Revista de economía mundial 65, 2023, 51-69
ISSN: 1576-0162
DOI: http://dx.doi.org/10.33776/rem.vi65.7655
El papEl dE los lídErEs comunitarios En los programas dE
microcrédito para EmprEndEdorEs inmigrantEs
The Role of The CommuniTy leadeR in The miCRoCRediT
PRogRams wiTh immigRanT enTRePReneuRs
Yessica Belén Abularach Mendoza
abularachy@gmail.com
Universidad de Sevilla
José Fernández-Serrano
jfserrano@us.es
Universidad de Sevilla
Inmaculada Jaén Figueroa
inmajaen@us.es
Universidad de Sevilla
Recibido: marzo 2023; aceptado: octubre 2023
rEsumEn
El emprendimiento surge como una posibilidad, y en ocasiones, la única
posible, de integración laboral para los inmigrantes. Por ello, es necesario
diseñar herramientas eficaces de intervención institucional para impulsar el
emprendimiento de estos colectivos. En este sentido, este estudio muestra,
por una parte, el valor que las redes de inmigrantes y sus líderes comunitarios
tienen como generadores de recursos étnicos y, por otra parte, la importancia
de los programas de microcrédito como forma de impulsar los negocios de
este colectivo vulnerable. Combinando ambos elementos, el análisis se centra
en el papel crucial que el líder comunitario tiene como mediador entre los
programas de microcréditos y los emprendedores inmigrantes. Se puede
considerar como una forma de intervención comunitaria que permite que
las posibilidades de financiación y asesoramiento lleguen de manera mucho
más eficaz a determinados grupos étnicos. En particular, se analizan los
resultados obtenidos de un proyecto piloto realizado en Toulouse bajo estos
planteamientos.
Palabras clave: emprendedores inmigrantes, líderes comunitarios,
programas de microcrédito.
abstract
Entrepreneurship emerges as a possibility, and sometimes the only
possibility, for immigrants to integrate into the labour market. It is therefore
necessary to design effective institutional intervention tools to promote
entrepreneurship among these groups. In this sense, this study demonstrates, on
the one hand, the value of immigrant networks and their community leaders as
generators of ethnic resources and, on the other, the importance of counselling
and microcredit programmes as a means of boosting immigrant businesses.
Combining both elements, the analysis focuses on the crucial role played by
community leaders as intermediaries between microcredit programmes and
immigrant entrepreneurs. It can be seen as a form of community intervention
that enables funding and mentoring opportunities to reach particular immigrant
groups much more effectively. In particular, the results obtained from a pilot
project carried out in Toulouse under these premises are analysed.
Key words: Migrant entrepreneurs, community leaders, microcredit
programs, social capital, social networks.
JEL classification / Clasificación JEL: E24, F15, J15.
Revista de economía mundial 65, 2023, 51-69
1. introducción
Desde sus orígenes, el emprendimiento se relaciona con la búsqueda y
creación de oportunidades económicas en un contexto desfavorable (Drucker,
1985). En este sentido, la denominada economía étnica hace referencia a la
creación de negocios por parte de los inmigrantes en sus nuevas localizaciones
de residencia (Riesco-Sanz, 2014). La economía étnica surge como una
estrategia de lucha contra la exclusión y las desfavorables condiciones
laborales que este colectivo de personas suele sufrir en las economías de
acogida (Miguel et al., 2016). Sin embargo, como colectivo vulnerable (OCDE,
2023), los inmigrantes también se enfrentan a mayores obstáculos formativos
y financieros que el resto de la población local para desarrollar sus negocios
(García, 2007; Osorio et al., 2015; Osorio-García-de-Oteyz et al., 2020;
Cederberg & Villares-Varela, 2019).
El presente estudio pone énfasis en dos componentes que pueden facilitar
ese proceso de emprendimiento por parte de los inmigrantes.
En primer lugar, la creación y el desarrollo de los negocios étnicos se
sustenta en una serie de recursos generados en las redes de contacto de
los propios inmigrantes (Saiz López, 2012; Fernández-Suarez & Cano-Ruiz,
2018; Battisti et al.,2022). Esas redes, a su vez, surgen de las complejas e
intensas relaciones personales que se forjan a través de factores idiosincráticos
como la cultura, la lengua, los valores, las actitudes, la confianza o las propias
instituciones y asociaciones étnicas (Light & Rosenstein, 1995; Light & Gold,
2000; Rath & Kloosterman, 2000; Solé & Parella, 2005:53; Parella, 2005;
Beltrán, Oso et al., 2007; Kerr & Mandorff, 2023). Diversos estudios han
mostrado que el uso y composición de los recursos étnicos están relacionados
con la propia estructura y funcionamiento de las redes sociales (Woolcock &
Narayan, 2000; García, 2011; Ferrer et al., 2014; Fernández-Suarez & Cano-
Ruiz, 2018; Millán-Franco et al., 2019). Una forma de articular estas redes y,
por tanto, sus recursos, es a través de asociaciones coordinadas bajo la figura
de uno o varios “líderes comunitarios” (Fernández-Suarez & Cano-Ruiz, 2018;
García-Cabrera et al., 2020).
En segundo lugar, los programas de microcréditos ofrecen la posibilidad de
financiación para aquellas personas que no pueden acceder a las instituciones
de crédito tradicional por falta de avales, algo común entre el colectivo
inmigrante (Inglada-Galiana et al., 2015; Sarkar et al., 2022). Una de las claves
de su éxito recae en el asesoramiento personal y en la confianza puesta en la
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institución que la realiza, puesto que aumenta las habilidades administrativas
y financieras del beneficiario, así como su compromiso con el pago de la deuda
(Gloukoviezoff & Rebière, 2013; Morejón Fernández et al., 2022).
Combinando ambos elementos, nuestro análisis pretende responder la
siguiente pregunta: ¿cómo se puede aumentar la eficiencia de los programas
de microcréditos para que lleguen a un mayor número de inmigrantes?
Para ello, el presente trabajo aplica un análisis cualitativo basado en las
experiencias extraídas de un proyecto piloto sobre el funcionamiento de las
redes sociales de los inmigrantes africanos en Toulouse (Francia), a través
del programa de microcréditos impulsado por la Asociación de Desarrollo
a la Iniciativa Económica (ADIE). Los resultados indican que la intervención
a través de las redes sociales, aprovechando la figura del líder comunitario,
permite que más emprendedores inmigrantes estén dispuestos a aceptar y
solicitar asesoramiento y microcréditos para implementar sus ideas dentro de
la economía formal.
El siguiente apartado analiza las aportaciones más relevantes de la literatura
sobre los recursos étnicos, la importancia del líder comunitario y el papel de los
programas de microcrédito como impulsores del emprendimiento inmigrante.
El tercer apartado presenta el estudio del caso del proyecto ADIE-Toulouse. El
artículo finaliza con la necesaria sección de discusión y conclusiones.
2. los rEcursos étnicos y la financiación para El EmprEndimiEnto
2.1. la Economía étnica y los rEcursos étnicos
Como se indica en Beltrán et al. (2015), el emprendedor inmigrante es
aquella persona dueña de los medios de producción, que asume el riesgo
de inversión para lograr beneficios dentro de una economía de mercado,
independiente de su grado de innovación y de su tamaño. De esta manera, la
creación de empresas representa una salida a los problemas de precariedad
laboral y persistente desempleo que poseen muchos colectivos vulnerables,
como es el caso de los inmigrantes (López, 2016; Rath & Kloosterman, 2000;
Informe GEM 2020/21). Como indica Light (2003), el emprendimiento es “una
autodefensa básica frente a la exclusión y las desventajas que tienen en el
conjunto del mercado laboral”.
Bajo estas premisas, Bonacich y Mondell (1980) fueron los primeros que
presentaron el concepto de economía étnica como el conjunto de actividades
productivas desarrolladas por emprendedores de origen inmigrante. A
menudo, estas actividades se dirigen a un “mercado cautivo” puesto que
dan empleo y cubren las necesidades de sus compatriotas o co-étnicos, a la
vez que mantienen importantes lazos productivos con su país de origen en
forma de exportaciones e importaciones. No obstante, con el tiempo muchos
empresarios étnicos tienden a diversificar sus negocios y a generar empleo
entre colectivos sociales más amplios (Rath, J. & Kloosterman, 2000).
55
El papEl dE los lídErEs comunitarios En los programas dE microcrédito para EmprEndEdorEs inmigrantEs
rEvista dE Economía mundial 65, 2023, 51-69
Como cualquier emprendedor, los inmigrantes necesitan acceder a una serie
de recursos para poder implementar sus ideas. En la economía étnica, diversas
investigaciones han observado como las tradiciones, las prácticas culturales,
las estructuras morales e ideológicas, los patrones de comportamiento, las
lealtades o la solidaridad entre miembros de la misma etnia son elementos
claves para que el emprendedor movilice los recursos para culminar su empresa
(Rath & Kloosterman, 2000; Kerr & Mandorff, 2023). Estos denominados
recursos étnicos pueden ser tanto materiales (como la financiación a través
de sociedades de crédito rotativas) como inmateriales (formación, acceso a
información y contactos, consejos, etc.) (Light & Rosenstein, 1995; Rath &
Kloosterman, 2000; Light & Gold, 2000; Solé & Parella, 2005). Pero ¿cómo
se accede a estos recursos? y lo más importante, ¿cómo se generan? Para
responder a estas cuestiones es necesario analizar el funcionamiento de las
redes sociales como impulsoras de capital social.
Las redes sociales pueden definirse como un complejo conjunto de
relaciones interpersonales establecidas entre diversos individuos y actores
sociales (Requena, 1998). En el caso de los inmigrantes, esas redes -forjadas
por los mencionados elementos culturales y conductuales propios del grupo
étnico- les vincula con sus compatriotas y amigos de origen en la sociedad de
acogida. A través de ellas circulan la información, los consejos y los apoyos
materiales o emocionales (Requena, 1998), configurando un determinado tipo
de capital: el capital social. Por tanto, sin redes sociales, no hay capital social
y sin él, no hay beneficios. Según Lin (2002), el capital social se basa en la
inversión de tiempo y esfuerzo en la construcción de relaciones sociales sólidas
y confiables, con la expectativa de obtener beneficios tanto en el presente
como en el futuro. Y como cualquier otro tipo de capital, la falta de contacto y
relaciones sociales conduce a su depreciación.
En este sentido, Millán-Franco et al., (2019) han demostrado como en las
redes sociales circulan la información y los apoyos materiales o emocionales
capaces de crear una estructura de bienestar e integración social que facilita
la adaptación al nuevo contexto y disminuyen la situación de vulnerabilidad
de los inmigrantes. Los inmigrantes que están organizados en redes sociales
tienen más capacidad para enfrentar las dificultades, solucionar conflictos y
acceder a recursos, así como satisfacer necesidades culturales e identitarias
(Álvarez de los Mozos, 2010; Osorio et al., 2015; Battisti et al., 2022).
Bajo estos planteamientos, los recursos étnicos, tanto potenciales como
disponibles, procedentes de las relaciones de reconocimiento y confianza mutua
entre los inmigrantes, forman parte del capital social de los miembros que
configuran dicha red (Light y Gold, 2000; Lozares, 2003; Fernández-Suarez &
Cano-Ruiz, 2018; Kerr & Mandorff, 2023). Ese capital social es el que permite
al emprendedor inmigrante el acceso a la financiación, al asesoramiento o a la
información estratégica sobre el entorno y el mercado que son fundamentales
para implementar su negocio, reforzando así la propia economía étnica (Chand
& Ghorbani, 2011; Paunero, 2014; Trejo, 2015; Osorio et al., 2015; Osorio-
García-de-Oteyza et al., 2020; Ayayi & Dout, 2022).
56 Yessica Belén Abularach Mendoza · José Fernández-Serrano· Inmaculada Jaén Figueroa
2.2. las rEdEs dE apoyo y El lídEr comunitario
Autores como Putnam (2001), Mayoux (2001) u Ostrom & Ahn (2003)
afirman que el capital social está presente únicamente en redes que presentan
relaciones establecidas de forma horizontal. Está condición permite que el
capital social se mueva en simetría en la red y esté disponible para todos.
Las redes donde las relaciones no se forman a través de la cohesión, no
pueden tener una dinámica de cooperación ni apoyo, ya que son basadas
en un mecanismo de autoridad, clientelismo o poder, incluso de explotación,
consecuencia de posiciones desiguales entre los miembros (Putnam, 2001;
Pérez, 2013).
Estos planteamientos concuerdan con las características del capital
“bonding” propuesta en estudios como Putnam (2000) o Woolcok & Narayan
(2000). Estos autores identifican dos tipos de capital social que se desarrollan
a través de las relaciones sociales: el capital social de tipo “brinding” y el de
tipo “bonding”. El primero de ellos, el capital social “bridging” se construye
a través de la conexión y las relaciones entre personas que pertenecen a
diferentes grupos sociales o comunidades y se centra en la creación de
vínculos y conexiones entre individuos de diversos trasfondos y redes sociales
(Putnam, 2000). Por su parte, el segundo, conocido como “bonding” o de
“unión”, tiene un carácter cohesionador y se forma principalmente entre
individuos que comparten similitudes o pertenecen al mismo grupo social, es
decir, es de carácter endogámico (Lozares et al., 2011). En el contexto de la
participación social, el capital “bonding” promueve la cohesión entre miembros
del mismo grupo, fortalece la identificación con ese grupo y contribuye a
establecer y mantener apoyos y ayudas directas. En otras palabras, el capital
social “bonding”, se enfoca en fortalecer las relaciones dentro de un grupo
homogéneo, generando relaciones o lazos fuertes entre sus miembros, como
el que se genera en las redes sociales de una economía étnica.
Ahora bien, aunque las relaciones sean horizontales y basadas en la
confianza, eso no implica para que pueda surgir un mecanismo de coordinación
para su buen funcionamiento. En este sentido, Millán-Franco (2019) muestra
que los denominados líderes comunitarios pueden desempeñar este papel en
determinadas circunstancias. Estas personas son referencia o “representantes”
del grupo, actuando como dirigentes sociales o comunitarios. Son personas
que tienden a inspirar, estimular y motivar a los miembros de la comunidad
a alcanzar objetivos (Montero, 2004). El liderazgo suele ser protagonizado
por personas de alto nivel de cualificación, con experiencia de militancia
asociativa y política en sus países de origen. Las relaciones entre iguales
están garantizadas y suelen poseer cierto carácter paternalista, pues además
de contar con las necesidades y objetivos individuales, cuidan también de
los intereses de la comunidad (Aparicio & Tornos, 2010; Fernández-Suarez
& Cano-Ruiz, 2018). Suelen ser personas visibles del colectivo en la esfera
pública de la sociedad de acogida (Morion & Aboussi, 2016) y algunos hasta
pueden llegar a negociar con las instituciones locales y otras entidades en
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El papEl dE los lídErEs comunitarios En los programas dE microcrédito para EmprEndEdorEs inmigrantEs
rEvista dE Economía mundial 65, 2023, 51-69
favor de la comunidad (Delgado-Gallego & Vázquez, 2009; Millán-Franco et
al., 2019). Por supuesto, ese liderazgo no es una posición social estática, es
decir, pueden ir surgiendo según las necesidades de la comunidad (Andrade,
2013).
2.3. las políticas dE microcrédito como facilitador dE EmprEndimiEnto
Las perspectivas más recientes en el análisis del emprendimiento inmigrante
tratan de integrar los recursos internos de las comunidades inmigrantes
con la estructura local de oportunidades donde las políticas institucionales
son fundamentales (Van der Leunet al., 1999; Rath & Kloosterman, 2000;
Kloosterman, 2001)
La financiación aparece como un obstáculo principal a la hora de
emprender en los países de la OCDE (Barrado & Molina, 2015). En el caso de
los emprendedores inmigrantes, esa dificultad se acentúa, pues difícilmente
pueden recurrir a la banca tradicional por no cumplir con los requisitos
exigidos (Lacalle, 2002; Lacalle et al., 2006; García A., 2007; Rico, 2009;
Osorio et al., 2015). De esta manera, el inmigrante busca fuentes alternativas
de financiación.
Estudios realizados a redes sociales muestra la importancia en
determinados colectivos de un sistema de financiación informal basado en
la confianza entre sus miembros denominado ROSCAs «Rotating Saving and
Credit Associations», también conocido por diferentes nombres como: tandas,
susus, hui, pasanacos, pandeiros, etc. (Lelart, 1990; Rozas & Gauthier, 2012).
Una ROSCA surge mediante la contribución periódica a un fondo común de un
grupo de personas. Cada miembro accede por turno a los fondos de la caja y
cuando todos los miembros del grupo lo han recibido comienza nuevamente
o se disuelve. Para aquellos que recogen el total al principio del turno el valor
tiene la forma de crédito sin interés, y para aquellos que lo recogen al final
se transforma en ahorro (Rozas & Gauthier, 2012; Chen & Rach, 2022). Las
ROSCAs permiten a sus miembros responder a una necesidad de financiación
individual o familiar, generar un fondo de protección contra los imprevistos
o tener un fondo de rentas vitalicias. De esta forma, la falta de acceso al
crédito formal es la razón principal para la creación de estas organizaciones.
La relación de las ROSCAs con el emprendimiento es evidente; por ejemplo,
Rozas & Gauthier (2012) han demostrado que las ROSCAs son fundamentales
para la financiación de negocios en Camerún.
Por supuesto, existen otros mecanismos de financiación que sí se engloban
dentro de la economía formal. En este sentido, los programas de microcréditos
ofrecidos por entidades sociales como de crédito (públicas o privadas) se
presentan precisamente como una herramienta de financiación para aquellos
que no puede acceder al sistema de crédito tradicional por falta de avales
económicos. El microcrédito no solo proporciona capital, sino también una
posibilidad de inserción económica y social real de colectivos vulnerables a
través del autoempleo (Inglada-Galiana et al., 2015; Anjos et al., 2020; Ayayi
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& Dout, 2022). Las garantías tradicionales de la banca desaparecen en este tipo
de financiación para dar paso a avales basados en la confianza, responsabilidad
y solidaridad de los beneficiarios (Autolino, 2017; Inglada-Galiana et al., 2015).
Durante las cuatro últimas décadas, los programas de microcréditos han
experimentado una fuerte expansión en Europa y su aplicación se ha adaptado
a la situación social, política y económica de cada región. El Parlamento Europeo
ha puesto en acento en los microcréditos para los inmigrantes por tratarse de
un colectivo vulnerable (Autolino, 2017; Lacalle et al., 2006; Rico, 2009; Ayayi
& Dout, 2022). Sin embargo, los programas de microcréditos siguen siendo
grandes desconocidos en general para buena parte de los colectivos a los que
van dirigidos (Anjos et al., 2020; Microbank, 2018).
Ahora bien, Mungaray-Lagarda et al. (2019) consideran que es importante
desarrollar una disciplina de pago por parte del cliente y limitar el acceso a los
microcréditos en los casos donde no hay las condiciones para la devolución del
crédito, ya sea por la falta de ingreso estables o porque la capacidad de pago está
por debajo del compromiso financiero (Inglada-Galiana et al., 2015; Mota et al.,
2018). Por ello, antes de conceder el crédito, es importante proponer programas
que atiendan sus necesidades de subsistencia, para que posteriormente puedan
beneficiarse de los programas de microcréditos y tengan las condiciones para
la devolución del mismo. En este sentido, Chowdhury (2009) llama la atención
a la necesidad de proponer los microcréditos juntos con otros tipos de servicio
complementarios, como la formación en gestión de negocios o el asesoramiento
durante la vida del crédito para garantizar su devolución y asegurar que el
negocio se mantenga en el tiempo.
Bajo estos planteamientos, nuestro estudio estima que es fundamental el
contacto con el líder comunitario como nexo de seguridad y confianza entre
el emprendedor potencial y los programas de microcrédito. De esta manera,
consideramos que la ineficiencia del mercado de crédito entre colectivos
inmigrantes se puede corregir interviniendo a través de su líder social para que
movilice el capital social de la red hacia los recursos formales del programa
de microcrédito. Cuando las instituciones de los programas de microcréditos
trabajan de forma ineficaz o, simplemente, “esperan al cliente”, el potencial
emprendedor busca otras formas de financiación informal, como las ROSCAs
(Armendáriz & Morduch, 2010; Rozas & Gauthier, 2012). Para hacer uso del
programa microcrédito es primordial tener información y confianza en el sistema
y en la institución que la provee. Por ello, la mediación del líder es crucial para
trasladarlas al resto de la red. Además, este mecanismo, evita la búsqueda “uno
por uno” de los emprendedores, pues emplea la red y el capital social generado
en la misma (Aparicio & Tornos, 2010; Millán-Franco et al., 2019;).
3. El caso dE la aidE -toulousE con inmigrantEs africanos
El presente epígrafe tiene por objeto presentar las enseñanzas obtenidas
de la participación directa en un proyecto piloto desarrollado para la ADIE
(Association pour le Droit a l’Iniciative Économique) a través de la intervención
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en el funcionamiento y estructura de las redes sociales establecidas por
colectivos de inmigrantes no comunitarios en Toulouse.
La ADIE, creada en 1987, es una institución referente de las microfinanzas
a nivel europeo. En 2015 la ADIE de Toulouse quiso implementar nuevas
estrategias de intervención que le permitiera acceder a un mayor número de
inmigrantes como potenciales beneficiarios de su programa de microcrédito
para el emprendimiento. Esto suponía un reto para la institución, pues las
personas responsables del asesoramiento en la ADIE eran en su mayoría
voluntarios jubilados (de empresas o banca tradicional) que no habían
aplicado un enfoque multicultural hasta entonces. Para ello, con la ayuda
de un técnico en microfinanza, se estudió la posibilidad de desarrollar
una herramienta a partir de la diferenciación y necesidades particulares
de los grandes grupos de inmigrantes no comunitarios localizados en la
ciudad.
El proyecto se desarrolló a lo largo de 2015. La primera fase consistió
en localizar los principales colectivos étnicos. Para ello, el técnico realizó una
búsqueda a través de fuentes estadísticas de población inmigrante y se contactó
con los consulados presentes en la ciudad. El objetivo de estos contactos era
diseñar una tipología representativa de las comunidades étnicas, así como
conocer su funcionamiento social para determinar la posible existencia de
redes sociales. A priori, para delimitar si las comunidades se organizaban en
redes se tomó como referencia la presencia de asociaciones u organizaciones
estables -tanto formales como informales- por número de inmigrantes. A partir
de estas consultas, se identificaron hasta 23 comunidades de inmigrantes
significativas para el proyecto en la ciudad1 . A pesar de su amplia variedad y
gran diversidad cultural, estos colectivos inmigrantes podían ser agrupados en
cinco grandes grupos según el continente de procedencia: África del oeste (en
particular Guinea), África del norte (en particular Marruecos), Europa (donde
destacaban los inmigrantes procedentes de Croacia), América Latina y Asia
(fundamentalmente, China y Vietnam).
El técnico contactó personalmente con un total de 26 organizaciones y
asociaciones para conocer su funcionamiento de estos colectivos inmigrantes.
Con el interés puesto en colectivos no europeos, y ante las dificultades de
acceso a las comunidades asiáticas y turca, y dado que la ADIE ya trabajaba
con la comunidad de África del Norte, los esfuerzos se centraron en los
colectivos procedentes de África del Oeste, y América Latina.
El contacto con las asociaciones de estos dos colectivos permitió observar
un funcionamiento radicalmente distinto de ambas comunidades.
Por una parte, de manera agregada, la comunidad africana era la que
concentraba con diferencia la mayor cantidad líderes y de emprendedores
potenciales en sus organizaciones. En este colectivo, se pudo contactar con
los líderes comunitarios que en su mayoría eran precisamente los propios
1 Nigeria, Guinea, Madagascar, Senegal, Congo, Burkina, Benín, Chad, Indonesia, Brasil, Venezuela,
Chile, Turquía, Grecia, Perú, Eslovenia, China, Croacia, Rusia, Armenia, India, Vietnam, Marruecos.
60 Yessica Belén Abularach Mendoza · José Fernández-Serrano· Inmaculada Jaén Figueroa
responsables de las asociaciones sociales. Además, fue posible confirmar
la presencia de ROSCAs como acceso a financiación de sus miembros. En
este sentido, los líderes que mostraron interés en el programa desarrollado
por la AIDE fueron una “puerta de entrada” hacia a otros inmigrantes de su
comunidad interesados en la creación de su propio negocio. En definitiva, se
observaba una verdadera economía étnica impulsada por el funcionamiento
de una red social a partir de las asociaciones de los diversos grupos africanos.
Por otra parte, en la comunidad latina, aunque también fue posible
localizar asociaciones, estas no presentaban las características necesarias para
calificarlas como verdaderas redes sociales impulsoras de negocios étnicos. Se
observaba la ausencia de ROSCAs, así como de otros recursos comunitarios
para generar empresas. Las asociaciones funcionaban más como lugares de
encuentro lúdico y de esparcimiento con compatriotas, es decir, como lugares
de fortalecimiento de los vínculos culturales entre sus miembros. Esto suponía
un acercamiento mucho más limitado a estos colectivos para el programa de
microcréditos a emprendedores de la AIDE.
En una segunda fase, los esfuerzos se centraron en conocer el perfil y
las principales motivaciones y necesidades propias de los emprendedores
inmigrantes para comprobar su viabilidad como beneficiarios potenciales
del proyecto de microcréditos. De los contactos realizados a través de las
asociaciones fue posible atraer la atención de un total de 36 personas: 24 del
colectivo africano (en particular, guineanos) y 12 de América Latina. A todos
ellos se les pasó un cuestionario individualizado para recoger información
sobre sus datos sociodemográficos, los motivos de su inmigración, su situación
laboral, sus principales motivaciones y percepciones para crear el negocio,
las dificultades presentadas para ponerlo en marcha y su posible relación del
negocio con el país de origen (Véase tabla 1).
Como puede observarse en la Tabla 1, el 60 por ciento del total de los
interesados eran hombres con más de tres años en Francia. La inmensa
mayoría indicaron que estaban estudiando o contaban con contrato laboral
por cuenta ajena. Solo dos de los interesados (africanos) ya trabajaban como
autónomos, manifestando su interés por mejorar su actividad actual. En
particular, y salvo excepciones, todos los interesados indicaron que querían
emprender por motivos intrínsecos relacionados con las oportunidades de
negocio o con la preferencia por el trabajo por cuenta propia. De esta forma,
teniendo en cuenta que la mayoría ya tenían un contrato de trabajo o estaban
estudiando, el emprendimiento era considerado como una posibilidad de
mejorar sus condiciones laborales.
Por otro lado, más del 80 por ciento afirmaban conocer a un empresario
y más de la mitad llevaban más de 3 años con el proyecto ya en mente.
El problema de financiación y/o asesoramiento fue considerado como el
obstáculo principal para más del 80 por ciento de los inmigrantes.
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El papEl dE los lídErEs comunitarios En los programas dE microcrédito para EmprEndEdorEs inmigrantEs
rEvista dE Economía mundial 65, 2023, 51-69
tabla 1. principalEs rEsultados por colEctivo
Comunidad
africana N=24
(%) Comunidad
latina N=12
(%)
Mujeres 7 29,2 8 66,7
Hombres 17 70,8 4 33,3
Situación laboral
Contrato de trabajo 11 45,8 6 50
Estudiantes 9 37,5 6 50
Autónomos 2 8,3 0 0
Parados 2 8,3 0 0
Desde cuando reside en Francia (años)
Menos de 3 años 1 4,2 4 33,3
Entre 3 y 6 años 10 41,7 5 41,7
Más de 6 años 13 54,2 3 25,0
Motivación para montar el proyecto
Trabajar por cuenta propria 9 37,5 2 16,7
Oportunidad 5 20,8 4 33,3
Trabajar por cuenta propria y
oportunidad
7 29,2 6 50
Enviar dinero al país 3 12,5 0 0
Conocimiento de algún empren-
dedor
18 75 12 100
No 6 25 0 0
Tiempo con el proyecto en mente
Menos de 3 años 9 37,5 6 50
Entre 3 y 6 años 11 45,8 4 33,3
Más de 6 años 4 16,7 2 16,7
Dificultad con el proyecto
Financiación 11 45,8 7 58,3
Asesoramiento 2 8,3 4 33,3
Financiación y asesoramiento 10 41,7 1 8,3
Ninguno 1 4,2 0 0
Saben que pueden acceder a la
financiación
2 8,3 3 25
No 22 91,7 9 75
Conocen la ADIE
3 12,5 0 0
No 21 87,5 12 100
El proyecto tendrá relación con
su país
23 95,8 6 50
No 1 4,2 6 50
Logran empezar con el proyecto
14 58,3 1 8,3
No 10 41,7 11 91,7
Fuente: elaboración propia.
62 Yessica Belén Abularach Mendoza · José Fernández-Serrano· Inmaculada Jaén Figueroa
Llama la atención el desconocimiento de estos colectivos de las ayudas
para emprender: casi el 90 por ciento no sabían que podían tener derecho a
un crédito, y no tenían información sobre la ADIE, ni sobre sus programas y
servicios de asesoramiento. Además, la recogida de datos permitió constatar
que mucho de los proyectos se basaban en actividades de importación y
exportación de mercancías con su país de origen.
Por supuesto, se observaron importantes disparidades entre ambos grupos.
En particular, la población africana destaca por un mayor número de hombres
interesados en el programa, por ser un colectivo con un mayor tiempo de
residencia en Francia y con la idea de negocio en mente. Manifiestan también
una mayor percepción de obstáculos de financiación y asesoramiento que los
latinos, pero, sobre todo, destacan por querer generar un negocio vinculado
con sus países de origen.
Los resultados del proyecto y puesta en marcha de los negocios a través del
programa de la AIDE también muestran resultados diferenciadores. De total
de interesados, 14 personas del colectivo africano logran comenzar con el
proyecto gracias al asesoramiento y ayuda del programa de microcréditos (casi
el 60 por ciento de su grupo). Por el contrario, solo siguió adelante un negocio
entre el colectivo latino. Todos los microcréditos de los negocios asesorados y
financiados fueron devueltos. Los demás proyectos fueron apenas asesorados
y no accedieron a la financiación.
A raíz de estos resultados, la ADIE consideró oportuno la formación de
los líderes comunitarios africanos para asesorar a los emprendedores de la
comunidad en materia de emprendimiento y financiación. De esta forma,
determinaron que las relaciones sociales de confianza eran la base para
trabajar, a través de una intervención comunitaria, con determinados colectivos
de inmigrantes que querían emprender.
En este sentido, el perfil del emprendedor africano cumple con los
requisitos para una mediación como la aquí analizada: emprendedores con
fuertes vínculos con su país, generadores de una economía étnica forjada bajo
redes sociales que impulsan los recursos para el emprendimiento y con líderes
comunitarios que difunden confianza e información al resto de compatriotas.
Este estudio fue un proyecto piloto que no fue implementado antes y, a pesar
de los buenos resultados observados, lamentablemente no ha podido tener
continuidad. Su coste en tiempo y recursos a corto plazo, así como la posterior
pandemia del COVID-19, han sido claves en este sentido.
4. discusión
De la experiencia generada a partir del programa piloto desarrollado por
la AIDE se pueden extraer una serie de implicaciones relevantes tanto para la
economía étnica como para los programas de microcréditos.
Respecto a la primera, es necesario destacar el papel de los consulados,
no solo como referentes administrativos, sino también como agentes activos
de sus comunidades. Un funcionamiento activo de los consulados mediante
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rEvista dE Economía mundial 65, 2023, 51-69
el contacto con las asociaciones y líderes de la comunidad añade valor a
la red social. Es un eslabón más que fortalece la red y el capital social de
sus integrantes y, por tanto, deben tener un papel activo en las políticas de
emprendimiento locales.
En segundo lugar, hay que resaltar también el papel de las asociaciones en
el emprendimiento. En este sentido, no es solo importante la densidad de la
misma para poder generar capital social (Murcia & Pérez, 2019), sino también
su estructura y el tipo de recurso que se forma. En otras palabras, no todas
las redes sociales impulsan la economía étnica. Así, por ejemplo, en Toulouse,
aunque la comunidad de latinoamericanos estaba organizada en asociaciones,
no tenían por objetivo generar una red de apoyo y recursos étnicos para el
emprendimiento.
En tercer lugar, si el lider no está pendiente de las necesidades de la
comunidad, la intervención comunitaria es imposible: aunque las relaciones
sean horizontales y simétricas, la institución financiera no puede emplear su
capital “bonding” para atraer beneficiarios hacia el microcrédito formal. Esto
es lo que sucedió por el desinterés de algunos líderes comunitarios hacia la
propuesta de microcréditos. Si el líder no confía en la institución, el traslado
de información y recursos no llega al resto de la comunidad (Pilati & Morales,
2016; Murcia & Pérez, 2019).
Del mismo modo, se pueden extraer importantes enseñanzas para el
correcto funcionamiento de un programa de microcrédito.
El primer lugar, hay que dar valor a los enfoques y estrategias multiculturales
en los programas de microcrédito. No todos los colectivos de inmigrantes son
iguales, ni tienen las mismas necesidades y, sobre todo, se aproximan a los
programas de microcrédito de la misma manera.
En este sentido, respecto al emprendedor africano, hay que considerar
los códigos culturales y la naturaleza del proyecto a la hora de proponer
el asesoramiento para que sea eficaz. Lo mismo ocurre con sus líderes
comunitarios. Trabajar en su identificación, formación y confianza de los
mismos puede ser una tarea complicada a corto plazo, pero con relevantes
resultados positivos en el futuro (Andrade, 2013). La posibilidad de que líderes
comunitarios lleven a cabo talleres de formación o que emprendedores de
la comunidad se conviertan en personas de referencia para asesorar a otros
son factores de éxito en la implementación de los microcréditos. Resultados
similares podrían alcanzarse a través de la intervención a través de las ROSCAs.
Analizar su existencia y funcionamiento permite acceder a potenciales
beneficiarios, aprovechando la confianza ya establecida entre sus miembros.
Otro aspecto relevante es que los proyectos de importación/exportación
con los países de origen están bastante presentes entre los emprendedores
africanos. El establecimiento de un tipo de microcrédito vinculado directamente
a este tipo de actividad podría generar un efecto llamada para que se interesen
en el microcrédito.
En resumen, el análisis multicultural desarrollado en el proyecto piloto,
permite diferenciar dos estrategias (Véase Tabla 2):
64 Yessica Belén Abularach Mendoza · José Fernández-Serrano· Inmaculada Jaén Figueroa
· Comunidad africana: empleo de los recursos étnicos, a través del
capital social apoyado por lideres comunitario. Estrategia proactiva.
· Comunidad latinoamericana: asesoramiento y financiación tradicional.
Acercamiento reactivo o pasivo.
La estrategia proactiva aquí analizada es poco común (Moser & Gonzalez,
2016). En nuestra opinión, la implementación de este tipo de intervención
se enfrenta a un obstáculo fundamental: el tiempo. El contacto a través de
consulados y asociaciones, la formación de líderes y el posterior asesoramiento
a los beneficiarios supone un trabajo lento y a largo plazo que, aunque genera
resultados muy positivos para la inserción económica de los inmigrantes, a corto
plazo puede resultar poco atractivos para las organizaciones de microcréditos
por su falta de resultados visibles inmediatos y consumo de recursos.
tabla 2. EstratEgias dE actuación
COMUNIDAD AFRICANA COMUNIDAD LATINA
Comportamiento de la
institución financiera… Proactiva Reactiva
Difusión de información
a través de…
- Líderes comunitarios
- Responsables de
ROSCAs
Necesaria participación en
eventos de la comunidad/
etnia del técnico de la
institución de microcrédito
(uso de redes)
Publicidad tradicional de
la ADIE. El cliente solicita
la información
Asesoramiento
a través de…
- Emprendedores referen-
tes de actividades
- Líderes de la comunidad.
Necesidad de talleres de
información y formación
previa
Talleres grupales de forma-
ción (uso de la red)
Asesoramiento tradicional
del programa de micro-
crédito
Financiación…
Posibilidad de micro-
créditos centrados en
determinadas actividades
+ tradicional
Microcrédito tradicional
Fuente: elaboración propia.
En cualquier caso, aún queda un vasto campo para analizar las posibilidades
para implementar programas de microfinanzas empleando redes y líderes
comunitarios para que el asesoramiento sea eficaz para el proyecto. Se
necesita un mayor número de experiencias similares para evaluar el verdadero
impacto de este tipo de mecanismo de intervención comunitaria.
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