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¿Culturas laborales hibridas? Los signicados del trabajo para los
emigrantes que regresan de estados unidos
ISSN 2173-6812
VOL. 35, (2017)
pp. 23-34
REVISTA IBEROAMERICANA
DE RELACIONES LABORALES
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Labour Issues.
Iberoamerican Journal of Industrial Relations
DR. ALFREDO HUALDE ALFARO*
JOSÉ ISRAEL IBARRA**
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1. Introducción: El modelo de relaciones industriales mexicano y
sus transformaciones.
Las relaciones laborales en México se explicaron durante muchos años en torno
a la organización corporativa surgida después de la fase armada de la revolución
Mexicana. A partir de los años 30 del siglo XX se va sedimentando un entramado de
relaciones en las cuales el Partido Revolucionario Institucional (PRI) es el eje que
aglutina un conjunto de pactos y normas en el que participan organizaciones obreras
y campesinas (Middlebrook, 1995; Hualde, 1999). Este modelo puede ser visto como
una combinación original de formas de relación verticales con una estructura clien-
telar que, como se decía en los documentos de la época, trataban de preservar “el
equilibrio” de los factores de producción. Al abrigo de este modelo surgieron líderes
legendarios como Fidel Velázquez cuya larga vida al frente de la Confederación de
Trabajadores de México simboliza, entre otras cosas, la estabilidad del modelo a lo
largo de décadas. La Ley Federal del Trabajo es el soporte normativo más fuerte del
modelo y las Juntas de Conciliación de Arbitraje -a punto de desaparecer- eran tribu-
nales especializados donde se dirimían los conictos laborales
1
.
Sin entrar a analizar en este momento las virtudes y defectos del modelo mexicano
de relaciones laborales, es necesario insistir en su persistencia y su inuencia. Ahora
bien, también es importante aclarar que el modelo corporativo se anclaba fundamen-
talmente en los sectores productivos nacionalizados de industrias como los ferroca-
rriles (privatizados y casi desaparecidos a partir de los años 90), en la paraestatal pe-
trolera Pemex, en las empresas mineras o en sindicatos ligados a los funcionarios del
sector salud (IMSS; ISSSTE), a los sindicatos universitarios y a los de maestros. En
contraste en algunas regiones, como el poderoso estado industrial de Nuevo León,
1. Para una revisión y crítica de las teorías del corporativismo Melgoza (1998)
se construyó un modelo paternalista de inspiración cristiana. Finalmente, conviene su-
brayar que los millones de Pymes en la industria y los servicios sólo compartían algu-
nos rasgos del modelo, pero el modelo hegemónico marcaba fuertemente aunque de
manera desigual los pactos y negociaciones entre Estado, empresarios y sindicatos .
Al modelo corporativo se le atribuyen rasgos de cultura laboral tanto en el ámbito
de la negociación de las condiciones de trabajo como en la construcción de hábitos de
comportamiento, valores y creencias que, supuestamente, caracterizaban el mundo
del trabajo en México. Sin embargo, la conformación de culturas laborales en México
no deriva exclusivamente de un modelo de relaciones laborales por muy fuerte y e-
ciente que este haya sido. Se pueden detectar culturas del trabajo asociadas a deter-
minados gremios como los artesanos (Mercado, 2007) o los cañeros (García, 2016b ),
a ciertas actividades y profesiones (maestros, trabajadores de calzado), a formas de
organización comunitaria frecuentemente ligadas a etnias indígenas y a espacios tras-
nacionales y multiétnicos (García, 2016a). Estas culturas laborales han sobrevivido y
se han transformado durante siglos, pero otras han surgido más recientemente como
las culturas organizacionales que se desarrollan en las grandes empresas trasnacio-
nales de la industria automotriz (Covarrubias, 2016; Sandoval y Díaz, 2016). Mención
aparte merece un campo de “empleos” y “actividades remuneradas” derivados de la
producción y el tráco de drogas en las empresas/carteles del crimen organizado en
donde se da una división del trabajo similar a otras empresas u organizaciones.
A partir de los años ochenta los mercados de trabajo en México experimentan gran-
des transformaciones ligadas al n del modelo de sustitución de importaciones. La
crisis de la deuda y las políticas de ajuste emprendidas por los gobiernos mexicanos
en función de las exigencias del Fondo Monetario Internacional propiciaron las priva-
tizaciones de las empresas públicas, la contención salarial, un crecimiento notable de
la economía informal y un aumento de la migración hacia Estados Unidos, en un prin-
cipio desde zonas rurales y posteriormente desde las ciudades. Las relaciones labo-
rales se caracterizan con frecuencia a partir de entonces por una exibilidad unilateral
que produce una degradación de las condiciones de trabajo, la intensicación de los
fenómenos de precarización y subempleo (Guadarrama et al, 2014), la proliferación
de la subcontratación y la debilidad creciente de los sindicatos. Los salarios promedio
se han estancado y el salario mínimo no es suciente para mantener un nivel de vida
digno. En el seno del mercado de trabajo las desigualdades son muy fuertes y en
general la sociedad mexicana se caracteriza por altos niveles de desigualdad y una
precariedad muy extendida (Hualde, Guadarrama y López, 2015).
La rma del Tratado de Libre Comercio en 1994 favoreció el crecimiento y la inversión
en determinadas regiones del centro y del norte del país en tanto que exacerbó el atraso y
la desigualdad en estados campesinos como Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Chiapas,
¿CULTURAS LABORALES HIBRIDAS? LOS SIGNIFICADOS DEL
TRABAJO PARA LOS EMIGRANTES QUE REGRESAN DE ESTADOS
UNIDOS
Palabras clave
Cosa juzgada; Migrantes Deportados; Culturas la-
borales; Mercados de trabajo; Signicados.
resumen
Este artículo trata de desarrollar una reexión de
tipo exploratorio acerca de la manera en que los re-
tornados/deportados mexicanos que vivían en Esta-
dos Unidos experimentan su reinserción en el mer-
cado de trabajo mexicano y los signicados que para
ellos tiene el trabajo. La reexión se da en el marco
de las propuestas sobre cultura laboral que se han
elaborado en las últimas décadas en México. Para
ello se retoman los relatos obtenidos en entrevistas
realizadas en Tijuana, ciudad fronteriza con Estados
Unidos y Guadalajara, capital del estado de Jalisco.
Las entrevistas reejan los signicados que estos tra-
bajadores coneren a su vida laboral tanto en Esta-
dos Unidos como en México. Ello permite detectar las
diferencias entre las culturas laborales en cada uno
de los mercados de trabajo y las tensiones que ello
provoca en la experiencias de quienes trabajaron, a
veces durante décadas, fuera de su país y “regresan”
a un mercado de trabajo con otros hábitos, prácticas y
condiciones laborales. Se plantea la hipótesis de que
se podrían estar conformando en algunos mercados
de trabajo una suerte de culturas laborales híbridas.
Keywords
Migrants deportees; Labor Cultures; Labor Mar-
kets; Meanings
abstract
This article tries to develop an exploratory reec-
tion about the way Mexican returnees / deportees liv-
ing in the United States experience their reintegration
into the Mexican labor market. The reection is given
in the framework of the proposals on labor culture that
have been elaborated in the last decades in Mexico.
To this end, the interviews obtained in Tijuana, a bor-
der city with the United States and Guadalajara, capi-
tal of the state of Jalisco, are taken up again. The in-
terviews reect the meanings that these workers give
to their working lives in both the United States and
Mexico. This makes it possible to detect the differenc-
es between labor cultures in each of the labor markets
and the tensions that this provokes in the experiences
of those who worked sometimes for decades outside
their country and return to a labor market with differ-
ent labor conditions and practices. As a consequence,
the hypothesis of the making of hybrid labor cultures
is raised.
Fecha recePción:
2017-04-08
Fecha revisión:
2017-06-26
Fecha acePtación:
2017-12-05
Fecha Publicación:
2017-12-05
* Colegio de la Frontera Norte - México
** Colegio de la Frontera Norte - México
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Las primeras investigaciones se centraron especialmente en la caracterización de
la cultura obrera a la que se identicaba con los espacios concretos de existencia de
los trabajadores en el trabajo, la comunidad y la organización sindical (Sariego, 1987,
cit. por Guadarrama, 1998: 25). Según Guadarrama esta última interpretación sobre la
cultura obrera prevaleció hasta nales de los años ochenta, asociada con los estudios
que privilegiaban la base material productiva, a partir de la cual los obreros construían
su propia visión del trabajo y la sociedad (Guadarrama, op. Cit: 27).
Sin embargo, como menciona Reygadas (1998), antes de que las disciplinas relacio-
nadas con el trabajo se ocuparan del tema, ya se encontraban referencias importantes
acerca de las concepciones de los mexicanos sobre el trabajo en las obras de aquellos
pensadores como Octavio Paz y Samuel Ramos preocupados por reexionar sobre la
identidad del mexicano.
De manera sintética, de acuerdo con el análisis de Reygadas, hay varios estereotipos
destacables en dichas obras:
a) En primer lugar la idea de la incapacidad del mexicano para llevar a cabo tra-
bajos donde se exijan objetivos de productividad. Según estos autores, esta
incapacidad idiosincrática sería uno de los obstáculos importantes para la mo-
dernización de México.
b) En relación con lo anterior se subrayan asimismo hábitos de conducta como la
indisciplina o el desorden contrarios a las exigencias del trabajo.
c) Durante los años sesenta y setenta se detecta un relato que cuestiona los este-
reotipos anteriores armando que las actitudes de los obreros en el trabajo ree-
jarían rechazo y resistencia a las condiciones de trabajo y no desgano o desidia
(Reygadas, 1998: 135).
Estos estereotipos perviven en algunos análisis posteriores pero con matices sig-
nicativos pues se reconoce que los cambios adoptados por determinadas empresas
pueden alentar la creatividad y que la fuerza laboral mexicana tienen potencialidad para
incorporar esos cambios que tienen como objetivo aumentar la productividad. Otros
analistas insisten en la propensión a la corrupción, el sentido de clan y no el de equipo,
pero también mencionan como aspectos positivos la valoración de las relaciones per-
sonales, la actitud exible y adaptativa así como la creatividad, el ingenio, un sentido
estético que puede predisponer a la alta calidad, la actitud lúdica ante el trabajo y la
disposición para producir de manera diversicada (Rodríguez y Ramírez, 1992, cit. por
Reygadas, 1998: 141).
De alguna manera estas concepciones, sobre todo las enunciadas al principio, remi-
ten a visiones esencialistas de las denominadas culturas nacionales que otros autores
han cuestionado. Al respecto Reygadas (2002) enumera una serie de observaciones
muy pertinentes que resumimos a continuación:
a) El estudio de las culturas nacionales del trabajo presenta varias dicultades En
primer lugar, es prácticamente inevitable recurrir a estereotipos.
b) Las culturas nacionales del trabajo están en constante cambio
c) No existen culturas nacionales puras, hoy menos que nunca
d) Ninguna cultura nacional del trabajo constituye un todo coherente e integrado
e) Todo el análisis de esta problemática se hace desde una cultura nacional particular
f) La evaluación de las culturas nacionales del trabajo se puede realizar desde distin-
tos parámetros.
Y cuando se reere a la cultura nacional señala que “no se trata de una identidad
esencial, sino de una construcción social que es resultado de un proceso histórico, que no
está exenta de contradicciones internas y que puede experimentar modicaciones cuando
los agentes productivos entran en contacto con personas formadas en otras tradiciones
nacionales” (Reygadas, 2002: 99).
Sin embargo los estudios acerca de la cultura del trabajo en México no se circunscri-
ben a las problemáticas relacionadas con las culturas nacionales, sino que están per-
meados por dilemas y debates basados en discusiones que se dan en el ámbito inter-
nacional. Uno de los dilemas importantes es la relación entre las condiciones materiales
del trabajo y la producción de la cultura. Algunos autores consideran que los trabajado-
res “llevan” a sus lugares de trabajo una serie de valores, creencias y representaciones
adquiridas en instancias de socialización como la familia, el espacio geográco (rural o
urbano), en la escuela y que esa matriz cultural se traduce en determinadas prácticas
laborales. En cambio en otros trabajos se da por hecho que las condiciones materiales
del trabajo y el empleo como los salarios o las prestaciones, características de la ocupa-
ción o el empleo y prestigio en la jerarquía social, el nivel educativo asociado al empleo
son los factores de creación de culturas laborales. Una última posición en este debate
indica que más bien las interacciones irían en ambos sentidos, pero no de una manera
coherente, lineal, sincrónica en el tiempo sino más bien por medio de complejos proce-
sos entre ambos ámbitos de interacción (Reygadas, 2002).
Desde el punto de vista de las temáticas abordadas, se puede armar que en la
medida en que la sociología del trabajo y los estudios laborales en general se fueron
consolidando en México, una de las primeras preocupaciones de los estudiosos fue
caracterizar a la cultura obrera sobre todo en relación con los temas sindicales y orga-
nizativos, las reivindicaciones y luchas en las empresas. Sin embargo, con la evolución
Oaxaca y ciertas zonas de Jalisco
2
. Ello incrementó y fue estabilizando una migración
añeja a Estados Unidos, país que se convirtió en los hechos en un segundo mercado la-
boral para México. Por ejemplo, la ciudad de los Angeles albergaba en 2007 a 2.7 millones
de personas nacidas en Mèxico (Alarcón et al, 2012)
Los ujos migratorios hacia el norte crecieron hasta la primera década del siglo XXI. A
partir del año 2005 se inicia una tendencia que modica de manera notable los volúmenes
y sentido de los ujos migratorios. Por un lado, se registra un regreso importante de varios
millones de migrantes a México y, por otro lado, el ujo migratorio hacia Estados Unidos
cae sustancialmente. Las causas de este cambio, que continúa hasta el día de hoy, son
diversas y están interrelacionadas. En primer lugar las políticas de Estados Unidos de
control de la frontera norte desde la década de los noventa diculta, encarece el cruce
fronterizo y aumenta los riesgos de la migración; a ello hay que sumar una agresiva políti-
ca de deportaciones durante la administración del Presidente Obama con efectos directos
e indirectos por el temor que causa entre grupos importantes de migrantes la amenaza de
la deportación; un factor “coyuntural” importante fue la crisis económica de los años 2008-
y 2009 que afectó profundamente a sectores como la construcción donde tradicional-
mente se emplean los migrantes mexicanos (Levine, 2014; Ordaz y Li, 2016). Finalmente
entre los regresos “voluntarios” se detectan causas de tipo familiar y demográco como el
envejecimiento de una parte de la población migrante e incluso una mejora relativa de las
oportunidades de trabajo en México (Escobar, 2012).
El regreso de la migración mexicana ha planteado situaciones inéditas y nuevos pro-
blemas. Por un lado, un cierto rechazo de la población autóctona que cataloga a los
deportados como delincuentes y drogadictos (Velasco y Albiker, 2016; Padilla, 2012).
Por otro lado, dicultades para quienes regresan para reintegrarse en función de circuns-
tancias particulares y características sociodemográcas. Se ha documentado por ejemplo
que los hijos de migrantes en edad escolar se topan con dicultades burocráticas (con-
validación de títulos), shocks de tipo cultural y rechazo por parte de sus condiscípulos en
contextos donde los profesores no tienen los recursos materiales ni cognitivos para lidiar
con este tipo de problemas (Zúñiga, 2013) Los adultos, hombres y mujeres, o ciertos jó-
venes regresan con una experiencia y un bagaje cultural que en ocasiones choca con los
hábitos de vida y trabajo de México.
Este artículo trata de desarrollar una reexión de tipo exploratorio acerca de la manera
en que experimentan los retornados/deportados su reinserción en el mercado de trabajo
mexicano en el marco de las reexiones sobre cultura laboral que se han elaborado en los
últimos años. Para ello se retoman los relatos obtenidos a partir de entrevistas realizadas
2. Entre 1995 y 2016 la Población Económicamente Activa en el Sector Agrícola descendió de
casi 8 millones de personas a algo menos de 7 millones. En la primera fecha representaba el 23% de
la Pea y actualmente es alrededor del 13% (ENOE, 2017)
en Tijuana, ciudad fronteriza con Estados Unidos y Guadalajara, capital del estado de Ja-
lisco, como parte de un proyecto colectivo nanciado por el Consejo Nacional de Ciencia
y Tecnología3.
En Guadalajara se llevaron a cabo en el año 2016, 13 entrevistas, 10 a personas retor-
nadas y 3 a deportados de los cuales 12 hombres y una mujer. En Tijuana se entrevistó
entre los años 2015 y 2016 como parte del trabajo de campo de una tesis de maestría
(Ibarra, 2016) a 14 emigrantes, 11 hombres y tres mujeres deportados entre 2007 y 2015
que cumplieran con la condición de estar trabajando en el momento de la entrevista y ha-
ber residido en Tijuana al menos un año. Además en ambas ciudades se entrevistaron a
grupos de apoyo de la sociedad civil, a representantes de organizaciones empresariales
y gerentes de call center.
El regreso de los migrantes mexicanos ya ha ocasionado cambios en varias ciudades
y regiones de México pero la amenaza del presidente Trump de expulsar a otros 2 o 3
millones de personas forma parte de las transformaciones que el mercado de trabajo
mexicano experimentará en los próximos años.
Para desarrollar la temática propuesta reseñamos de manera sintética los debates en
torno a la subjetividad y a la cultura laboral que se han dado en México desde los años
80 aproximadamente. En la segunda sección describimos con más detalles los ujos de
migración y retorno entre México y Estados Unidos y el tipo de ocupaciones y condiciones
de trabajo de los migrantes mexicanos en el mercado de trabajo de Estados Unidos. En
la tercera sección exponemos y analizamos las entrevistas y nalmente se desarrollan las
conclusiones.
En los relatos quedan reejados los signicados del trabajo y el empleo en México para
los trabajadores que regresan en relación con su experiencia reciente en el país del norte.
Estos elementos permiten entender ciertas características de las culturas laborales de
ambos países aunque sería necesario ampliar el campo de investigación y reexión para
obtener una idea completa del tema.
2. El signicado del trabajo en México: cultura laboral y estereotipos
Los estudios sobre cultura del trabajo en México datan aproximadamente de principios
de los años 80 del siglo XX tras “el derrumbe de las teorías sociales estructuralistas sobre
el desarrollo del trabajo y las concepciones evolucionistas del movimiento obrero” (Gua-
darrama, 1998: 15)
3. El proyecto se denomina “Trayectorias migratorias, laborales y educativas de las y los migran-
tes internacionales de retorno en México”.
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de migrantes. La interpretación más común es que los migrantes mexicanos llevan a cabo
aquellos trabajos que los estadunidenses no están interesados en desarrollar. Sin embar-
go los análisis macro, por denición, no entran a analizar los cambios que experimentan
los individuos a lo largo de la trayectoria laboral. Precisamente las investigaciones que
adoptan metodologías longitudinales matizan estas visiones de precarización generaliza-
da y las sitúan en contextos especícos.
Hagan et al (2014) critican la noción de que necesariamente los trabajadores con baja
escolaridad y escasa capacitación formal carezcan de conocimientos y habilidades. Re-
saltan por el contrario que a lo largo de su trayectoria aprovechan habilidades adquiridas
en la familia, en el trabajo de manera informal, ya sea aprendiendo de los compañeros o
acumulando experiencia en tareas diversas. Por medio de una encuesta y de entrevistas
en profundidad documentan estas trayectorias relativamente ascendentes a su regreso a
la ciudad de León (Guanajuato) en el centro del país. La adquisición de habilidades so-
ciales (social skills) y habilidades tácitas en general permite a algunos de estos migran-
tes mejorar su posición laboral al retorno, pero, agregramos nosotros, signica asimismo
transformaciones en la cultura laboral.
3. El retorno y la reinserción laboral en México:
percepciones y signicados
Los emigrantes mexicanos que regresan lo hacen en diferentes circunstancias. El he-
cho decisivo que marca muchas de sus trayectorias es si regresan expulsados de Estados
Unidos ya sea mediante un proceso legal de deportación (removed), devueltos a México
por la patrulla fronteriza (returned) o porque deciden que ya no quieren residir en Estados
Unidos. En el caso de los deportados el proceso legal, su reclusión en algunos casos en
las cárceles norteamericanas y su regreso a un país diferente, resulta un evento traumá-
tico por la ruptura que representa en sus biografías, sobre todo para quienes residieron
durante varias décadas en Estados Unidos, Los testimonios de los migrantes de regreso
reejan el choque cultural, plasmado en la visión de un mercado de trabajo y de un con-
junto de convenciones laborales que en cierto sentido les son extrañas.
La experiencia de los procesos de deportación masiva o de regreso a las ciudades
mexicanas de la frontera o de otros estados ya se había dado en etapas históricas ante-
riores. Hubo una importante ola de deportados durante la gran recesión del 29. También
fue muy signicativo el regreso en los años sesenta de los trabajadores agrícolas tras
la conclusión del Programa de Braceros. Chávez (2016) documenta las maneras en las
cuales estos trabajadores lograron transformarse en trabajadores urbanos como taxistas
o mecánicos, paleteros (vendedores de helados) o taqueros en el periodo que comenza-
ba a despegar la industria maquiladora y la ciudad fronteriza de Tijuana se modernizaba.
En estos procesos los lazos personales eran importantes en una coyuntura económica
favorable de crecimiento y expansión del mercado de trabajo.
Estas nuevas oleadas de migrantes plantean nuevos problemas y preguntas. En este
artículo, con base en las entrevistas con los migrantes que regresan distinguimos cuatro
temáticas que reejan rasgos de la cultura laboral, pero sobre todo, revelan la manera
en que los deportados experimentan a partir de su experiencia laboral, las diferencias
y similitudes entre los dos países. Anticipamos que, si bien estos juicios revelan ciertas
coincidencias, también reejan la heterogeneidad de las percepciones.
En las valoraciones acerca de los procesos y los ambientes de trabajo se distinguen
varias subtemáticas:
En primer lugar lo que se dice acerca de los hábitos y las prácticas de trabajo. Aun-
que la mayoría de los testimonios mencionan aspectos como la puntualidad y la organi-
zación en Estados Unidos como algo sobresaliente, sin embargo llama la atención que
uno de los testimonios destaca justamente que los americanos son ojos y hay que estar
“arriándolos” De todos modos la organización y los procesos de capacitación formal es
para muchos de los entrevistados lo que les permite hacer carrera en las empresas e ir
mejorando su ingreso. Curiosamente, la capacitación y el aprendizaje se dan incluso en
lugares insospechados como los centros de detención.
Un segundo aspecto a tomar en cuenta es la tecnología y los instrumentos de trabajo.
Varios testimonios destacan la utilización de determinadas herramientas en Estados Uni-
dos que en México no existen o no se utilizan frecuentemente. Esto se da especialmente
en ocios relacionados con la construcción donde además se describe una organización
del trabajo en la cual se utilizan equipos y formas de colaboración que modican los hábi-
tos y las concepciones del trabajo individual.
El tercer aspecto se relaciona con la existencia de un sistema de protección social (wel-
fare) que en Estados Unidos tiene una presencia tangible incluso para los trabajadores
migrante ilegales y que en México brilla su ausencia
El cuarto aspecto se desprende de la experiencia de aquellos migrantes que en su vida
laboral fundaron empresas en Estados Unidos y lo hacen también en México. Este tipo de
migrantes destacan de manera unánime las dicultades con que se topan para abrir un
negocio en México en contraste con las facilidades que percibieron en Estados Unidos.
Finalmente los testimonios abundan en juicios acerca de las diferencias entre las dos
sociedades: condiciones materiales, percepciones acerca de la solidaridad, la corrupción.
En los juicios generales es donde se percibe un mayor contraste de opiniones. Examina-
remos en primer lugar la experiencia de aquellos migrantes que fueron empresarios tanto
en Estados Unidos como en México
de los procesos de trabajo tanto en México como a escala internacional, han surgido
nuevas temáticas relacionadas con ocupaciones, regiones, sectores de actividad y, cada
vez con más fuerza, análisis de género vistos a partir de la subjetividad de los trabaja-
dores (Guadarrama y Torres, 2007). Desde los años 80 se ha documentado, por medio
de estudios de caso, el cambio en las empresas del automóvil con la introducción de los
modelos sociotécnicos japoneses o estadunidenses o una mezcla de ambos (Sandoval y
Díaz, 2016). Si durante mucho tiempo se resaltó la explotación o la faceta reivindicativa,
en estos estudios se documentan los cambios que tienden a impulsar el trabajo en equipo,
el involucramiento y la búsqueda del consenso por parte de los gerentes. En este tipo de
empresas desde hace décadas se han probado técnicas japonesas, métodos de calidad,
certicaciones diversas, métodos de producción esbelta y todo el conjunto de propuestas
características de las grandes empresas del automóvil a escala internacional. En contras-
te con los sectores “modernos” y más formales también ha surgido una literatura creciente
acerca de los denominados “trabajos atípicos” en los servicios, más cercanos al sector in-
formal (Pacheco et al 2011; Maza, 2011), así como empleos intermedios en sectores mo-
dernos como los call center o de profesionales como los músicos (Hualde, Guadarrama
y López, 2015). El trabajo, el empleo y las culturales laborales en el fondo son un reejo
de las grandes desigualdades y de la heterogeneidad prevaleciente en el mercado en un
contexto de precariedad muy extendida.
Por otro lado, el fenómeno migratorio ha sido abordado en México profusamente con
el objetivo de obtener datos sobre las características de los migrantes, la distribución re-
gional por origen (regiones mexicanas) y destino (Estados Unidos) y el carácter circular
o de otra índole de dichos ujos. Una parte menor de estos trabajos han caracterizado
los empleos que los migrantes mexicanos desempeñan en Estados Unidos. En los úl-
timos años se observa un interés creciente por el tema del retorno dada la relevancia
cuantitativa del fenómeno y los cambios sociales y laborales derivados de dicho proceso
(CONAPO, 2015; Rivera, 2015; Hualde, Ibarra y París, en prensa). Los estudios del retor-
no van adoptando una perspectiva compleja en la cual este fenómeno se conceptualiza
como una etapa más de un ciclo migratorio que produce transformaciones constantes en
las percepciones del migrante y le exige nuevas adaptaciones incluso a su llegada a su
“país de origen”. Como dice Rivera (2015:61) : “la reinserción social implica un proceso
de readaptación, de ajuste de expectativas y de negociación constante de códigos rela-
cionales y culturales, los que se han reelaborado a partir de la experiencia de vida como
migrantes” (Rivera, 2015: 61).
En esta idea del ciclo migratorio para entender cómo experimentan los migrantes de
retorno su reinserción laboral es indispensable conocer algunos rasgos del empleo de la
migración mexicana en Estados Unidos como parte de un pasado inmediato que, en oca-
siones, ha durado varias décadas.
2. El empleo de los migrantes mexicanos en Estados Unidos
Hasta los años sesenta del siglo pasado una gran mayoría de los trabajadores mexi-
canos que migraban a Estados Unidos provenían de las zonas rurales de México (Zaca-
tecas, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosi y Michoacán principalmente) y se asentaban
en las regiones agrícolas de Estados Unidos trabajando como peones sobre todo en Ca-
lifornia. Este patrón relativamente bien denido cambió en la medida en que la migración
mexicana se masicó, su perl se volvió más urbano y más feminizado y su destino en
Estados Unidos abarcó otros estados además de California, Texas e Illinois (la ciudad de
Chicago principalmente). Los mexicanos empezaron a ocuparse en la manufactura, en
la construcción y en los servicios, sobre todo servicios personales (jardineros, cuidando
niños las mujeres) y en los restaurantes aunque la agricultura siguió siendo importante
(Canales, 2002; Alarcon et al,2016). El tipo de empleos dependía en parte del tejido pro-
ductivo del lugar donde se establecían. No es casual que muchos mexicanos residentes
en Los Angeles se emplearan en restaurantes o en fábricas de ropa (Alarcón et al, 2016:
90 y ss)
Levine (2015) con datos del Departamento del Trabajo de los Estados Unidos, des-
cribe la subcategorías ocupacionales en las que se empleaban los mexicanos en Estados
Unidos:
“9.8% de los mexicanos se ocupaban en puestos de profesionistas y ocupaciones
anes. Un porcentaje similar, 9.5%, trabajan en la manufactura y 11.3% se emplea-
ba en recursos naturales, trabajos de construcción y extracción; en estos dos rubros
hay algunos puestos bien remunerados, para trabajadores altamente calicados y
con mucha experiencia, pero la mayoría son puestos de bajos salarios y baja cali-
cación. El 10.8% tenía puestos de ocinistas y apoyo administrativo. En esta cate-
goría hay muchos rubros en los que predominan las mujeres y los salarios tienden a
ser bajos. Lo mismo sucede en el área de ventas que absorbió 9.5% de los trabaja-
dores mexicanos. El 9.9 y 9.1%, respectivamente, trabajaba preparando y sirviendo
alimentos o limpiando y manteniendo edicios y jardines” (Levine, 2015: 18).
Las tendencias de intensicación de la presencia de mexicanos en sectores y activida-
des cada vez más diversos se interrumpieron de forma abrupta con la crisis económica
de 2008-2009. En el periodo 2009-2010, medio millón de mexicanos quedaron desem-
pleados y la recuperación posterior no había permitido, cinco años más tarde, recuperar
niveles de ingreso y empleo anteriores a la crisis (Mestries, 2013).
De todos modos, la mayor parte de los autores que se ocupan de la migración mexica-
na destacan la poca calicación de los trabajadores mexicanos y las remuneraciones me-
nores tanto en relación con la población nativa de Estados Unidos como con otros grupos
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El caso de Manlio ejemplica la trayectoria de un migrante con una gran capacidad de
aprendizaje. En Guadalajara terminó el bachiller y estudió inglés por su cuenta. Al llegar
a Florida donde vivía su hermano entro rápidamente en grandes compañías de construc-
ción industrial donde se certicó sucesivamente en una serie de tareas de alta especiali-
zación. Sin embargo no era empleado sino que formaba parte de un grupo independiente
que era contratado por proyectos de larga duración por las grandes empresas. Llego a
percibir 32 dólares la hora por los conocimientos requeridos pero por el riesgo que entraña
trabajar a grandes alturas.
Regresó a México convencido por su esposa para invertir en un negocio de venta de
medicamentos “ilegal” pero tolerado por la policía hasta que las autoridades decidieron
intervenir extorsionando a los vendedores. Manlio sufrió todos los avatares de la corrup-
ción incluyendo el secuestro de su padre. Se divorció, perdió su dinero, tuvo problemas
psicológicos y trabajaba de taxista en el momento de ser entrevistado. En Guadalajara
buscó en dos empresas similares a las que conocía en Estados Unidos, pero le dijeron
que estaba sobrecualicado:
“ tu capacidad es mucha para ésta empresa, entonces busquen gente que puedan es-
tar taponeando, le dije, yo no vengo con la intención de ser el super intendente ni nadie,
nada más, pues trabajar y superarme, no?..”
Manlio se expresa con acritud de este tipo de actitudes que lo lleva a pensar que en
México las contrataciones se basan en “palancas” y amistades y no en la preparación de
las personas. En Estados Unidos, es diferente:
“En México, te decepcionas de tantas irregularidades que hay, porque allá (En Estados
Unidos) , te dan el valor de lo que tú sabes hacer, te dan el valor real y te lo pagan, tal
cual; aquí no, aquí te ponen los tapones que existan para que no sobresalgas, allá lo que
puede, en su caso perjudicarte, es estar en un grupo mexicano, porque los mexicanos no
dejamos de ser mexicanos…”
La disciplina como adaptación
La idea de una movilidad basada en méritos en Estados Unidos frente a las rencillas
y las envidias en México la expresa también Sonia que fue a Estados Unidos porque se
casó con un migrante mexicano que toda su vida había vivido en San Francisco. Trabajó
como empacadora de hierbas en una empresa en Estados Unidos y de vuelta a Guadala-
jara era empleada de una empresa de limpieza.
“Pues, el ambiente que convivimos (En Estados Unidos), porque ahí sí era mucha
amistad, ahí sí había amistad y amigos. La verdad, ya ves que aquí no, aquí es mucha
envidia, allá mientras tú le eches ganas…aquí hay envidia. Allá no, allá aunque tú le eches
ganas, y si subes de puesto, al contrario, todos te felicitan y no andan con envidias. Y lue-
go pos allá hacían muchos eventos, por lo que no hay aquí. Allá el patrón nos felicitaba y
nos hacía estas en grande, en grande, no, en su terreno de él”.
Y agrega sobre la disciplina:
“Pues sí fíjate. Sí, más bien, me enseñó a trabajar duro y macizo. Porque en realidad,
aquí no me obligaban a trabajar mis papás, trabajaba si quería, y si no, pos no”.
Con una corta experiencia en Estados Unidos, Esteban, soltero de 24 años, estudió
sin terminar una licenciatura en cultura física. Aunque tiene intenciones de continuar
estudiando trabaja como chofer de taxi y vive con sus padres de 43 y 47 años, ambos de
Guadalajara. Cruzó cuatro veces con visa de turista. En Estados Unidos aprendió “la for-
ma en la que se trabaja allá”, “hay un poco más de entrega allá hacia el trabajo que aquí”.
Hace una diferencia la concepción de trabajo entre EU y México, para él en México hay
mexicanos holgazanes, y en Estados Unidos no, dada el nivel mayor de individualización
y presión laboral. En este caso la diferencia con el estereotipo mencionado al principio es
la diferencia de comportamiento de los trabajadores mexicanos en México y en Estados
Unidos. Desde este punto de vista no habría una esencia inmutable relacionada con el
trabajo sino una capacidad de adaptación a distintos entornos.
La disciplina y la presión en el trabajo son también los aspectos que resalta Leandro,
de 28 años. A los 6 meses de nacido sus padres se lo llevaron a Estados Unidos (EU).
Desde el kindergarten estudio en Los Angeles donde cursó una carrera técnica allá. Es
divorciado con dos hijos, uno de 7 y otro de 8, estadounidenses ambos, así como su pa-
reja, la madre de sus hijos.
A los 13 empieza a trabajar en un restaurant como ayudante de mesero en el que
permanece durante cuatro años. Ganaba aproximadamente unos 13 dólares la hora, al
mismo tiempo estudiaba en la mañana y trabajaba en la tarde. Después trabajó durante
cinco años en una compañía de cable, “Time Warner Cable”, como instalador de cable,
teléfono e internet con un salario de 40 dólares la hora. En esa época se encontraba en
los últimos años de estudiar en el bachillerato (High School).
De sus trabajos en EU siente que utiliza la habilidad que adquirió para el servicio al
cliente. También piensa que aprendió a trabajar bajo presión y mantener el buen trato a
los clientes incluso en situaciones de reclamos a gritos o momentos de tensión similares
Menciona que la cultura estadounidense impone más disciplina que en México. Desde
el trato “en las calles, en respecto a la ley, en la forma a la moral”. También dice que no es
lo mismo dejar de trabajar dos o tres días en EU que en México, “allá tienes que a huevo
estar chambeando porque sí no, no o sea, te mueres de hambre güey, y aquí, no sé, vas
con tú tía o algo, no sobra un taco güey”. Para Luis la gente en EU no es tan social como
aquí, allá andan todos más cuidándose el uno del otro.
México no es país para emprendedores
Arturo es un migrante de 59 años que vivió en Estados Unidos desde los 13 hasta tres
años antes de la entrevista. Su periplo migratorio en Estados Unidos le llevó a trabajar en la
construcción y posteriormente fundó varias empresas relacionadas con la jardinería, corte de
hierba etc. En una trayectoria personal y laboral accidentada, sin embargo llegó a ganar 50
dólares por hora. Su visión del mercado laboral en los Estados Unidos le lleva a describirlo
como un sistema que le permitió ir ascendiendo dentro de un ocio a medida que se capacita-
ba y adquiría experiencia laboral. Incluso puede llegar a cargos de jefatura con personal bajo
su jurisdicción. Considera asimismo que el mercado laboral de los Estados Unidos le brindó
la oportunidad de crear sus propias empresas de manera legal y fácil aunque reere que
sus propios trabajadores le robaban a sus clientes en una especie de competencia desleal.
Una vez deportado, se emplea de manera muy precaria en la ciudad de Tijuana en traba-
jos relacionados con la mecánica, pero señala que las personas se aprovechan de su trabajo
y le pagan mucho menos que un salario justo.
En relación con lo anterior dice que en los Estados Unidos hay un sistema que apoya a las
personas adultas para que trabajen porque el gobierno no quiere que las personas adultas
sean una carga. En cambio en México no hay mecanismos para que trabajen y pueden con-
vertirse en una carga o quedar en un estado de suma precariedad. Propone que el gobierno
mexicano debería utilizar las cualicaciones de los adultos mayores para que trabajen en
jardinería u otras áreas gubernamentales.
También se reere a las diferencias en la protección social entre ambos países El seguro
social (ligado al trabajo) de los Estados Unidos le permite acumular dinero que después podrá
retirar, a diferencia del Seguro Popular que le brindaría servicio médico únicamente.
Así pues el testimonio anterior se reere a las normas y regulaciones de ambos mer-
cados en cuatro aspectos:
- Las posibilidades de progresar como asalariado mediante canales de ascenso don-
de la capacitación juega un papel importante en Estados Unidos.
- Las regulaciones que facilitan en Estados Unidos la creación de empresas.
- Los estímulos de protección al empleo en Estados unidos para los trabajadores adultos.
- La mejor protección social en lo que se reere a los sistemas de ahorro para el retiro.
El tatuador satisfecho
Una visión más equilibrada de las ventajas y desventajas de ambos países la propor-
ciona Carlos, un tatuador de 40 años que regresó de Estados Unidos tras haber vivido
prácticamente toda su vida en Los Angeles, California. Con grado escolar de preparatoria
aprendió el ocio trabajando con otros tatuadores experimentados. Llegó a ser empleado
por empresas de Hollywood (Warner Brothers, Paramount) pero fue deportado por una
serie de delitos encadenados: posesión de arma cuando era joven, incumplimiento de
informes a la policía por medio de un sistema automático, entrada ilegal y una infracción
de tráco. A pesar de haber vivido prácticamente toda su vida en Estados Unidos nunca
arregló sus papeles. Tanto en Estados Unidos como en Tijuana ha tenido su propio nego-
cio de tatuajes pero al igual que Arturo encuentra muy burocrático y complicado abrir un
negocio. Sin embargo en el plano de las relaciones sociales resalta la dicultad de lograr
ayuda en Estados Unidos frente a los apoyos que tuvo en Tijuana para encontrar trabajo
y alojamiento tras ser deportado. Después de cinco años en esta ciudad se siente muy
satisfecho en la ciudad (“me encanta Tijuana”) ha viajado por todo México y Sudamérica
y ha recibido premios por sus tatuajes.
Los ojos son los gringos
Finalmente Leonardo que abrió después de ser deportado una tienda de “segunda”
(en este caso venta de ropa usada traída de Estados Unidos) coincide en las dicultades
para abrir negocios por trámites burocráticos. De su experiencia en Estados Unidos re-
toma en su establecimiento de Tijuana, los sistemas de devolución al cliente en caso de
que no esté satisfecho, y lo que denomina un esquema de “clonación” de trabajadores,
es decir la adquisición por parte de éstos de hábitos de conducta similares a los suyos
previa inducción y capacitación. Este tipo de organización de la empresa da cuenta del
aprendizaje adquirido en Estados Unidos y aplicado en su nuevo entorno laboral y remite
a una cultura laboral donde es importante la colaboración y el consenso entre los trabaja-
dores y el patrón. Sin embargo, una percepción que rompe con los estereotipos es la que
concierte a los trabajadores de Estados Unidos pues considera que son ojos y siempre
hay que estar “arriándoles”.
El retorno como trauma
En las entrevistas relatadas el punto en común es la dicultad de crear empresas en
México, por problemas burocráticos o trabajar en condiciones de legalidad cuando una
parte importante de la sociedad mexicana está inmersa en la violencia y en la corrupción.
Los engaños, de todo tipo, atraviesan las experiencias de algunos de estos deportados,
pero, en algunos casos, la solidaridad al sur de la frontera contrasta con el individualismo
de Estados Unidos. Lo que no aparece con tanta frecuencia es el estereotipo del mexica-
no indolente acuñado por pensadores citados al principio.
En Guadalajara, una de las ciudades con un mayor número de retornados, se entrevistó
a un conjunto de personas que habían regresado de Estados Unidos como deportados (ver
ejemplo anterior) y otros como retornados “voluntarios”. Entre los retornados (no deporta-
dos) a Guadalajara también se encuentran referencias similares a los temas enunciados.
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4. Reexiones nales
Las percepciones y valoraciones de los trabajadores entrevistados arrojan un balance
signicativo de las diferentes maneras en las que los individuos que regresan a México
experimentan ensu reinserción laboral en comparación con la experiencia que tuvieron
en los mercados de Estados Unidos. Aunque los estereotipos clásicos de “la cultura na-
cional mexicana” no aparecen tal cual en sus relatos sin embargo algunas percepciones
se relacionan con algunos de esos estereotipos aunque a veces de manera contradictoria.
En primer lugar una constatación importante aunque pueda parecer obvia es que el este-
reotipo del mexicano incapaz de desarrollar empleos con exigencias de productividad lo
desmienten los millones de migrantes que desde hace décadas se emplean en el mercado
de trabajo de Estados Unidos. Sin embargo algunos de los relatos reseñados mencionan
“los holgazanes de México”, aunque otros señalan que los ojos son los estadunidenses.
Sin embargo como prueba de las interacciones, adaptaciones y transformaciones cultu-
rales se pueden citar los “aprendizajes” de estos migrantes en Estados Unidos: “trabajar
duro”, “trabajar bajo presión”, puntualidad, disciplina, son algunos de los requisitos que
identican en el mercado de trabajo en donde se emplearon antes de su regreso. Por el
contrario atribuyen a los ambientes laborales en México la inexistencia de normas claras
de contratación y/o el incumplimiento de las mismas, las envidias en los centros de trabajo
y la corrupción. Sin embargo eso no obsta para que varios de los entrevistados conside-
ren que la solidaridad es más evidente en la sociedad mexicana. Podría pensarse que las
referencias a la indisciplina son similares a los estereotipos multicitados. Sin embargo,
el matiz importante es que la supuesta indisciplina no constituye un rasgo identitario del
mexicano sino una práctica laboral y un rasgo cultural derivado de los ambientes de tra-
bajo donde ellos se desenvolvieron.
Son signicativos, como ya se relató, los aprendizajes de los emprendedores que, de
alguna manera, “importan” a México formas organizativas que contribuyen probablemen-
te a crear una cultura laboral emergente con rasgos híbridos, de mayor racionalidad,
atención al cliente, consenso entre trabajadores que tienen rasgos en común con las
culturas laborales que tratan de poner en práctica los grandes corporativos. También es
interesante la referencia de uno de los entrevistados a las prácticas de trabajo en equipo
altamente especializado que es contratado en proyectos de larga duración (2 años) en
empresas de la construcción.
A pesar de que se trata de migrantes que aparentemente se encuentran en empleos de
escasa calicación en Estados Unidos, los juicios acerca de las condiciones materiales,
de las posibilidades de hacer carrera en Estados Unidos y del papel de la capacitación
en aquel país son positivos y a veces sorprendentes por el énfasis en las posibilidades de
consumo que ofrecería aquel país incluso para los migrantes.
Asimismo, varios de los entrevistados se reeren a distintos mecanismos propios del
Estado del Bienestar que operan en Estados Unidos, ayudas a los desempleados, apoyos
a las madres con hijos pequeños que son vividos como una carencia cuando se trasladan
a México.
En suma, algunos de los añejos estereotipos en relación con la cultura laboral cobran
un sentido distinto ligado a entornos culturales especícos, el allá (Estados Unidos) y el
acá (México) donde se establece un contraste permanente en los relatos. Sin embargo
una nueva cultura laboral con rasgos híbridos podría ir emergiendo si el fenómeno resulta
cada vez más masivo como parece que va ocurrir.
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