e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación
2021, nº 17, pp. 66-84. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/rev.%20e-motion.v0i17.5408
Contacto Jorge Carlos Vivas jorgecv@unex.es
Efectos de 12 semanas de entrenamiento vibratorio de cuerpo
completo sobre el miedo a caerse en mujeres sedentarias con
fibromialgia
Effects of 12-week whole-body vibration training on fear of falling in
fibromyalgia sedentary women
Alberto Domínguez-Muñoz1, Jorge Carlos-Vivas2, Raquel Pastor-Cisneros2, Jorge Rojo-
Ramos3, Sabina Barrios-Fernandez3, Francisco Javier Domínguez-Muñoz4.
1Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Extremadura, Cáceres, España. 2Promoting a Healthy
Society Research Group (PHeSO), Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Extremadura, Cáceres,
España. 3Social Impact and Innovation in Health (InHEALTH), Universidad de Extremadura, Cáceres, España.
4Physical Activity and Quality of Life Research Group (AFYCAV), Facultad de Ciencias del Deporte,
Universidad de Extremadura, Cáceres, España.
Resumen
El objetivo de este estudio fue comprobar el efecto de 12 semanas de
entrenamiento vibratorio de cuerpo completo en plataforma oscilatoria sobre el
miedo a caerse en personas con fibromialgia (FM). Cuarenta y una mujeres
diagnosticadas con FM (edad: 47±10.5 años) fueron aleatorizadas en dos grupos:
vibración mecánica de cuerpo completo (n=21) y control (n= 20). La intervención
del grupo experimental consistió en realizar 6 repeticiones a 12,5 Hz, con una
frecuencia de 3 sesiones por semana y durante un total de 12 semanas. Se midió
el miedo a caerse mediante el cuestionario FES-I y el grado de discapacidad con
el Cuestionario de Impacto de Fibromialgia (CIF). Los resultados mostraron que
las mujeres con FM presentan mayor miedo a caer que sus homólogos sanos,
pero que la realización del programa de vibración mecánica de cuerpo completo,
a pesar de reducir el miedo a caerse, no se encontraron diferencias significativas
respecto al grupo control. Por tanto, concluimos que las mujeres con FM tienen
miedo a caerse y que el programa de entrenamiento vibratorio propuesto no
mostró ser útil para reducir el miedo a caer en mujeres sedentarias con FM. Así,
se recomienda que los programas de intervención en esta población tengan un
carácter multidisciplinar, incluyendo ejercicio físico en combinación con otras
estrategias de actividad física o comportamentales y terapia psicológica.
Abstract
This study aimed to explore the effect of a 12-week whole-body vibration training on the fear of falling in
people with fibromyalgia (FM). Forty-one women diagnosed with FM (age: 47±10.5 years) were randomised
into two groups: Whole-body vibration (n=21) and control group (n=20). The experimental group
intervention consisted of 6 repetitions at 12.5 Hz, 3 sessions per week, during a total of 12 weeks. Fear of
falling was measured using the FES-I questionnaire and the degree of disability using the Fibromyalgia
Impact Questionnaire (FIC). Results showed that women with FM had a greater fear of falling than their
healthy counterparts, but that the whole-body vibration training programme, despite reducing the fear of
falling, did not significantly differ from the control group. Therefore, we conclude that women with FM have
a fear of falling and that the proposed vibration training programme was not shown to be useful in reducing
the fear of falling in sedentary women with FM. Thus, it is recommended that intervention programmes in
this population have a multidisciplinary character, including physical activity or exercise in combination with
other behavioural strategies or psychological therapy.
Fecha de recepción:
06-08-2021
Fecha de aceptación:
05-09-2021
Palabras clave
Fibromialgia; miedo a
caerse; dolor; vibración.
Keywords
Fibromyalgia; fear of
falling; pain; vibration.
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Introducción
La fibromialgia (FM) es una enfermedad crónica de etiología desconocida caracterizada por
la presencia de dolor generalizado junto a otros síntomas asociados como fatiga intensa,
sueño no reparador o numerosos síntomas somáticos y cognitivos (Wolfe et al., 1990); que se
traduce en una reducción de la calidad de vida relacionada con la salud de las personas que
la padecen (Mease et al., 2008).
Además, se constituye como la segunda enfermedad reumática más común, representando
el 20% de todos los diagnósticos reumatológicos y únicamente superada por la osteoartritis
(D. L. Goldenberg, Burckhardt, & Crofford, 2004; Wolfe, 1989). Según un estudio realizado por
el Colegio Americano de Reumatología (Wolfe et al., 1990), la FM presenta una mayor
prevalencia entre las mujeres (3,4%) que en los hombres (0,5%), con una prevalencia estimada
del 2% para ambos sexos (Wolfe, Ross, Anderson, Russell, & Hebert, 1995). En España, el
estudio EPISER (Carmona, Ballina, Gabriel, & Laffon, 2001; Episer, 2001), mostró una
prevalencia del 2,4%, lo cual supone un total de 700.000 pacientes con FM en nuestro país.
Por sexos, la prevalencia en mujeres fue del 4,2% frente a un 0,2% en hombres (Rivera et al.,
2006). En los últimos años, son cada vez más los pacientes con FM que acuden con frecuencia
a centros de atención primaria para su diagnóstico y posterior atención. Y es que, como se
ha indicado previamente, la FM es un trastorno persistente y potencialmente debilitante que
afecta a la calidad de vida de las personas; impidiendo un normal desarrollo del trabajo, las
actividades cotidianas y de las relaciones familiares, amistades y de compañeros de trabajo
(Arnold et al., 2008).
El síntoma principal de este trastorno músculo-esquelético es el dolor generalizado (Yunus,
Masi, Calabro, Miller, & Feigenbaum, 1981) variando su localización e intensidad e
intensificándose con el frío, la humedad, el estrés, la ansiedad o el sueño no reparador (Yunus,
Masi, & Aldag, 1989b). Otros síntomas asociados son la fatiga intensa, los trastornos del sueño,
la rigidez, la ansiedad y la depresión (Albornoz et al., 1997). También, se le han asociado
síntomas clínicos como: sensación subjetiva de hinchazón (Yunus, Holt, Masi, & Aldag, 1988),
parestesias (Simms & Goldenberg, 1988; Yunus et al., 1981), cefaleas (Silberstein, 1994; Yunus
et al., 1981), urgencia urinaria (Wolfe et al., 1990), dismenorrea primaria (Yunus, Masi, & Aldag,
1989a), dificultades de concentración (Elert, Dahlqvist, Almay, & Eisemann, 1993), o sequedad
de mucosas (Dinerman, Goldenberg, & Felson, 1986); además de relacionarse con la aparición
de enfermedades como el síndrome del intestino irritable (Wolfe, Ross, Anderson, & Russell,
1995; Yunus et al., 1989a; Yunus et al., 1981), el síndrome de fatiga crónica (D. Goldenberg,
1989), el síndrome de apnea del sueño (Molony et al., 1986), el fenómeno de Raynaud
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(vasoconstricción de los vasos sanguíneos) (Dinerman et al., 1986) o el síndrome uretral
femenino (Paira, 1994).
A pesar de que el origen o causa de esta enfermedad se desconoce, existen varias hipótesis
sobre su aparición (Junior, Goldenfum, & Siena, 2012): factores genéticos o hereditarios,
disfunción del eje hipotálamo-hipofisiario-adrenal, cambios inmunológicos, producción de
autoanticuerpos, disfunción del Sistema Nervioso Autónomo (SNA), factores ambientales,
origen microbiológico (virus o micoplasma), estrés o traumatismos. En general, la mayoría de
los investigadores coinciden en que la FM tiene un origen cerebral, ya que existen
anormalidades en la percepción del dolor y neuroquímicas a nivel cerebral. En este sentido,
estudios previos mostraron que los pacientes con FM presentan niveles elevados de prolactina
(Neeck & Riedel, 1994; Russell et al., 1994) y niveles bajos de hormona del crecimiento (GH) y
cortisol. Estos déficits provocarían un aumento de la hiperprolactinemia que reduciría a su vez
los niveles de serotonina, que es un inhibidor del dolor. Por tanto, estos déficits de serotonina,
podrían explicar la mayor sensibilidad al dolor que presentan estos pacientes (Neeck & Riedel,
1994). Así mismo, estos desequilibrios neuroquímicos conllevan un aumento en la percepción
del dolor que se caracteriza por la alodinia y la hiperalgesia.
Diferentes tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos, han mostrado
eficacia para mitigar los síntomas que caracterizan la FM. Por un lado, los fármacos
constituyen una parte importante en el tratamiento (Carville et al., 2008; Di Franco et al., 2010;
D. L. Goldenberg et al., 2004; Häuser et al., 2008; Häuser, Bernardy, Üçeyler, & Sommer,
2009a, 2009b; Häuser, Eich, et al., 2009; Häuser, Thieme, & Turk, 2010; Sarzi-Puttini et al.,
2008). Sin embargo, es necesaria la educación previa del paciente con el fin de evitar posibles
desilusiones en la curación de la enfermedad o la sobremedicación, puesto que el fin del
tratamiento farmacológico es el alivio sintomático del dolor, o la mejora de la calidad del entre
otros.
Por otro lado, entre los tratamientos no farmacológicos más utilizados encontramos la terapia
psicológica y la práctica de actividad física (M. Nishishinya, Rivera, Cayetano, & Pereda, 2005;
M. B. Nishishinya, Rivera, Alegre, & Pereda, 2006; Rivera et al., 2006). La terapia o tratamiento
psicológico ayuda a reducir la ansiedad, la depresión y mejorar aspectos cognitivos,
conductuales y sociales que puedan suponer un agravamiento de la enfermedad. En este
sentido, se ha demostrado que el tratamiento cognitivo-conductual es la intervención
psicológica más eficaz para el tratamiento de síntomas como la ansiedad y depresión (Barlow,
Raffa, & Cohen, 2002) y el dolor crónico (Díaz García et al., 2003) e inflamatorio (Keefe &
Caldwell, 1997). Otras técnicas que han demostrado ser igualmente eficaces pero que no
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reducen tanto estos síntomas son el biofeedback y la relajación (Buckelew et al., 1998;
Burckhardt, Mannerkorpi, Hedenberg, & Bjelle, 1994).
Centrándonos en la actividad física y el ejercicio, no cabe duda de que su práctica produce
mejoras principalmente en los síntomas del dolor, la ansiedad, la salud mental y la calidad de
vida relacionada con la salud. Y es que la práctica de actividad física y ejercicio resultan
fundamentales para el mantenimiento o la mejora de los niveles de capacidades físicas básicas
y necesarias para el desempeño de innumerables actividades de la vida diaria como pueden
ser la fuerza muscular y el equilibrio (Jones, Horak, Winters, Morea, & Bennett, 2009). Y es
que, Nørregaard, Bülow, Danneskiold-Samsøe, and Psychiatry (1994) mostró que las personas
con FM presentan menor fuerza muscular tanto en tren superior como inferior en
comparación con individuos sanos. Esto parece indicar que las personas con FM presentan
una reducción considerable de la fuerza muscular con respecto a sus homólogas sanas
(Cardoso, Curtolo, Natour, & Lombardi Júnior, 2011). La principal causa podría residir en el
origen cerebral de esta patología, que afecta al SNA lo que puede derivar en la aparición de
otros síntomas. Igualmente, niveles bajos de equilibrio pueden afectar a los mecanismos
periféricos y / o centrales de control postural; lo que conlleva un mayor riesgo de caída y un
incremento del miedo a caerse en personas que sufren esta enfermedad (Jones et al., 2009).
Ese miedo a caer dificulta que los sujetos realicen ejercicio o actividades habituales con
normalidad, provocando una involución de sus capacidades físicas (disminución de fuerza y
equilibrio), lo que puede acrecentar el problema, traduciéndose en un mayor riesgo de caídas.
Concretamente, el entrenamiento de ejercicio aeróbico ha mostrado efectos beneficiosos
sobre la capacidad física y los síntomas de la FM (M. Nishishinya et al., 2005); reduciendo el
dolor, mejorando la salud mental y la ansiedad; e incluso mostrando beneficios, aunque
menos claros, en la fatiga, la funcionalidad y la depresión. Así mismo, el entrenamiento de
fuerza también puede ser eficaz para paliar algunos de sus síntomas (Busch, Barber, Overend,
Peloso, & Schachter, 2007; Häkkinen, Häkkinen, Hannonen, & Alen, 2001). Estos beneficios del
ejercicio físico pueden deberse al incremento de los niveles de ciertas hormonas que son
segregadas durante la realización de actividad física o ejercicio (es decir, serotonina,
neurotransmisores inhibitorios y GH u hormona del crecimiento). Además, el ejercicio físico
contribuye a regular el SNA, la densidad capilar, la mioglobina y la actividad mitocondrial
(Junior et al., 2012); cambios que contribuyen a mejorar el dolor, la calidad del sueño, la fatiga,
la ansiedad y otros síntomas (Clark et al., 2011). Otro de los métodos de entrenamiento
utilizados ha sido la vibración de cuerpo completo. Estudios previos realizados en esta
población, han reportado beneficios de la vibración de cuerpo completo sobre la calidad de
vida relacionada con la salud, el dolor, la fatiga, la rigidez y la depresión (Alentorn-Geli et al.,
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2009; Alentorn-Geli, Padilla, Moras, Haro, & Fernández-Solà, 2008; Gusi, Parraca, Olivares,
Leal, & Adsuar, 2010). Sin embargo, son escasos o inexistentes los estudios que analicen el
miedo a caerse en personas con FM.
Por lo tanto, los objetivos principales de este estudio son 1) describir el nivel de miedo a caerse
en mujeres con FM y 2) explorar los efectos de 12 semanas de entrenamiento vibratorio de
cuerpo completo sobre plataforma oscilante en el miedo a caerse en este tipo de pacientes.
En relación con los objetivos planteados se formularon las siguientes hipótesis: 1) Las personas
con FM presentarán mayor nivel de miedo a caerse que sus homólogas sanas y 2) La
aplicación de entrenamiento vibratorio de cuerpo completo sobre plataforma oscilante
durante 12 semanas producirá mejoras en la fuerza y el equilibrio y reducirá el miedo a caerse
en personas con FM.
Método
Diseño de Estudio
Se realizó un ensayo controlado aleatorizado de acuerdo con las directrices metodológicas
recogidas en el
Consolidated Standards of Reporting Trials Statement (CONSORT)
(Turner et
al., 2012), con una proporción de asignación de 1 a 1 a los grupos experimental y control,
respectivamente.
Participantes
Para poder ser incluidas en el estudio, fue requisito indispensable que las participantes
estuvieran diagnosticadas de FM por un/a reumatólogo/a, de acuerdo con los criterios
diagnósticos del Colegio Americano de Reumatología (Wolfe et al., 1990): 1) historial de dolor
generalizado, haciendo referencia a la presencia de dolor en el lado izquierdo y derecho del
cuerpo, tanto en el tren superior como inferior y dolor en el esqueleto axial durante un
periodo no inferior a 3 meses; y 2) dolor a la presión de al menos 11 de 18 puntos (9 pares)
gatillo sensibles a una presión con una fuerza aproximada de 4 kg/cm2. Estos pares de puntos
gatillo se sitúan en occipucio (inserciones músculos suboccipitales), región cervical inferior
(entre C5 y C7), trapecio (punto medio del borde superior), supraespinoso (encima de la
espina de la escápula, cerca del borde medial), segunda costilla (unión condrocostal),
epicóndilo (2 cm distal a los epicóndilos), glúteo (cuadrante supero-externo), trocánter mayor
(detrás de la prominencia trocantérea y rodilla (paquete adiposo medial y proximal a la línea
articular, por encima de la pata de ganso). Además, se establecieron los siguientes criterios
de exclusión: 1) historia de traumatismo grave; 2) estar embarazada; 3) sufrir enfermedades
reumáticas inflamatorias; 4) padecer enfermedades psiquiátricas graves, así como otras
enfermedades en las que esté totalmente contraindicada la carga física; 5) estar participando
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en otro programa de terapia psicológica o física, o realizar 30 minutos o más de ejercicio físico
regular (más de una vez por semana durante los últimos 5 años).
Inicialmente se reclutaron un total de 60 participantes. De estas 60 personas 19 fueron
excluidas por diversas razones: 1) participaban en otros tratamientos simultáneamente
(masajes y tratamiento psicológico) que pudiesen interactuar con la intervención actual (n =
3); 2) no cumplían los criterios de elegibilidad (n = 10); y 3) su lugar de residencia estaba
demasiado lejos del lugar donde se realizaba el estudio (n = 6). Posteriormente, aquellas
participantes que cumplían con los criterios de elegibilidad se asignaron de manera
totalmente aleatoria al grupo de vibración de cuerpo completo (n = 21) o al grupo control (n
= 20). Sin embargo, el análisis de los efectos de la intervención sólo se realizó con 18
participantes de cada grupo, puesto que, se produjo una pérdida del seguimiento de 4
pacientes. La Figura 1 muestra el diagrama de flujo CONSORT del progreso a través de las
diferentes fases del ensayo clínico aleatorizado paralelo de dos grupos.
Antes de comenzar cualquier procedimiento del estudio y después de que se les explicara el
protocolo y los objetivos de este, todas las participantes firmaron su consentimiento
informado para participar en el estudio. Este estudio y sus procedimientos habían sido
aprobados previamente por el Comité de Bioética y Bioseguridad de la Universidad de
Extremadura de acuerdo con la Declaración de Helsinki. Además, el ensayo clínico fue
registrado en el
International Standard Randomised Controlled Trial Registry
(mero de
registro: ISCTRN16950947).
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Figura 1. Diagrama de flujo CONSORT del progreso a través de las diferentes fases del ensayo
clínico aleatorizado paralelo de dos grupos.
Procedimientos y Medidas
Todas las participantes recibieron el tratamiento estándar que incluía la atención primaria de
la sanidad pública y el apoyo social a través de la asociación local de FM. Las pacientes del
grupo experimental realizaron adicionalmente un programa de vibración mecánica de cuerpo
completo con el dispositivo Galileo Fitness (Novotec Medical, Alemania). Este dispositivo
consiste en una plataforma de vibración mecánica de cuerpo completo de tipo basculante
que oscila a través de un eje medio, el cual provoca contracciones y descontracciones
musculares casi de manera simultánea con el objetivo de fortalecer así la musculatura que
interviene.
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La intervención incluyó una primera sesión de familiarización de 30 minutos en la que se
explicó a las participantes la forma de autoadministración del ejercicio vibratorio. El posterior
entrenamiento consistió en 3 sesiones semanales durante un período de 12 semanas. Cada
sesión incluyó 10 minutos de calentamiento caminando lentamente y con movimientos ligeros,
así como 6 repeticiones sobre el dispositivo de vibración de cuerpo completo utilizando una
frecuencia de 12,5 Hz y con un intervalo de descanso de 60 segundos entre repeticiones. La
duración de cada repetición fue de 30 segundos durante el primer mes, 45 segundos durante
el segundo mes, y 60 segundos durante el tercer mes. Cada vez que se realizaba una
repetición se cambiaba la pierna adelantada alternado dos posiciones en las que los talones
permanecían siempre en contacto con la plataforma:
Posición A: pies colocados perpendicularmente al eje de movimiento de la plataforma,
con el pie derecho adelantado respecto al pie izquierdo. La punta del pie derecho y
el talón del izquierdo colocados en la marca de 4mm de la plataforma y rodillas
flexionadas manteniendo un ángulo aproximado de 45º. La espalda y la cabeza
debían mantenerse rectas.
Posición B: pies colocados perpendicularmente al eje de movimiento de la plataforma,
con el pie izquierdo adelantado respecto al pie derecho. La punta del pie izquierdo y
el talón del derecho colocados en la marca de 4 mm de la plataforma y las rodillas
flexionadas manteniendo un ángulo aproximado de 45º. Al igual que en la posición
A, la espalda y la cabeza debían mantenerse rectas.
Adicionalmente, cada paciente debía llevar el registro de su entrenamiento, de tal modo que
cuando finalizaban el ejercicio vibratorio, ponían la fecha y algunas observaciones o
incidencias que pudieran haberse producido durante el desarrollo de esta. Una persona ajena
al equipo investigador habló telefónicamente con cada participante una vez por semana
durante 3 minutos con el fin de realizar un seguimiento del estudio, y dar apoyo emocional.
La variable principal fue el miedo a caerse, que se evaluó utilizando el cuestionario
Falls
Efficacy Scale Internacional (FES-I)
, desarrollado y validado por
Prevention of Falls Network
Europe (ProFaNe)
(Gusi et al., 2012). Se trata de una herramienta valida y fiable para la
evaluación de la preocupación por las caídas. De excelente calidad y validez entre diferentes
culturas, el FES-I es un cuestionario de autoinforme que indica el grado de preocupación de
los evaluados en el miedo a caerse durante el desarrollo de actividades de la vida diaria. Se
compone de un total de 16 ítems, cuya escala de respuesta oscila entre 1 (en absoluto
preocupado/a) y 4 (muy preocupado/a); pudiendo obtener una calificación total de entre 16
y 64 puntos (Gusi et al., 2012).
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También se evaluó el índice de discapacidad de FM, que se midió con la versión española del
Cuestionario de Impacto de la FM (CIF) (Esteve-Vives, Redondo, Salvat, de Gracia Blanco, &
de Miquel, 2007), el cual ha mostrado ser válido, fiable y sensible a los cambios para medir el
estado de salud y la función física en pacientes con FM.
Análisis Estadístico
Los procedimientos y análisis estadísticos se llevaron a cabo con el programa
Statistical
Package for Social Sciences
(SPSS, versión 25, IBM SPSS, Armonk, NY, EE.UU.). Los datos
personales se mantuvieron anónimos. En primer lugar, se comprobó la normalidad y
homogeneidad de las variables analizadas a través de las pruebas de Shapiro-Wilk y Levene,
respectivamente. Posteriormente se comprobó la no existencia de diferencias significativas
entre los grupos experimental y control en la línea base (mediante prueba T de Student para
muestras independientes), y se realizó una correlación de Pearson entre el miedo a caerse y
la puntuación del CIF. Los valores de correlación se interpretaron siguiendo los umbrales de
clasificación de Cohen (Cohen, 1988): 0,30 a 0,59, moderado; 0,60 a 0,79, alto; 0,80,
excelente. Además, se realizó un análisis de eficacia aplicando una ANOVA de medidas
repetidas con un factor inter-grupo para comprobar si existían diferencias significativas entre
el grupo control y el grupo de vibración mecánica de cuerpo completo. La significación fue
establecida en p 0,05.
Resultados
La Tabla 1 muestra las características de todos los participantes del estudio, estratificados por
grupo. Además, se incluyen los resultados de comparación entre grupos en la línea base.
Éstos indican que no existieron diferencias estadísticamente significativas entre el grupo de
vibración mecánica de cuerpo completo y el grupo control en la nea base en ninguno de los
parámetros evaluados, por lo que ambos grupos eran comparables.
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Tabla 1. Características de las participantes en el estudio (n=36).
Control (n=18)
(Media ± DT)
Ejercicio (n=18)
(Media ± DT)
P*
53 (12)
52,4 (10,8)
,860
70,83 (9,15)
72,08 (10,51)
,706
156,0 (4,7)
156,4 (5)
,782
15 (5)
15 (4)
,943
13,7 (6,2)
12,7 (6,7)
,672
56,7 (15,6)
58,8 (10,9)
,681
42 (12,72)
38,92 (8,44)
,502
*P de la prueba estadística T-Test, La significación se estableció en P < ,05
Las Figuras 2 y 3 muestran los datos descriptivos del miedo a caerse a través de la puntuación
en el FES-I de las pacientes participantes en el estudio con un punto de corte y dos,
respectivamente. Se puede observar que las mujeres con FM que participaron en el estudio
obtuvieron un valor medio en el miedo a caerse alto, superando ampliamente los 27 puntos,
que es el umbral de corte para un alto miedo a caerse. En contraste, las personas sanas que
no presentan miedo a caerse obtienen una puntuación comprendida entre los 16 y 20 puntos
(correspondiente a un miedo a caerse bajo), por lo que podemos decir que las diferencias
entre población sana y población con FM en el miedo a caerse son evidentes.
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Figura 2. Media y mediana del miedo a caerse medido con el FES-I de las pacientes
participantes en el estudio (n= 41) con un punto de corte.
Figura 3. Media y mediana del miedo a caerse medido con el FES-I de las pacientes
participantes en el estudio (n= 41) con dos puntos de corte.
La Tabla 2 muestra los resultados del análisis correlacional entre el FES-I y el CIF en personas
con FM. Se puede observar que existe una asociación positiva entre el miedo a caerse y la
puntuación obtenida en el CIF en mujeres con FM.
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La Tabla 3 muestra los resultados del análisis de eficacia de las 12 semanas de entrenamiento
vibratorio de cuerpo completo. Los resultados muestran que no se han obtenido diferencias
estadísticamente significativas en el miedo a caerse.
Tabla 3. Análisis de eficacia de 12 semanas de vibración mecánica de cuerpo completo
sobre el miedo a caerse de mujeres con FM.
Análisis de eficacia
Línea base
(Media ± DT)
Post-tratamiento
(Media ± DT)
Efecto del
tratamiento
(95% del IC)
P*
Control (n=18)
42 (12,72)
39,77 (10,88)
0.70 (-5.3 a 6.7)
.810
Entrenamiento
vibratorio de cuerpo
completo (n=18)
38,92 (8,44)
36 (10,27)
Abreviaturas: DT: Desviación Típica; IC: Intervalo de Confianza. *P del análisis de medidas
repetidas (ANOVA).
Discusión
El principal hallazgo de este estudio es la constatación de que las personas con FM presentan
miedo a caerse. Según nuestro conocimiento, es la primera vez que se ha descrito este
problema en personas que padecen esta enfermedad. Esto podría ser debido a que es una
enfermedad que afecta a la fuerza y al equilibrio y estas son dos variables relacionadas
directamente con el miedo a caerse. El padecer esta enfermedad y, por consiguiente, miedo
a caerse, puede favorecer que las personas con FM adquieran hábitos sedentarios y dejen de
realizar actividad sica o ejercicio; convirtiéndose en personas sedentarias con un miedo a
Tabla 2. Correlación de Pearson entre el Miedo a caerse y el Cuestionario de Impacto de la
fibromialgia (n= 41).
Cuestionario de Impacto de la Fibromialgia
FES-I
0.674**
(**) La correlación es significativa a nivel de ,001.
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caerse mayor aún, y viéndose afectado directamente su desempeño en las actividades de la
vida diaria. La muestra del presente estudio tuvo unas características similares a las reportadas
por otros estudios que analizaron previamente el efecto de un programa de vibración
mecánica de cuerpo completo en mujeres con FM (Alentorn-Geli et al., 2009; Alentorn-Geli
et al., 2008).
Otro de los principales hallazgos es en relación a que la realización de un protocolo de
entrenamiento de vibración mecánica de cuerpo completo autoadministrado durante 12
semanas no fue suficiente para reducir significativamente el miedo a caerse, a pesar de haber
mejorado el equilibrio dinámico un 50%, como se muestra en estudios previamente
publicados que mostraron más resultados sobre el presente ensayo cínico (Adsuar, Del Pozo-
Cruz, Parraca, Olivares, & Gusi, 2012; Gusi et al., 2012; Gusi et al., 2010; Olivares, Gusi, Parraca,
Adsuar, & Del Pozo-Cruz, 2011; Parraca, Adsuar, Olivares, del Pozo-Cruz, & Gusi, 2014). Esto
podría deberse a que, durante el tratamiento, no se llevó a cabo una intervención a nivel
psicológico, dado que el entrenamiento fue autoadministrado por las propias pacientes no
existiendo un trato directo en cada una de las sesiones con un profesional que pudiera darles
apoyo psicológico. Así mismo, el programa no incluyó ningún ejercicio que tuviera
transferencia directa a actividades físicas con coordinación motora de la vida cotidiana como
andar, manipular, objetos, etc. ya que, consistió exclusivamente en el trabajo sobre la
plataforma vibratoria.
Entre las principales implicaciones de este estudio, considerando los resultados que
evidencian el miedo a caerse que presentan las personas con FM y la relación moderada
existente entre dicho miedo a caer y la incapacidad producida por la FM que revelaron
nuestros resultados, cabe destacar la necesidad de implementar programas de intervención
para reducir el miedo a caerse en las personas que sufran esta patología. Eso sí, se debe
considerar que estos programas no solo deben enfocarse en la mejora de componentes
físicos que intervienen en el miedo a caer, como pueden ser la fuerza y el equilibrio; sino
también considerar el componente psicológico, ya que puede haber pacientes que presenten
niveles normales u óptimos en fuerza y equilibrio y que, aun así, tengan un elevado miedo a
caerse.
Por tanto, el tratamiento para combatir la FM debería tener un carácter multidisciplinar, de
forma que se combinara la ingesta de fármacos con la práctica de actividad física o ejercicio
y el tratamiento psicológico. De hecho, estudios previos que aplicaron tratamientos de este
tipo han mostrado mejoras en la calidad de vida relacionada con la salud de las personas que
padecen FM (Villanueva et al., 2004).
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Entre las principales limitaciones de este estudio, cabe destacar la ausencia de apoyo
emocional durante el desarrollo de cada sesión de entrenamiento autoadministrado por las
propias pacientes con FM por parte de personal especializado. Esta ausencia de intervención
psicológica podría haber influido sobre el miedo a caerse, ya que se ha demostrado que este
no solo engloba aspectos físicos, sino también aspectos psicológicos. Por tanto, se necesitan
investigaciones futuras que sigan analizando el miedo a caer en personas con FM. Sería
conveniente realizar un estudio epidemiológico que permitiera conocer la prevalencia de este
problema en las personas con FM. Así mismo, estudios futuros deberían también orientarse a
analizar los efectos de diferentes intervenciones multidisciplinares sobre el miedo a caer en
personas con esta patología, durante periodos de tiempo más elevados y que aborden
también aspectos psicológicos.
Conclusión
Con base en los principales hallazgos de este estudio, concluimos que las mujeres con FM
podrían presentar un elevado miedo a caerse. Asimismo, un programa de entrenamiento
basado en vibraciones mecánicas de cuerpo completo, autoadministrado y de bajo impacto
(12,5 Hz) y con una duración de 12 semanas no ha demostrado ser útil para reducir el miedo
a caerse en mujeres sedentarias con FM.
Agradecimientos
A las participantes y los y las investigadores que hicieron posible la realización de este estudio.
Conflicto de interés
Los autores declaran no tener conflicto de interés.
Financiación
Esta investigación está financiada por la Consejería de Sanidad y Dependencia y Consejería
de Juventud y Deportes de la Junta de Extremadura (ref: 118/06) (España).
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