ALUMNO
PARTICIPACIÓN EN EL DISEÑO DIDÁCTICO (1)
CLAVE DE LA TRANSFERENCIA ENSEÑANZA/APRENDIZAJE (1)
QUÉ HACE (3)
PAPEL DEL PROFESOR
QUÉ HACE (2)
CÓMO LO HACE (1)
POR QUÉ LO HACE (1)
COORDINACIÓN (1)
EVALUACIÓN
CARÁCTER (3)
CRITERIOS (4)
INSTRUMENTOS (4)
Con este total de 35 indicadores por tendencia disponemos de un instrumento de
segundo orden para el análisis de las tendencias didácticas de los profesores.
Este instrumento tiene tres formatos, sintético en forma de tablas (cuadros 7 y 8),
descriptivo (epígrafe II.3.5) y narrativo, en el que se han seleccionado previamente los
indicadores más característicos, como aquéllos que, o bien teóricamente se supone son
más relevantes en la determinación de una categoría, o bien en la práctica han sido
obtenidos con mayor frecuencia.
Pasaré a desarrollar el formato narrativo de las tres primeras tendencias, por otro lado las más frecuentes, estableciendo tras cada una de ellas los problemas prácticos y dilemas que, bajo mi punto de vista conllevan. Estos irán en unas tablas precedidas por las iniciales M, SA, CA, PA, PP y E (que, como ya he señalado, significan metodología, sentido de la asignatura, concepción del aprendizaje, papel del alumno, papel del profesor y evaluación, respectivamente, categorías en las que cada dilema adquiere significado) y un número de orden. Finalmente, describiré la cuarta como aquella con la que me identifico.
II.3.1 LA TENDENCIA TRADICIONAL(34)
La tendencia tradicional se caracteriza por el uso de la exposición magistral como técnica habitual y uso del libro de texto como único material curricular. El profesor sigue una programación prescrita de antemano, externa a él y rígida, sin plantearse relaciones entre las unidades. La asignatura está orientada básicamente a la adquisición de conceptos, otorgándole una finalidad exclusivamente informativa, es decir, se pone en conocimiento de los alumnos un cierto "panorama matemático" que se espera que aprendan; presupone que dicho aprendizaje se realiza, utilizando la memoria como único recurso, por superposición de unidades de información. El alumno se hace con los conocimientos por el simple hecho de que el profesor se los presente, manteniendo éste como dinamizador ideal del aprendizaje la estructura de la propia asignatura, plasmada en la programación.
Se considera al alumno como el único responsable de los resultados del aprendizaje, en función del grado de sumisión. Hay una sobrevaloración implícita de los apuntes. El alumno se esfuerza, por ello, en recoger en sus papeles todo aquello que el profesor le transmite verbalmente mediante dictado, por su caracterización como especialista en contenidos.
El profesor concibe la evaluación como una actividad que se debe realizar al final de cada una de las partes en las que divide el aprendizaje del alumno, con el único fin de medir su capacidad de retener información a corto plazo. El examen es el instrumento ideal para medir dicho aprendizaje; además, el alumno debe dedicar un tiempo expreso para su preparación, no necesariamente coincidente con el período en el que se han desarrollado los contenidos, para garantizar la fijación y maduración de lo impartido en clase. En cuanto al diagnóstico inicial de los alumnos, suele estar basado exclusivamente en los contenidos que, supuestamente, han sido impartidos con anterioridad.
PROBLEMAS PRÁCTICOS Y DILEMAS DE LA TENDENCIA TRADICIONAL |
M1. Al seguir una programación prescrita de antemano y externa a
él, el profesor queda desarmado didácticamente para abordar y encauzar los problemas
generados en la dinámica de la clase. M2. El carácter rígido de la programación, que impide la participación del alumno en el diseño, así como la ausencia de relaciones que potencien significados ricos, obligan a los alumnos a desvincularse de cualquier tipo de compromiso didáctico. SA1. El carácter formal de los contenidos obliga a una presentación de la matemática como "producto", imposibilitando el conocimiento del proceso creativo y, por tanto su relación o uso en otros contextos. SA2. El carácter formal e informativo de los contenidos les otorga un estatus de mágicos e inalterables que induce al alumno a una sensación de impotencia e ignorancia ante la actividad matemática. CA1. La estructura disciplinar de la asignatura no favorece la conexión de la matemática con la realidad, las experiencias personales u otros conocimientos. CA2. La conducta estereotipada y rígida con que se afrontan las actividades de enseñanza-aprendizaje suele conducir a dos clases de actitudes en el alumno; una, que exteriormente parece corroborar los objetivos planteados aunque realmente no supone más que una asunción del rol que el profesor le asigna, y otra, de rechazo frontal que provoca desinterés y absentismo. PA1.La idea inicial de que una "buena enseñanza" produce un aprendizaje cuyo grado es proporcional al de sumisión del alumno, conduce al profesor a achacar el fracaso a la capacitación previa del alumno y su actitud ante el aprendizaje. PA2. La sobrevaloración de los apuntes por parte del alumno que se deriva del contrato didáctico implícito impuesto por el profesor, no es consecuente con la infravaloración real que hace el profesor de los mismos. Ello explica la abundante información errónea que se acumula en ellos. PA3. La asunción por parte del alumno de lo expuesto por el profesor le impide cuestionarse sobre el fondo del contenido, por lo que las informaciones son memorizadas sin ser razonadas. Ello explica que cuando el profesor mide la "eficacia" con pruebas de razonamiento obtiene un elevado grado de fracaso. PP1. Al utilizar como único material curricular el libro de texto, el profesor permite que los eventuales enfoques erróneos de éstos sean asumidos por los alumnos. PP2. La caracterización del profesor como especialista en el contenido provoca en éste estados de ansiedad e inseguridad cuando se enfrenta a aspectos del programa en los que su conocimiento del contenido le resultan claramente insuficiente para su transposición didáctica. Ello provoca, a veces, conductas rígidas y autoritarias. E1. El diagnóstico inicial, que obvia las ideas espontáneas del alumno, explica la persistencia de algunos errores conceptuales ante los que el profesor se siente impotente. E2. El tipo de examen que, en definitiva, mide capacidad de retención y de aplicación mecánica, no hacen mas que adiestrar al alumno en un estilo rutinario y mecánico de "aprender" cuyo cambio se hace cada vez más difícil. E3. La preparación mecánica de los exámenes, ausente de estrategias de relación asociación y búsqueda de significados ricos, explica su olvido precoz con la consiguiente falta de rentabilidad del esfuerzo docente. E4. El no tener en cuenta los progresos, puntos de partida y esfuerzos personales en la valoración, supone una causa de desmotivación, absentismo y frustración en el alumno. |
Cuadro 4. Problemas prácticos y dilemas de la tendencia tradicional.
II.3.2 LA TENDENCIA TECNOLÓGICA(35)
En esta tendencia, el profesor no expone los contenidos en su fase final, sino que simula su proceso de construcción, apoyado en estrategias expositivas, y sigue una programación cerrada, con una secuencia que emana de los aspectos estructurales de la disciplina. Interesan tanto los conceptos como los procesos lógicos que los sustentan, por su eventual reproductibilidad y se otorga a la asignatura, además de una finalidad informativa, un carácter práctico que permita su aplicación en otros ámbitos de la matemática, otras disciplinas o en la técnica. Presupone que el aprendizaje se realiza utilizando la memoria, organizándose internamente según la lógica estructural de la disciplina, por lo que, para aprender, al alumno le basta entender, asimilar el conocimiento que proviene del exterior, siendo el dinamizador ideal del aprendizaje la lógica de construcción de la propia matemática.
Se considera al alumno como el principal responsable de los resultados del aprendizaje, siempre que el contexto elegido por el profesor sea adecuado. Al enfrentarse a cada una de sus tareas educativas, el alumno imita el estilo cognitivo del profesor, pues reproduce el proceso lógico mostrado por éste cuando transmite los contenidos de aprendizaje, por procesos tecnológicos mediante exposición, debido a su caracterización como técnico del contenido y del diseño didáctico.
El profesor cuestiona (para su eventual modificación futura) el proceso de aprendizaje a la luz de los resultados obtenidos al final de cada una de las partes en las que divide el aprendizaje del alumno, dando dichos resultados asimismo una medida del aprendizaje individual, en función del grado de operatividad de los objetivos. El examen es el instrumento ideal para medir dicho aprendizaje; además, el alumno debe dedicar un tiempo expreso para su preparación, no necesariamente coincidente con el período en el que se han desarrollado los contenidos, para garantizar la fijación y maduración de lo impartido en clase. En cuanto al diagnóstico inicial de los alumnos, suele estar basado en la detección de errores conceptuales o procedimentales que deberían ser corregidos antes de comenzar la ejecución del proceso.
PROBLEMAS PRÁCTICOS Y DILEMAS DE LA TENDENCIA TECNOLÓGICA |
M1. El carácter cerrado de la programación y sus objetivos
terminales dejan poco margen de maniobra al profesor para adaptarla a las condiciones
reales de la clase. M2. Una programación que está secuenciada según los criterios estructurales de la disciplina no permite considerar la existencia de una diversidad de secuencias de aprendizaje y uniforma las capacidades de los alumnos M3. La mecánica reproductiva de la clase, cuyo dinamizador es la lógica de construcción de la propia matemática, favorece el aprendizaje memorístico y dota a la matemática de un carácter fundamentalmente instrumental. SA1. La simulación de los procesos de construcción o la observación de un proceso inductivo en el que el alumno no se siente inmerso, puede propiciar una visión mágica y estática de la matemática. CA1. La idea de que el aprendizaje de las matemáticas es una especie de ascensión a través de una escalera conceptual, en la que la subida de cada peldaño simboliza el aprendizaje de un nuevo concepto, plantea el problema práctico a la hora de abordar los retrocesos que se manifiestan en ciertos alumnos. PA1. Otorgar excesiva importancia al contexto no favorece que los alumnos generalicen y apliquen sus conocimientos en situaciones distintas a las que le fueron enseñados. PP1. La importancia concedida a los medios técnicos que caracterizan al profesor como técnico del diseño didáctico, contrasta con el bajo rendimiento de algunos alumnos en los que los mismos procesos no han producido los mismos resultados. E1. El carácter universal de las secuencias de actividades no favorece una integración de la diversidad cognitiva de los alumnos, sobre la que el profesor no ha indagado. E2. El tipo de diagnóstico inicial obvia aspectos como habilidades intelectuales, experiencias culturales, valores, intereses, ... cuyo conocimiento podría alterar el diseño. E3. La escasa valoración de los significados que los alumnos otorgan a los conocimientos explica que la evolución al final del proceso sea, muchas veces, inferior a lo deseado a pesar de los esfuerzos realizados. E4. Identificar evaluación con valoración del alumno lleva a disponer de insuficientes elementos de juicio para reflexionar sobre el proceso. E5. Valorar el rendimiento de los alumnos en función del examen , que mide operatividad e interpretación mecánica, hace que el alumno no considere de interés otros aspectos del contenido o del trabajo escolar, y entienda que su función es entrenarse para realizar el tipo un tipo de prueba concreta. |
Cuadro 5 . Problemas prácticos y dilemas de la tendencia tecnológica
Nótese que a este listado habría que añadir algunos de los establecidos en la tendencia tradicional.
II.3.3 LA TENDENCIA ESPONTANEÍSTA(36)
La tendencia espontaneísta se caracteriza por una propuesta por parte del profesor de actividades de manipulación de modelos, a través de las cuales se espera que se produzca, eventualmente, un conocimiento no organizado. La programación es un documento vivo que, por basarse en los intereses que, en cada momento, manifiestan los alumnos y en la negociación con ellos, no dispone de una organización inicial. No interesan tanto los conceptos como los procedimientos y el fomento de actitudes positivas hacia el trabajo escolar. La asignatura posee un carácter formativo, con objeto de servir de instrumento para un cambio actitudinal del alumno (con respecto al aprendizaje y la vida), así como para la adquisición de valores racionales que le permitan conformar una actitud lógica ante los problemas cotidianos. El profesor piensa que se aprende cuando el objeto de aprendizaje, que surge aleatoriamente del contexto, posee un significado para el alumno, produciéndose dicho aprendizaje (cuyo dinamizador ideal son los intereses de los alumnos), de manera espontánea, cuando el alumno está inmerso en situaciones que propician el descubrimiento.
Por su marcado carácter humanista y especialista en dinámica de grupos, el profesor induce al alumno a participar en las actividades que promueve, que constituyen la clave de la motivación de éste, y éste pasa de una a otra, participando intensamente en cada una de ellas.
El profesor concibe la evaluación como un sensor permanente del aprendizaje que le permite reconducirlo en cada momento, enfatizando la importancia del contexto dentro del proceso de aprendizaje, con el único fin de medir el grado de implicación del alumno en el quehacer del aula. El examen tiene connotaciones de índole psicológica que influyen desfavorablemente en la actividad del alumno y en las relaciones personales dentro del aula. No es, por tanto, un buen instrumento para medir la evolución de los alumnos. En cuanto al diagnóstico inicial de los alumnos, éste se cifra sobre el campo de intereses de aquéllos.
PROBLEMAS PRÁCTICOS Y DILEMAS DE LA TENDENCIA ESPONTANEÍSTA |
M1. La intervención en el aula sin una reflexión previa del
conocimiento matemático escolar deseable incapacita al profesor para atender y encauzar
las demandas conceptuales de sus alumnos. M2. La concepción excesivamente dinámica de la programación crea problemas de organización y coordinación por al simultaneidad de ámbitos de trabajo que se abordan. M3. Creer directamente aplicables las prácticas exitosas de otros compañeros impide una reflexión organizada sobre la realidad docente. SA1. La sobrevaloración de procedimientos y actitudes en detrimento de conceptos, hechos y principios puede suponer la no superación de errores y obstáculos cognitivos en los alumnos. SA2. Al tener la problemática real como único referente, se obstaculiza el acceso a determinados aspectos conceptuales del contenido. CA1. Al utilizar como dinamizador exclusivo los intereses de los alumnos, ignorando la influencia que en éstos ha tenido el currículum tradicional, se corre el riesgo de que éstos aporten un enfoque pobre en significados que conduzca a conocimientos aleatorios y esporádicos. CA2. La consideración exclusiva de la vía inductiva puede conducir a generalizaciones incorrectas y dar por válidos resultados que no son ciertos, lo que conduciría a un conocimiento deforme. PA1. La falta de una reflexión y búsqueda de relaciones entre las experiencias realizadas no garantiza grado alguno de conceptualización y disminuye el potencial de significados. PP1. Al coordinar con otras áreas sólo a nivel metodológico se pierde la oportunidad de contextualizar los aprendizajes en otros marcos y se pierden significados globales de los conocimientos. E1. Al obviar en el diagnóstico inicial el campo conceptual, en el que tampoco se incidirá en el desarrollo del curso, se facilita la permanencia de errores conceptuales en los alumnos. E2. La falta de organización con que se recoge la información individual de los alumnos y la variabilidad de los criterios hacen que los instrumentos de evaluación queden poco definidos y hacen difícil la validación de las hipótesis de trabajo del profesor. |
Deberíamos entender las tendencia tecnológica y espontaneísta como dos intentos parciales de abordar los problemas del currículum tradicional. Una vez analizados los problemas prácticos y dilemas que generan estas dos tendencias, debemos concluir que, si bien suponen aportaciones significativas en determinados aspectos, también generan nuevos problemas inherentes a su carácter parcial.
La tendencia tecnológica aporta un conjunto de criterios racionales para planificar con rigor la intervención, pero olvida la necesaria incorporación de los alumnos al conjunto del proceso. Prescribe criterios valiosos para asegurar una dirección del aprendizaje, pero prescinde de criterios relativizadores que hagan posible la negociación de experiencias y significados en el aula.
La tendencia espontaneísta, por el contrario, aporta una visión democratizadora de la dinámica escolar, pero olvida el carácter intencional de la enseñanza y la necesaria orientación que el profesor ha de ejercer. Pretende que los alumnos sean protagonistas de su aprendizaje, pero ignora que para que tal situación se dé es necesaria una adecuada y difícil tarea de dirección por parte del profesor.
II.3.4 LA ALTERNATIVA: LA TENDENCIA INVESTIGATIVA
La tendencia investigativa se caracteriza por la organización, por el profesor, del proceso que llevará al alumno a la adquisición de unos conocimientos determinados, a través de su investigación. El profesor dispone de una propuesta organizativa de los elementos del programa, pero no está vinculado a un recorrido concreto. Interesan tanto la adquisición de conceptos, como el desarrollo de procedimientos y el fomento de actitudes positivas hacia la propia materia y el trabajo escolar en general, siendo éstos (materia y trabajo escolar) los que determinan el peso específico de cada una de las componentes citadas. Existe una trama que vincula y organiza el conocimiento por la que el profesor se mueve dependiendo de los intereses, nivel,..., de los alumnos, siendo la finalidad última de la asignatura dotar al alumno de unos instrumentos que le posibiliten el aprendizaje autónomo. Los objetos de aprendizaje, además de poseer significado, tienen también la capacidad de ser aplicados en contextos diferentes de donde fueron aprendidos, adquiriendo así un carácter móvil a través de una red conceptual. El profesor piensa que el aprendizaje se produce a través de investigaciones que han sido planificadas por él, manteniendo como dinamizador ideal del aprendizaje el equilibrio entre los intereses y estructura mental de los alumnos y los de la Matemática.
Para que se dé aprendizaje es necesario que el alumno otorgue significado a lo que aprende, siendo consciente de su propio proceso de aprendizaje, para lo cual su actividad está organizada (interna o externamente) hacia la búsqueda de respuestas a determinados interrogantes. El profesor, experimentador interactivo del contenido y de los métodos, provoca la curiosidad de aquél conduciendo la investigación hacia la consecución de aprendizajes.
El profesor concibe la evaluación como un sensor permanente del aprendizaje que le permite reconducirlo en cada momento, orientando la enseñanza hacia los aprendizajes previstos a través de contextos más apropiados, con la intención de medir el grado de implicación del alumno y la significatividad de sus aprendizajes. El examen puede ser un instrumento educativo con el que conseguir una doble finalidad: de aprendizaje, en la medida en que es considerado como una actividad individual inserta en el proceso de creación de conocimiento del alumno, y de control de dicho proceso. En cuanto al diagnóstico inicial, debe poner de relieve todos aquellos aspectos del conocimiento del alumno (conceptos, procedimientos, actitudes, teorías implícitas, concepciones,...) que, de una u otra manera, puedan interferir en el proceso de enseñanza-aprendizaje. El proceso de aprendizaje permitirá al alumno contrastar su conocimiento ofreciéndole vías para su adecuación y progresión.
En definitiva, la tendencia investigativa tiene como principio didáctico caracterizador la investigación, integrando las aportaciones de la psicología constructivista y una concepción compleja de la realidad educativa (Grupo Investigación en la Escuela, 1991).
La tendencia investigativa no está ausente de problemas prácticos y dilemas. En efecto, la filosofía que subyace en la tendencia investigativa es la del aprendizaje a través de la resolución de problemas (que corresponde al primer indicador de esta tendencia), y uno de los primeros problemas prácticos se derivan del difícil equilibrio entre aprender a resolver problemas y aprender resolviendo problemas (Puig, 1992), conjugando adecuadamente la resolución de problemas como contenido, medio, método y aplicación.
Otra gama importante de problemas surgen derivados de la gestión del aula (ritmos de aprendizaje, conexiones conceptuales, control de los procesos individuales, temporalización,...) y los cambios importantes que implica en la responsabilidad a asumir por los alumnos, acostumbrados a procesos educativos que han potenciado la heteronomía intelectual.
En otro nivel, se encuentran los dilemas ante los que se puede situar el profesor: ante las presiones del contexto educativo (padres, otros profesores o el propio sistema) o ante situaciones de validación externa (Selectividad, paso de Secundaria a Bachillerato,...) con patrones no compatibles con el esquema metodológico utilizado.
II.3.5 INSTRUMENTO DE ANÁLISIS DE LAS TENDENCIAS DIDÁCTICAS: VERSIONES DESCRIPTIVA Y SINTÉTICA.
En este apartado describiremos, en primer lugar, todos los indicadores de cada tendencia correspondientes a las seis categorías. Ello permitirá una comparación a modo de lectura horizontal de cada uno de los 35 indicadores. Posteriormente ofreceremos la versión sintética, en forma de tablas, de más fácil manejo.
METODOLOGÍA
SENTIDO DE LA ASIGNATURA
CONCEPCIÓN DEL APRENDIZAJE
PAPEL DEL ALUMNO
PAPEL DEL PROFESOR (al unir 4 indicadores, la negrita subraya cada uno de ellos, en cada tendencia)
EVALUACIÓN
Como decía al principio de este apartado, la tabla que exponemos a continuación con que se concluye conforman la versión sintética de todos los indicadores descritos(37), y constituye el instrumento de segundo orden para el análisis de las tendencias didácticas.
La lectura horizontal de las tablas permite establecer diferencias entre las diversas tendencias, teniendo, en algunos casos, un sentido acumulativo; esto quiere decir que en algunas líneas horizontales han de verse incluidos en el lugar del indicador de cada tendencia, además del escrito, los indicadores de las tendencias que están situadas a su izquierda (o sea, de izquierda a derecha, en estos casos, los indicadores van estableciendo 'techos'). Por otra parte, la lectura horizontal da asimismo "una idea de la posible evolución seguida por un profesor desde la tendencia tradicional hacia la investigativa" (Carrillo y Contreras, 1993, p. 354)(38).
De otro lado, la lectura vertical de las tablas otorga pleno significado a algunos indicadores (al verse contextualizados con el resto de los indicadores de una determinada tendencia), los cuales, en algunos casos, poseen un carácter complementario. Además, la pertenencia de un indicador a dos tendencias queda matizada por esta lectura vertical. La mencionada idea de complementariedad adquiere especial relevancia en la categoría Papel del profesor, en la que el primer y tercer indicadores responden a la pregunta ¿Qué hace?, el segundo a ¿Cómo hace lo expresado en el primer indicador?, y el cuarto justifica la acción expresada en el tercer indicador.
Tabla CEAM
CATEGORÍAS\TENDENCIAS DID. | TRADICIONAL | TECNOLÓGICA | ESPONTANEÍSTA | INVESTIGATIVA | ||
METODOLOGÍA | 1 |
Ejercitación repetitiva | Ejercitación reproductiva | Experimentación (énfasis en método) | Resolución de problemas | |
Praxis | 2 | Exposición magistral (libro texto) | Simulación.puntual de investigación | Descubrimiento aleatorio, manipulación de modelos | Investigación planificada | |
Objetivos | 3 | Conceptuales de carácter terminal | Terminales operativos | Flexibles y orientativos | Flexibles y revisables | |
Programación | 4 | Oficial, prescriptiva, rígida (unidades aisladas) | Secuencial, estructurada y cerrada | Aleatoria, contennidos negociados | Redes conceptuales organizadas | |
SENTIDO DE LA ASIGNATURA | 5 | Énfasis conceptual | Aplicabilidad (proceso-producto) | Énfasis procedimental y actitudinal | Procedimientos, conceptos y actitudes | |
Orientación (Matemática escolar como..) | 6 | Matemática formal | Adaptación de la Matemática formal a problemática real | Matemática que emana de la problemática real | Síntesis Matemática formal y Matemática cotidiana | |
Finalidad | 7 | Informativa | Informativa utilitaria (productos y métodos) | Formativa (acitudes y valores racionales) | Formativa (aprender a aprender) | |
CONCEPCIÓN DEL APRENDIZAJE (Aprendizaje...) | 8 | Memorístico acumulativo | Memorístico secuencial | Significativo aleatorio | Significativo relevante (redes semánticas) | |
( Procesos...) | 9 | Deductivos | Inductivos simulados y deductivos | Inductivos | Inducción-deducción | |
Tipo y forma | 10 | Por apropiación | Por asimilación | Por construcción espontánea | Por construcción dirigida | |
Tipo de agrupamiento | 11 | Trabajo individual | Trabajo individual | Trabajo en grupo y debates | Diversidad de agrupaciones y puestas en común | |
Dinamizador | 12 | Lógica de la asignatura | Lógica de la disciplina | Intereses grupo alumnos | Intereres de alumnos y disciplina | |
Aptitud | 13 | Predeterminada | Predeterminada | Transformable | Transformable | |
Actitud | 14 | Predeterminada | Parcialmente transformable | Transformable | Transformable | |
PAPEL ALUMNO Participación en Diseño Didáctico | 15 | No participa | No participa | Indirect. a través de sus reacciones | Participa directa o indirectamente | |
Clave de la transferencia E-A | 16 | Único responsable. Sumisión | Responsable principal (motivación por el contexto) | Motivación por la acción | El proceso (motivación por los significados) | |
Qué hace | 17 | Escucha y copia | Reproduce e imita | Actúa | Investiga | |
18 | Atiende | Atiende | Juega | Reflexiona | ||
19 |
Acepta | Cree | Dialoga | Cuestiona | ||
PAPEL PROF. Qué hace | 20 | Transmite verbalmente | Transmite por proesos tecnolóicos | Induce | Provoca | |
Cómo hace | 21 | Dicta | Expone | Promueve | Conduce | |
Qué hace | 22 | Reproduce | Organiza | Analiza reacciones y respuestas a sus propuestas | Investiga en y sobre la acción | |
Justificación de | 23 | Especialista en contenido | Técnico del contenido y del diseño didáctico | Humanista, especialista en dinámica de grupo | Experimentador interactivo de conten. y métodos | |
Coordinación | 24 | En su caso, sobre contenidos mínimos | En su caso, sobre selección (utilidad) y/u organización de contenidos | Caracterización de las actividades | A nivel de caracterización del diseño didactico | |
EVALUACIÓN | 25 | Sumativa (producto final) | Sumativa (proceso en función del producto) | Formativa (proceso) | Formativa-sumativa (proceso y producto) | |
Carácter | 26 | Cuantitativa | Cuantitativa | Cualitativa | Cualitativa-cuantitatativa | |
27 | No explicita criterios. Subjetiva | Criterios explícitos. Taxonómica (conductas observables) | Criterios variables y consensuados. Indefinida | Crit. explíc. negociables. Holística | ||
Criterios | 28 | Memoria | Operatividad de los objetivos | Grado de implicación | Grado de implicación y significados | |
29 | Aplicación mecánica | Interpretación mecánica | Aplicacación significativa | Aplicación significativa y relevante | ||
(Mínimos...) | 30 | Rígidos | Rígidos | Negociables | Reformulables (en función del alumno., proceso, materia y contexto escolar) | |
31 | No diferenciación individual | No diferenciación individual | Diferenciación individual no organizada | Diferenciación individual organizada | ||
I N S T R U M E N T O S | (Concepción de la recuperación ...) | 32 | Repetición global, aislada del desarrollo normal | Repetición puntual, aislada del desarrollo normal | Cada actividad recupera la motivación | Personalizada, compleja e inserta en el desar. normal |
( Papel del examen...) | 33 | Su preparación fija aprendizajes | Su preparación fija aprendizajes | Distorsiona el marco de relacciones y acciones | Actividad creativa del alumno.; durante su ejecución se aprende | |
(Tipo de diagnóstico inicial...) | 34 | En base a los contenidos impartidos con anterioridad o la propia experiencia anterior | Identifición inicial de errores para eliminación inmediata antes del proceso | Sobre el campo de intereses del alumno | Que informa la elaboración y ejecución del proceso | |
(Tipo de calificación...) | 35 | Mediante controles del producto | Mediante controles de los objetivos | Mediante revisión de tareas del alumno y de su participación | Por conjunción de varios instrumentos (cuaderno del alumno,observación, trabajos en grupo, informes de investigación,...) |
A modo de síntesis, en este capítulo he procurado definir lo que entenderé por la concepción de un profesor sobre la enseñanza y el aprendizaje de la Matemática (CEAM) (o sobre el papel de la resolución de problemas en el aula-CRP) como el conjunto de posicionamientos que supone el investigador posee el profesor, tras el análisis de las observaciones, análisis de documentos, de las opiniones y de las respuestas a preguntas sobre su práctica respecto a temas relativos a la enseñanza y el aprendizaje de la Matemática, y he descrito el proceso de construcción de un instrumento (de segundo orden) con el que interpretar y catalogar los datos que obtendré (a través de instrumentos de primer orden) de mis informantes, con la intención de elaborar un perfil lo más nítido posible de su tendencia didáctica.
(NOTAS)
1. La abundante terminología sobre "lo que el alumno sabe" (p. 235) queda patente en el artículo de Jiménez et al. (1994). Estos autores, en el ámbito de las Ciencias Experimentales, realizan una clasificación de todos los términos encontrados (que se ofrece en las pp. 342-345) que sugiere pensar en una vinculación entre el término usado y la metodología de la investigación realizada en cada caso.
2. Resulta muy esclarecedora la síntesis que, en este sentido, realiza Ruiz (1993). No obstante, como señala Furió (1994), en investigación didáctica se apunta hacia un cambio de paradigma en el ámbito de las concepciones. En palabras del propio autor "se está pasando de investigar lo que hace y piensa el alumno en clase hacia lo que piensa y hace el profesor, tratando de analizar su actividad y así poder descifrar las claves de su desarrollo profesional" (p. 188).
3. Utilizados por Tall y Vinner (1981) y Tall (1992) para describir la transición al pensamiento matemático avanzado.
4. Utilizados por Sfard (1991) para describir la doble naturaleza (operacional o estructural) de los conceptos matemáticos.
5. Empleado por Harel y Dubinski (1991) y posteriormente por Breidenbach y otros (1992) para definir un adecuado nivel de adquisición de la noción de función.
6. Utilizado inicialmente por Freudenthal (1983) para toda noción que no ha alcanzado el grado de formalización de un concepto matemático (incluido en el "concept image"), pero que es capaz de organizar un conjunto de fenómenos, y empleado, entre otros, por Schneider (1992) para analizar las dificultades de aprendizaje del concepto de variación instantánea.
7. Underhill (1988), sin embargo, citando un artículo en prensa de Eisenhart, Shrum, Harding y Cuthbert, define creencia como"actitud consistentemente aplicada en las actividades en las que la persona que posee esa creencia se involucra" (p. 43), aclarando que eso no quiere decir que se dé siempre consistencia entre las acciones y las creencias, sino que"los profesores asocian regularmente las mismas actitudes con el mismo campo de actividades" (Eisenhart, 1987). Tal caracterización pone de manifiesto la exclusiva consideración de creencias obtenidas a partir de acciones, descartando las obtenidas a través de otro tipo de manifestaciones.
8. Éste es el caso de Green (1971), cuya idea es compartida con Rokeach (1968) que considera que un sistema de creencias es algo que "representa dentro de él, en una forma organizada psicológicamente, aunque no necesariamente lógica, todas y cada una de las incontables creencias personales acerca de la realidad física y social" (p. 2).
9. Este es el sentido otorgado por Perry (1997).
10. Becker et al (1961) definen perspectivas como "un conjunto coordinado de ideas y acciones que una persona usa en relación con algunas situaciones problemáticas" (p.34). Difieren de actitudes porque incluyen acciones y no meramente disposiciones para actuar. También están vinculadas a situaciones específicas, por lo que no constituyen creencias generalizadas. Tabachnick y Zeichner (1984) definen perspectivas del profesor como los modos en que los profesores ven su trabajo y las formas en que dotan de significado a estas creencias en sus comportamientos en las aulas. La noción de perspectiva es usada también por Llinares (1992) en el ámbito de las investigaciones sobre formación inicial de maestros, aunque no como específica de una situación concreta, sino de lo que llama "idea núcleo" ("principios, fundamentos, ideas básicas a través de las cuales se apoya y se articula el sistema conceptual del estudiante para profesor en relación a los "objetos" considerados", p. 66).
11. Sharp y Green (1975) definen ideología del profesor como un conjunto conectado de creencias e ideas sistemáticamente relacionadas sobre el sentido de los hechos esenciales de la enseñanza...un abanico de tareas y prescripciones para cambiarla, todo sujeto a un relativamente alto nivel de abstracción. Estos mismos autores distinguieron la ideología del profesor de otras situaciones específicas y constructos sobre la acción de las perspectivas del profesor.
12. Para Vázquez (1993) "las teorías implícitas son un conjunto de creencias que los profesores sostienen sobre los objetivos de la enseñanza, sobre el desarrollo de la intervención docente en el aula, sobre el papel institucional de la escuela y, en suma, sobre todos los aspectos que rodean la enseñanza" (p. 447). Para Marrero (1993) las teorías implícitas provienen de la influencia de las grandes corrientes sobre la enseñanza que permanecen latentes en el profesorado, aunque no de manera pura, sino en formas de rasgos definidores de la práctica que están implícitos en el pensamiento del profesor.
13. En este trabajo, la autora hace referencia a un trabajo suyo anterior (Furinguetti, 1994) en el que pudo confrontar la cuestión terminológica con otros autores como Ponte y Vicentini. En esa reunión parecía haber consenso en usar "conocimiento para referirse a una amplia red de conceptos, imágenes y habilidades intelectuales propias del ser humano. Creencias y concepciones [beliefs and conceptions]son parte del conocimiento. Las creencias son las verdades personales e intransferibles de cada uno, derivan de la experiencia o la fantasía, con una fuerte componente afectiva y de valoración (Pajares, 1992). Las concepciones son constructos cognitivos a modo de organizadores de las tramas conceptuales. Son esencialmente metacognitivas" (Ponte, 1994, p.199).
14. Por ejemplo, cuando un profesor basa su docencia en la transmisión verbal de los contenidos puede no ser consciente de que está estableciendo que el aprendizaje se produce por apropiación de significados, donde el alumno escucha y memoriza.
15. García (1996) realiza una clasificación de las investigaciones vinculadas a un área o contenido específico atendiendo al énfasis que se realiza sobre el proceso de aprender a enseñar (diferenciando a su vez entre estudios centrados en la descripción de "momentos" o en la descripción de "cambios") o sobre la enseñanza (desde la relación conocimiento-acción).
16. Que permitiría encuadrar este estudio en las tres últimas componentes de su trabajo. García (1996), cuando clasifica las investigaciones sobre contenido específico, incluye la resolución de problemas como uno de ellos, refiriéndose en concreto a los trabajos de Puig (1994, 1996), Taplin (1996) y Carrillo (1996). Desde esta óptica, este trabajo también podría ubicarse, entonces, en este grupo.
17. Esos elementos más observables del conocimiento profesional son los images, practical priciples y practical rules usados por schön (1983) que, en relación con las concepciones, juegan en este estudio un papel análogo al descrito por Ponte (1994). El término constructo hipotético se usa en el sentido de Porlán (1989) que, por las características de su obtención, coincide con el de modelo mental (Carrillo, 1996), como conjunto de supuestos a los que llega el investigador, acerca de las concepciones del sujeto, tras el análisis de los datos obtenidos del mismo.
18. Este papel transmisivo de las concepciones es especialmente relevante en los estudiantes para profesor, como señala Llinares (1991a), al unir a las concepciones sobre la disciplina las relativas a los procesos de enseñanza y aprendizaje.
19. Como señalan Núñez y Font (1995), cualquier opción pedagógica comporta un componente ideológico; no sólo en materias de mayor contenido social, sino también en matemáticas, disciplina que tradicionalmente ha sido considerada como modelo de imparcialidad. Por ello, los profesores han de ser conscientes de los factores ideológicos que transmiten.
20. Que tiene una influencia capital en el aprendizaje de las matemáticas, como indican Frank (1992), Brown (1992), Kloosterman y Stage (1992) y Lester y Garofalo (1982).
21. Pehkonen y Tompa (1994), en un estudio comparativo sobre concepciones de estudiantes en Finlandia y Hungría, ponen de manifiesto diferencias significativas sobre todo en cuanto a la importancia de los aspectos computacionales (memorización de reglas, rapidez de respuestas, exactitud...) y establecen vínculos con los modos de enseñanza de los profesores. Recordemos, además, los trabajos de Carpenter et al. (1983), Lesh (1983), Schoenfeld (1983) y Vila (1995b), ya citados en el epígrafe anterior.
22. Ponte et al. (1994) comprobaron cómo los profesores que estudiaron luchaban con la contradicción de posicionarse a favor de las reformas curriculares pero no ser capaces de ejecutarlas. Fernandes y Vale (1994) ponen de relieve el comportamiento práctico de dos profesores noveles que habían participado en un mismo programa de formación en el que conocieron las características de la enseñanza de las matemáticas a través de la Resolución de Problemas, ante la que ambos se posicionaron favorablemente. Un contexto tradicional, donde ejerció el primer sujeto (Rui), decantó sus prácticas hacia un modelo donde los problemas no fueron usados como metodología base; básicamente se usó el libro de texto. La inseguridad, la experiencia negativa, la ausencia del trabajo en equipo, la baja participación de los padres en la vida escolar,...pudieron contribuir a que, finalmente, Rui dejara filtrar unas concepciones arraigadas durante su formación anterior, por encima de lo aprendido en el curso sobre Resolución de Problemas. La situación más favorable de María pudo animarla a continuar y los primeros éxitos parciales ser su motivación. Las prácticas de María fueron más consistentes que las de Rui.
23. Esto no quiere decir que el diseño lineal de un programa de formación a partir de las creencias de los profesores conduzca necesariamente al éxito. A tal respecto, Tillema (1994) llega a la conclusión, en la experiencia llevada a cabo, que hay que considerar otras técnicas de intervención si se pretende integrar las creencias con el conocimiento profesional, objetivo que estima importante para cubrir el vacío entre la información nueva que se proporciona a los profesores y las creencias que éstos poseen.
24. Particularmente, como señalan Escudero et al. (1993), este punto de partida es relevante en la formación inicial del profesorado. Feiman-Nemser y Buchman (1986) señalan que se produce poco aprendizaje en los programas de formación si la instrucción desarrollada no tiene en cuenta las creencias; y añaden que se debe proporcionar a los estudiantes para profesor oportunidades para que puedan identificar y examinar sus creencias y la influencia que pueden tener en su instrucción futura.
25. Los autores se refieren aquí a concepciones como conocimiento profesional.
26. En este sentido se posiciona Marrero (1993) cuando afirma que todas ellas han dejado su huella en las prácticas educativas actuales.
27. En el trabajo de Armendáriz et al. (1993) parecen deducirse vínculos entre el enfoque conductista y la tendencia tradicional, el estructuralista y la tendencia tecnológica y el enfoque constructivista y la tendencia investigativa.
28. El uso del término tendencia didáctica (Porlán, 1989) pone de relieve la dificultad de encontrar individuos que se puedan caracterizar de una manera pura dentro de un modelo específico. En esta misma línea se manifiesta Askew (1997), que usa el término orientación. La realidad parece poner de manifiesto que los profesores compartimos características de diversas tendencias, simultáneamente. El trabajo de Carrillo (1996) es un ejemplo de ello.
29. A lo largo de este apartado, utilizaré la negrita para ir destacando elementos que caracterizarán las tendencias didácticas que expondré más adelante.
30. Dentro de los ocho tipos de aprendizaje distinguibles para esta tendencia está la resolución de problemas entendida como aprendizaje que requiere acontecimientos internos (pensamiento) donde dos o más reglas previamente adquiridas se combinan para obtener una regla de orden superior bajo una estructura jerarquizada.
31. Como veremos, el argumento sería el mismo de tomar como componentes del curriculum objetivos, contenidos, metodología y evaluación, como es el caso de Rico (1997) y que es asumida por la comunidad en educación matemática. Optar por los elementos de los modelos de Gimeno está justificado por la importancia concedida a las relaciones de comunicación, relevantes en este estudio.
32. Este autor hace una descripción del prototipo de profesor tradicional en la década de los 70 que estimo que tiene todavía vigencia. Para este autor "El profesor conserva, mantiene y transmite el saber institucionalizado en los manuales, donde aparece seleccionado y adecuadamente estructurado...el conocimiento es algo localizado...el único trabajo posible consiste en su asimilación...el profesor no tiene por qué cuestionar los conocimientos que debe transmitir...ni la graduación de los mismos...Los ejercicios del libro de texto desarrollan los conceptos y refuerzan las destrezas...el control ...de las capacidades intelectuales...se realiza verificando el grado de memorización de los conceptos y la habilidad en el empleo de las destrezas. su forma usual es la prueba o examen convencional...el conjunto de cuestiones planteadas recorre el tema en su totalidad...debe seleccionar a aquellos que superan las metas previstas y obligar a los demás a repetir la materia...El alumno debe estudiar el libro y hacer ejercicios; el trabajo es individual y la valoración de los resultados se hará también individualmente..." (p. 22-23).
33. Como describiré en el capítulo IV, el proceso de revisión es un proceso interactivo en el que el modelo teórico es modificado a la luz de su aplicación práctica a los sujetos de estudio y, por tanto, obliga a realizar divesas "marcha atrás", cada cual menos sustancial. Es, por tanto, un modelo "vivo" susceptible de nuevas modificaciones en posteriores aplicaciones a estudios de casos. En este sentido, su primera aplicación en el trabajo de Carrillo (1996) ha supuesto que, en este estudio, hayamos contado con un punto de partida un poco más firme.
34. Su descripción coincide básicamente con la elaborada por Rico (1990), expuesta en una nota anterior. Este autor establecía que muchos de los rasgos descritos para esta tendencia, típica de los setenta, se mantienen en la actualidad.
35. Esta tendencia, que mantiene correspondencia con el método estructuralista (Howson, Keitel y Kilpatrick, 1981), tiene aspectos vinculados a una concepción de la enseñanza bajo un paradigma de producción tecnológica. En nuestro estudio, los indicadores característicos comparten aspectos de tecnología educativa y sentido pragmático y aplicado de la Matemática.
36. Porlán (1989), de quien hemos tomado las referencias básicas para esta tendencia, la denomina también activista para poner de relieve el énfasis en la actividad del alumno. Esta tendencia parece emerger en contraposición a aquellas en las que las relaciones de poder específicas del aula conceden mayor protagonismo al profesor que a los alumnos. En este caso el alumno es el centro del curriculum, lo que importa es que pueda expresarse y que aprenda en un clima espontáneo y natural y donde sus intereses actúen como dinamizador. Esta tendencia tiene más probabilidad de ser detectada entre profesores de Educación Primaria que de Educación Secundaria.
37. Esta descripción se hace a todas luces necesaria por el efecto de compresión que ha debido realizarse para pasar de la versión desarrollada de los indicadores a su versión en los cuadros. Una versión gana en operatividad, mientras que la otra lo hace en riqueza, por lo que ambas son necesarias.
38. Esta evolución es entendida como positiva, al considerar la tendencia investigativa como la deseable en el contexto escolar.Sin embargo, para evitar dogmatismos en el diseño de estrategias de formación de profesores, lo importante será propiciar ocasiones en las que el conflicto cognitivo sea el punto de partida del desarrollo profesional.