35
Análisis y Modicación de Conducta
2022, Vol. 48, Nº 177, 35-72
ISSN: 0211-7339
Regulación emocional y terapias psicológicas
empíricamente apoyadas:
Conuencias, complementariedades y divergencias
Emotional regulation and empirically supported
psychological therapies:
Conuences, complementarities, and divergences
Darío Augusto de los Santos
Universidad Adventista del Plata
Resumen
Teniéndose como referencia el Modelo Procesual Ex-
tendido de regulación emocional de Gross (2015a) se rea-
liza un breve relevamiento de diversos conceptos y proce-
sos provenientes de distintos ámbitos de la investigación
básica y aplicada vinculados con las terapias contextuales
y cognitivo-conductuales. Esto permite vincular distintos
procesos de cambio con los componentes de las etapas
de regulación contempladas en el modelo. Se propone
que en algunos de estos procesos de cambio el sistema
de segundo orden se enfocaría principalmente en los
componentes del sistema de valoración que da lugar a la
emoción (por ej. modicación, distracción o reevaluación
de la situación), mientras que en otros tendría como ob-
jeto principal sus propios procesos, especialmente los de
la etapa de identicación (por ej. aceptación, atención o
reevaluación de la emoción), aunque no exclusivamente.
Las intervenciones de las terapias cognitivo-conductua-
les tradicionales parecen promover el uso de estrategias
orientadas a producir cambios sobre todo en el sistema
de valoración de primer orden, mientras que, las terapias
contextuales y cognitivo-conductuales más recientes se
focalizan mucho más en los procesos de la etapa de iden-
ticación del sistema de segundo orden. Estas divergen-
cias se aprecian más claramente cuando se considera el
lugar destacado que ocupa la aceptación, la consciencia
emocional y el distanciamiento/defusión cognitiva en es-
tas últimas.
PalabRas clave
Emoción; Regulación emocional; Modelo Procesual
Extendido; Terapias psicológicas empíricamente apoyadas.
abstRact
Taking as a reference the Extended Process Model
of emotional regulation of Gross (2015a), a brief review
of various concepts and processes coming from dif-
ferent areas of the basic and applied research related
to contextual and cognitive-behavioral therapies is
carried out. This makes it possible to link dierent pro-
cesses of change with the components of the regula-
tion stages contemplated in the model. It is proposed
that in some of these change processes the second-
order system would focus mainly on the components
of the appraisal system that give rise to the emotion (e.
g., modication, distraction, or reappraisal of the situa-
tion), while in others it would have as the main object
their own processes, especially those of the identica-
tion stage (e. g., acceptance, attention, or reappraisal
of the emotion), although not exclusively. The inter-
ventions of traditional cognitive-behavioral therapies
seem to promote the use of strategies aimed at pro-
ducing changes, especially in the rst-order evaluation
system, while the most recent contextual and cogni-
tive-behavioral therapies focus much more on the pro-
cesses of the identication stage of the second-order
system. These divergences are more clearly appreci-
ated when considering the prominent place occupied
by acceptance, emotional awareness and distancing/
cognitive defusion in these last.
KeywoRds
Emotion; Emotional regulation; Extended Process
Model; Empirically supported psychological therapies.
Correspondencia: Darío Augusto de los Santos, Ruta 226 Km 79 (Instituto Adventista Balcarce), Balcarce, Provincia de Buenos Aires,
Argentina. Código Postal 7620. Casilla de Correo 195. E-mail: augustodls@yahoo.es
Recibido: 6/10/2021; aceptado: 19/01/2022
36 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Introducción
Diversas investigaciones y modelos teó-
ricos han asociado la regulación emocional
ecaz con una mejor salud y un mayor bien-
estar afectivo, intelectual e interpersonal. Con-
trariamente las dicultades en la regulación
emocional se han asociado con el desarrollo y
mantenimiento de la mayor parte de los pro-
blemas que pueden requerir atención clínica
contemplados en diversas categorías diagnos-
ticas (DSM) (p. ej., Aldao et al., 2010; Essau et al.
2017; Hervás, 2011; John & Gross, 2004; Papa &
Epstein, 2018; Sheppes et al., 2015; Sloan et al.,
2017; Werner & Gross, 2010).
En concordancia con esto, varios enfoques
terapéuticos han incorporado de manera ex-
plícita el concepto de regulación emocional
y/o incluyen algún tipo de intervención o en-
trenamiento para optimizar la manera en que
las personas gestionan o se vinculan con sus
propias emociones (p. ej., Barlow et al., 2015;
Greenberg, 2017; Hayes et al., 2012; Leahy et
al., 2011; Linehan, 2003; Mennin & Fresco, 2009;
Nezu et al., 2018; Segal et al., 2008; Valdivia et
al., 2010; Wells, 2000).
No obstante, y a pesar de que diversas prác-
ticas y modelos de intervención clínica han
mostrados ser ecaces (Fonseca-Pedrero et al.,
2021; Pérez Álvarez, 2020), simultáneamente
casi todas las investigaciones señalan que la
incidencia y la prevalencia de los problemas
de salud mental están aumentando en todo el
mundo (Hayes & Hofmann, 2021).
Ante esta situación, la carrera entre paque-
tes completos de terapias se torna insuciente,
puesto a que la investigación señala que dife-
rentes procesos moderadores predicen dife-
rentes resultados (Hayes & Hofmann, 2021). La
pregunta más relevante entonces no parece
tener que ver con cuál modelo general es “me-
jor, sino con qué procesos con apoyo empírico
permiten comprender mejor el surgimiento y
mantenimiento de los problemas o limitacio-
nes singulares de las personas en los contextos
particulares en que se encuentran. Para de esta
forma, poder seleccionar los métodos o estra-
tegias apoyados en evidencia que se considera
que permitirán intervenir mejor, de manera je-
rarquizada y secuencial en cada caso particu-
lar (Hayes & Hofmann, 2018; Hofmann & Hayes,
2019).
Ante esta pluralidad de posibles prácticas
basadas en evidencia se plantea ante los inves-
tigadores y los psicólogos clínicos dos grandes
alternativas. La primera y más sencilla consiste
en negar o subestimar las propuestas que no
coinciden con el propio enfoque, leyendo úni-
camente lo que se produce en el propio ámbi-
to de referencia. La segunda implica conocer
y luego tratar de comprender esta diversidad,
sin subestimarla, a pesar de las discrepancias
con la propia perspectiva (Pérez-Álvarez, 2019).
Este dialogo entre distintos enfoques pue-
de resultar enriquecedor. No existen terapias
que sean completamente originales y que, por
lo tanto no hayan recibido inuencias de otros
modelos. En esta línea se presenta ante inves-
tigadores básicos y aplicados el gran desafío
de explicar, organizar e integrar de manera
coherente y funcional la abundante evidencia
clínica disponible, de manera que se facilite y
optimice la labor clínica (Hayes et al., 2020).
Con el n de hacer una sencilla contribu-
ción en esta dirección, en el presente artícu-
37
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
lo teniéndose como base el Modelo Procesual
Extendido de regulación emocional de Gross
(2015a) se realiza un breve relevamiento de di-
versos conceptos y modelos provenientes de
distintos ámbitos de la investigación teórica y
aplicada vinculados con las terapias basadas
en evidencia. Sin dejar de destacar la impor-
tancia de las diferencias losócas y concep-
tuales entre los distintos enfoques se compar-
te a su vez la premisa de diversos autores de
que, en el ámbito de las terapias basadas en
evidencias, en ocasiones se presentan formas
losócamente diferentes de abordar y con-
ceptualizar eventos similares, en los que las di-
ferencias en ocasiones son más losócas que
empíricas (Blackledge, 2018; Hayes et al., 2011;
Hayes & Hofmann, 2018; Hofmann & Hayes,
2019a; Houwer et al., 2018).
Metafóricamente, tal como se representa en
la Figura 1, estas posiciones losócas, a me-
nudo irreconciliables entre sí, orientan y dan
sentido a la actividad cientíca que se realiza
(Hayes et al., 2012; Hayes et al., 1988; Hughes,
2018; Pepper, 1942; Pérez-Álvarez, 2019; Wil-
son et al., 2013). No obstante, estas asunciones
no son de carácter empírico sino preanalítico, y
aunque los enfoques tengan puntos de parti-
da diferentes, no pocas veces se entrecruzan y
se ocupan de eventos similares (p. ej., Blackled-
ge, 2018; Hayes et al., 2012; Hayes & Hofmann,
2018; Hofmann & Hayes, 2019a; Houwer et al.,
2018).
En las siguientes páginas se destacarán va-
rios de estos puntos de encuentro, señalándo-
se a su vez algunas de las discrepancias más
importantes. El relevamiento de los diversos
procesos que pueden vincularse con la gestión
de las emociones no será exhaustivo, sino que
se tendrá en cuenta la abundante investiga-
ción especíca sobre la regulación emocional,
junto con algunos procesos y abordajes prove-
nientes de las terapias contextuales y cogniti-
vo-conductuales tradicionales y actuales. Para
ello, siguiéndose la secuencia de los ciclos y
etapas contempladas en el Modelo Procesual
Extendido se abordarán primeramente las
emociones y su surgimiento. A continuación,
se presentará el modelo original de Gross y su
posterior ampliación. Seguido de esto en tres
amplias secciones se desarrollarán las sucesi-
vas etapas de regulación emocional del mode-
lo, vinculándose a estas y a sus componentes
con diversos conceptos e intervenciones típi-
cas del ámbito clínico. Por último, se aborda-
rá brevemente cuestiones relacionadas con el
mantenimiento, cambio y origen de las estra-
tegias de regulación emocional, seguido de
Figura 1. Puntos de partida, conuencias y divergenci-
as entre terapias basadas en evidencia
38 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
una sección nal donde se recapitulará lo rea-
lizado y se propondrán algunas posibles líneas
futuras de investigación. En el anexo se incluirá
un gráco de síntesis y otros materiales.
Las emociones
El abordaje de la regulación emocional re-
quiere previamente una comprensión de las
emociones (Gross, 2014). Según Papa y Epstein
(2018) las investigaciones sobre las emociones
y sus abordajes clínicos basados en evidencia
pueden agruparse en tres grandes grupos de
acuerdo con las posiciones losócas a las que
adhieren. Desde una perspectiva constructivis-
ta se considera que las emociones son valora-
ciones o signicados socialmente condiciona-
dos que se atribuyen a estímulos anteceden-
tes y que se imponen a respuestas afectivas
de base neurosiológica (Barrett, 2012). Por su
parte, los que adhieren a una perspectiva evo-
lucionista y más a n con el contextualismo
losóco, consideran que las emociones son
tendencias de acción discretas heredadas por
selección natural, que permiten a las personas
adaptarse y responder rápidamente a los ante-
cedentes (Keltner & Haidt, 1999). Una tercera
alternativa adopta una posición intermedia y
considera que las emociones humanas son di-
versos estados cuyo surgimiento se encuentra
mediado por los procesos de evaluación de las
situaciones típicas de la especie (Scherer, 2009;
Hofmann, 2016).
Más allá de la orientación teórica en lo re-
ferido a las condiciones antecedentes distintas
perspectivas coinciden en que las emociones
son respuestas a eventos psicológicamente
relevantes (Frijda, 1986; Gross, 2014; Hofmann,
2016; Lazarus, 1991; Scherer, 2009). A su vez,
numerosas investigaciones señalan que las
emociones son fenómenos multidimensiona-
les de cuerpo entero que involucran respues-
tas semi-acopladas, que incluyen cambios
siológicos, expresivos, cognitivos y motivacio-
nales (p. ej., Cacioppo et al., 2000; Fredrickson
& Branigan, 2005; Gross, 2014; Keltner & Haidt,
1999; Levenson, 2014; Papa y Epstein, 2018;
Vuilleumier & Huang, 2009; Susskind et al.,
2008; Vytal & Hamann, 2010)
A menudo, aunque no siempre, estas res-
puestas son útiles para hacer frente y alcan-
zar las metas que le dieron lugar a la emoción
(Levenson, 1999). El abordaje de las funciones
intrapersonales e interpersonales de las emo-
ciones (Hofmann, 2014; Levenson, 1999; Zaki
& Williams, 2013) permite diferentes niveles
de análisis entre los que se puede incluir el ni-
vel individual, el diádico, el grupal y el cultural
(Keltner y Haidt, 1999). En este sentido se ha
propuesto que las emociones informan a las
personas acerca de los eventos que necesitan
ser atendidos y/o modicados, a la vez que
las preparan para responder a problemas que
surgen en las interacciones sociales. (Keltner y
Haidt, 1999; Levenson et al., 1990). También se
ha señalado que las emociones y su expresión
facilitan la coordinación de las interacciones
sociales, a la vez que ayudan a conformar los
grupos, denir los roles y gestionar los con-
ictos que surgen en su seno, interviniendo
también y siendo afectadas por los procesos
de aprendizaje de las normas, los valores, las
identidades culturales y las relaciones de po-
der predominantes en una sociedad (Keltner y
Haidt, 1999).
39
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
En el modelo el procesual de Gross (1998,
2014) se tienen en cuenta los puntos en co-
mún de varios de los enfoques mencionados
sobre la base del modelo modal de las emo-
ciones. Este enfoque parte de idea de que las
emociones se desarrollan en el tiempo, en
ciclos que involucran transacciones entre las
personas y las situaciones en que estas se en-
cuentran. Desde esta perspectiva se considera
que estos ciclos conllevan secuencias de situa-
ción-atención-evaluación-respuesta que inician
con una situación o evento psicológicamente
relevante (ya sea externo o interno), que atrae
la atención y es evaluado por las personas dan-
do lugar a cambios vagamente acoplados de
respuestas experienciales, conductuales y -
siológicas.
A su vez, desde esta perspectiva para dis-
tinguir y organizar los distintos conceptos vin-
culados con las emociones se propone consi-
derar al afecto como un término general que
incluye estados afectivos como: a) las emocio-
nes positivas y negativas (ej. alegría y tristeza),
b) las respuestas de estrés, como respuestas
negativas no especícas ante acontecimien-
tos prolongados y difíciles de enfrentar, y c)
los estados de ánimo, como respuestas más
extendidas, difusas, con mayor impacto en la
cognición y menor impacto en las acciones
que las emociones (ej. irritabilidad, depresión
y euforia). Esta diferenciación permite a su vez
incluir dentro de la categoría más amplia de
regulación afectiva conceptos tales como: a) la
regulación emocional (ej. gestionar la ira o in-
crementar la alegría), b) el afrontamiento (ej.
afrontar un proceso de duelo), y c) la regulación
del estado de ánimo (ej. gestionar o mejorar el
ánimo depresivo) (Gross, 2014; 2015a).
La regulación emocional
Tradicionalmente Gross (1998, 2014) denía
la regulación emocional como a aquellos pro-
cesos que determinan qué emociones se tie-
nen, cuándo se tienen, cómo se experimentan
y/o cómo se expresan. Más recientemente este
autor ha comenzado a denir la regulación
emocional como la activación de una meta
para inuir en los procesos de generación y
trayectoria de la emoción. (Gross et al., 2011;
Gross, 2015a, 2019).
Desde este enfoque se sostiene que la re-
gulación de las emociones puede producir
variaciones en la latencia, el tiempo de subida,
la magnitud, la duración o la compensación
de la respuesta emocional (Gross, 1998, 2014).
Los procesos involucrados son considerados
dentro de un continuo de posibilidades que
van desde la regulación explícita, consciente,
esforzada y controlada hasta la regulación im-
plícita, inconsciente, sin esfuerzo y automática
(Gyurak & Etkin, 2014)
Según Gross (2015a) el proceso de regula-
ción emocional puede ser intrínseco, cuando
se trata de regular las propias emociones, o
extrínseco, cuando por ejemplo un adulto trata
de inuir en las emociones de un niño. A su
vez, la regulación emocional puede estar moti-
vada por consideraciones hedónicas cuando la
meta está puesta en incrementar a corto plazo
las emociones positivas y/o disminuir las ne-
gativas, o por consideraciones instrumentales
pudiéndose incluso tener la meta de dismi-
nuir una emoción positiva o incrementar una
40 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
negativa, como medio para lograr otra nali-
dad no emocional. Esto último se aplicaría, por
ejemplo, cuando alguien trata de presentarse
empático, conmovido o preocupado por otra
persona, cuando se quiere inuir en los demás
o cuando se busca tener una actitud reexiva,
serena o prevenida para actuar con más eca-
cia en una determinada situación.
Los distintos tipos de estrategias que las
personas pueden utilizar para regular sus
emociones son agrupados en el modelo pro-
cesual de Gross (1998, 2014) en cinco grandes
familias: 1) la selección de la situación, 2) la mo-
dicación de la situación, 3) el despliegue de la
atención, 4) el cambio cognitivo, y nalmente 5)
la modulación de la respuesta. A continuación,
se incluye un gráco donde se presenta el mo-
delo procesual de Gross (2014) con los cinco
tipos de estrategias de regulación emocional
contempladas en este modelo. En la sección
sobre las estrategias de regulación emocional
inecaces se describirán con más detalles es-
tos procesos.
El Modelo Procesual Extendido
A diferencia del modelo procesual tradicio-
nal de Gross (1998) que se enfoca principal-
mente en las estrategias de regulación emo-
cional, otras propuestas más integradoras y
algunas incluso más próximas a las terapias
contextuales, han tenido en cuenta también
el proceso que trascurre entre el surgimientos
de la emoción y su regulación (p. ej. Berking,
2017; Gratz & Roemer, 2004; Hervás & Moral
2017; Mennin & Fresco, 2009). Por ejemplo,
Gratz y Roemer (2004) han abordado la regula-
ción emocional y las posibles dicultades vin-
culadas con ella teniendo en cuenta 1) el nivel
de conciencia emocional, 2) la claridad o com-
prensión de las emociones, 3) la aceptación o
el rechazo de estas, 4) las posibles interferen-
cias o dicultades emocionales para mantener
el comportamiento dirigido hacia una meta, 5)
las dicultades en el control de los impulsos, y
nalmente 6) el acceso limitado a estrategias
de regulación emocional.
Aunque el modelo tradicional de Gross
(1998, 2014) fue uno de los más utilizados,
Figura 2. Estrategias de regulación emocional.
Nota. Gráco traducido de Gross (2014)
41
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
con la intención de incluir también los proce-
sos que explican cómo se inician o detienen
las estrategias de regulación emocional, más
recientemente Gross (2015a) propuso un enfo-
que complementario al que denominó Modelo
Procesual Extendido
Lo novedoso del nuevo modelo es que in-
cluye una serie de bucles o ciclos funcional-
mente acoplados donde interactúan distintos
sistemas de valoración. Puesto que la emoción
conlleva una valoración, la regulación emocio-
nal implica la valoración de una valoración. De
esta forma, en esta perspectiva se considera
que un sistema de valoración de primer orden
genera la emoción, dando lugar a que un sis-
tema de segundo orden pueda o no regularla
(Eldesouky & Gross, 2019; Gross, 2015b).
A su vez, en un evidente paralelismo con
el modelo modal de las emociones se consi-
dera que estos sistemas de valoración impli-
can ciclos de secuencias W-P-V-A, donde W
se reere al mundo (world) interno o externo
de la persona (situación), P a la percepción que
se tiene de este (atención), V a la valoración de
esas percepciones (evaluación), y nalmente A,
al componente de acción (respuesta) que con-
templa tanto acciones mentales como físicas.
Estos ciclos de secuencia secuencias W-P-V-A
se utilizan tanto para explicar la generación de
la emoción (sistema de primer orden) como
al proceso de regulación emocional (sistema
de segundo orden) que incluyen etapas tales
como: a) la identicación de la conveniencia o
no de regular las emociones, b) la selección de
la estrategia a utilizar, y c) la implementación de
tácticas de regulación especícas, junto con el
monitoreo de cada una de estas etapas (Elde-
souky & Gross, 2019; Gross, 2015a).
Es decir que, en un primer orden o nivel de
análisis la persona enfrenta una situación (W),
esta atrae su atención (P), la evalúa (V) y res-
ponde afectivamente a ella (A). Luego en un
segundo orden, se inicia una etapa de identi-
cación donde esta emoción, ahora como un
elemento del mundo interno de la persona
(W), es percibida (P) y evaluada en contraste
con el estado emocional que anhela (V). Pu-
diéndose de esta forma, dar lugar o no a una
serie de impulsos de acción (A) con la meta de
regular las emociones y eventualmente a otros
ciclos de secuencias W-P-V-A para seleccionar
las estrategias de regulación e implementar las
tácticas especícas que ayudarían a reducir la
discrepancia entre la emoción actual y la de-
seada.
En la siguiente sección se aborda con más
detalle los procesos que, en el modelo proce-
sual extendido de Gross (2015a), forman parte
de la etapa de identicación, mientras que las
etapas de selección e implementación de las
estrategias y tácticas especícas de regulación
serán abordadas en secciones posteriores.
Experiencia y vinculación con las propias
emociones
Tanto las emociones como la manera en
que las personas las experimentan y se relacio-
nan con estas, han llegado a ocupar un lugar
destacado tanto en las denominadas terapias
de tercera generación como en la investiga-
ción teórica sobre distintos procesos emocio-
nales. Con diversos matices y desde distintas
perspectivas teóricas la forma en que las per-
42 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
sonas experimentan afectiva y cognitivamente
sus emociones han sido abordadas teniéndo-
se en cuenta aspectos tales como el nivel de
consciencia emocional, los sentimientos o re-
acciones ante las emociones, las evaluaciones
y las creencias sobre estas, como también las
tendencias a actuar que conllevan (p. ej. Bailen
et al., 2019; Bernstein et al., 2009; Greenberg,
2017; Hayes et al., 2012; Leahy,2019; Line-
han,1993, 2003; Segal et al., 2008; Wells, 2019)
De acuerdo con el Modelo Procesual Exten-
dido, después de que se producen las emocio-
nes, en una siguiente etapa de identicación
estas (W) son detectadas o atendidas (P), se las
evalúa (V) como candidatas para la regulación
y como resultado de ello se da paso o no a la
acción (A) con la meta de regularlas (Eldesouky
& Gross, 2019; Gross, 2015a).
A continuación, se abordan por separado
estos componentes, mencionándose a su vez
algunos procesos relacionados que, han sido
conceptualizados y propuestos tanto en el
ámbito de las terapias empíricamente apoya-
das como en otros enfoques teóricos basados
en evidencia.
Percepción o conciencia emocional (P)
Las personas dieren en su nivel de con-
ciencia emocional. Diversas teorías y abordajes
de la regulación emocional destacan la impor-
tancia de poder prestar atención, reconocer y
observar las propias emociones en su contexto
(Berking, 2017; Gratz & Roemer, 2004; Hervás
& Moral 2017; Mennin & Fresco, 2009) Según
Gross (2014) la conciencia emocional puede
ser un factor limitante crucial para la regula-
ción exitosa de las emociones (Füstös et al.,
2013). En este sentido distintas intervenciones
basadas en mindfulness han mostrado mejo-
rar la regulación emocional (Goldin et al., 2021;
Roemer, Williston & Rollins, 2015)
A modo de intervención en distintas tera-
pias donde el mindfulness ocupa un lugar im-
portante se suele diferenciar entre dos formas
de actuar respecto a lo que está aconteciendo
en el presente. Una es la modalidad de piloto
automático en la que la atención divaga de un
asunto a otro. La otra es un estado de conscien-
cia plena, en el que las personas de manera in-
tencionada enfocan y mantienen la atención
en lo que está aconteciendo en el presente, lo
que incluye su propio estado emocional (Baer,
2018; Linehan, 2003; Segal et al., 2008). Por su
parte en la Terapia de Aceptación y Compromi-
so (ACT) se enfatiza el contacto con el momen-
to presente que consiste en centrar la atención
en el aquí y ahora de manera no analítica y sin
juzgar, siendo plenamente consciente de lo
que se está haciendo, viviendo, sintiendo y/o
experimentando. Lo opuesto implica quedar
atascado en conceptualizaciones del pasado
o representaciones temidas del futuro por las
que el contacto con la experiencia en curso
se ve grandemente disminuida (Hayes et al.,
2012; Luoma et al., 2007).
Evaluación y valoración de las emociones
(V)
Diversos enfoques sobre la regulación emo-
cional han destacado la importancia de poder
nombrar, diferenciar y comprender las emocio-
nes que se experimentan (Berking, 2017; Gratz
& Roemer, 2004; Hervás & Moral 2017; Mennin
& Fresco, 2009). A su vez también se ha enfati-
43
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
zado el impacto sobre la regulación emocional
que pueden tener tanto las valoraciones nega-
tivas como positivas de las emociones (Gross,
2015a; Hervás & Moral, 2017; Linehan, 2003).
Según Gross (2015a) la valoración que las
personas realizan de las emociones puede
dar lugar a dicultades o fallas en la regula-
ción emocional, como, por ejemplo, cuando
una persona con trastorno bipolar adjudica
un valor positivo a los sentimientos manía-
cos y se deja llevar por sus impulsos. Ford &
Gross (2019) señalan que las creencias sobre
las emociones dan forma a los estándares con
los que se contrasta la experiencia actual con
la deseada.
Estas creencias pueden ser globales o estar
subordinas a características especícas de las
emociones tales como la valencia, la intensi-
dad, la duración, sus componentes particula-
res, el contexto y las metas que se persiguen,
entre otros aspectos (Ford & Gross, 2019). En
términos generales las creencias sobre las
emociones pueden agruparse en dos grandes
categorías. Por un lado, las creencias sobre la
bondad de las emociones, es decir si estas son
buenas o malas, y por el otro, las creencias so-
bre su controlabilidad. (Ford & Gross, 2019).
Las creencias sobre la bondad de las emocio-
nes pueden referirse a si estas son deseables
o indeseables, útiles o inútiles, beneciosas o
nocivas. Esta distinción señala que no siempre
las emociones desagradables son considera-
das malas y las emociones agradables buenas
(Tamir & Ford, 2012).
En esta línea, diversas investigaciones apo-
yan la idea de que las creencias emocionales
pueden tener consecuencias a corto y a largo
plazo, resultando a veces paradójicas o con-
traproducentes para la regulación emocional
(Ford & Mauss, 2014). Por ejemplo, creer que
las emociones en general, positivas y negati-
vas, son malas predice un menor bienestar y
una peor salud psicológica. A su vez, creer que
en particular las emociones negativas son ma-
las se relaciona con mayores respuestas emo-
cionales negativas ante acontecimientos estre-
santes (Ford, Lam et al., 2018).
Por otro lado, las personas que creen que
algunas emociones son relativamente buenas,
tienden a buscar más actividades que manten-
gan o mejoren esas emociones (Tamir & Ford,
2012; Wood et al., 2009). No obstante, algunos
estudios experimentales encontraron que so-
brevalorar la alegría se asocia con menores
sentimientos de felicidad (Mauss et al., 2011).
Por otra parte, en lo referido a las creencias
sobre la controlabilidad de las emociones, se
ha encontrado que las personas que creen
que estas son incontrolables experimentan
emociones negativas más intensas y tienen
peor salud psicológica (Ford et al., 2018; Ford
& Gross, 2019).
En el ámbito clínico tanto en la Terapia de
Esquemas Emocionales (EST) como en la Te-
rapia Metacognitiva (MCT) se ha destacado la
importancia que pueden tener las creencias y
teorías personales sobre los pensamientos y
las emociones. En la EST se propone una serie
de esquemas de procesamiento emocional que
contemplan la manera en que las personas
evalúan sus emociones de acuerdo con su va-
lidez, comprensibilidad, valor moral, compleji-
dad, relación con los valores, controlabilidad,
entumecimiento, durabilidad, consenso con
44 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
otros, rumiación y expresión entre otros. Des-
de esta perspectiva se considera que el recha-
zo y la valoración negativa de las emociones
incrementa la sensibilidad y desregulación
emocional. Es decir que lo que se dicen a sí
mismas las personas respecto a sus emocio-
nes afecta la manera en que las experimentan
(Leahy, 2012; 2019). Por su parte en la MCT se
propone el concepto de creencias metacogniti-
vas para hacer referencia a la valencia y el tipo
de creencias que tienen las personas respecto
a la incontrolabilidad, signicado, importancia,
peligrosidad y utilidad de sus procesos psico-
lógicos, lo cual puede llevarlas a experimentar
su contenido como la “realidad” (modo de ob-
jetos), incrementando así la intensidad de sus
problemas emocionales. O contrariamente
pueden ayudarlas a distanciarse y a asumir una
perspectiva que les permita regular de manera
más exible sus procesos psicológicos (modo
metacognitivo) (Wells, 2019).
Por otro lado, en la Terapia Dialéctico Con-
ductual (DBT) como parte del entrenamiento
en la regulación emocional se suele presentar
a las personas una lista de Mitos acerca de las
emociones, animándolas a ampliar la lista y a
refutarlos (Linehan, 2003). Desde una pers-
pectiva estrictamente funcional se considera
que las personas pueden actuar bajo control
directo de las contingencias actuales de su
situación o gobernadas por descripciones o
reglas verbales que predicen distintos resulta-
dos para las conductas (Skinner, 1969). En esta
línea en ACT se sostiene que la literalidad con
que se toman los eventos privados, las eva-
luaciones y las razones que se dan sobre ellos,
sobre su impacto causal sobre la conducta, y
consecuentemente las acciones dirigidas a
controlarlos conforman los contextos verbales
que están en la base del control problemático
de la conducta (por ejemplo: “solo se puede
tener una buena vida si se mantienen las emo-
ciones a raya para avanzar en la vida tengo
que quitarme esta emoción, solo si controlo
estrictamente mis pensamientos podré sen-
tirme mejor y controlar mi vida, etc.) (Luciano,
Martínez et al., 2005; Wilson y Luciano, 2002).
De acuerdo con estos contextos verbales las
personas pueden actuar fusionadas con sus
eventos privados (fusión cognitiva) de manera
que la conducta quede controlada excesiva-
mente por el lenguaje y las cogniciones, rele-
gando a un segundo plano las circunstancias
directas. O bien pueden distanciarse y deslite-
ralizar su contenido (defusión cognitiva) expe-
rimentando los eventos privados solo como lo
que son: recuerdos, pensamientos, emociones,
sensaciones, etc. (Blackledge, 2018; Hayes et
al., 2012; Wilson y Luciano, 2002).
Tanto las estrategias de defusión como la
reestructuración cognitiva tradicional asu-
men que los pensamientos pueden dicultar
el comportamiento ecaz y favorecer reaccio-
nes emocionales problemáticas. No obstante,
mientras que en las perspectivas cognitivas
más tradicionales se apunta a modicar el con-
tenido de los pensamientos, tanto en las estra-
tegias de defusión cognitiva de la ACT como
en las de conciencia metacognitiva de MCT el
énfasis está puesto especialmente en la forma
en que las personas se relacionan con sus pen-
samientos y otros eventos privados (Blackled-
ge, 2018). En la MCT el único contenido que
se apunta a explorar e intervenir es el de las
45
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
creencias metacognitivas (Salguero & Ramos-
Cejudo, 2019). Por su parte, a diferencia de las
terapias más anes con el constructivismo,
desde un enfoque contextual se evita reicar o
cosicar los eventos privados, evitándose dar
a las conductas de pensar y sentir entidad de
esquemas u otras denominaciones, como si se
tratara de cosas estáticas. A su vez, se cuestio-
na la idea popular y muy arraigada en las TCC
tradicionales de que los eventos privados son
la causa mecánica y lineal de la conducta pú-
blica. Por eso no se apunta a cambiar el con-
tenido de los eventos privados sino su función
(Hayes & Brownstein, 1986; Luciano & Hayes,
2001).
Sentimientos o reacciones afectivas ante
las emociones (A)
La no aceptación o la reacción emocional
negativa hacia la propia emoción también ha
sido considerada como un aspecto importante
en diversos modelos de regulación emocional
(Berking, 2017; Gratz & Roemer, 2004; Hervás &
Moral 2017; Mennin & Fresco, 2009).
En el ámbito clínico el malestar añadido por
la no aceptación de la emoción ha sido abor-
dado de diversas maneras. Por ejemplo, en
ACT se suele proponer a las personas realizar
una distinción entre dolor limpio y dolor sucio.
El dolor limpio es el malestar normal, natural y
saludable que se experimenta ante los proble-
mas de la vida real. Por su parte el dolor sucio
es el malestar que se añade por la falta de dis-
posición a experimentar el dolor limpio y por
la lucha innecesaria por controlarlo, eliminarlo
o evitarlo (Hayes et al., 2012). De manera simi-
lar en DBT se suele proponer a las personas di-
ferenciar entre dolor y sufrimiento, siendo este
último la suma del dolor inicial más el malestar
que acompaña el rechazo de la emoción y/o
la situación que se está viviendo (McKay et
al., 2019). La aceptación y otros procesos es-
trechamente relacionados con esta, como la
autocompasión o bondad hacia uno mismo y
la tolerancia al malestar están en el centro de
esta diferenciación (p. ej. Hayes & Hofmann,
2021; Ong et al., 2019).
Por otro lado, desde otra perspectiva se ha
propuesto el concepto de meta-emociones
para hacer referencia a las emociones que tie-
nen por objeto otras emociones consideradas
primarias. Por ejemplo, el miedo a la ansiedad
en la agorafobia, o cuando una persona sien-
te culpa por estar enojada. En estos casos se
añade o se combina una segunda respuesta
emocional desagradable que surge ante el re-
chazo o falta de disposición a experimentar la
emoción primaria. No obstante, las denomina-
das emociones positivas también pueden ser
objeto de meta-emociones negativas, como
por ejemplo cuando una persona se siente
avergonzada o culpable por reírse o alegrarse
en una situación donde socialmente se espera
otra reacción, como en un funeral o ante una
situación de desgracia de otra persona (Bailen
y Thompson, 2019; Norman & Furnes, 2016).
Entre las llamadas meta-emociones negativas
se han considerado la ira, la tristeza, la culpa,
la vergüenza, el desprecio y la ansiedad por las
emociones primarias experimentadas, mien-
tras que entre las positivas se han estudiado el
interés y la atención compasiva (Mitmansgru-
ber et al., 2009). A su vez, algunos investigado-
res como Shaver et al. (2013) consideran que
46 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
conceptos tales como la sensibilidad a la ansie-
dad y el rechazo o no aceptación de las emocio-
nes también describen experiencias o formas
de meta-emoción. En esta línea, dentro de las
categorías generales de sensibilidad e (in)tole-
rancia afectiva (Bernstein et al., 2009; Farris et
al., 2016) se podrían incluir experiencias de
aceptación o rechazo vinculadas al malestar,
tales como: 1) la (in)tolerancia a los estados
emocionales negativos, 2) la (in)tolerancia a la
incertidumbre, 3) la (in)tolerancia a la frustra-
ción, 4) la (in)tolerancia a la ambigüedad emo-
cional, y/o 5) la (in)tolerancia a las sensacio-
nes o estados físicos desagradables (ver p. ej.
Bernstein et al., 2009; Farris et al., 2016; Leahy,
2019; Leyro et al., 2010; Linehan,1993, 2003;
McEvoy et al., 2019; Rodriguez et al., 2017; Sch-
midt et al., 2006).
Según Ford & Gross (2019) las meta-emo-
ciones angustiantes podrían tener lugar ante
la combinación de la creencia de que las emo-
ciones son malas junto con la creencia de que
no se pueden cambiar. En la presentación del
Modelo Procesual Extendido, Gross (2015a) no
aborda de manera especíca las meta-emocio-
nes o las reacciones afectivas a las emociones.
No obstante, de manera similar a las emocio-
nes primarias que se incluyen en el compo-
nente de acción (A) del sistema de valoración
de primer orden, las reacciones afectivas a las
emociones pueden considerarse como actua-
lizaciones de las emociones primarias o como
reacciones adicionales que forman parte del
componentes de acción (A) en las distintas
etapas de regulación emocional junto con los
impulsos de acción y la activación de metas de
regulación.
Impacto en las acciones y activación de la
meta de regulación (A)
Entre los décit en la regulación emocio-
nal se han considerado las dicultades para
controlar o abstenerse de comportamientos
impulsivos y/o para poder enfocarse en la con-
secución de las metas propuestas mientras se
experimentan emociones de alta intensidad
(Gratz & Roemer, 2004; Berking, 2017). Como
se mencionó anteriormente, las emociones no
solo implican sensaciones y/o sentimientos,
sino también tendencias o inclinaciones de ac-
ción (Frijda, 1986) que pueden ser o no bene-
ciosas para hacer frente a las situaciones que
le dieron lugar (Levenson, 1999). De acuerdo
con Gross (2015a), las dicultades de regula-
ción emocional vinculadas con los impulsos
de acción pueden deberse en parte a la iner-
cia psicológica, es decir a la tendencia a seguir
actuando como se ha hecho anteriormente
incluso cuando esto no sea lo más adaptativo
(Gross, 2015a; Suri et al., 2015).
Los conceptos descriptos anteriormente de
fusión cognitiva, actuar en piloto automático,
modo de experiencia objeto, y otros como el
de conducta impulsada por la emoción (Barlow
et al., 2015) describen desde diversos enfo-
ques clínicos, la manera en que las personas
se vinculan con sus emociones y cómo esto se
relaciona con sus acciones.
De esta forma las personas pueden concre-
tar en acciones las inclinaciones o tendencias
que conllevan las emociones o continuar avan-
zando en el proceso de selección e implemen-
tación de las estrategias y tácticas particulares
de regulación.
47
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
A partir de lo desarrollado hasta acá y en
línea con el Modelo Procesual Extendido de
Gross (2015a) se pueden identicar dos niveles
u ordenes de análisis de la experiencia emocio-
nal y su regulación. Por un lado, están las inves-
tigaciones tradicionales sobre las emociones
que describen los cambios siológicos, expre-
sivos y cognitivos que estas conllevan, lo que
se asocia al sistema de valoración de primer
orden en el modelo de Gross (2015a). Y, por
otra parte, se encuentran diversas propuestas
provenientes de distintas terapias con apoyo
empírico y líneas de investigación teórica que
lo que enfatizan no es tanto la emoción en sí,
sino como las personas las vivencian y se rela-
cionan emocional y cognitivamente con ellas.
Esto correspondería al sistema de valoración
de segundo orden de Gross (2015a) principal-
mente a la etapa de identicación.
No obstante, aunque tanto a nivel teórico
como aplicado resulta útil esta diferenciación
entre la emoción y su regulación, no todos los
investigadores concuerdan con que necesaria-
mente esto implica una secuencia temporal de
dos respuestas diferentes. De manera similar a
lo que sucede internamente con los distintos
componentes o dimensiones de las emocio-
nes, no todos concuerdan respecto a si o en
qué casos, los procesos contemplados en un
orden o nivel preceden, surgen junto y/o pos-
teriormente a los contemplados en el otro.
Como sostiene el mismo Gross, (2014) mien-
tras más se investiga el tema, más difícil resulta
realizar una clara distinción entre la emoción
y la regulación emocional (p. ej., Gross et al.,
2011). Muchas situaciones parecen desenca-
denar tanto la emoción como su regulación
(Campos et al., 2004), y varios de los sistemas
cerebrales implicado en la emoción también
están involucrados en su regulación (Ochsner
et al., 2009). Todo esto ha llevado a algunos
autores a considerar que no es posible o ne-
cesario establecer una diferenciación clara en-
tre ambos procesos (Kappas, 2011; Paz, 2019;
Thompson, 2011)
Además de los procesos considerados has-
ta acá, se encuentran las distintas estrategias
por medio de las cuales las personas pueden
tratar de regular sus estados emocionales. Esto
último se abordará en las siguientes secciones.
Estrategias de regulación emocional
De acuerdo con el Modelo Procesual Exten-
dido, la activación del objetivo de regular las
emociones en la etapa de identicación, ahora
ya como parte del mundo interno de la per-
sona (W) desencadena la etapa de selección
donde se atenderán (P) y evaluará (V) la con-
veniencia de las posibles estrategias teniendo
en cuenta el contexto y los recursos personales
disponibles para ello. El resultado de esta eta-
pa puede ser o no la activación del objetivo de
utilizar una estrategia particular. De activarse
esta meta tendrá lugar la etapa de implemen-
tación de tácticas especícas de regulación
con sus nuevos ciclos W-P-V-A (Gross, 2015a).
De acuerdo con Gross (2015a) las diculta-
des vinculadas con estas etapas pueden de-
berse a que la persona dispone de pocas es-
trategias en su repertorio, tal vez porque tiene
una dependencia excesiva o sobrevalora a al-
guna de ellas (por ej. la evitación en problemas
de ansiedad) y/o porque momentáneamente
no llega a percibir otras alternativas. También
48 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
se destaca que las personas que creen que las
emociones se pueden cambiar suelen ser más
adeptas a regular sus emociones que aquellas
que ven a las emociones como relativamente
inmutables (Mauss & Tamir, 2014). Otro aspec-
to importante son las creencias de autoeca-
cia en la regulación emocional, es decir en qué
medida las personas creen que son capaces de
utilizar con ecacia ciertas estrategias particu-
lares de regulación. (Goldin et al., 2012; Gross,
2014).
El modelo extendido propone cinco gran-
des familias de estrategias de regulación emo-
cional, ya contempladas en el modelo anterior
de Gross (1998), que actúan sobre el sistema
de valoración de primer orden que genera la
emoción. Entre estas familias de estrategias se
incluyen la selección y la modicación de la si-
tuación (W), el despliegue de la atención (P), el
cambio cognitivo (V), y la modulación de la res-
puesta (A) (Gross, 2015a).
A continuación, se describen las cinco
grandes familias de estrategias de regulación
emocional propuestas por Gross (2015a) des-
tacándose también cómo estas pueden tor-
narse desadaptativas. A su vez, se mencionan
algunas conductas alternativas y procesos te-
rapéuticos que se han destacado en el ámbito
las terapias basadas en evidencia. No obstante,
el foco está puesto más en describir los proce-
sos de regulación emocional desadaptativos y
contraproducentes que en destacar posibles
intervenciones clínicas. Esta últimas se men-
cionan principalmente por su relación opuesta
o alternativa a las estrategias problemáticas.
Como podrá apreciarse, dentro de cada fa-
milia de estrategias, algunas están claramente
dirigidas a producir cambios en los ciclos W-
P-V-A del sistema de primer orden en los que
surge la emoción, mientras que otras podrían
fácilmente vincularse con modicaciones en la
etapa de identicación del sistema de segun-
do orden. Por ejemplo, en la familia de cambio
cognitivo se incluye la reevaluación de la situa-
ción que desencadena la emoción (V, sistema
de primer orden), pero también la reevalua-
ción de las propias emociones (V, sistema de
segundo orden). De manera similar las perso-
nas pueden concentrar o desviar la atención
de la situación (P, sistema de primer orden) y/o
respecto de la propia emoción (P, sistema de
segundo orden). Finalmente, como forma de
gestionar las emociones las personas pueden
tratar de modular de manera directa las emo-
ciones (A, sistema de primer orden) o aceptarla
y darle lugar sin tratar de modicarla, de ma-
nera que transcurra sin agravarse o sin que sur-
jan meta-emociones (A, sistema de segundo
orden). Aunque estos procesos de gestión de
las emociones siempre involucran al sistema
de segundo orden, en algunos casos este se
enfoca principalmente sobre el sistema de pri-
mer orden que da lugar a la emoción, mientras
que en otros se tiene como objeto principal a
sí mismo, especialmente a los procesos de la
etapa de identicación, aunque indirectamen-
te esto pueda repercutir o no sobre el sistema
de primer orden. En este sentido, gran parte
de las intervenciones de las terapias cognitivo-
conductuales tradicionales parecen promo-
ver estrategias orientadas a producir cambios
en el sistema de valoración de primer orden,
mientras que las terapias contextuales y cog-
nitivo-conductuales más recientes, se focali-
49
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
zan mucho más en los procesos de la etapa de
identicación del sistema de segundo orden,
aunque no exclusivamente. A su vez, las dife-
rencias respecto a la aceptación de la expe-
riencia emocional pueden apreciarse también
entre los modelos teóricos más enfocados en
el control de las emociones y su expresión (Ca-
tanzaro & Mearns, 2011; Salovey et al., 1995)
y otras propuestas que han sostenido que re-
gulación no es necesariamente equivalente
de control emocional (Berking, 2017; Gratz &
Roemer, 2004; Hervás & Moral 2017; Mennin &
Fresco, 2009)
Selección de la situación (W)
Al elegir estratégicamente las situaciones a
las que se expondrán las personas pueden evi-
tar peligros y pesares, a la vez que pueden reo-
rientar su vida en direcciones que hagan más o
menos probable que experimenten o no cier-
tas emociones (Gross, 2014, 2015a). Esto pue-
de llevarlas a realizar cambios exitosos o favo-
rables en la vida (Heatherton y Nichols, 1994),
al incremento de actividades que son agrada-
bles y/o valiosas para las personas (Kanter et
al., 2009) o a disminuir la exposición a situacio-
nes dañinas o riesgosas, como las vinculadas
al consumo de drogas (Kober, 2014). No obs-
tante, para las personas puede ser difícil antici-
par las emociones que experimentarán en una
determinada situación. Incluso pueden llegar
a sobreestimar la posible intensidad, duración
o impacto emocional que tendrán las situacio-
nes (Wilson & Gilbert, 2013). A su vez, la selec-
ción situacional puede tornarse inefectiva o
incluso contraproducente cuando se convierte
en un patrón de evitación persistente y/o in-
discriminado que, aunque pueda disminuir el
malestar a corto plazo, empobrece la calidad
de vida e incrementa las emociones displacen-
teras a más largo plazo (Barlow, 2000). Como
alternativa en el ámbito clínico existen distin-
tas propuestas terapéuticas orientadas a que
las personas enfrenten ciertas situaciones tales
como la exposición y la activación conductual
(Kanter et al., 2009), la realización de acciones
opuestas al impulso (Linehan, 1993, 2003), las
acciones comprometidas con los valores (Ha-
yes et al., 2012; Wilson y Luciano, 2002) y la
orientación positiva hacia los problemas jun-
to con la búsqueda planicada de soluciones
(Nezu et al., 2013), entre otras.
Modicación de la situación (W)
Una vez que se encuentran expuestas a una
determinada situación las personas pueden
tratar de modicar directamente las circuns-
tancias o algunos aspectos de esta, para alterar
así su impacto emocional (Gross, 2015a). A su
vez, debido a que la expresión de las emocio-
nes puede inuir u operar sobre otras perso-
nas (Keltner & Haidt, 1999) es posible hacer un
uso instrumental de este proceso para modi-
car las situaciones y las interacciones sociales
experimentadas como molestas o desagrada-
bles. Por ejemplo, dejando ver a los demás el
malestar experimentado para recibir ayuda o
que estos realicen cambios en su conducta o
en la situación (Greenberg, 2017; Hofmann,
2014). De manera particular la resolución de
problemas entendida como la realización cons-
ciente de acciones especícas dirigidas a cam-
biar una situación, ha sido considerada como
una estrategia de regulación emocional ecaz
50 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
vinculada con una mejor salud mental (Aldao
et al., 2010). Sin embargo, no todas las formas
de modicación de la situación son adaptati-
vas. Desde el ámbito clínico se ha destacado
que cuando el cambio que se introduce en la
situación implica una dependencia o uso per-
sistente de conductas de control y seguridad,
tales como prepararse excesivamente, recurrir
a personas o consumir ciertas sustancias, pue-
de producirse un alivio a corto plazo, pero im-
pedirse los benecios a largo plazo de una ex-
posición total (Clark, 2001). A su vez, una apro-
ximación impulsiva o apresurada con el n de
modicar una situación problemática también
puede agravar la situación (Nezu et al., 2013).
La exposición con prevención de respuesta, es
decir sin las conductas de control o seguridad,
puede ser una alternativa terapéutica viable
orientada a la situación (Werner & Gross, 2010),
al igual que las demás propuestas menciona-
das en la descripción del punto anterior sobre
la selección de situaciones.
Despliegue de la atención (P)
Sin modicar ni salirse de la situación, las
personas pueden regular sus emociones al re-
orientar su atención, ya sea concentrándose,
distrayéndose o suprimiendo el foco de aten-
ción respecto a algunos aspectos especícos
de la situación (Gross, 2014). La distracción
puede ayudar a postergar la graticación cuan-
do esto es conveniente (Peake et al., 2002). A
su vez, cuando la emoción ya está iniciada o
es alta en intensidad las personas suelen pre-
ferir la distracción al uso de otras estrategias
como la reevaluación que, en tiempo real, ante
emociones muy intensas puede resultar me-
nos efectiva (Sheppes & Gross, 2011; Sheppes
& Meiran, 2007; Sheppes, 2014; Sheppes et al.,
2011). No obstante, desde el ámbito clínico se
ha destacado que tanto la disociación como la
distracción cuando se generalizan o vuelven
rígidas pueden impedir la exposición y habi-
tuación completa a la situación, (Barlow et al.,
2015) así como también dicultar la adecuada
resolución de problemas (Nezu et al., 2013).
En el otro extremo, la rumia, entendida
como la concentración repetitiva y pasiva en
las emociones y sus consecuencias, también
ha sido considera como una estrategia de re-
gulación emocional contraproducente vin-
culada con una peor salud emocional (Aldao
et al., 2010). En la MCT se describen distintos
procesos vinculados a la modulación de la
atención que, a pesar de que pueden tornarse
perjudiciales, las personas pueden utilizarlos
alegando que, actualmente o en el pasado, les
han ayudado para anticipar o poder controlar
la situación y/o aliviarse de las emociones ne-
gativas que experimentan. Entre estos se inclu-
yen mantener la atención y los pensamientos
de manera inexible y negativa en: a) futuras
amenazas que se viven como incontrolables
(preocupaciones), b) en descubrir las posibles
causas o consecuencias de su estado emocio-
nal actual (rumiación), c) en los pensamientos,
emociones y sensaciones físicas que se experi-
mentan a cada momento (autofocalización), y
d) en estar alerta ante la aparición de posibles
peligros tanto internos como externos (moni-
toreo de amenazas). En la MCT a este patrón
inexible de atención y pensamientos negati-
vos se les da el nombre de Síndrome Cognitivo
Atencional y se considera que está en la base
51
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
de gran parte de los trastornos emocionales y
de las estrategias de regulación inecaces de
evitación y supresión tanto cognitiva como
emocional (Hjemdal et al., 2013; Salguero &
Ramos-Cejudo, 2019; Wells, 2000). Por su par-
te desde la ACT se ha propuesto que la rumia
y la preocupación, a veces englobadas como
pensamientos negativos repetitivos, suelen
ser las estrategias de evitación experiencial ini-
ciales que se ponen en práctica ante eventos
privados aversivos y que, a medio-largo plazo
mantienen y amplican el malestar, dando lu-
gar así a otras formas de evitación experiencial
más evidentes, que cierran el ciclo, tales como
el consumo de sustancias, los atracones, las
autolesiones, la distracción improductiva, etc.
(Ruiz et al., 2016; Ruiz et al., 2018). Como al-
ternativa al despliegue atencional nocivo, en
el ámbito clínico existen distintas propuestas
terapéuticas que promueven usos particulares
de la atención tales como el entrenamiento en
mindfulness (Kabat-Zinn, 2003; Linehan, 1993,
2003; Segal et al., 2008), las estrategias que fa-
vorecen el modo metacognitivo (Wells, 2019) y
la defusión cognitiva (Hayes et al., 2012; Wilson
y Luciano, 2002; Ruiz et al., 2018), entre otras.
Cambio cognitivo (V)
Al modicar deliberadamente la forma en
que evalúan y dan signicado a una situación,
las personas pueden modular sus experiencias,
llegando incluso a experimentar otras emocio-
nes (Gross, 2014). La estrategia de cambio cog-
nitivo más estudiada es la reevaluación, la cual
puede usarse para tratar de aumentar o dismi-
nuir tanto las emociones negativas como las
positivas (Ochsner y Gross, 2005). Esta puede
implicar cambiar la forma en que las personas
consideran la situación y/o cómo evalúan su
propia capacidad para gestionar los desafíos
que se enfrentan (Gross, 2015a).
En esta línea diversas investigaciones expe-
rimentales y de correlación han vinculado la
reevaluación con una disminución de las emo-
ciones negativas (Gross, 1998; Ray et al., 2010;
Szasz et al., 2011; Gross, 2015a). No obstante,
como se mencionó anteriormente, las perso-
nas suelen optar por la reevaluación cuando la
intensidad de la emoción es más baja, mien-
tras que prerieren la distracción cuando la
intensidad emocional es alta, porque a niveles
de alta intensidad la reevaluación puede ya no
ser efectiva (Sheppes & Gross, 2011; Sheppes
& Meiran, 2007; Sheppes, 2014; Sheppes et al.,
2011).
Por otra parte, los benecios de la reevalua-
ción parecen estar moderados por el contexto.
Una evaluación más positiva u optimista de
una situación puede asociarse con una reduc-
ción del malestar, un incremento del afecto
positivo y una mayor perseverancia hacia las
metas. No obstante, cuando implica desaten-
der información valiosa o subestimar riesgos,
puede conducir a la toma de decisiones des-
favorables, a la falta de preparación o a com-
portamientos peligrosos, y a largo plazo, a la
decepción o al incremento del afecto negativo.
(Weinstein,1980; Shepperd et al., 2015). De esta
forma la reevaluación puede tornarse una for-
ma de racionalización o evitación emocional
contraproducente (Barlow et al., 2015) siendo
menos adaptativa especialmente cuando se
aplica a situaciones estresantes que se pueden
cambiar (Troy et al., 2013) o cuando conduce
52 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
a asumir mayores riesgos y a tener una menor
sensibilidad ante posibles pérdidas (Panno et
al., 2013). Sumado a esto, diversas investiga-
ciones han destacado que tratar de suprimir
y/o controlar excesivamente los pensamientos
puede producir un efecto paradójico o contra-
producente (Barraca, 2011).
No obstante, en el otro extremo, tanto des-
de el ámbito clínico como en diversas investi-
gaciones también se ha señalado que abando-
narse a la rumiación y la preocupación en una
búsqueda y repaso persistente de los aspectos
y signicados más críticos de la situación o la
emoción también puede tornarse problemá-
tico (p. ej. Aldao et al., 2010; Ruiz et al., 2018;
Wells, 2019).
Por otro lado, entre las estrategias de re-
gulación emocional de cambio cognitivo no
solo se ha incluido la reevaluación de la situa-
ción que da lugar a la emoción, sino también
otras estrategias como la toma de perspectiva
y la reevaluación de la propia emoción (Webb
et al., 2012). En esta línea diversas propuestas
psicoterapéuticas apuntan a lograr un cam-
bio en la forma en que las personas perciben
y valoran sus propias emociones y procesos
psicológicos (Greenberg, 2017; Leahy, 2019;
Mennin & Farach, 2007; Wells, 2019) debido a
que consideran que el rechazo y la evaluación
negativa de las emociones puede incremen-
tar la sensibilidad y desregulación emocional
(Leahy, 2012; 2019) y/o precipitar emociones
secundarias como reacción a las experimen-
tadas inicialmente (Greenberg, 2017; Mennin
& Farach, 2007). Desde esta perspectiva se ha
destacado también la utilidad del trabajo de
reexión y resignicación de las emociones
y de las posibles necesidades, motivaciones,
metas y/o valores subyacentes a las experien-
cias y los eventos que las evocan (Greenberg et
al., 2015; Hervás & Moral, 2017).
Como se mencionó anteriormente, en el
ámbito de otras terapias basadas en evidencia
como la ACT, también se otorga un lugar des-
tacado a comprender cómo las cogniciones o
las conductas verbales se relacionan funcio-
nalmente con las emociones y las acciones. Sin
embargo, desde esa perspectiva no se apunta
a modicar el contenido de los pensamientos,
sino la forma en la que las personas se relacio-
nan con estos, puesto a que se considera que
los eventos privados no son la causa mecá-
nica y lineal de la conducta pública (Hayes &
Brownstein, 1986; Luciano & Hayes, 2001; Lu-
ciano, Martínez et al., 2005). Las intervencio-
nes basadas en la defusión cognitiva y la acep-
tación son fundamentales en este abordaje
(Blackledge, 2018; Hayes et al., 2012; Wilson y
Luciano, 2002).
Por otra parte, en las propuestas más re-
cientes de la TCC el uso de la reevaluación,
muchas veces acompañado de un descentra-
miento y ampliación de la consciencia, no se
enfoca tanto en eliminar los errores cognitivos,
como en incrementar la exibilidad cognitiva y
la utilidad de disponer de diversas cogniciones
para guiar la acción (p. ej. Barlow et al., 2015;
Garland et al., 2017; Hayes & Hofmann, 2021).
Modulación de la respuesta (A)
Las personas pueden tratar de modicar la
emoción o su expresión actuando de manera
directa sobre ella o sobre sus componentes
experienciales, conductuales o siológicos. El
53
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
ejercicio físico y las técnicas de relajación de
respiración profunda pueden utilizarse para
ello (Gross, 2015a). No obstante, cuando se
generaliza o vuelve un patrón rígido, tanto
suprimir la expresión emocional (Barlow et al.,
2004), como concentrarse en la emoción y li-
berarla de manera impulsiva o en situaciones
inadecuadas pueden tornarse problemáticos
(Carver et al., 1989; Nezu et al., 2013).
La supresión expresiva es la estrategia de
modulación de respuesta más estudiada
(Gross, 2015a). Las investigaciones experimen-
tales y de correlación señalan que, paradó-
jicamente, la supresión de las emociones se
vincula con menos emociones positivas y más
emociones negativas, una peor memoria y re-
laciones e interacciones sociales menos cerca-
nas y positivas (p. ej., Chervonsky & Hunt, 2017;
Gross, 1998; Mauss et al., 2011; Ray et al., 2010;
Richards & Gross, 2006; Srivastava et al., 2009;
Szasz et al., 2011; Gross, 2002, 2014)
A su vez, también resulta desadaptativo el
uso persistente de estrategias de modulación
emocional que implican conductas nocivas o
de alto riesgo, tales como las autolesiones, los
actos suicidas, el abuso de sustancias, el com-
portamiento violento o agresivo, la restric-
ción o los atracones de comida, las relaciones
sexuales sin protección, etc. (Linehan, 1993,
2003; Carver et al., 1989; Gross, 2015a).
Por otra parte, como se señaló anteriormen-
te, se debe tener en cuenta que la regulación
emocional no solo puede tener una función
intrapersonal, sino también comunicativa o
interpersonal (Hofmann, 2014; Zaki & Williams,
2013). Por lo que es posible hacer un uso ins-
trumental de la modulación de la respuesta
para modicar las situaciones y las interaccio-
nes sociales, lo cual en ocasiones también pue-
de tornarse problemático (Greenberg, 2017).
Como una alternativa a las estrategias de-
sadaptativas de modulación de las emociones,
estando también orientadas a la respuesta,
se encuentran entre otras, las estrategias te-
rapéuticas que promueven la aceptación de
la experiencia (Hayes et al., 2012; Segal et al.,
2008) y la tolerancia al malestar (Linehan, 1993,
2003; McKay et al., 2019).
No obstante, desde estas perspectivas la
aceptación no implica resignarse, abandonar-
se a la emoción y actuar fusionados o contro-
lados por los pensamientos, la inercia o las
tendencias de acción vinculadas con esta. Por
ejemplo, en ACT el trabajo de aceptación con-
lleva desarrollar una buena disposición para
dar lugar a las experiencias privadas, cesando
las acciones contraproducentes destinadas a
cambiarlas o suprimirlas, para así poder impli-
carse en otras acciones consistentes con los
valores (Hayes et al., 2014). El foco está puesto
en la regulación del comportamiento no en la
modicación del malestar (Blackledge & Ha-
yes, 2001). En este sentido la impulsividad y/o
la tendencia a la inacción que caracterizan cier-
tos comportamientos pueden ser comprendi-
dos como formas de evitación o no aceptación
del malestar, en tanto que implican acciones
que se llevan a cabo para aliviar o no llegar a
tener experiencias desagradables o molestas
(p. ej., Barlow et al., 2015; Hayes et al., 2014).
A continuación, se incluye una tabla que
sintetiza lo abordado en esta sección respec-
to a algunas de las posibles estrategias de
regulación emocional que pueden tornarse
54 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
problemáticas. No obstante, resulta pertinen-
te destacar que dichas acciones desempeñan
funciones adaptativas o desadaptativas según
el contexto e inexibilidad con que se realicen.
A su vez, más allá de que se puedan mencionar
propuestas terapéuticas que promueven con-
ductas alternativas a las problemáticas, dado
que la regulación emocional es un proceso
continuo, dinámico y diverso (Gross, 2014),
una intervención efectiva en cualquiera de sus
componentes puede tener una repercusión
positiva indirecta en los otros elementos o en
todo el proceso.
Mantenimiento, cambio y origen de las
estrategias
De acuerdo con el Modelo Procesual Exten-
dido si una táctica de regulación emocional
tiene éxito en modicar el estado emocional
se continuará utilizando hasta que la meta de
regular la emoción ya no esté activa, ya sea
porque se ha logrado o porque otra meta la ha
desplazado. Por otro lado, si la táctica no tiene
éxito porque la emoción no cambia o lo hace
en una dirección opuesta, la persona puede
seleccionar una nueva estrategia/táctica o de-
tener y abandonar todo el proceso de regula-
ción de la emoción. El monitoreo de las etapas
de identicación, selección e implementación
de regulación emocional y sus resultados se
considera fundamental en este aspecto (Gross,
2015a, 2015b).
A su vez, desde este modelo se destaca tam-
bién la importancia de tener en cuenta que a
menudo la regulación de las emociones impli-
ca compensaciones entre motivos hedónicos e
instrumentales. En ciertas situaciones algunas
estrategias pueden traer alivio a corto plazo,
pero tener un costo importante a más largo
plazo para otras metas no emocionales. A su
vez, en ocasiones perseguir crónicamente cier-
tos tipos de objetivos de regulación emocional
puede tener un efecto contraproducente. Por
ejemplo, algunas investigaciones indican que
la búsqueda constante de sentirse feliz puede
hacer que las personas se sientan menos feli-
ces a largo plazo (Gruber et al., 2011; Mauss et
al., 2011; Eldesouky & Gross, 2019).
Por otra parte, entre los antecedentes histó-
ricos que se considera que pueden predispo-
ner a las personas para el uso de ciertas formas
de regulación emocional problemática, en dis-
tintas investigaciones se han considerado las
experiencias tempranas de la vida, el estilo de
apego con el cuidador, la educación recibida
sobre la bondad y controlabilidad de las emo-
ciones y las instrucciones sobre qué estrate-
gias se deben usar, entre otros (p. ej., Bariola
et al., 2012; Ford, Lam et al., 2018; Eisenberg et
al., 1998; Gunzenhauser et al., 2014; Karreman
y Vingerhoets, 2012)
No obstante, a diferencia de los estudios que
abordan cuestiones generales de las emocio-
nes y las posibles dicultades en su regulación,
en el ámbito clínico la pregunta acerca de por-
qué las personas mantienen ciertas conductas
desadaptativas y hasta contraproducentes, se
suele abordar mediante un análisis funcional
de tipo ideográco que tiene en cuenta los an-
tecedentes y las consecuencias particulares de
estas (p. ej., Barlow et al., 2015; Dixon & Reh-
feldt, 2018; Hofmann & Hayes, 2019b; Törneke,
2021; Wilson & Murrell, 2002).
55
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
En esta línea, respeto a las meta-emociones,
se ha sostenido que estas, ya sean positivas o
negativas, pueden actuar como refuerzos o
como castigos respectivamente, predispo-
niendo a las personas para que busquen expe-
rimentar ciertas emociones y traten de evitar
otras (Bailen & Thompson, 2019).
No obstante, gran parte de los ejemplos de
este artículo sobre estrategias de regulación
emocional que pueden tornarse problemáti-
cas, pueden ser considerados como intentos
inecaces, desadaptativos o contraproducen-
tes de control-evitación de la experiencia emo-
Modelo
Procesual
Extendido
Estrategias de RE que pueden tornarse
problemáticas
Ejemplos de procesos terapéuticos y conductas alter-
nativas a las estrategias de RE problemáticas propues-
tas desde diferentes enfoques*
Situación (W)
Evitación o escape de la situación - Acción comprometida (ACT)
- Activación conductual (BA)
- Exposición con prevención de respuestas (BT o CBT)
- Exposición interoceptiva (PU)
- Entrenamiento en solución de problemas (PST)
- Acción opuesta (DBT)
- Efectividad interpersonal (DBT)
- Toma de consciencia y reexión sobre necesidades y
motivaciones vinculados con la emoción (EFT)
Conductas de control o seguridad
Uso instrumental de la emoción
Aproximación impulsiva o no planica-
da
Atención
(P)
Rumiación, preocupación, autofocaliza-
ción y/o monitoreo de amenazas.
- Contacto con el presente (ACT)
- Defusión cognitiva (ACT)
- Mindfulness (MBCT) y otras estrategias que favorecen
el modo metacognitivo de atención (MCT)
- Exposición emocional, experimentos conductuales y
reevaluación de creencias metacognitivas (MCT)
Distracción, disociación y/o supresión
del foco de atención
Cognición
(P)
Reevaluación y pensamiento negativo
persistente
- Defusión cognitiva (ACT)
- El yo como contexto (ACT)
- Contacto con el presente (ACT)
- Mindfulness (MBCT) y otras estrategias que favorecen
el modo metacognitivo de atención (MCT)
- Exposición emocional, experimentos conductuales y
reevaluación de creencias sobre las emociones (MCT,
PU y EST)
Reevaluación positiva con subestima-
ción de riesgos o información pertinen-
te
Supresión cognitiva
Evaluación negativa de las emociones
Respuesta
(A)
Inhibición y supresión expresiva - Aceptación (ACT)
- Defusión cognitiva (DBT)
- Trabajo con valores (ACT)
- Acción comprometida (ACT)
- Mindfulness (MBCT)
- Tolerancia al malestar y manejo de crisis (DBT)
- Acción opuesta (DBT)
- Efectividad interpersonal (DBT)
- Toma de consciencia y reexión sobre necesidades y
motivaciones vinculados con la emoción (EFT)
Concentración y desahogo impulsivo
Uso instrumental de la expresión emo-
cional
Conductas nocivas o de alto riesgo (au-
tolesiones, conducta suicida, consumos
problemáticos, etc.)
* ACT (Acceptance and Commitment Therapy), BA (Behavioral activation), BT (Behaviour Therapy), CBT (Cogni-
tive Behavioral Therapy), DBT (Dialectical Behavior Therapy), EST (Emotional Schema Therapy), EFT (Emotion-
Focused Therapy), MBCT (Mindfulness-Based Cognitive Therapy), MCT (Metacognitive Therapy), PST (Problem
Solving Therapy), PU (Unied Protocol for Transdiagnostic Treatment of Emotional Disorders)
Tabla 1
Estrategias de regulación emocional problemáticas
56 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
cional y/o interpersonal asociada con el males-
tar y/o la búsqueda de emociones agradables.
En este sentido en el ámbito de las terapias
contextuales las dicultades de regulación
emocional han sido vinculadas con la falta de
exibilidad psicológica. Según Valdivia et al.
(2010) en la ACT se busca explícitamente so-
cavar los procesos de regulación emocional
destructivos aplicados rígidamente. Para ello,
se apunta a favorecer la aceptación experien-
cial y el cambio comportamental dirigido por
valores (Blackledge & Hayes, 2001).
Desde sus inicios la ACT planteó que gran
parte de los problemas de las personas giran
en torno al rechazo o no aceptación de las ex-
periencias privadas molestas (Wilson & Lucia-
no, 2002). La evitación y la fusión con los esta-
dos emocionales vividos como molestos o pro-
blemáticos puede proporcionar cierto alivio y
sensación de coherencia a corto plazo, pero
paradójicamente también pueden intensi-
carlos y cronicarlos, produciendo una pérdi-
da posterior respecto a tener una dirección de
vida valorada. Desde esta perspectiva se con-
sidera que el elemento común a gran parte de
los problemas que requieren atención clínica
consiste en un patrón de evitación destructivo
que impide que las personas tengan vidas va-
liosas o satisfactorias, recibiendo este patrón el
nombre de Trastorno de Evitación Experiencial
(Luciano, 2016).
En esta línea, puede considerarse que mu-
chos de los comportamientos de regulación
emocional desadaptativa son reforzados por-
que las personas realizan lo que consideran
correcto, experimentando así una sensación
de coherencia (reforzamiento positivo), porque
de modo inmediato ven reducido su malestar
(reforzamiento negativo) (ver por ej. Luciano,
Gutiérrez et al., 2005; Wells, 2000, 2019) y/o
porque mediante la expresión de las emocio-
nes y la realización de sus tendencias de acción
logran modicar las situaciones o las interac-
ciones sociales, evitando (reforzamiento nega-
tivo) o alcanzando (reforzamiento positivo) así
ciertas consecuencias sociales (ver por ej. Gre-
enberg, 2017; Hofmann, 2014). Sin embargo,
aunque a corto plazo estas estrategias puedan
ser efectivas, cuando se vuelven un patrón de
evitación persistente y destructivo, pueden
terminar intensicando y cronicando los pro-
blemas, e impidiendo que las personas tengan
vidas satisfactorias o acorde a sus valores (ver
por ej. Barlow et al., 2015; Luciano, 2016). Por
eso, una de las tareas fundamentales en las te-
rapias consiste en ayudar a las personas a dis-
cernir la relación que acontece entre sus pro-
pias acciones y las consecuencias que siguen,
tanto a corto como a largo plazo (Törneke,
2021).
Por otra parte, desde un enfoque contex-
tual se ha destacado que las interrelaciones
funcionales entre las conductas, sus antece-
dentes y sus consecuencias no tienen funcio-
nes inherentes o inmutables, sino dinámicas
y cambiantes, debido a que se encuentran en
una relación también dinámica con otras varia-
bles o condiciones históricas y actuales (“terce-
ras variables de Skinner, 1931, p. 452) por las
que se ven afectadas o actualizadas (Morris,
1992; Pérez-Álvarez, 2014). En un sentido am-
plio el contexto de la conducta se reere tanto
a las fuentes históricas como situacionales que
inuyen en el comportamiento del organismo,
57
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
incluidas las variables biológicas, sociales y
culturales, el historial de desarrollo y aprendi-
zaje y el entorno interno (por ejemplo, cogni-
tivo, afectivo) y externo actual del organismo
(Hayes & Hofmann, 2021; Hofmann et al., 2021;
Villatte et al., 2015).
De esta forma, la historia clínica, los posibles
problemas médicos actuales, el estilo de vida,
incluidos la dieta, la actividad física, el sueño y
otros comportamientos biológicamente rele-
vantes, junto con los aspectos biográcos, so-
cio-culturales y ambientales, pueden resultar
de gran importancia para comprender y modi-
car la manera en que las personas gestionan
sus emociones como también su estado de sa-
lud mental general (p. ej., Linehan,1993, 2003;
Firth et al., 2020; Hayes & Hofmann, 2021).
Discusión y futuras líneas de desarrollo
En este artículo, teniéndose como base en
Modelo Procesual Extendido, se ha abordado
cómo las personas vivencian y se relacionan
con sus propias emociones, junto con lo que
se ha sostenido al respecto desde distintas
perspectivas básicas y aplicadas con apoyo
empírico.
Por un lado, se ha descripto a las emocio-
nes como respuestas ante eventos psicológi-
camente relevantes que conllevan cambios
siológicos, experienciales y de conducta ma-
niesta. Lo cual ha sido abordado por diversos
modelos tradicionales sobre las emociones
y, particularmente en la propuesta de Gross
(2015a) como parte de los ciclos W-P-V-A del
sistema de primero orden.
Por otra parte, se han enfatizado los modos
en que las personas: 1) orientan la atención y
son más o menos conscientes de sus emocio-
nes, 2) evalúan sus respuestas emocionales,
sus implicaciones y la conveniencia o no de
modicarlas, 3) reaccionan o son sensibles a
sus estados emocionales, 4) son interferidos
o inuidos por estos, 5) perciben y evalúan la
conveniencia o no de las distintas alternativas
de regulación emocional y su propia capacidad
para utilizarlas, 6) actúan de manera directa o
indirecta para modicar sus emociones, 7) ex-
presan socialmente sus emociones, inuyendo
y siendo a su vez inuidos emocionalmente
por los demás, 8) producen o favorecen con
sus conductas de regulación ciertos resultados
a corto, mediano y largo plazo, tanto a nivel
personal como interpersonal; y, nalmente, de
manera muy breve se ha mencionado la rele-
vancia de 9) las variables históricas y actuales
tanto biológicas, sociales, culturales, ambien-
tales ecológicas, de desarrollo y de aprendiza-
je respecto a la predisposición a experimentar
emociones y emprender conductas de regula-
ción. En la propuesta de Groos (2015a) estos
procesos han sido abordados considerando la
interacción entre los ciclos W-P-V-A del sistema
de primer orden y las etapas de identicación,
selección e implementación de los ciclos del
sistema de segundo orden, junto con su mo-
nitoreo.
A su vez, respecto a estos procesos, en tér-
minos del Modelo Procesual Extendido se ha
señalado que es posible sostener que en al-
gunos casos el sistema de segundo orden se
enfocaría principalmente en el sistema de pri-
mer orden que da lugar a la emoción, mientras
que en otros tendría como objeto principal
sus propios procesos, especialmente los de la
58 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
etapa de identicación, aunque no exclusiva-
mente. En esta línea se puede armar que gran
parte de las intervenciones de las terapias
cognitivo-conductuales tradicionales parecen
promover el uso de estrategias orientadas a
producir cambios sobre todo en el sistema de
valoración de primer orden, mientras que, las
terapias contextuales y cognitivo-conductua-
les más recientes se focalizarían mucho más
en los procesos de la etapa de identicación
del sistema de segundo orden. Estas diver-
gencias se aprecian más claramente cuando
se considera el lugar destacado que ocupa la
aceptación, la consciencia emocional y el dis-
tanciamiento/defusión en estas últimas, como
también en las diferencias entre las perspec-
tivas centradas en el control o cambio de las
emociones, y aquellas que consideran que la
gestión adecuada de las emociones no implica
necesariamente su modicación.
Por otro lado, aunque se ha destacado que
las diferencias losócas y conceptuales no
son un asunto menor, se partió de la idea de
que es posible establecer un diálogo crítico
pero fecundo entre los distintos enfoques teó-
ricos y aplicados basados en evidencia (ver p.
ej. Hayes & Hofmann, 2018; Hofmann & Hayes,
2019). Con independencia del paradigma a que
se adhiera, tomándose prestada una metáfora
utilizada por Skinner (1976, p.30), se considera
que este diálogo entre perspectivas requiere
una especie de “bilingüismo” o “poliglotismo.
Algunas “lenguas” pueden ser mutuamente
inteligibles o, contrariamente, muy diferentes
entre sí. Algunos términos pueden vincularse
o incluso tratar de explicarse o “traducirse en
términos equivalentes de otro modelo, aun-
que, inevitablemente no haya equivalencias
exactas, y esto siempre conlleve una perdida
respecto a los énfasis y contextos originales.
En este sentido, más que a hacer “traducciones
exactas”, en este trabajo se apuntó a vincular o
articular algunos procesos de relevancia clíni-
ca tornando más claros o visibles los puntos de
coincidencia, complementariedad y diferencia.
De esta forma se ha apuntado a destacar
cómo, modelos teóricos como el de Groos
(2015a) pueden resultar enriquecidos por la
experiencia y las propuestas con apoyo empí-
rico proveniente del ámbito clínico. Estrategias
y procesos de regulación emocional no muy
estudiados, o incluso antes no contemplados,
pueden ser objeto de nuevas líneas de investi-
gación. En este sentido se considera que pue-
de ser fructífero en futuras investigaciones di-
ferenciar, vincular y continuar profundizando
tanto en las estrategias de regulación centra-
das en los ciclos W-P-V-A del sistema de primer
orden como en los procesos de gestión de las
emociones enfocados principalmente en los
componentes del sistema de segundo nivel,
y en como todo esto acontece en contextos
controlados, en espacios terapéuticos y en la
cotidianidad de las personas.
Respecto al ámbito clínico, las etapas del
modelo del Gross (2015a), articuladas con los
demás procesos de regulación descriptos,
pueden adquirir gran relevancia para el aná-
lisis funcional y el abordaje de las dicultades
vinculadas con la gestión de las emociones.
Por ejemplo, varios de estos procesos podrían
fácilmente ajustarse a los criterios de integra-
ción e investigación del reciente Metamodelo
Evolutivo Extendido de Hayes & Hofmann (ver
59
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Hayes et al., 2020; Hayes & Hofmann, 2021; Ho-
fmann et al., 2021). Este metamodelo propone
un tipo de análisis funcional basado en proce-
sos que apunta a organizar de manera cohe-
rente mediadores de cambio terapéutico con
apoyo empírico de distinta procedencia. Para
ello contempla tres niveles y seis dimensiones.
En el nivel psicológico considera las dimensio-
nes: a) cognición, b) afecto, c) atención, d) yo,
e) motivación y f) conducta maniesta. En es-
tas dimensiones se pueden incluir respectiva-
mente conceptos y componentes vinculados
con: a) evaluación de la situación/valoración
de la emoción/cambio cognitivo, b) respuesta
a la situación/reacción afectiva a la emoción/
modulación de la respuesta, c) atención a la
situación/consciencia emocional/despliegue
atencional, d) autoecacia para gestionar la
situación/autoecacia para la regulación emo-
cional/cambio cognitivo, e) tendencias de
acción/motivaciones hedónicas e instrumen-
tales/metas de regulación, f) respuestas a la
situación/inuencias o interferencias en las ac-
ciones/estrategias de selección y modicación
de situaciones. De manera similar, teniendo
en cuenta lo desarrollado en otras secciones
se puede considerar que los niveles sociocul-
tural y siológico del Metamodelo Evolutivo
Extendido, también son ampliamente contem-
plados en la investigación sobre la regulación
emocional. Una ventaja adicional es que ade-
más de incluir procesos vinculados con esos
niveles y dimensiones, el Modelo de Procesa-
miento Extendido permite hipotetizar y poner
a prueba en la práctica clínica la posible rela-
ción entre sus componentes en las distintas
etapas del proceso de generación y regulación
de la emoción (identicación, selección, imple-
mentación).
Para culminar, se menciona que con nes
didácticos en el apéndice se incluye un gráco
o esquema que sintetiza varios de los procesos
vinculados con las emociones y las dicultades
en su regulación tratados en el presente traba-
jo. Debajo de este se incluye también una ta-
bla con preguntas, que junto con el esquema
podrían servir como una referencia adicional
para continuar reexionando sobre la posible
exploración de la dicultades de regulación
emocional en las entrevistas clínicas, en la
formulación de casos y en la selección de ins-
trumentos de evaluación para su uso clínico y
para futuras investigaciones.
Referencias
Baer, R. (2018). Mindfulness Practice. En S.
C. Hayes & S. G. Hofmann (Eds.), Process-
based CBT: The science and core clinical
competencies of Cognitive Behavioral
Therapy (pp. 389–402). New Harbinger.
Bailen, N. H., Wu, H., & Thompson, R. J. (2019).
Meta-emotions in daily life: Associations
with emotional awareness and depression.
Emotion, 19(5), 776–787. https://doi.
org/10.1037/emo0000488
Bariola, E., Hughes, E. K., & Gullone, E. (2012).
Relationships between parent and child
emotion regulation strategy use: A brief
report. Journal of Child and Family Studies,
21(3), 443-448. https://psycnet.apa.org/
doi/10.1007/s10826-011-9497-5
Barlow, D. (2000). Unraveling the mysteries
of anxiety and its disorders from the
perspective of emotion theory. American
Psychologist, 55(11), 1247-1263. https://doi.
org/10.1037//0003-066x.55.11.1247
Barlow, D., Allen, L., & Choate, M. (2004). Toward
a unied treatment for emotional disorders.
Behavior Therapy, 35(2), 205-230. https://
doi.org/10.1016/j.beth.2016.11.005
60 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Barlow, D., Faarchione, T., Fairholme, C. Ellard,
K., Boisseau, C., Allen, L., & Ehrenreich-
May, J. (2015). Protocolo Unicado para
el Tratamiento Transdiagnóstico de los
Trastornos Emocionales. Manual del
terapeuta y Manual del paciente. Alianza
Editorial.
Barraca, J. (2011). ¿Aceptación o control mental?
Terapias de aceptación y mindfulness frente
a las técnicas cognitivo-conductuales para
la eliminación de pensamientos intrusos.
Análisis y Modicación de Conducta, 37(155-
amc.v37i155-156.1317
Barrett, L. F. (2012). Emotions are real. Emotion,
12(3), 413–429. https://psycnet.apa.org/
doi/10.1037/a0027555
Berking, M. (2017). Training emotionaler
kompetenzen. Springer-Verlag.
Bernstein, A., Zvolensky, M. J., Vujanovic,
A. A., & Moos, R. (2009). Integrating
anxiety sensitivity, distress tolerance, and
discomfort intolerance: A hierarchical
model of aect sensitivity and tolerance.
Behavior Therapy, 40(3), 291-301. https://
doi.org/10.1016/j.beth.2008.08.001
Blackledge, J. T. (2018). Cognitive Defusion.
En S. C. Hayes & S. G. Hofmann (Eds.),
Process-based CBT: The science and core
clinical competencies of Cognitive Behavioral
Therapy (pp. 362–373). New Harbinger.
Blackledge, J. T., & Hayes, S. C. (2001). Emotion
Regulation in Acceptance and Commitment
Therapy. Journal of Clinical Psychology, 57(2),
4679(200102)57:2<243::AID-
JCLP9>3.0.CO;2-X
Cacioppo, J., Berntson, G., Larsen, J., Poehlmann,
K., & Ito, T. (2000). The Psychophysiology of
emotion. En R. Lewis & J. Haviland-Jones
(Eds.), The Handbook of emotions, (2nd ed.,
pp. 173 - 191). Guildford Press.
Campos, J. J., Frankel, C. B., & Camras, L. (2004).
On the nature of emotion regulation.
Child development, 75(2), 377-394. https://
psycnet.apa.org/doi/10.1111/j.1467-
8624.2004.00681.x
Carver, C., Scheier, M., & Weintraub, J. (1989).
Assessing Coping Strategies: A Theoretically
Based Approach. Journal of Personality and
Social Psychology. 56(2), 267-283. https://
doi.org/10.1037//0022-3514.56.2.267
Catanzaro, S., & Mearns, J. (2011). Measuring
Generalized Expectancies for Negative
Mood Regulation: Initial Scale Development
and Implications. Journal of Personality
Assessment, 54(3-4), 546-63. https://doi.org
/10.1080/00223891.1990.9674019
Chervonsky, E., & Hunt, C. (2017). Suppression
and expression of emotion in social and
interpersonal outcomes: A meta-analysis.
Emotion, 17(4), 669–683. https://doi.
org/10.1037/emo0000270
Clark, D. M. (2001). A cognitive perspective
of social phobia. En W. Crozier & L. Alden
(Comps.), International handbook of social
anxiety: Concepts, research and interventions
relating to the self and shyness (pp. 405-430).
Wiley.
De Houwer, J., Barnes-Holmes, D., & Barnes-
Holmes, Y. (2018). What is cognition? En S.
C. Hayes & S. G. Hofmann (Eds.), Process-
based CBT: The science and core clinical
competencies of Cognitive Behavioral
Therapy (pp. 129–146). New Harbinger.
Dixon, M., &Rehfeldt, R. (2018). Core Behavioral
Processes. En S. C. Hayes & S. G. Hofmann
(Eds.), Process-based CBT: The science and
core clinical competencies of Cognitive
Behavioral Therapy (pp. 101–117). New
Harbinger.
Eisenberg, N., Cumberland, A., & Spinrad, T. L.
(1998). Parental socialization of emotion.
Psychological inquiry, 9(4), 241-273. https://
doi.org/10.1207/s15327965pli0904_1
Eldesouky, L., & Gross, J. J. (2019). Emotion
regulation goals: An individual dierence
perspective. Social and Personality
Psychology Compass, 13(9), e12493. https://
doi.org/10.1111/spc3.12493
Essau, C. A., LeBlanc, S. S., & Ollendick, T.
H. (Eds.). (2017). Emotion regulation and
psychopathology in children and adolescents.
Oxford University Press.
Farris, S. G., Leyro, T. M., Allan, N. P., Øverup,
C. S., Schmidt, N. B., & Zvolensky, M. J.
(2016). Distress intolerance during smoking
cessation treatment. Behaviour research
61
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
and therapy, 85, 33-42. https://dx.doi.
org/10.1016%2Fj.brat.2016.08.002
Firth, J., Solmi, M., Wootton, R. E., Vancampfort,
D., Schuch, F. B., Hoare, E., Gilbody, S., Torous,
J.,Teasdale, S., Jackson, S., Smith, L., Eaton, M.,
Jacka, F., Veronese, N., Marx, W., Ashdown‐
Franks, G., Siskind, D., Sarris, J., Rosenbaum,
S., Carvalho, A & Stubbs, B. (2020). A meta‐
review of “lifestyle psychiatry”: the role
of exercise, smoking, diet and sleep in
the prevention and treatment of mental
disorders. World Psychiatry, 19(3), 360-380.
Fonseca-Pedrero, E., Pérez-Álvarez, M., Al-
Halabí, S., Inchausti, F., Muñiz, J., López-
Navarro, E., Pérez de Albéniz, A., Lucas
Molina, B., Debbané, M., Bobes Bascarán,
M.T., Gimeno-Peón, A., Prado-Abril, J.,
Fernández-Álvarez, J., Rodríguez-Testal, J.F.,
González Pando, D., García Montes, J.M.,
García, L., Osma, J., Peris Baquero, O., Quilez,
A.,… Montoya, I. (2021). Tratamientos
Psicológicos Empíricamente Apoyados Para
Adultos: Una Revisión Selectiva. Psicothema,
33(2), 188-197. https://doi.org/10.7334/
psicothema2020.426
Ford, B. Q., & Gross, J. J. (2019). Why beliefs
about emotion matter: An emotion-
regulation perspective. Current Directions in
Psychological Science, 28(1), 74-81. https://
psycnet.apa.org/doi/10.1177/09637214188
06697
Ford, B. Q., & Mauss, I. B. (2014). The paradoxical
eects of pursuing positive emotion: When
and why wanting to feel happy backres.
In J. Gruber & J. T. Moskowitz (Eds.), Positive
emotion: Integrating the light sides and
dark sides (pp. 363–381). Oxford University
so/9780199926725.003.0020
Ford, B. Q., Lam, P., John, O. P., & Mauss, I. B.
(2018). The psychological health benets of
accepting negative emotions and thoughts:
Laboratory, diary, and longitudinal
evidence. Journal of personality and social
psychology, 115(6), 1075 https://psycnet.
apa.org/doi/10.1037/pspp0000157
Ford, B. Q., Lwi, S. J., Gentzler, A. L., Hankin, B.,
& Mauss, I. B. (2018). The cost of believing
emotions are uncontrollable: Youths’ beliefs
about emotion predict emotion regulation
and depressive symptoms. Journal of
Experimental Psychology: General, 147(8),
1170.
Fredrickson, B. L., & Branigan, C. (2005). Positive
emotions broaden the scope of attention
and thought-action repertoires. Cognition
& emotion, 19(3), 313-332. https://dx.doi.or
g/10.1080%2F02699930441000238
Frijda, N. H. (1986). The emotions. Cambridge
University Press.
Füstös, J., Gramann, K., Herbert, B. M., & Pollatos,
O. (2013). On the embodiment of emotion
regulation: interoceptive awareness
facilitates reappraisal. Social cognitive and
aective neuroscience, 8(8), 911-917. https://
dx.doi.org/10.1093%2Fscan%2Fnss089
Garland, E. L., Hanley, A. W., Goldin, P. R., &
Gross, J. J. (2017). Testing the mindfulness-
to-meaning theory: Evidence for mindful
positive emotion regulation from a
reanalysis of longitudinal data. PloS one,
12(12), e0187727. https://doi.org/10.1371/
journal.pone.0187727
Goldin, P. R., Thurston, M., Allende, S., Moodie,
C., Dixon, M. L., Heimberg, R. G., & Gross, J.
J. (2021). Evaluation of Cognitive Behavioral
Therapy vs Mindfulness Meditation
in Brain Changes During Reappraisal
and Acceptance Among Patients With
Social Anxiety Disorder: A Randomized
Clinical Trial. JAMA psychiatry, 78(10),
jamapsychiatry.2021.1862
Goldin, P. R., Ziv, M., Jazaieri, H., Werner, K.,
Kraemer, H., Heimberg, R. G., & Gross, J. J.
(2012). Cognitive reappraisal self-ecacy
mediates the eects of individual cognitive-
behavioral therapy for social anxiety
disorder. Journal of consulting and clinical
psychology, 80(6), 1034. https://psycnet.apa.
org/doi/10.1037/a0028555
Gratz, K. L., & Roemer, L. (2004). Multidimensional
assessment of emotion regulation and
dysregulation: Development, factor
structure, and initial validation of the
Diculties in Emotion Regulation Scale.
Journal of Psychopathology and Behavioral
62 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Assessment, 26(1), 41-54. https://doi.
org/10.1023/B:JOBA.0000007455.08539.94
Greenberg, L. (2017). Emotion-focused therapy
of depression. Person-Centered & Experiential
Psychotherapies, 16(2), 106-117. https://doi.
org/10.1080/14779757.2017.1330702
Greenberg, L., Elliott, R., & Pos, A. (2015). La
Terapia Focalizada en las Emociones: Una
Visión de Conjunto. Mentalización. Revista
de psicoanálisis y psicoterapia, 5, 1-19.
https://www.revistamentalizacion.com/
ultimonumero/octubre-f-greenberg.pdf
Gross, J. J. (1998). Antecedent- and response-
focused emotion regulation: Divergent
consequences for experience, expression,
and physiology. Journal of Personality and
Social Psychology, 74(1), 224-237. https://
doi.org/10.1037//0022-3514.74.1.224
Gross, J. J. (2002). Emotion regulation: Aective,
cognitive, and social consequences.
Psychophysiology, 39(3), 281-291. https://
doi.org/10.1017/S0048577201393198
Gross, J. J. (2014). Emotion Regulation:
Conceptual and Empirical Foundations.
En J. Gross (Ed.) Handbook of Emotion
Regulation, Second Edition (pp. 3-20).
Guilford Publications.
Gross, J. J. (2015a). Emotion regulation: Current
status and future prospects. Psychological
inquiry, 26(1), 1-26. https://doi.org/10.1080
/1047840X.2014.940781
Gross, J. J. (2015b). The extended process
model of emotion regulation: Elaborations,
applications, and future directions.
Psychological Inquiry, 26(1), 130-137. https://
doi.org/10.1080/1047840X.2015.989751
Gross, J. J., Sheppes, G., & Urry, H. L. (2011).
Emotion generation and emotion
regulation: A distinction we should make
(carefully). Cognition and emotion, 25(5),
.2011.555753
Gruber, J., Mauss, I. B., & Tamir, M. (2011). A dark
side of happiness? How, when, and why
happiness is not always good. Perspectives on
psychological science, 6(3), 222-233. https://
doi.org/10.1177%2F1745691611406927
Gunzenhauser, C., Fäsche, A., Friedlmeier, W.,
& von Suchodoletz, A. (2014). Face it or
hide it: Parental socialization of reappraisal
and response suppression. Frontiers in
Psychology, 4, 992. https://doi.org/10.3389/
fpsyg.2013.00992
Gyurak, A., & Etkin, A. (2014). A neurobiological
model of implicit and explicit emotion
regulation. Handbook of emotion regulation,
2, 76-90.
Hayes, S. C., & Brownstein, A. J. (1986).
Mentalism, behavior-behavior relations, and
a behavior-analytic view of the purposes of
science. The Behavior Analyst, 9(2), 175-190.
Hayes, S. C., & Hofmann, S. G. (2018).
Introduction. En S. C. Hayes & S. G. Hofmann
(Eds.), Process-based CBT: The science and core
clinical competencies of Cognitive Behavioral
Therapy (pp. 11–16). New Harbinger.
Hayes, S. C., & Hofmann, S. G. (2021). Third‐
wave cognitive and behavioral therapies
and the emergence of a process‐based
approach to intervention in psychiatry.
World Psychiatry, 20(3), 363-375. https://
dx.doi.org/10.1002%2Fwps.20884
Hayes, S. C., Hofmann, S. G., & Ciarrochi, J.
(2020). A process-based approach to
psychological diagnosis and treatment:
The conceptual and treatment utility of an
extended evolutionary meta model. Clinical
psychology review, 82, 101908. https://doi.
org/10.1016/j.cpr.2020.101908
Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (2012).
Acceptance and commitment therapy: The
process and practice of mindful change (2nd
ed.). Guilford Press.
Hayes, S. C., Villatte, M., Levin, M., & Hildebrant, M.
(2011). Open, Aware, and Active: Contextual
Approaches as an Emerging Trend in
the Behavioral and Cognitive Therapies.
Annual review of clinical psychology, 7, 141-
clinpsy-032210-104449
Heatherton, T. F., & Nichols, P. A. (1994). Personal
accounts of successful versus failed attempts
at life change. Personality and Social
Psychology Bulletin, 20(6), 664-675. https://
doi.org/10.1177%2F0146167294206005
Hervás, G. (2011). Psicopatología de la
regulación emocional: el papel de los décit
63
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
emocionales en los trastornos clínicos.
Psicología conductual, 19(2), 347-372 https://
psycnet.apa.org/record/2011-21373-005
Hervás, G., & Moral, G. (2017). Regulación
emocional aplicada al campo clínico.
FOCAD para División de Psicoterapia, 1ª
ed. (julio-septiembre), 1-40. https://www.
ucm.es/data/cont/docs/1368-2018-05-11-
FOCAD%20FINAL%20COMPLETO.pdf
Hjemdal, O., Hagen, R., Nordahl, H. M., &
Wells, A. (2013). Metacognitive therapy
for generalized anxiety disorder: Nature,
evidence and an individual case illustration.
Cognitive and Behavioral Practice, 20(3),
cbpra.2013.01.002
Hofmann, S. G. (2014). Interpersonal Emotion
Regulation Model of Mood and Anxiety
Disorders. Cognitive therapy and research,
38(5), 483-492. https://doi.org/10.1007/
s10608-014-9620-1
Hofmann, S. G. (2016). Emotion in therapy: From
science to practice. New York: Guilford Press.
Hofmann, S. G., & Hayes, S. C. (2019a). The
future of intervention Science: Process-
Based Therapy. Clinical Psychological
Science, 7(1), 37-50. https://doi.
org/10.1177/2167702618772296
Hofmann, S. G., & Hayes, S. C. (2019b).
Functional analysis is dead: Long live
functional analysis. Clinical Psychological
Science, 7(1), 63-67. https://doi.
org/10.1177%2F2167702618805513
Hofmann, S. G., Hayes, S. C., & Lorscheid, D. N.
(2021). Learning process-based therapy: A
skills training manual for targeting the core
processes of psychological change in clinical
practice. New Harbinger Publications.
John, O. P., & Gross, J. J. (2004). Healthy and
unhealthy emotion regulation: Personality
processes, individual dierences, and life
span development. Journal of personality,
72(6), 1301-1334. https://psycnet.apa.org/
doi/10.1111/j.1467-6494.2004.00298.x
Kabat-Zinn, J. (2003). Mindfulness-based
interventions in context: Past, present,
and future. Clinical Psychology: Science
and Practice, 10(2), 144–156. https://doi.
org/10.1093/clipsy.bpg016
Kanter, J., Busch, A., & Rusch, L. (2009).
Behavioral Activation: Distinctive Features.
Routledge.
Kappas, A. (2011). Emotion and
regulation are one!. Emotion Review,
3(1), 17-25. https://psycnet.apa.org/
doi/10.1177/1754073910380971
Karreman, A., & Vingerhoets, A. J. (2012).
Attachment and well-being: The mediating
role of emotion regulation and resilience.
Personality and Individual dierences,
53(7), 821-826. https://doi.org/10.1016/j.
paid.2012.06.014
Keltner, D., & Haidt, J. (1999). Social functions of
emotions at four levels of analysis. Cognition
and Emotion, 13(5), 505–521. https://doi.
org/10.1080/026999399379168
Kober, H. (2014). Emotion regulation in
substance use disorders. In J. J. Gross (Ed.),
Handbook of emotion regulation, (2nd ed.,
pp. 361–375). Guilford Press.
Lazarus, R. S. (1991). Emotion and adaptation.
Oxford University Press.
Leahy, R. (2012). Introduction: Emotional
schemas, emotion regulation, and
psychopathology. International Journal of
Cognitive Therapy, 5(4), 359-361. https://doi.
org/10.1521/ijct.2012.5.4.359
Leahy, R. (2019). Emotional Schema Therapy.
Routledge
Leahy, R. Tirch, D., & Napolitano, L. (2011).
Emotion Regulation in Psychotherapy: a
Practitioners Guide. The Guilford Press.
Levenson, R. (1999). The intrapersonal
functions of emotion. Cognition and
Emotion, 13(5), 481-504. https://doi.
org/10.1080/026999399379159
Levenson, R. (2014). The autonomic
nervous system and emotion. Emotion
Review, 6(2), 100-112. https://doi.
org/10.1177%2F1754073913512003
Levenson, R., Ekman, P., & Friesen, W. (1990).
Voluntary facial action generates emotion-
specic autonomic nervous system activity.
Psychophysiology, 27(4), 363-84. https://doi.
org/10.1111/j.1469-8986.1990.tb02330.x
Leyro, T. M., Zvolensky, M. J., & Bernstein,
A. (2010). Distress tolerance and
psychopathological symptoms and
64 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
disorders: a review of the empirical literature
among adults. Psychological bulletin, 136(4),
576–600.
Linehan, M. M. (1993). Cognitive–behavioral
treatment of borderline personality disorder.
The Guilford Press.
Linehan, M. M. (2003). Manual de tratamiento
de los trastornos de personalidad límite.
Paidós.
Luciano, C. (2016). Evolución de ACT. Análisis
y Modicación de Conducta, 42(165-166),
v42i165-66.2791
Luciano, C., & Hayes, S. C. (2001). Trastorno
de evitación experiencial [Trauma of
experiential avoidance]. International
Journal of Clinical and Health Psychology,
1(1), 109–157.
Luciano, C., Gutiérrez, O., & Rodríguez, M.
(2005), Análisis de los contextos verbales
en el trastorno de evitación experiencial y
en la terapia de aceptación y compromiso.
Revista Latinoamericana de Psicología, 37(2),
333-358. https://www.redalyc.org/articulo.
oa?id=80537208
Luciano, C., Martínez, O., & Valverde, M. (2005).
Análisis de los contextos verbales en el
trastorno de evitación experiencial y en
la terapia de aceptación y compromiso.
Revista latinoamericana de psicología,
37(2), 333. https://www.redalyc.org/
pdf/805/80537208.pdf
Luoma, J. B., Hayes, S. C., & Walser, R. D. (2007).
Learning ACT: An acceptance & commitment
therapy skills-training manual for therapists.
New Harbinger Publications.
Mauss, I. B., & Tamir, M. (2014). Emotion goals:
How their content, structure, and operation
shape emotion regulation. En J. J. Gross
(Ed.), Handbook of emotion regulation, (2nd
ed., pp. 361–375). Guilford Press.
Mauss, I. B., Tamir, M., Anderson, C. L., & Savino,
N. S. (2011). Can seeking happiness make
people unhappy? Paradoxical eects of
valuing happiness. Emotion, 11, 807–815.
a0022010
McEvoy, P. M., Hyett, M. P., Shihata, S., Price,
J. E., & Strachan, L. (2019). The impact of
methodological and measurement factors
on transdiagnostic associations with
intolerance of uncertainty: A meta-analysis.
Clinical psychology review, 73, 101778.
https://doi.org/10.1016/j.cpr.2019.101778
McKay, M., Wood, J. C., & Brantley, J. (2019).
The dialectical behavior therapy skills
workbook: Practical DBT exercises for learning
mindfulness, interpersonal eectiveness,
emotion regulation, and distress tolerance.
New Harbinger Publications.
Mennin, D. S., & Farach, F. (2007). Emotion
and evolving treatments for adult
psychopatology. Clinical Psychology: Science
and Practice, 14(4), 339-352. https://doi.
org/10.1111/j.1468-2850.2007.00094.x
Mennin, D. S., & Fresco, D. M. (2009).
Emotion regulation as an integrative
framework for understanding and treating
psychopathology. In A. M. Kring, & D.
S. Sloan (Eds.), Emotion regulation and
psychopathology (pp. 356–379). Guilford
Press
Mitmansgruber, H., Beck, T. N., Höfer, S., &
Schüßler, G. (2009). When you don’t like
what you feel: Experiential avoidance,
mindfulness and meta-emotion in emotion
regulation. Personality and Individual
Dierences, 46(4), 448-453. https://doi.
org/10.1016/j.paid.2008.11.013
Morris, E. (1992). The aim, progress, and
evolution of behavior analysis. The
Behavior Analyst, 15(1), 3-29. https://dx.doi.
org/10.1007%2FBF03392582
Nezu, A., Nezu, C., & D´Zurrila (2013). Problem-
Solving Therapy. A Treatment Manual.
Springer Publishing Company.
Ochsner, K. N., & Gross, J. J. (2005). The
cognitive control of emotion. Trends in
Cognitive Sciences, 9(5), 242–249. https://
doi.org/10.1016/j.tics.2005.03.010
Ochsner, K. N., Ray, R. R., Hughes, B., McRae,
K., Cooper, J. C., Weber, J., Gabrieli, J. D. E.,
& Gross, J. J. (2009). Bottom-up and top-
down processes in emotion generation:
common and distinct neural mechanisms.
Psychological science, 20(11), 1322-1331.
j.1467-9280.2009.02459.x
65
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Ong, C. W., Barney, J. L., Barrett, T. S., Lee, E.
B., Levin, M. E., & Twohig, M. P. (2019). The
role of psychological inexibility and self-
compassion in acceptance and commitment
therapy for clinical perfectionism. Journal
of Contextual Behavioral Science, 13, 7-16.
https://doi.org/10.1016/j.jcbs.2019.06.005
Panno, A., Lauriola, M., & Figner, B. (2013).
Emotion regulation and risk taking:
Predicting risky choice in deliberative
decision making. Cognition & emotion, 27(2),
.2012.707642
Papa, A., & Epstein, E. (2018). Emotion
Regulation. En S. C. Hayes & S. G. Hofmann
(Eds.), Process-based CBT: The science and core
clinical competencies of Cognitive Behavioral
Therapy (pp. 147–162). New Harbinger.
Paz, A. W. (2019). Emotion Regulation as
Emotion Modulation. Análisis Filosóco,
39(2), 143-162. https://www.redalyc.org/
jatsRepo/3400/340062680007/340062680007.
pdf
Peake, P. K., Hebl, M., & Mischel, W. (2002).
Strategic attention deployment for delay
of gratication in working and waiting
situations. Developmental Psychology, 38(2),
1649.38.2.313
Pérez Álvarez, M. (2020). El embrollo cientíco
de la Psicoterapia: Cómo salir. Papeles
del Psicólogo, 41(3).174-183. https://doi.
org/10.23923/pap.psicol2020.2944
Pérez-Álvarez, M. (2014). Las terapias de tercera
generación como terapias contextuales.
Editorial Síntesis.
Pérez-Álvarez, M. (2019). La psicoterapia como
ciencia humana, más que tecnológica.
Papeles del Psicólogo 40(1), 1-14 https://doi.
org/10.23923/pap.psicol2019.2877
Ray, R. D., McRae, K., Ochsner, K. N., & Gross, J.
J. (2010). Cognitive reappraisal of negative
aect: Converging evidence from EMG and
self-report. Emotion, 10(4), 587–592. https://
doi.org/10.1037/a0019015
Richards, J. M., & Gross, J. J. (2006). Personality
and emotional memory: How regulating
emotion impairs memory for emotional
events. Journal of Research in Personality,
40(5), 631-651. https://doi.org/10.1016/j.
jrp.2005.07.002
Rodriguez, C. M., Baker, L. R., Pu, D. F., & Tucker,
M. C. (2017). Predicting parent-child
aggression risk in mothers and fathers:
Role of emotion regulation and frustration
tolerance. Journal of child and family studies,
26(9), 2529-2538. https://doi.org/10.1007/
s10826-017-0764-y
Roemer, L., Williston, S. K., & Rollins, L. G. (2015).
Mindfulness and emotion regulation. Current
Opinion in Psychology, 3, 52-57. https://doi.
org/10.1016/j.copsyc.2015.02.006
Ruiz, F. J., Flórez, C. L., García-Martín, M. B.,
Monroy-Cifuentes, A., Barreto-Montero,
K., García-Beltrán, D. M., Riaño-Hernández,
D., Sierra, M. A., Suárez-Falcón, J. C.,
Cardona-Betancourt, V., & Gil-Luciano, B.
(2018). A multiple-baseline evaluation
of a brief acceptance and commitment
therapy protocol focused on repetitive
negative thinking for moderate emotional
disorders. Journal of contextual behavioral
science, 9, 1-14. https://doi.org/10.1016/j.
jcbs.2018.04.004
Ruiz, F. J., Hernández, D. R., Falcón, J. C. S., &
Luciano, C. (2016). Eect of a one-session
ACT protocol in disrupting repetitive
negative thinking: A randomized multiple-
baseline design. International Journal of
Psychology and Psychological Therapy, 16(3),
213-233.
Salguero, J., & Ramos-Cejudo, J. (2019). Terapia
metacognitiva. Editorial Síntesis
Salovey, P., Mayer, J., Goldman, S., Turvey, C.,
& Palfai, T. (1995). Emotional attention,
clarity, and repair: Exploring emotional
intelligence using the Trait Meta-Mood
Scale. En J. Pennebaker (Ed.), Emotion,
disclosure, and health (pp. 125-154).
American Psychological Association.
Scherer, K. R. (2009). The dynamic
architecture of emotion: Evidence for the
component process model. Cognition and
Emotion, 23(7), 1307-1351. https://doi.
org/10.1080/02699930902928969
Schmidt, N. B., Richey, J. A., & Fitzpatrick,
K. K. (2006). Discomfort intolerance:
Development of a construct and measure
66 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
relevant to panic disorder. Journal of anxiety
disorders, 20(3), 263–280. https://psycnet.
apa.org/doi/10.1016/j.janxdis.2005.02.002
Segal, Z., Williams, M., & Teasdale, J. (2008).
Terapia Cognitiva de la depresión basada en
la consciencia plena un nuevo abordaje para
la prevención de las recaídas. Bilbao: Desclée
de Brouwer.
Shaver, J. A., Veilleux, J. C., & Ham, L. S. (2013).
Meta-emotions as predictors of drinking
to cope: A comparison of competing
models. Psychology of Addictive Behaviors,
27(4), 1019–1026. https://doi.org/10.1037/
a0033999
Shepperd, J., Waters, E., Weinstein, N., &
Klein, W. (2015). A Primer on Unrealistic
Optimism. Current directions in psychological
science, 24(3), 232-237. https://dx.doi.
org/10.1177%2F0963721414568341
Sheppes, G. (2014). Emotion regulation choice:
Theory and ndings. En J. J. Gross (Ed.),
Handbook of emotion regulation (2nd ed.,
pp. 126-139). Guilford Press.
Sheppes, G., & Gross, J. J. (2011). Is timing
everything? Temporal considerations in
emotion regulation. Personality and Social
Psychology Review, 15(4), 319–331. https://
doi.org/10.1177/1088868310395778
Sheppes, G., & Meiran, N. (2007). Better late than
never? On the dynamics of online regulation
of sadness using distraction and cognitive
reappraisal. Personality and Social Psychology
Bulletin, 33(11), 1518-1532. https://doi.
org/10.1177/0146167207305537
Sheppes, G., Scheibe, S., Suri, G., &
Gross, J. J. (2011). Emotion-regulation
choice. Psychological science, 22(11),
doi/10.1177/0956797611418350
Sheppes, G., Suri, G., & Gross, J. J. (2015).
Emotion regulation and psychopathology.
Annual review of clinical psychology, 11,
clinpsy-032814-112739
Skinner, B. F. (1931). The concept of the reex
in the description of behavior. Journal of
General Psychology, 5, 427-458. https://
psycnet.apa.org/doi/10.1080/00221309.19
31.9918416
Skinner, B. F. (1969). Contingencias de
reforzamiento. Un análisis teórico. Trillas
Skinner, B. F. (1976). About behaviorism. Vintage
Books
Sloan, E., Hall, K., Moulding, R., Bryce, S., Mildred,
H., & Staiger, P. K. (2017). Emotion regulation
as a transdiagnostic treatment construct
across anxiety, depression, substance,
eating and borderline personality
disorders: A systematic review. Clinical
psychology review, 57, 141-163. https://doi.
org/10.1016/j.cpr.2017.09.002
Srivastava, S., Tamir, M., McGonigal, K. M., John,
O. P., & Gross, J. J. (2009). The social costs
of emotional suppression: a prospective
study of the transition to college. Journal
of personality and social psychology, 96(4),
883. https://psycnet.apa.org/doi/10.1037/
a0014755
Suri, G., Whittaker, K., & Gross, J. J. (2015).
Launching reappraisal: Its less common
than you might think. Emotion, 15(1), 73.
Susskind, J., Lee, D., Cusi, A., Feiman, R., Grabski,
W., & Anderson, A. (2008). Expressing fear
enhances sensory acquisition. Nature
Neuroscience, 11(7), 843-850. https://doi.
org/10.1038/nn.2138
Szasz, P. L., Szentagotai, A., & Hofmann, S. G.
(2011). The eect of emotion regulation
strategies on anger. Behaviour Research
and Therapy, 49(2), 114–119. https://doi.
org/10.1016/j.brat.2010.11.011
Tamir, M., & Ford, B. Q. (2012). When feeling
bad is expected to be good: Emotion
regulation and outcome expectancies in
social conicts. Emotion, 12(4), 807. https://
doi.org/10.1037/a0024443
Thompson, R. A. (2011). Emotion and emotion
regulation: Two sides of the developing coin.
Emotion Review, 3(1), 53-61. https://psycnet.
apa.org/doi/10.1177/1754073910380969
Törneke, N. (2021). Clinical functional analysis
and the process of change. Perspectivas
em Análise do Comportamento. Special
PAC.2021.v12.RFT.01
Troy, A. S., Shallcross, A. J., & Mauss, I. B.
(2013). A person-by-situation approach
67
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
to emotion regulation: Cognitive
reappraisal can either help or hurt,
depending on the context. Psychological
Science, 24(12), 2505–2514. https://doi.
org/10.1177/0956797613496434
Valdivia, S., Sheppard, S., & Forssyth, F. (2010)
Aceptance and Commitment Terapy in a
Emotion Regulaction Context. En A. Kring
& D. Sloan (Eds.), Emotional regulation
and psychopathology: a transdiagnostic
approach to etiology and treatment (pp. 310-
338). Guilford Publications.
Villatte, M., Villatte, J. L., & Hayes, S. C. (2015).
Mastering the clinical conversation: Language
as intervention. Guilford Publications.
Vuilleumier, P., & Huang, Y. (2009). Emotional
Attention: Uncovering the Mechanisms
of Aective Biases in Perception. Current
Directions in Psychological Science, 18(3),148-
8721.2009.01626.x
Vytal, K., & Hamann S. (2010). Neuroimaging
support for discrete neural correlates
of basic emotions: a voxel-based meta-
analysis. Journal of Cognitive Neuroscience,
22(12), 2864-85. https://doi.org/10.1162/
jocn.2009.21366
Webb, T. L., Miles, E., & Sheeran, P. (2012).
Dealing with feeling: a meta-analysis of
the eectiveness of strategies derived from
the process model of emotion regulation.
Psychological bulletin, 138(4), 775. https://
psycnet.apa.org/doi/10.1037/a0027600
Weinstein, N. D. (1980). Unrealistic optimism
about future life events. Journal of Personality
and Social Psychology, 39(5), 806-820.
https://psycnet.apa.org/doi/10.1037/0022-
3514.39.5.806
Wells, A. (2000). Emotional disorders and
metacognition: Innovative cognitive therapy.
Wiley.
Wells, A. (2019). Terapia metacognitiva para la
ansiedad y la depresión. Desclée De Brouwer.
Werner, K., & Gross, J. J. (2010). Emotion
Regulation and Psychopatology: A
Conceptual Framework. En A. Kring & D.
Sloan (Comps.), Emotion regulation and
psychopatology. A transdiagnostic approach
to etiology and treatment (pp. 13-37). The
Guilford Press.
Wilson, K. G., & Luciano, M. C. (2002). Terapia
de Aceptación y compromiso (ACT). Un
tratamiento orientado a los valores. Pirámide.
Wilson, K. G., & Murrell, A. R. (2002). Functional
analysis of behavior. In Herson , M. & Sledge,
W. (Eds.), Encyclopedia of Psychology (pp.
833-839). Academic Press.
Wilson, T. D., & Gilbert, D. T. (2013). The impact
bias is alive and well. Journal of Personality
and Social Psychology, 105(5), 740–748.
Wood, J. V., Heimpel, S. A., Manwell, L. A., &
Whittington, E. J. (2009). This mood is
familiar and I don’t deserve to feel better
anyway: mechanisms underlying self-
esteem dierences in motivation to repair
sad moods. Journal of Personality and Social
Psychology, 96(2), 363. https://psycnet.apa.
org/doi/10.1037/a0012881
Zaki, J., & Williams, W. C. (2013). Interpersonal
emotion regulation. Emotion, 13(5), 803–
810. https://psycnet.apa.org/doi/10.1037/
a0033839
68 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Apéndice
Figura A1. Gráco de síntesis de las posibles dicultades de regulación emocional
69
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Preguntas
Eventos desencade-
nantes o anteceden-
tes
(W-P-V sistema de
primer orden)
¿Qué ocurre antes de que aparezcan las emociones? ¿Qué situaciones, experiencias,
recuerdos, pensamientos, sensaciones físicas, etc. evocan o desencadenan la respuesta
emocional? ¿Sucede lo mismo en diferentes lugares o en otros momentos? ¿En qué
situaciones es menos probable o intensa la emoción? ¿Qué situaciones identica la
persona como las peores en intensidad y duración? ¿Cuáles identica como las mejores?
¿Qué considera que hizo la diferencia entre esas situaciones?
¿Qué otros cambios en las situaciones pueden hacer que momentáneamente disminuya
o se incremente la probabilidad de que la persona experimente esas emociones? ¿Qué
situaciones, necesidades, apetencias, aversiones o señales, recuerdos o pensamientos
asociados con ellos hacen que sean más probables? ¿Con qué temores, necesidades o
valores se relaciona la aparición de la emoción? En términos metafóricos, si la emoción
pudiera hablarle ¿qué imagina que le diría? ¿Para qué considera que la emoción lo
prepara o predispone? ¿De qué considera que trata de protegerlo? ¿A qué metas o
resultados apunta a que llegue?
Respuesta
(A sistema de prime-
ro orden que des-
pués constituye la W
de segundo orden si
la emoción es candi-
data a la regulación)
¿Qué emociones experimenta la persona? ¿Con qué intensidad, frecuencia, duración y
variabilidad se presentan las emociones? En un escala del 1 al 10, ¿cuán intensa o cuanto
malestar considera que le generan? ¿Cuánto tiempo suelen durar? ¿Qué sensaciones
físicas, recuerdos, imágenes, pensamientos, juicios, evaluaciones, etc. forman parte de la
emoción? ¿Dónde se centra o queda más focalizada su atención cuando experimenta las
emociones? ¿Qué sucede en su cuerpo o como las expresa cuando aparecen?
Tabla A1.
Preguntas para reexionar en la posible exploración teórica y clínica de las dicultades de regu-
lación emocional y su investigación.
70 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Experiencia y vincu-
lación con las pro-
pias emociones
(W-P-V-A etapa de
identicación del
sistema de segundo
orden)
Emociones objeto de identicación (W): ¿Qué emociones experimenta sin mucho reparo y
cuales son objeto de monitoreo y/o evaluación como candidatas a la regulación?
Consciencia emocional (P): ¿Cuán consciente está la persona de sus emociones (sensa-
ciones somáticas, pensamientos, etc.) y su contexto mientras estas acontecen? ¿Logra
describir con claridad lo que siente? ¿Cuán consciente es de las emociones que siente
durante la entrevista?
Evaluaciones y valoraciones (V): ¿Cómo las evalúa o qué piensa la persona sobre sus emo-
ciones? En términos metafóricos ¿qué le dice” su “mente sobre sus emociones mientras
las experimenta? ¿Qué implica para la persona tener esas emociones? ¿Qué razones o
explicaciones da sobre lo que las ocasiona? ¿Cuánto control cree que tienen estas so-
bre su comportamiento? ¿Considera que sus emociones son anormales? ¿Se preocupa
por cuestiones asociadas con su supuesta permanencia, duración, peligrosidad, validez,
complejidad o su dicultad para controlarlas, comprenderlas, anticiparlas o tolerarlas,
etc.? ¿En qué medida considera que debe o es conveniente controlarlas para alcanzar
sus metas o tener una vida valiosa? ¿Experimenta sus estados emocionales y el conteni-
do de los pensamientos que conllevan como la realidad”, tomándolos de manera literal
y actuando en consecuencia? ¿qué impacto tienen estas experiencias emocionales en la
forma en que se conceptualiza o piensa sobre sí misma? ¿Utiliza frases del tipo yo soy”,
“yo siento o “yo tengo para referirse a sus emociones? ¿Logra en algunas ocasiones dis-
tanciarse de estas y verlas como algo transitorio no inherente a sí misma?
Sentimientos o reacciones afectivas hacia las emociones (A): ¿Qué siente o cómo reacciona
la persona a sus estados emocionales? ¿Cuán sensible o poco dispuesta se muestra res-
pecto a experimentar sus emociones? ¿Experimenta las emociones como intolerables?
La dicultad para tolerar o dar lugar al malestar ¿se asocia principalmente con la baja
tolerancia a las emociones negativas, a la sensación de incertidumbre y falta de control,
a los sentimientos de frustración, a la ambigüedad y/o a las sensaciones físicas desagra-
dables? ¿Cuáles de estos aspectos vinculados al malestar hace que las viva como más
difíciles de tolerar? ¿Esta reacción intensica más su malestar? ¿Qué nuevas emociones
surgen como reacción a las emociones iniciales?
Impacto y/o interferencia en las acciones (A): Las experiencias emocionales y la forma en
que la persona reacciona a estas ¿intereren, dicultan o interrumpen las acciones que
quisiera o sería más conveniente que realice? ¿lo predisponen a actuar de formas impro-
ductivas o que después lamenta? ¿desembocan en la búsqueda de control-evitación de
la experiencia emocional asociada con el malestar y/o la intensicación de emociones
agradables? ¿qué considera que haría y ahora no hace la persona si no tuviera esas emo-
ciones?
Selección e imple-
mentación de estra-
tegias y tácticas
¿Qué conjunto de alternativas de regulación emocional considera la persona? ¿Posee un
repertorio reducido de estrategias y tácticas de regulación? ¿Qué piensa o cómo evalúa
la conveniencia de utilizarlas? ¿Se considera capaz de implementarlas con éxito? ¿Se
muestra particularmente dependiente o inexible respecto al uso de ciertas estrategias
o tácticas especícas?
71
DARÍO AUGUSTO DE LOS SANTOS
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Estrategias de con-
trol-evitación que
pueden tornarse
inefectivas o contra-
producentes
(W-P-V-A de primer
orden y de la etapa
de identicación que
son objeto de Selec-
ción e implementa-
ción de las estrate-
gias de regulación)
General: ¿Qué emociones y en qué contextos son más frecuentemente objeto de regula-
ción? ¿Qué hace la persona para tratar de regularlas o controlarlas? ¿Con qué frecuencia?
¿Cuánto tiempo al día dedica a ello?
Situación (W): ¿Evita o trata de modicar ciertas situaciones para no experimentar las
emociones? ¿Recurre a comprobaciones o conductas de seguridad? ¿Actúa impulsiva-
mente para cambiar las circunstancias rápidamente y dejar de sentir las emociones? ¿Re-
curre a otras personas para enfrentar las situaciones y así experimentar las emociones
con menos intensidad? ¿Se vale de la expresión de sus emociones para inuir sobre los
demás y de esta forma evitar o modicar las situaciones y las interacciones sociales que
experimenta como molestas o indeseables?
Atención (P): ¿Trata de reorientar su atención distrayéndose o suprimiendo el foco res-
pecto a algunos aspectos especícos de la situación y/o de la experiencia emocional?
¿Participa en actividades de distracción nocivas o improductivas para evitar u alcanzar
ciertos estados emocionales? ¿Con qué frecuencia trata de manejar la emoción focali-
zando la atención y los pensamientos en anticipaciones de eventos futuros, en compren-
der las causas y consecuencias de las emociones o monitoreando potenciales peligros
que considera que le pueden ocasionar? ¿En qué medida siente que pierde el control
de estos procesos? ¿Suele prestar mucha atención o estar en alerta respecto a cómo
se siente? ¿Cuánto tiempo al día dedica a chequear sus emociones o los pensamientos
asociados con estas?
Cognición(V): Cuando siente malestar ¿trata de reevaluar la situación para modicar sus
emociones? ¿Lucha o trata de suprimir ciertos pensamientos? ¿Trata de reevaluar de
manera positiva la situación, pero subestimando riesgos y/o información importante?
¿Tiende a buscar aspectos negativos y signicados críticos de la situación con el objetivo
de evitar, preparase y/o no chasquearse ante posibles inconvenientes?
Modulación de la respuesta(A): ¿Trata de suprimir la expresión de sus emociones? ¿Tiende
a concentrarse en la emoción y liberarla de manera impulsiva o en situaciones inade-
cuadas? ¿Recurre a conductas nocivas o de alto riesgo con el propósito de regular sus
emociones? ¿Utiliza la expresión de sus emociones para alcanzar ciertos benecios o
resultados secundarios?
Impacto o conse-
cuencias
(resultados de tipo
hedónicos o instru-
mentales con sus
nuevos ciclos W-P-V-
A de primer y segun-
do orden)
Corto plazo: ¿Qué ocurre después de que aparece la emoción? ¿Qué logra o que evita
respondiendo o gestionando la emoción de esa forma? ¿Cómo se siente cuando esta
termina? ¿Mantiene esa manera de tratar de regular las emociones porque considera
que está haciendo lo correcto? ¿Ve reducido de forma inmediato su malestar cuando
utiliza esas estrategias? ¿Alega que le ayudan a preparase, prevenir o enfrentar mejor
futuras situaciones?
¿Logra modicar situaciones o interacciones sociales con la forma en que regula y expresa
sus emociones? ¿Cómo reaccionan otras personas cuando experimenta la emoción?
¿De qué manera otras personas pueden estar contribuyendo al mantenimiento de las
estrategias de regulación inecaces o contraproducentes?
Mediano y largo plazo: ¿Qué impacto tienen las estrategias de regulación que utiliza en la
vida de la persona? ¿Intensican y cronican sus dicultades emocionales? ¿Le acarrean
nuevos problemas? ¿Impactan negativamente en sus metas vitales, en su salud o en la
duración y/o calidad de sus relaciones interpersonales? ¿De qué manera esas estrategias
de regulación impiden que tenga una vida más satisfactoria o acorde a sus valores? ¿Qué
dejó de hacer, que antes del problema emocional hacía? ¿Qué haría si no tuviera este
problema? ¿Cómo imagina que sería un día de su vida si su problema desapareciera o
no interera en el logro de sus metas?
72 REGULACIÓN EMOCIONAL Y TERAPIAS PSICOLÓGICAS EMPÍRICAMENTE APOYADAS ...
Análisis y Modicación de Conducta, 2022, vol. 48, nº 177
Condiciones históri-
cas y actuales
Historia de desarrollo y aprendizaje, aspectos biográcos y variables socioculturales: ¿Cuál
es la historia del problema? ¿Recibió atención psicológica o psiquiátrica en el pasado
por este u otro problema? ¿Qué aspectos biográcos son relevantes para comprender
la forma en que se relaciona con sus emociones? ¿En qué otros momentos se ha sentido
o actuado de manera similar? ¿Cómo gestionó las emociones en esas situaciones? ¿Qué
estrategias le funcionaron y cuáles no? ¿En qué ámbitos de la vida las estrategias de
evitación o búsqueda de control sí le funcionan y le permiten resolver problemas ade-
cuadamente? ¿Cuánto inuye esto en que trate de manejar las emociones de la misma
manera? ¿Cómo son comprendidas, valoradas y abordadas las emociones en el contexto
familiar y sociocultural particular de la persona? ¿Cómo esto puede estar inuyendo en
la manera en que trata de regularlas?
Historia y situación biológica actual: ¿Existen cuestiones vinculadas al estilo de vida, al
descanso o al estado de salud de la persona que son relevantes? ¿Puede haber proble-
mas médicos concomitantes a sus dicultades de regulación emocional que inuyan
negativamente en su estado emocional o capacidades cognitivas? ¿Solucionar o apaliar
el malestar vinculado con algún problema médico podría tener un impacto positivo en
la regulación emocional? ¿La persona fue evaluada por un médico u otro profesional de
la salud? ¿Es necesario hacer una derivación o interconsulta?
Condiciones ambientales o ecológicas: ¿Qué lugares o ambientes físicos incrementan la
posibilidad de que la persona tenga dicultades para regular sus emociones? ¿Qué ca-
racterísticas tienen estos lugares? ¿Existen condiciones de riesgo o factores ambientales
que pueden inuir negativamente en su bienestar físico o emocional?