El pueblo de Valdelamusa, se ubica en el término municipal del Ayuntamiento de Cortegana, en la provincia de Huelva. En las proximidades del pueblo se hallan los antiguos restos de una explotación minera, la llamada mina Confesionarios. Para poder llegar se deberá ir por el Km 16 de la carretera HU-7104.
La actividad minera fue muy importante en la provincia de Huelva durante los siglos XIX y XX. Durante estos años llegaron a Huelva un importante número de compañías mineras con grandes capitales originarias de otros países de Europa, con la finalidad de explotar los recursos que existían en la faja pirítica de Huelva.
Algunas de estas labores llegaron durante el siglo XIX a la que conocemos en nuestros tiempos como la antigua mina de Confesionarios, ubicada en los alrededores del pueblo minero de Valdelamusa. La mina, en sus orígenes, se conocía con el nombre de Las Herrerías. Como curiosidad, hoy en día recibe el nombre de mina de Las Herrerías a otra situada en la comarca del Andévalo, cerca de la frontera con Portugal. Sin embargo, lo único que tienen en común es la época de la explotación y que pertenencen a la Faja Pirítica Ibérica.
El pueblo de Valdelamusa está emplazado al comienzo de la sierra de Huelva y termina por el Andévalo minero, por lo que tiene valor dentro de las explotaciones mineras que forman parte de la Comarca Minera de Huelva. En los tiempos actuales, es una pedanía perteneciente al municipio de Cortegana.
El terreno dónde está situado está conformado por crestas de material ferruginoso, muy típico de las piritas oxidadas. Estas crestas ferruginosas llegaban a medir antes de la explotación minera unos cuatrocientos metros de alto, consiguiendo su mayor altura en los picos que surgen en la superficie terrestre. Estas curiosas formas son las que llevan el nombre de “confesionarios”, que dan designación a la mina. En la actualidad aún se conservan algunas de ellas, cómo se pueden apreciar en la ruta.
El material que se explotaba en esta mina eran piritas con baja ley en metales, utilizadas posteriormente para la fabricación de ácido sulfúrico mediante el tratamiento de tostación de la pirita. La principal forma de explotar aquí era minería a cielo abierto, es decir, que los trabajos de minería se realizan en la superficie terrestre, en una corta, porque el material que se explotaba se localiza en la misma o a muy baja profundidad. En esta mina no se efectuaba el tratamiento de mineral, únicamente se extraía y se cargaba en el ferrocarril. También hubo alguna labor subterránea, en concreto casi al final del ciclo de la mina. En las cercanías de la mina y en la propia corta se pueden encontrar algunas galerías largas y estrechas, de origen romano. Estos restos tan antiguos se han perdido por el trabajo en la explotación minera del siglo XIX, aunque sí que se conservan algunas escorias y residuos mineros que los trabajos realizados por los romanos.
La historia de la mina de Confesionarios y el poblado minero de Valdelamusa como zona minera moderna empieza a finales del siglo XIX, en concreto en 1880. En sus orígenes, el pueblo de Valdelamusa fue un campamento minero construido en 1886 para los trabajadores de la mina Confesionarios. Unos años más tarde, se juntaron con los obreros empleados que trabajaban en la construcción del segundo tramo de la vía del ferrocarril de Zafra (Pérez-López y Gómez-Martínez, 2008). Posteriormente, en 1889, llega al pueblo la Sociedad Francesa de Piritas de Huelva, por lo que el pueblo siguió creciendo y aumentó el número de habitantes, llegando a venir gente de otras partes de la provincia de Huelva.
En un origen, la empresa que llega a este valle es una empresa minera de origen inglés. Realiza unos primeros sondeos para conocer la calidad del suelo de la zona, llegando hasta una profundidad de unos sesenta metros de profundidad. Los resultados no fueron muy óptimos, dieron como resultado una baja ley de cobres de piritas, por lo que desestimaron trabajar en la zona. Además, mediante la ejecución de un socavón, se llegó a la conclusión que el terreno también era de mala calidad.
Seis años después, en 1886, cuando se inicia la construcción del pueblo, llega a la zona otra empresa, en esta ocasión una francesa, la “Compagnie des Mines de Cuivre d’Aguas Teñidas” (Castro-Balaguer, 2006), que arrienda los terrenos para comenzar la explotación minera. Empiezan con la deforestación del lugar y la construcción del pueblo minero que hoy conocemos como Valdelamusa (Fernández-López, 2017), como ya se ha comentado. Mientras duró la explotación, el material que se extraía era transportado a la zona de la costa de Huelva mediante el ferrocarril, que había llegado al pueblo dos años antes. Era la que se conoce como línea ferroviaria de Zafra – Huelva.
Poco tiempo después, en 1889, el arrendatario cambia, pasando a ser de la “Sociedad Francesa de Piritas de Huelva.” Esta sitúa sus oficinas centrales en el pueblo, así como los talleres. La mina fue explotada por dicha empresa hasta finales del siglo XIX, y desde entonces no ha reanudado su actividad, no es productiva. Por lo tanto, el estado en el que se encuentra es casi igual en el último siglo, ha sufrido ligeras modificaciones.
A mediados del siglo XX se intenta volver a poner en actividad, pero sin ningún éxito. En concreto en 1945 la “Sociedad Francesa de Piritas de Huelva” realizó nuevamente sondeos y una campaña geológica, pero los resultados no fueron optimistas. Unos años después, en 1965, la concesión empezó a formar parte de Piritas de Huelva S.A.L. Otras empresas mineras importantes de la provincia de Huelva, como las de Riotinto y Tharsis aspiraron a hacerse con el lugar, pero nunca llegó a haber acuerdo con los propietarios.
En el año 2006 se realiza una puesta en valor de la mina, intentando la restauración de la zona, un proyecto llevado a cabo por parte de EGMASA. Se cercó la corta minera con una serie de vallas, se construye un sendero para poder hacer una visita por sus alrededores, así como la elevación de diferentes miradores, y paneles y carteles informativos, para el disfrute y conocimiento de la historia del lugar por parte de los visitantes.
A día de hoy, en el año 2023, el estado de la mina Confesionarios es casi el mismo que el que tenía a principios del siglo XX, cuando finalizan las labores mineras en la zona.
La concesión minera está conformada por ocho concesiones de explotación minera, y se extiende por unas 234 hectáreas. Los terrenos se hallan situados en suelo no urbanizable, perteneciente al ayuntamiento de Cortegana, siendo sus normas Subsidiarias de Planeamiento fueron aprobadas con forma definitiva el 29 de julio de 1981, y en los tiempos actuales se hallan en la redacción el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). Las propiedades que pertenecen a las Minas de Confesionarios, El Carpio y San Telmo no tienen ningún tipo de protección en las normas de la actualidad.
El estado de conservación de la zona es bastante regular, ya que se localiza en casi en estado de abandono, y serio con riesgo de colapso de algunos de sus ítems más representativos, los cuales se van a describir a continuación.