La formación del  animador sociocultural

La formación del animador sociocultural

Actualmente la Animación Sociocultural está en primera línea hoy en día. En efecto, esta metodología de intervención socioeducativa ha irrumpido de forma imparable en los últimos años en la escena social y múltiples hechos vienen a confirmar lo señalado: congresos y publicacio­nes sobre la temática surgen por doquier, noticias constantes en los medios de comunicación, cursos y actividades formativas, etc.
Sin embargo, es evidente que la Animación Sociocultural no surgió espontáneamente ya que todo hecho de carácter social tiene su explicación en el contexto en el que emerge. Debido a esta circunstancia creemos que se deben analizar y tener en cuenta los principales rasgos sociales, causantes de su aparición (históricos, políticos, económicos, sociales, etc.).

Entre estos factores sociales podemos destacar los siguientes:

Aceleración de cambios. Actualmente atravesamos una época pletórica de alteraciones y mutaciones que se producen a una velocidad muy superior a la de otras épocas. En este sentido, sólo tenemos que pensar en los adelantos producidos en terrenos como los de la comunicación, economía, política o tecnología, que estructuran una nueva sociedad a través de nuevas mentalidades.
• Evolución tecnológica e informativa. Estos progresos a los que hacemos referencia se hacen especialmente sobresalientes en el terreno
de la tecnología y la comunicación. Prácticamente se han producido más adelantos en el terreno de las comunicaciones (el teléfono, la radio, la te­-levisión o, últimamente, Internet) en el último siglo que en el resto de la historia de la Humanidad.

Incremento del ocio y tiempo libre.  Éste es uno de los aspectos que ha sufrido una alteración más profunda en las últimas décadas. Debido a la industrialización, a la introducción de la tecnología en el trabajo, la jornada laboral se ha reducido considerablemente, encontrándose ahora el trabajador con un tiempo «no productivo» del que carecía anteriormente. De hecho, este fenómeno, en constante aumento, comienza a jugar un papel clave en la condición de una gran parte de nuestra sociedad.

•  Cambio de ideología y estructuras sociales. En épocas pasadas, los modelos de vida estaban predeterminados, así como los ritos, normas y costumbres. Actualmente estos postulados se tambalean, ya que los modelos y usos sociales están cambiando de forma vertiginosa. Por poner dos ejemplos claros de lo que comentamos podríamos decir que la relación, y consecuentemente la educación, padres-hijos no tiene mucho que ver con la que existía no hace mucho tiempo y, ¿qué decir del papel de la mujer en la sociedad actual comparado con el de hace tres o cuatro generaciones?

En resumen, podríamos definir al hombre de hoy como una persona, en general, con grandes posibilidades de acceder a la  información, pero con poca formación humana y muy entregado al pragmatismo. Realmente le interesa casi todo, pero a nivel superficial, es incapaz de hacer la síntesis de aquello que percibe, convirtiéndose en un sujeto trivial, ligero, frívolo, que lo acepta todo, pero que carece de cri­terios sólidos de conducta.

Es evidente que la gran cantidad de cambios acaecidos, en un plazo tan corto de tiempo, ha logrado que el ser humano actual no sepa a qué atenerse. La sociedad actual no cree casi nada, de hecho sus opiniones cambian rápidamente, desertando de valores que antes eran trascendentes. Por ello, se ha ido volviendo cada vez más influenciable, y por tanto con un grado de vulnerabilidad muy acusado.

En épocas no muy remotas se disponía de un bagaje abundante y bien provisto de respuestas a casi todas las cuestiones planteadas sobre el sentido de la vida, los principios de conducta, valores, etc. En suma, se disponía de unos códigos y escalas sólidamente anclados. Por el contrario, en la actualidad no existe un modelo único de comportamiento. Todos estos sentimientos, roles sociales, etc., deben ocupar su nuevo lugar en un nuevo contexto. La Animación Sociocultural puede ayudar al ser humano a acceder de manera armónica a este «ajuste social».

Esta adaptación social se observa en actividades de intervención social de toda índole que se están constituyendo día tras día en una realidad cada vez más palpable en nuestro entorno más cercano. Paradójicamente, en una realidad cada vez más tecnificada, donde han surgido una serie de innovaciones muy importantes para la mejora de la calidad de vida de la comunidad, simultáneamente se han producido una serie de consecuencias sociales no deseables, que están actuando como auténtica rémora para el desarrollo social.
La creciente deshumanización de las sociedades con sus lacras de marginación, pobreza y violencia hacen prioritaria la decisión de tomar las medidas educativas preventivas, que desde la formación de las personas, puedan contribuir a mejorar la situación. Por ello la Educación Social, y consecuentemente, la Animación Sociocultural, en sus diferentes corrientes y concepciones, se puede considerar actualmente como un proceso necesario.

El desarrollo del tan traído y llevado «estado del bienestar», unido a las circunstancias propias de la compleja sociedad en la que nos encontramos, hace pensar que cada vez será más importante la necesidad y la influencia de la Educación Social y de la Animación Sociocultural, en el desarrollo de un sistema educativo «no formal», y en los procesos de cambio social que actualmente se proponen.
La educación «no formal» se constituye hoy día como un elemento de integración y desarrollo social en muchas ocasiones más operativo que el que se realiza en los cánones establecidos dentro de una institución como la escuela. A nuestro juicio, este sistema de educación tiene actualmente más futuro que el institucional, reglado o academicista.

Muchos hechos avalan la presente afirmación: el descenso generalizado de la natalidad con el consiguiente envejecimiento de la población y la aparición de conceptos como la educación permanente y de adultos, o las nuevas necesidades educativas que surgen en campos que antiguamente no se contemplaban como la educación especializada en margi­nación, medio ambiente, de la tercera edad, en medios de comunicación social o la Animación Sociocultural.

     Curiosamente, sin embargo, en una realidad donde está de moda la Animación, el perfil del animador sociocultural, como educador «no formal», se encuentra aún poco definido, lo que conlleva una notable falta de coordinación y solapamiento de competencias, con el consiguiente desánimo y grado de confusión que se crea entre los componentes de este colectivo.


Justificación y propósitos de la investigación

Tratando de resumir lo expuesto hasta ahora podemos señalar que existe un nuevo contexto social, formas y valores culturales inéditos hasta la fecha, nuevas políticas sociales y culturales, incremento de sectores de población marginal y nuevos estados de conciencia y de acción.

Esta situación ha provocado la aparición de formas educativas que pretenden hacer frente a estos súbitos y radicales cambios. Así, la educación de personas  adultas, el uso educativo de los medios de comunicación o la educación para la salud son algunas modalidades que han experimentado un desarrollo espectacular en las últimas décadas al amparo de la nueva situación social existente.

El caso de la Animación Sociocultural no ha sido diferente; el nuevo contexto  surgido ha conllevado la aparición y consolidación de la Educación Social y de la Animación Sociocultural en nuestro entorno. Así, en estos años hemos contemplado cómo ésta aparece encuadrada dentro del ámbito de la Pedagogía Social (como lo demuestran las nuevas titu­laciones académicas aparecidas, o las publicaciones surgidas al amparo de esta materia, o los congresos, seminarios que proliferan por doquier so­­bre la temática).
Sin embargo, a pesar de la estimación de la que goza actualmente la Animación Sociocultural, ésta hace referencia a realidades muy distintas. Incluso al tratar de acotar su significado, todo el mundo está de acuerdo en señalar que se trata de un concepto confuso e impreciso. Las razones a esta vaguedad las podemos encontrar, entre otras, en las siguientes variables:


• La Animación Sociocultural es un fenómeno muy reciente, sus primeras manifestaciones organizadas y sistematizadas las encontramos hace unos 50 años, a finales de la Segunda Guerra Mundial, todo ello ha­ce que no sea un sistema cerrado, completamente constituido. Por el contrario, creemos que se trata de un concepto todavía vago que debe estructurarse y asentarse aún más.


• La Animación Sociocultural se impone a través del marco de su prác­­tica. Sin embargo, los obstáculos que tiene para su conceptualización revelan la distancia que hay entre el desarrollo de esa práctica y el déficit de los estudios teóricos que la exploran, aunque éstos vayan extendiéndose.


• Por si todo lo anterior no fuera suficiente, los estudios que se han llevado a cabo sobre animación sociocultural reflejan enfoques muy diversos (sociológicos, antropológicos, psicológicos, sociológicos, etc.), que dejan traslucir perspectivas de muchos tipos, incluso ideologías distintas como la militante, la asociativa o la tecnológica (Sánchez, 1992: 16)


• Para concluir, el término Animación Sociocultural es muy vasto, ya que implica diferentes elementos y aspectos (culturales, educativos, de intervención social, etc.), algunos de ellos incluso casi desconocidos en la Pedagogía Social hace pocas décadas.
Hemos de concluir que esta investigación se fundamenta en una serie de claves importantes, que justifican la razón de ser del estudio y constituyen la columna vertebral del trabajo.

Éstas son las siguientes:


• Delimitar la figura del Animador Sociocultural como agente de cambio social. Las figuras educativas, profesionales o no, que se abordan en esta investigación (educador social, técnico superior en animación, educador especializado...), y que denominaremos genéricamente con el nombre de «animador sociocultural», por las razones que expondremos posteriormente, son grandes desconocidas socialmente respecto al panorama del conjunto de perfiles educativos. Hasta hace pocos años, el trabajo en éste ámbito era exclusivamente voluntario y, de hecho, muchos de los animadores profesionales actuales desarrollan actividades sociales de voluntariado.

De otro lado, es cierto que no todas las actividades han surgido ni se han profesionalizado a la vez. De esta forma, se puede afirmar que la Ani­mación Sociocultural se consolida profesionalmente en nuestro país en la década de los 80, mientras que la educación especializada en mar­ginación lo hace en la de los 90.

Así mismo, hemos de tener en cuenta que existe una gran diversidad de actividades que se podrían incluir, a priori, dentro de este ámbito, con un elevado grado de heterogeneidad: Animación Sociocultural, gestión cultural, educación especializada en marginación, prevención y tratamiento en drogodependencias, inserción laboral, educación ambiental, etc., sólo por citar algunas de las más emblemáticas.
No todas ellas tienen porqué constituir una misma profesión, ni exigir similares niveles de cualificación profesional, ni constituir ámbitos o roles profesionales específicos. Favorecer este proceso de consolidación implica, necesariamente, un esfuerzo tanto de clarificación como de confluencia de intereses, y esos han sido los dos objetivos básicos de esta investigación.
Tal vez debido a las dificultades de definición y diversidad  de perspectivas de la Animación Sociocultural de las que hablamos, hemos podido comprobar que, salvo contadas excepciones, no se encuentran analizados con rigor aspectos tales como: el perfil personal y profesional del animador sociocultural, ni las diferentes acciones legislativas autonómicas sobre este particular, ni los planes de estudio de las diferentes Escuelas de Animación o Universidades.
La Animación Sociocultural está viviendo en los últimos años, tanto en España como en Europa, un período de expansión digno de estudio. Consecuentemente, hoy más que nunca se observa la posibilidad, la tendencia e incluso la necesidad de que la Animación Sociocultural, como ám­bito de intervención y formación, sea objeto de análisis. Por todo ello, nuestra primordial motivación en la presente Tesis ha sido analizar, desde diferentes perspectivas, la figura del animador sociocultural y, especialmente, su formación.


Desarrollar una prospectiva de esta figura educativa desde las vertientes social y profesional.

En primer lugar, debemos descubrir si esta nueva figura del animador es realmente una profesión, habida cuenta de la controversia existente sobre el particular. Del mismo modo, hemos analizado su realidad, es decir, las variables que incidirán en su futuro, así como las nuevas necesidades sociales, o las orientaciones a tomar, idealmente, dentro de una profesión como la de la Animación Sociocultural, encuadrada dentro de la Educación Social.
Hay que tener en cuenta que, hoy por hoy, el desarrollo de este tipo de profesiones se encuentra muy condicionado por la situación económica general y  la disponibilidad presupuestaria de las Administraciones, y que el grado de variabilidad de los distintos espacios de ejercicio de la profesión que se constituyen puede ser muy amplio, ya que muchos proyectos de intervención social tienen actualmente un carácter experimental.
Todo ello hace que el panorama de servicios presumiblemente prestados por los animadores sea difuso y que la misma actividad profesional no encuentre cauces para su consolidación. Esta conexión entre la con­­figuración y el desarrollo de las profesiones y el marco social es permanente, existiendo un juego de interdependencia entre uno y otro aspecto que es necesario conocer.
Lo que hemos descrito ha generado un contexto rico y, al mismo tiempo, confuso en el que convergen muchos intereses, a veces encontrados, de manera que, hoy por hoy, aún no podemos hablar de la consolidación de esta profesión desde la óptica de la intervención, la conciencia de los profesionales, el interés de la Administración o desde el punto de vista de los procesos formativos.
Tratando de satisfacer esta necesidad, pretendíamos con nuestra Tesis aportar algunos elementos, sobre el desarrollo previsible de esta emergente figura educativa, desde una visión eminentemente prospectiva.


•  Clarificar el panorama formativo del Animador, así como establecer criterios para su formación en un futuro.

Durante los años de gestación de la Animación Sociocultural han sido muchas y heterogéneas las ofertas formativas en este ámbito. La diversidad de ofertas existentes responde además a múltiples concepciones de esta figura profesional o voluntaria, y a apreciaciones distintas respecto a la formación del animador (finalidad, objetivos, contenidos, meto­dologías, conexión con la práctica y el mercado de trabajo, intensidad y duración).
Sin embargo, a pesar del tiempo que hace que la intervención de la Animación Sociocultural tiene su espacio, más o menos  consolidado, en la sociedad occidental, elaborar un trabajo de sistematización sobre la formación de animadores socioculturales continúa siendo una tarea muy complicada. En efecto, un somero estudio de la situación nos muestra situaciones que nos advierten claramente de la dificultad de la empresa.
Por ejemplo, en España, la Animación Sociocultural es una de las profesiones más modernas y quizá peor definidas de todo el panorama laboral. De igual forma, todos conocemos la, hasta hace pocos años, inexistencia de titulaciones relativas a este ámbito; no hablamos de titulaciones de carácter universitario, sino simplemente de carácter secundario profesional.
Sin embargo, desde hace años, las diferentes comunidades autónomas vienen avalando, mediante distintas denominaciones y titulaciones, la capacitación en Animación Sociocultural, formación llevada a cabo por diferentes escuelas de animación y tiempo libre.
A todo ello había que sumar cursos a distancia (UNED), cursos de postgrado ofertados por las propias Universidades, o las diversas actividades formativas de instituciones que gestionan servicios de carácter público (como Ayuntamientos, Diputaciones...).
Sin embargo, y haciendo la situación un poco más compleja, de unos pocos años atrás, comienzan a surgir facultades que ofertan la Diplomatura en Educación Social (iniciándose en las universidades de Deusto, Santiago de Compostela, Barcelona, Madrid...) e igualmente aparece una Titulación de Nivel III (ciclo formativo de tercer grado, inicialmente de carácter experimental, TASOC: Técnico en Animación Sociocultural) que no ayudaron a clarificar el panorama.

No obstante, si analizamos rigurosamente el estado de la cuestión tanto en nuestro país, como en el resto de Europa, (la evolución que ha sufrido la figura profesional del animador sociocultural, sus titulaciones, las funciones reservadas a cada perfil y nivel de estos trabajadores, etc.), encontraremos pistas que nos podrán orientar en el camino que, en algunos aspectos, acabamos de iniciar en nuestro país.

Con esta finalidad intentamos reflexionar sobre el pasado, el presente y el futuro de la Animación Sociocultural, sus animadores, y su formación, desde una perspectiva nacional e internacional, en lo que actualmente se denomina una «dimensión europea».
Otro problema añadido a esta cuestión fue, salvo honrosas excepciones, la ausencia de estudios sobre este tema. En efecto, en la fase de búsqueda de bibliografía imprescindible para delimitar la investigación necesaria en el área problemática y para que el investigador adquiera una base importante sobre la materia en cuestión, examinamos las publicaciones existentes sobre «Formación en Animación Sociocultural» y encontramos pocos estudios sistematizados sobre el particular. Todo ello nos convenció de la conveniencia de este estudio.

Sin embargo, a pesar de nuestras intenciones, sabemos, desde un principio, que esta investigación está llamada principalmente a crear interrogantes, debido a la diversidad de perspectivas que acepta la animación. Por ello, con este estudio se pretendía, en primer lugar, arrojar luz sobre un tema tan controvertido e inexplorado como el que nos ocupa, pero también, y sobre todo, motivar para la apertura de otras vías de investigación sobre la materia.

Datos de la publicación

Tipo: Tesis

Autores

Fernanadez López Noguero