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Finanzas éticas y solidarias: herramienta para una transición socio-ecológica justa. el caso de Fiare banca ética
revista de economía mundial 67, 2024, 221-241
se hace más urgente repensar en el futuro deseable, para poder dirigirnos
hacia él. El MLP es una herramienta que nos ofrece un marco de análisis
de los procesos de cambio y los elementos que en el participan. Es cierto,
y esto es una de las críticas, que su capacidad es sobre todo explicativa y
no predictiva, pero la compresión de los procesos de cambio vividos ofrece
enseñanzas muy útiles. Desde nuestra perspectiva, el elemento analítico del
MLP de aplicabilidad para dar respuesta a nuestra pregunta de investigación
es la importancia de los nichos en los procesos de transición y su relación con
las finanzas, tanto en su surgimiento como en su consolidación como parte del
sistema. Asimismo, la economía rosquilla es un marco concreto que delimita
que es una vida próspera, para la humanidad y el resto de la naturaleza, en
términos de justicia y sostenibilidad.
Nuestro análisis nos permite afirmar que las finanzas éticas y solidarias,
empleando el estudio de FBE, son un elemento básico para la financiación
y consolidación de los proyectos emergentes que estén alineados con la
economía rosquilla. Los motivos para esta conclusión son dos. El primero
de ellos es que las finanzas capitalistas no tienen en cuenta el valor social
de las organizaciones priorizando la rentabilidad económica, fomentando la
ampliación de la desigualdad, pues los excluidos financieros no son sus clientes,
ni el medioambiente es una variable que se tenga en cuenta. Sin embargo, el
elemento constituyente y diferenciador de FBE con la banca tradicional es que
la transformación social es el fin, por tanto, las organizaciones que financia son
las que también buscan un mundo mejor.
En este proceso de transición, como nos indica el marco MLP, las finanzas
juegan un papel fundamental, pues los nichos necesitan financiación tanto
para su surgimiento o consolidación, como para su posterior expansión y
funcionamiento en el sistema. Por tanto, la transición justa y sostenible requiere
la financiación de proyectos que tengan las características del nuevo sistema.
Si tenemos en cuenta las características del actual régimen financiero,
podemos afirmar que su propio funcionamiento nos ha llevado a la situación
de crisis, y por tanto directamente no van a favorecer un proceso justo y
sostenible (Sasia, 2012). Financian las grandes empresas contaminantes,
no respetan a la naturaleza, son el origen de la Gran Recesión, excluyen del
acceso al crédito a los grupos más vulnerables, por tanto fomentan la pobreza
y la desigualdad, y su actividad es especulativa y gestionan paraísos fiscales
(Gudynas, 2010; Navarro y Torres, 2012). Además, sólo financiaran aquellas
propuestas que sean rentables económicamente, sin tener en cuenta el
verdadero impacto en la sociedad. Para la cultura financiera actual el objetivo
es sólo el beneficio económico a corto plazo, ya sea mediante la recompra de
acciones, el incremento de dividendos, la especulación o el uso de paraísos
fiscales (Jones, Temouri, y Cobham, 2018).
Respecto a la FES, el primer elemento diferencial es el principio guía, pues
se buscan proyectos con impacto positivo, con la misión, incorporada en todas
las organizaciones de la ESS, de generar una transformación del sistema, de
forma que se crea valor económico y social. El impacto positivo es definido