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Revista de economía mundial 67, 2024, 353-356
1983)”. En línea con el capítulo 1, se trata de una crisis de alto impacto. La autora,
analiza las ideas económicas predominantes antes de los shocks petroleros y sus
limitaciones para enfrentar esta crisis. Asimismo, destaca los aspectos políticos
que influyeron. Resulta muy interesante el análisis de la respuesta de cada país,
donde destaca 3 grupos. Los que consideraron que era una situación transitoria
por lo que buscaron evitar sus consecuencias sociales, los que dieron una respues-
ta intermedia, y aquellos que permitieron un rápido ajuste de precios relativos
con una fuerte recesión en el corto plazo, pero una rápida salida. Nuevamente,
se observan similitudes en los comportamientos frente la crisis de 1930. Ade-
más, la autora señala con acierto que el segundo shock petrolero, en medio de
la recuperación, terminó de consolidar el cambio de paradigma económico y dio
lugar a políticas anti-inflacionarias con medidas contractivas, desregulación de los
mercados y la supresión de las políticas sociales.
Resulta de gran interés el capítulo 4, “La crisis de la deuda externa y la ‘década
pérdida’ en América Latina (1980-1990)”, de María José Vargas-Machuca Salido.
Este destaca los cambios en la coyuntura internacional y las medidas internas
aplicadas en los países latinoamericanos, que llevaron a un aumento de la deuda
durante los ’70 y a la imposibilidad de pagarla durante los ’80. Finalmente, exami-
na las negociaciones que se realizaron en dichos años para refinanciar la deuda,
que permitieran a los países en cuestión obtener los recursos necesarios para
realizar los pagos. Si bien se trata acerca de la crisis de deuda latinoamericana,
cabe recordar que su origen estuvo en la crisis de deuda polaca en 1981, y que se
transmitió rápidamente a todo el globo, con foco en América Latina.
En sintonía con el regreso a la perspectiva global, en el capítulo “Los 1990’:
crisis durante la globalización”, Simone Fari analiza la volatilidad del sistema eco-
nómico que surge a partir del cambio de paradigma. Si bien no hay una gran crisis
internacional durante este período, sí hay diversas crisis que dan cuenta de esta
mayor vulnerabilidad. El autor repasa algunas de ellas para resaltar sus coinciden-
cias y estudiarlas como un nuevo patrón de la economía global. De esta manera
se analizan las crisis de Japón y el norte de Europa a comienzos de los ’90, el
efecto tequila en México, la crisis del sudeste asiático, etc., llegando a la crisis de
las “.com” en el cambio de milenio.
Ya en el siglo XXI, el capítulo “La gran recesión financiera global (2008-2013)”
de María-Luz de Prado-Herrera y Luis Garrido-González, estudia la expansión de
las inversiones en activos financieros (y derivados). También, el problemático rol
que jugaron las empresas aseguradoras y de cálculo de riesgo en la complejidad
de la burbuja especulativa financiera-inmobiliaria y las consecuencias en las dis-
tintas regiones del mundo, luego del estallido de la burbuja. Así, observan que
impacta con más fuerza en Europa, en un nivel intermedio en Asia y con menor
fuerza en América Latina. Esto es algo no menor, y que se explica, en parte, por el
grado de integración financiera con los Estados Unidos y el rol de China (que no
estuvo entre los países más afectados). Los motivos son realmente interesantes.
Ya en el análisis contemporáneo, en el capítulo 7 Mariano Castro-Valdivia abor-
da las consecuencias de la pandemia. Es un contrapunto interesante entre, por un
lado una pandemia global, y por el otro una economía globalizada. Para ello, parte