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Hidalgo-Capitán, A. L.; García-Álvarez, S.; Cubillo-Guevara, A.P. y Medina-
Carranco, N. (2018). Los objetivos del Buen Vivir a escala global. Una
crítica de los objetivos de desarrollo sostenible y propuesta alternativa
transformadora. Ediciones Bonanza. Huelva. 132 páginas.
«Cuestionar lo incuestionable» y «plantear una alternativa» son los
dos propósitos de esta obra, es decir, llevar a cabo una crítica razonada
a los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ods) desde «la perspectiva
transmoderna del transdesarrollo»,1 que según los autores trasciende «la
modernidad (como paradigma cultural), el desarrollo (como paradigma
moderno de bienestar) y el desarrollo sostenible (como variante de
desarrollo alternativo moderno)» (p. 22), y es «el resultado de triangular
entre la subsistencia premoderna, el desarrollo moderno y el posdesarrollo
posmoderno» (p. 20); y, desarrollar una propuesta de carácter normativo
que los autores denominan «los Objetivos del Buen Vivir» (obv), haciendo
referencia al concepto del sumak kawsay o buen vivir originario de los
pueblos indígenas amazónicos —incluido en el Plan Amazanga—, aunque
también se recogen las aportaciones de la corriente decrecentista de
origen europea, la cual propone estrategia poscapitalista y biocéntrica.
El libro se divide en dos bloques bien diferenciados, atendiendo al
cumplimiento de ambos propósitos. Así, en la primera parte, los autores
llevan a cabo una propuesta para la deconstrucción de los ods a través de la
técnica que popularizó J. Derrida —vinculado a la escuela posestructuralista
francesa— de la différance, consistente según sus autores en «acompañar
los conceptos que se quieren deconstruir de otros términos contradictorios
(entre paréntesis) para destacar simultáneamente todo lo que es y todo lo
que no es» (p. 19), por ejemplo: (mal) desarrollo (in) sostenible o (no) incluir
sociedades pacícas e inclusivas…
En este sentido, respecto a los ods de corte económico —agrupados en los
objetivos octavo, noveno, décimo segundo y décimo séptimo— los autores
cuestionan el crecimiento como algo intrínsicamente benecioso, así como
la incapacidad de alcanzar un «crecimiento inclusivo bajo el capitalismo
actual». A la vez, son críticos también con la visión puramente mercantil del
trabajo que presentan estos objetivos, así como con la industrialización, el
consumismo y la conanza en la inversión extranjera directa como panacea
del desarrollo.
1 Los autores denen en trabajos anteriores al transdesarrollo transmoderno como «aquel
paradigma trans-moderno (sic) del bienestar que persigue la satisfacción de las necesidades
materiales de la sociedad por medio de un proceso de participación en el que se decidan, bajo
los principios de equidad social y sostenibilidad ambiental, cuáles son dichas necesidades
y qué medios deben emplearse para satisfacerla (…)» (Hidalgo-Capitán y Cubillo-Guevara,
2016, p. 67).
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Por otra parte, los ods vinculados a los avances sociales —especícamente
nos referimos a los objetivos primero, sexto y décimo sexto— son objetados,
argumentando las laxas condiciones que se utilizan para denir la pobreza
—solamente en términos de ingresos monetarios—, resaltando el necesario
papel redistributivo que debe tener el Estado. De la misma forma, esta
deconstrucción cuestiona el supuesto de que el hambre sea un problema
relacionado con la provisión de alimentos y lo vincula a su asimétrica
distribución. Además, se plantea la necesidad de visibilizar los «géneros
queer», abandonando, por tanto, «la lógica heterosexual y binaria (hombre-
mujer)».
Los ods asociados a los aspectos ecológicos y ambientales se pueden
identicar con los objetivos siete, once, décimo tercero, décimo cuarto y
décimo quinto. En este caso, los autores, desde una perspectiva biocéntrica,
replantean dichos objetivos, remarcando la necesidad de avanzar hacia la
soberanía energética, realizar una planicación urbana adecuada, fomentar
la acuicultura, agricultura y ganaderías ecológicas y frenar la proliferación
de «variedades biológicas creadas por el ser humano».
Una vez deconstruidos todos los ods, en la segunda parte de la obra
se lleva a cabo una propuesta alternativa —sobre todo, a partir de políticas
públicas nacionales e internacionales— que «rechaza el desarrollo», ya que
según los autores «éste no existe». Ésta se materializa en los obv, como «un
primer paso para la construcción del buen vivir a escala global» —poniendo
como condición sine qua non de su logro una gran reforma de las Naciones
Unidas de cara a la conformación de «una institucionalidad alternativa a la
actual»—. Así, estos objetivos2 se pueden agrupar en tres:
[La] sostenibilidad biocéntrica, que se reere a la armonía con
todos los seres de la naturaleza; la equidad social, que reejaría la
armonía con todos los seres humano; y la satisfacción social, que
reejaría la armonía con uno mismo o con una misma. (pp. 54-55)
Los primeros objetivos, es decir, aquellos relacionados con la
sostenibilidad biocéntrica, formulan la necesidad imperiosa que tiene la
humanidad de «detener la pérdida de biodiversidad de ecosistemas, de
biodiversidad de especies y de biodiversidad genética, acomodando al
mismo tiempo la huella ecológica humana a la biocapacidad del planeta»
(p. 55).
Por otro lado, en los obv relacionados con la equidad social, los autores
maniestan que es fundamental:
2 Todos ellos interrelacionados entre sí, «de manera que es imposible alcanzar el buen
vivir si no se cumplen simultáneamente los tres».
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[R]educir los niveles de desigualdad de capacidades y
oportunidades de la población mundial, entre países, regiones,
territorios rurales y urbanos, etnias, confesiones religiosas, clases
sociales, géneros, identidades sexuales y personas, así como los
niveles de desigualdad de bienestar social alcanzados. (p. 56)
Finalmente, los objetivos asociados a la satisfacción personal proponen
la empresa de «aumentar los niveles de satisfacción de las personas con su
propia vida, en sus diferentes contextos territoriales, reduciendo al mismo
tiempo la distancia entre los niveles de satisfacción de las personas más
satisfechas y las personas menos satisfechas» (p. 57).
Grosso modo, una de las conclusiones axiales a las que llegan los autores
es que:
[E]l desarrollo implícito en los ods es realmente es un modelo
de maldesarrollo, sustentado en la colonialidad-patriarcalidad-
heteronormatividad del poder-saber-ser, en el capitalismo y en el
antropocentrismo, y que tiene como consecuencias un apartheid
global y un modo de vida imperial. (p. 42)
Sin lugar a duda nos encontramos ante un trabajo sumamente
sugerente y didáctico que en lugar de cerrar debates y discusiones las
abre de par en par —en este punto cabe remarcar que los autores nos
dejan la tarea de «bajar al detalle de las metas y los indicadores» de
los ods— a las organizaciones de la sociedad civil, el sector privado y el
sector público, a nivel local, nacional, regional y local. Este planteamiento
y problematización de la sempiterna cuestión del desarrollo, además de
recuperar las principales aportaciones de buen vivir o sumak kawsay y el
decrecimiento —sendas corrientes muy en boga en los círculos académicos
heterodoxos en la actualidad—constituye implícitamente, también, un
importante ejercicio por recuperar el pensamientos de autores clásicos
de las ciencias sociales como Karl Polanyi, al sostener que existen grandes
diferencias sociales, históricas y culturales entre una economía de mercado
y una economía con mercado, o lo que es lo mismo, entre una economía
incrustada en la sociedad y una desincrustada; abriendo paso, por tanto, a
la posibilidad objetiva y subjetiva de imaginar con los pies en la tierra en un
futuro poscapitalista y biocéntrico.
Además de la crítica a la economía de mercado —siendo el modo de
producción capitalista su máxima expresión—, este trabajo cuestiona de
forma consistente la colonialidad del poder, el saber y el ser —recuperando
el rico pensamiento del peruano Aníbal Quijano— y el patriarcado —con las
aportaciones de autoras feministas de la última ola como Judith Butler—,
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defendiendo una ostensible enmienda a la totalidad, pero no quedándose
ahí, es decir, en el mero y cómodo terreno de la crítica, sino por el contrario,
defendiendo alternativas viables y, sobre todo, radicales en los tiempos
que corren.
No obstante, a pesar de las enormes potencialidades de esta
investigación para «construir utopías reales» a distintos niveles, como
diría el marxista analítico Elik Olin Wright, se pueden apreciar una serie de
deciencias y elementos controvertidos que paso a describir a continuación.
En primer lugar, no se llega a aclarar del todo el concepto de «desarrollo»,
¿éste existe? ¿éste no existe? Y si nos decantamos por la segunda opción
¿por qué es necesario seguir distinguiendo entre economías desarrolladas
y no desarrolladas? ¿Existen países más (mal) desarrollados que otros?
Y, en segundo lugar, la «perspectiva epistemológica posmoderna,
posracionalista y posestructuralista» que adoptan explícitamente los
autores supone en varias ocasiones un grado de relativismo inusitado que
se traduce, por ejemplo, en una cierta nostalgia por los paraísos perdidos
de las civilizaciones andinas y amazónicas premodernas —ofuscando
aquellos elementos retrógrados, reaccionarios, clasistas y patriarcales que
sin lugar a discusión estaban presentes en éstas—, o supone la propuesta
de complementar la «medicina cientíca occidental o convencional» con
medicina tradicional china, antroposóca, naturista y homeopatía (p. 83),
cuando existen evidencias cientícas muy sólidas, especialmente respecto
a esta última, que han demostrado que estas pseudociencias en su gran
mayoría son un fraude, actuando, en el mejor de los casos, como un placebo.
Christian Rafael Orozco Suárez
Universidad Central del Ecuador