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Análisis y Modicación de Conducta
2024, Vol. 50, Nº 182, 3-19
ISSN: 0211-7339
Reto Mundial: Decenio del Envejecimiento Saludable
2021-2030
Global Challenge: Decade of Healthy Aging 2021-2030
Tamara Gutiérrez-Domingo
Universidad de Córdoba
Resumen
La población de personas mayores está creciendo en
todo el mundo y, se estima que, en las próximas décadas,
aún será mayor el porcentaje. Desde el paradigma del ciclo
vital - life span- que propugna no solamente pérdidas sino
también ganancias a lo largo del trayecto de vida, se funda-
menta el actual enfoque del envejecimiento activo y salu-
dable, que fomenta potenciar el bienestar físico, cognitivo,
emocional y social, y su funcionamiento óptimo, la parti-
cipación en la sociedad, el aprovechamiento de las opor-
tunidades y las medidas de protección y seguridad, junto
con la educación para toda la vida. Concretamente, nos si-
tuamos en el decenio del envejecimiento saludable, 2021-
2030, entendido como la década de la acción, promovida
por los Objetivos de Desarrollo Sostenible para la Agenda
2030. Concretizadas en la Unión Europea con políticas es-
tratégicas encaminadas especialmente a la innovación. De
manera complementaria, se presentan algunos programas
implementados en España, alguno con proyección euro-
pea, para fomentar el envejecimiento activo y saludable.
Asimismo, se expondrán algunos retos presentes y futuros
acerca del envejecimiento y el exploratorio en torno a la ve-
jez, como oportunidad para la reexión. Retos como sumar
calidad de vida a los años, envejecer bien, fomentar la salud
mental positiva, encaminada a un orecimiento a lo largo
de la vida y particularmente en la vejez, prevenir la soledad
no deseada, a través de un tejido combinado entre víncu-
los presenciales y virtuales, acoger una direccionalidad en-
caminada hacia los Derechos Humanos y de la Tierra, con
la promoción de la generatividad, que permita superar el
edadismo y por razón de género.
PalabRas clave
Envejecimiento activo y saludable, calidad de vida,
políticas estratégicas
abstRact
The population of elderly people is growing
throughout the world and, it is estimated that, in the
coming decades, the percentage will be even higher.
From the paradigm of the life cycle that advocates not
only losses but also gains throughout the life path,
the current approach to active and healthy aging is
based, which encourages enhancing physical, cogni-
tive, emotional and social well-being, and its optimal
functioning, participation in society, taking advan-
tage of opportunities and protection and security
measures, along with lifelong education. Specically,
we are in the decade of healthy aging, 2021-2030, un-
derstood as the decade of action, promoted by the
Sustainable Development Goals for the 2030 Agen-
da. Concretized in the European Union with strategic
policies aimed especially at innovation. In addition,
some programs implemented in Spain, some with Eu-
ropean projection, are presented to promote active
and healthy aging. Likewise, some present and future
challenges regarding aging and exploration around
old age will be presented, as an opportunity for reec-
tion. Challenges such as adding quality of life to the
years, aging well, promoting positive mental health,
aimed at ourishing throughout life and particularly
in old age, preventing unwanted loneliness, through
a combined fabric between face-to-face links and vir-
tual, embrace a direction directed towards Human
and Earth Rights, with the promotion of generativity,
which allows overcoming ageism and gender.
KeywoRds
Active and healthy aging, quality of life, strategic
policies.
Correspondencia: Tamara Gutiérrez Domingo. Departamento de Psicología, Universidad de Córdoba, C/ San Alberto Magno s/n. 14071
Córdoba (España). E-mail: tamara.gutierrez@uco.es
Recibido: 01/12/2023; aceptado: 29/12/2023
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1. Introducción
El envejecimiento de la población supone
un reto compartido, que requiere ser aborda-
do desde un enfoque integral y colaborativo,
centrado en un abordaje promotor de la salud
y del bienestar, para tratar de ofrecer respues-
tas más sostenibles a los tradicionales modelos
de abordaje del envejecimiento, asociados al
décit y la enfermedad. La población mayor
personas mayores de 65 años va en aumen-
to, no solo a nivel estatal y europeo, también
a nivel mundial. Este incremento poblacional
asociado a la edad, requiere nuevas maneras
de entender esta etapa de la vida, la vejez, en
la que la promoción de la salud y del bienes-
tar en el proceso de envejecimiento son claves.
Se hacen necesarias perspectivas de abordaje
innovadoras para hacer frente a las patologías
crónicas; al mismo tiempo, apostar por el incre-
mento de la esperanza de vida con verdadera
calidad de vida, manifestado en tiempo sin pa-
tología, a través de la prevención del deterioro
funcional; así como promover el orecimiento
humano para el afrontamiento activo y saluda-
ble en la vejez.
Según el Informe de Estadísticas Mundia-
les de Salud de la Organización Mundial de la
Salud (OMS, 2023), en 2021, alrededor de 761
millones de personas en todo el mundo tenían
65 años o más y se prevee que estos datos con-
tinúen subiendo hasta alcanzar los 1600 millo-
nes en 2050. En esta misma línea, los datos de la
Comisión Europea (2020), indican que en 2019,
más de una quinta parte de la población euro-
pea (UE-27) era mayor de 65 años o más. Y las
proyecciones futuras señalan que entre 2019
y 2100 el porcentaje de personas de 80 años o
más en la EU-27 se multiplicará por 2,5, pasan-
do del 5,8% al 14,6% de la población. Concreta-
mente, en España, los datos del Instituto Nacio-
nal de Estadística (INE, 2022a), estiman que la
población mayor actual en España asciende a
9,5 millones de personas, siguiendo la tenden-
cia mundial y europea, con una ascendencia en
alza para las próximas décadas.
1.1. Esperanza de vida vs. calidad de vida:
esperanza de vida en buena salud
La esperanza de vida, entendida como ex-
pectativa de vida, consiste en la media de la
cantidad de años que vive una población de-
terminada en un cierto periodo en índices ab-
solutos o totales (INE, 2022b). No obstante, no
siempre la esperanza de vida lleva asociada
calidad de vida, como se puede extraer de la
alta comorbilidad de las personas mayores que
conviven con múltiples patologías. Por ello,
desde hace algún tiempo, se está empleando el
término esperanza de vida en buena salud, una
conceptualización que en vez de rivalizar los
conceptos predecesores de esperanza de vida
y calidad de vida, viene a construir sinergias
entre ambos términos. La esperanza de vida
en buena salud es entendida como el prome-
dio de número de años esperados que vive una
persona disfrutando de buena salud, en ausen-
cia de limitaciones funcionales o de discapaci-
dad (INE, 2022b).
Un término relacionado con el anterior, y
que ha ido evolucionando hasta la actualidad,
es aquel que ha dado en denominare la cuarta
edad (Vera, 1996), asociada al grupo poblacio-
nal de 80 y más años, el cual presenta caracte-
rísticas propias ya que, de manera mayoritaria
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se ha vinculado con mujeres y beneciarios de
pensiones no contributivas, por lo que requiere
una especial atención, con un crecimiento en
aumento entre la población mayor. Atendiendo
a la realidad de que la cuarta edad está mayo-
ritariamente protagonizada por mujeres mayo-
res que viven solas, en la mayoría de los casos,
en el hogar, se han explorado varios aspectos
que podrían contribuir a ampliar estos años
con calidad de vida en tales circunstancias (De
la Mata et al., 2018): reformulando las creencias
tradicionalmente asociadas a la vejez, permi-
tiendo la importancia de resignicar conceptos
sobre el proceso vital y el envejecimiento; re-
orientando los modos de vida, guiando lo co-
tidiano a las nuevas necesidades acontecidas
para prolongar el tiempo de bienestar – plani-
cando hábitos de autocuidado, sus tiempos
y espacios, así como el establecimiento de re-
des y personas signicativas –; revalorizando lo
aprendido en el curso de la vida para construir
entornos óptimos y favorecedores.
2. Cambio de paradigma: enfoque actual
del envejecimiento
El cambio de paradigma sobre el ciclo vital
recorre un trasvase que va del genetismo y el
estructuralismo hasta el actual paradigma di-
aléctico-contextual. Este último incluye la com-
binación de agentes biológicos y ambientales
en el desarrollo humano, donde la persona se
considera un agente activo en continua inte-
racción con su medio histórico y sociocultural.
Dentro del paradigma dialéctico-contextual
destaca la actual orientación del ciclo vital
-Life-Span- (Baltes et al., 1980), desde la que el
desarrollo y los cambios que se suceden no se
encuentran asociados a etapas concretas a lo
largo de la vida, si no caracterizados por una ex-
plicación multicausal del desarrollo, en el que
se incluyen: factores ontogenéticos, cambios
físicos o roles sociales asociados con la edad;
factores históricos, vinculados al momento his-
tórico concreto y comunes por toda la cohorte;
factores idiosincráticos y vivencias personales,
aspectos no necesariamente normativos.
2.1. Envejecimiento activo y saludable
Auspiciado por el cambio de paradigma de-
sarrollado a lo largo del siglo XX, surge el en-
vejecimiento activo, denido por la OMS (2002,
2012, 2015) como aquel proceso que permite a
las personas potenciar su bienestar físico, men-
tal, social y emocional, a lo largo del ciclo del
envejecimiento; incluye la integración y partici-
pación de las personas mayores en la sociedad,
la protección y la seguridad, los cuidados profe-
sionales en materia de salud, así como el apren-
dizaje a lo largo de la vida, con el n de mejorar
la calidad de vida a medida que las personas
envejecen. Los determinantes implicados en
el envejecimiento activo dan buena cuenta
de ello determinantes económicos, sociales,
entorno físico, servicios socio-sanitarios, de-
terminantes personales y comportamentales
– (OMS, 2002).
Promocionar el envejecimiento activo de la
población permite que las personas realicen
su potencial de bienestar físico, psicológico y
social, incorporando a todas las personas a lo
largo de su ciclo vital, pero centrándose en las
personas mayores y en la relevancia de que
este colectivo tenga una imagen pública posi-
tiva. Se trata de un concepto realista y empírico
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Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
que contempla tanto el declive como el cre-
cimiento, así como el cambio y la estabilidad,
al analizar el proceso de envejecimiento (Fer-
nández-Ballesteros, 2009). Por tanto, implica el
mantenimiento de la actividad y la participa-
ción por parte del individuo y los principios de
interdependencia y solidaridad intergeneracio-
nal por parte de la sociedad (Lorente, 2010). De
manera complementaria y entrelazada al enve-
jecimiento activo, el envejecimiento saludable
es contemplado como un proceso continuo de
optimización de oportunidades para mantener
y mejorar la salud física y mental, la indepen-
dencia y la calidad de vida a lo largo del ciclo
vital (OMS, 2015). En suma, el envejecimiento
saludable promociona mantener y fomentar la
capacidad funcional que permita el bienestar
en la etapa de la vejez.
Las conuencias del envejecimiento activo
y saludable nos van a permitir fomentar mejo-
res trayectorias de envejecimiento en el cami-
no de la vida. La contemplación del envejeci-
miento bajo el prisma actual se reconoce como
un logro y un reto social, al tiempo que como
una oportunidad, donde aoren modelos de
promoción de la participación individual, pero
también, a nivel social, empresarial, económi-
co, de innovación, etc. En suma, este cambio de
paradigma sobre el envejecimiento a lo largo
de la vida nos encamina a adoptar un enfoque
como agentes activos y responsables de nues-
tra salud, bienestar y calidad de vida.
2.1.1. Fundamentos y bases empíricas del
envejecimiento activo
Baltes y Baltes, en 1990, plantearon una serie
de proposiciones que asentaron las bases para
un envejecimiento activo. Estas propuestas
postulaban: 1) La diferenciación entre diferen-
tes formas de envejecimiento (normal, óptimo
y patológico); 2) La heterogeneidad como base
del envejecimiento, explicitada en la amplia va-
riabilidad inter e intraindividual en los ritmos y
las formas de envejecer; 3) La plasticidad y re-
serva latente en todo el ciclo vital, manifestada
en cambios positivos asociados a la edad; 4)
Los límites en la plasticidad y en la capacidad
de adaptación del individuo, basados en el rea-
lismo ante la posibilidad de ciertos cambios po-
sitivos en edades muy avanzadas; 5) El efecto
de compensación de las posibles limitaciones
y/o dicultades derivadas de la edad gracias a
los avances tecnológicos y clínicos; 6) La com-
prensión de la vida como un equilibrio de ga-
nancias y pérdidas, asumiendo que, en la vejez,
el balance es menos positivo que en otras eta-
pas de la vida según la evaluación social de esta
etapa, así como la propia valoración subjetiva
de la persona; 7) La satisfacción vital y las carac-
terísticas psicológicas positivas similares en las
distintas etapas del desarrollo.
Posteriormente, Fernández-Ballesteros (2009),
aúna e integra una serie de supuestos cientí-
cos que justican el desarrollo de una visión
positiva del envejecimiento: por una parte, la
comprensión de la morbilidad, basada en una
considerable reducción de la mortalidad y en
el aumento de la supervivencia y esperanza
de vida, la rectangularización de la curva de
supervivencia, apoyada en el aplazamiento
de la enfermedad y la discapacidad, a la vez
que en el aumento de la capacidad y calidad
de vida; la heterogeneidad de las condiciones
bio-psico-sociales en la vejez, caracterizadas por
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la variabilidad inter e intraindividual, es decir,
las personas muestran más diferencias entre
sí en la vejez que en cualquier otra etapa de la
vida, y estas fuentes de variación son diversas:
históricas, socioeconómicas, culturales y per-
sonales (plasticidad, capacidad de adaptación,
potencial de recuperación del organismo, etc.);
a lo que se suma la plasticidad, modicabilidad
y capacidad de reserva del individuo, caracteri-
zado por la posibilidad de la adaptabilidad es-
tructural y funcional del cerebro ante estímulos
internos y externos – un continuo a lo largo del
ciclo vital, a la base de la adaptación a nuevas
condiciones ambientales, así como a las adqui-
sición de nuevas experiencias que permita la
reestructuración de las conexiones sinápticas
que posibiliten reaprender adquisiciones pre-
vias, así como implementar nuevos aprendiza-
jes incluso en la etapa nal de la vida .
2.1.2. Programas y experiencias sobre en-
vejecimiento activo y saludable en España
A partir del cambio de paradigma en la con-
ceptualización del envejecimiento y los nuevos
enfoques emergentes, los programas y ex-
periencias para la promoción de un envejeci-
miento positivo en España durante las últimas
décadas han sido múltiples. Entre ellas, cabría
destacar los Programas de Envejecimiento Sa-
ludable y Activo, promovidos por diferentes ad-
ministraciones públicas, y los insertados dentro
del Programa Ciudades y Comunidades Amiga-
bles con las Personas Mayores, impulsado a nivel
mundial por la OMS y, en España, por el Institu-
to de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO).
Estas iniciativas referentes se ofrecen como
propuestas para ser promovidas en las hojas de
ruta de las intervenciones de Salud Pública, así
como de las diferentes entidades que prestan
servicios asistenciales a las personas mayores,
en la toma de decisiones políticas y de gestión
en instituciones con el propósito de mejorar el
bienestar de la población mayor.
Dentro de los programas de Envejecimien-
to Saludable y Activo, destaca el programa
Vivir con Vitalidad®, en su versión presencial, y
Vital Ageing-M®, en su versión multimedia, de
Fernández-Ballesteros et al. (2002, 2004, 2005),
cuyo propósito general consiste en promover
el bienestar y la calidad de vida de las personas
mayores de 60 años. Se trata de un programa
de repercusión europea, auspiciado por el Pro-
grama Sócrates-Minerva de la Unión Europea
junto a la colaboración del Consorcio NETTUNO
(Italia), la Universidad Autónoma de Madrid, el
Instituto de Gerontología de la Universidad de
Heidelberg (Alemania) y de la Open University
(Reino Unido). El programa se estructura en 22
temas insertados en cuatro grandes bloques
temáticos: la promoción de la salud y de la for-
ma física, así como de la prevención de las ca-
pacidades físicas; la mejora de la optimización
y compensación cognitiva; el desarrollo de la
afectividad y personalidad; y la maximización
de la implicación social.
Desde una concepción ambientalista, se ha
estudiado que el diseño urbano puede ser fa-
vorecedor o no de la socialización del entorno.
En este sentido, actualmente, los programas
llevados a cabo desde la Red Mundial de Ciu-
dades y Comunidades Amigables con las Per-
sonas Mayores forman parte de la estrategia de
la OMS para la década del Envejecimiento Sa-
ludable (2021-2030), en el marco de la Agenda
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2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
(ODS). Esta red promovida por la OMS en 2010
obedece al rápido envejecimiento poblacional,
con el objetivo de establecer conexiones entre
ciudades, comunidades y organizaciones en
todo el mundo con la nalidad de favorecer
entornos amigables que sean un espacio que
favorezca un envejecimiento digno y de cali-
dad. Consiste en una iniciativa de acción local
en la que se promueve y colabora con la partici-
pación de las personas mayores, para tener en
cuenta sus opiniones, necesidades y propues-
tas que permitan promover un envejecimiento
saludable y activo.
Recientemente, otras iniciativas como el
programa de Intervención Multidominio Healthy-
Age (Marcos-Pardo et al., 2021), incorpora reco-
mendaciones de la red internacional Healthy-
Age para un envejecimiento saludable. Concre-
tamente, el programa inserta los principales do-
minios (físico, cognitivo, social y motivacional)
propuestos por las principales recomendacio-
nes institucionales y de la literatura cientícas
para prevenir, mantener o mejorar la salud in-
tegral (física, cognitiva, emocional y social) para
un envejecimiento saludable. En resumen, las
diferentes propuestas interventivas presenta-
das responden a recomendaciones para ser te-
nidas en cuenta por las políticas internacionales
y nacionales estratégicas para la promoción del
envejecimiento activo y saludable.
3. Políticas estratégicas para la promo-
ción del envejecimiento activo y saludable
Para salvaguardar los derechos de las per-
sonas mayores, las agendas políticas auspi-
ciadas por los organismos internacionales se
convierten en instrumentos de cambio funda-
mentales. Su relevancia radica en que para re-
ducir el impacto de la inequidad, efecto cono-
cido como la ventaja o desventaja acumulativa
(Dannefer, 2003), se deben formular políticas
de salud pública que superen las inequidades
existentes en la sociedad (OMS, 2015).
A nivel mundial, las políticas estratégicas
promovidas por la OMS (2015) se basan en:
1) velar por el derecho internacional funda-
mental de salud de las personas mayores; 2) el
fomento del desarrollo sostenible en la vejez,
evitando la exclusión e integrando su capaci-
dad de desarrollo a la sociedad; 3) reconocien-
do las contribuciones económicas tangibles
– en términos de gasto en consumo – e intan-
gibles – vinculadas al aporte en cuidados que
brindan –.
3.1. Decenio del Envejecimiento Saluda-
ble 2021-2030
La transición demográca, hacia una ten-
dencia actual del envejecimiento poblacional
en todo el mundo, tendrá repercusiones en las
diferentes esferas de la sociedad. Para atender
a estos efectos, la Agenda 2030 para el Desa-
rrollo Sostenible (ONU, 2015) pretende garan-
tizar que todas las personas puedan desarro-
llar su potencial con dignidad e igualdad, en
un entorno saludable.
Concretamente, nos encontramos en su-
mersión de la Década del Envejecimiento Sa-
ludable 2021-2030, aprobada en la 73ª Asam-
blea Mundial de la Salud (2020) - máximo ór-
gano de decisión de la OMS constituida por
todos los estados miembros, como institución
encargada de determinar las políticas que diri-
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Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
gen la salud mundial de la organización -. Pre-
viamente, la OMS elaboró la “Estrategia global y
plan de acción para el envejecimiento saludable
2016-2020”, la cual fue diseñada como antece-
dente inmediato (OMS, 2020). La Década del
Envejecimiento Saludable 2021-2030 persigue
el objetivo de promover el envejecimiento sa-
ludable como estrategia transversal a todos los
ODS y hace un llamamiento para sumar la co-
laboración de gobiernos, organismos interna-
cionales, sociedad civil, profesionales, institu-
ciones académicas, medios de comunicación
y sector privado, con el propósito de mejorar
la calidad de vida de las personas mayores, sus
familias y las comunidades que habitan.
3.2. Políticas Unión Europea: unión para
la innovación
En 2012, la Comisión Europea lanzaba la
iniciativa “Cooperación para la innovación eu-
ropea en el envejecimiento activo y saludable,
dentro de sus políticas de “Unión para la inno-
vación (García-Lizana, 2012). Las prioridades
detectadas se centraron en: la prevención, el
cribado y el diagnóstico precoz, la asistencia
basada en herramientas y servicios innovado-
res de éxito probado, promoción del envejeci-
miento activo y autónomo mediante diversas
soluciones basadas en las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) abiertas
y personalizadas, así como innovación dirigi-
da a edicios, viviendas, ciudades y entornos
adaptados a las necesidades de las personas
mayores.
En esta línea, recientemente, la Comisión
Europea (2022), desde la Asociación Europea
de Innovación sobre el Envejecimiento Activo
y Saludable (EIP sobre AHA), se tiene como ob-
jetivo el fomento del uso de la innovación digi-
tal para promocionar el envejecimiento activo
y saludable, mediante una triple vía: mejorar la
salud y la calidad de vida de las personas de
edad avanzada, apoyar la sostenibilidad y la
eciencia de los sistemas de salud y asistencia
social y optimizar la competitividad de la in-
dustria de la UE hacia la extensión de nuevos
mercados. Estos objetivos están alineados con
el enfoque del ciclo de vida, no solo sobre el
envejecimiento, si no a lo largo de toda la vida
a través de la tecnología digital. En los países
que conforman la península ibérica, España y
Portugal, por sus similitudes y sinergias, esta
realidad posiblemente torna similar y requiere
medidas interrelacionadas.
4. Retos presentes y futuros de la transi-
ción demográca
Desde la segunda mitad del siglo XX, se ha
producido una transición demográca caracte-
rizada por el trasvase de tasas altas a bajas de
mortalidad y natalidad de la población (Zaidi,
2017). Actualmente, nos situamos en la segun-
da transición demográca (Blanco-Iglesias,
2023), que implica “una fertilidad de reem-
plazo sostenida, una multitud de arreglos de
vida distintos del matrimonio, la desconexión
entre el matrimonio y la procreación, y ningu-
na población estacionaria (Lesthaeghe 2010,
p. 211). Estos cambios demográcos requeri-
rán el planteamiento de nuevos retos futuros.
Concretamente, en España, las proyecciones
de población estimadas para el intervalo 2022-
2072 (INE, 2022c) indican la evolución que se-
guiría la población española si se mantuvieran
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Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
las tendencias demográcas actuales; en la
que la población de 65 años o más, alcanzaría
el 26% del total en 2037 y, de manera general,
para 2072, España alcanzaría una población de
52,9 millones de personas.
En esta línea, tras la revisión de la literatu-
ra realizada para la conguración de este mo-
nográco, como una revisión integral de los
desafíos globales, a continuación, se recogen
algunos de los que podrían constituirse como
los principales retos presentes y futuros de la
transición demográca:
- Envejecer bien: sumar calidad de vida a los
años.
- Fomento de la salud mental positiva: hacia
una perspectiva del orecimiento de la vejez.
- Tejer una red comunitaria presencial com-
binada con innovación en eHealth.
- De una sociedad al servicio de la economía
de mercado a una sociedad al servicio de
los Derechos Humanos y de la Tierra.
- Sustentabilidad en el envejecimiento para
superar el edadismo: la ruptura con los es-
tereotipos por razón de sexo y género.
4.1. Envejecer bien: sumar calidad de vida
a los años
La tendencia demográca mundial hacia el
envejecimiento poblacional ha promovido el
envejecimiento activo y saludable como posi-
bilidad de sumar calidad de vida a los años: “El
desarrollo socio-histórico de los seres humanos
no solo está concediendo más años a la vida, sino
también más vida a los años” (Friesy Crapo, 1981,
citado en Fernández-Ballesteros, 2009, p. 31).
No obstante, el envejecimiento demográco,
como reto global y local, lleva también asociado
una serie de desafíos invisibilizados, entre ellos,
la soledad, un problema silente. Se estima que
en España 1 de cada 5 personas mayores mani-
esta altos niveles de soledad, 1 de 4 se siente
aislada socialmente y/o sufre depresión (Araújo
et al., 2021). La soledad no deseada se concibe
como aquella percepción subjetiva resultado
de la discrepancia entre las relaciones que se
desean tener y las que realmente se tienen, sin
que implique una falta de red y contactos socia-
les; por su parte, el aislamiento social se vincula
a contar con redes sociales débiles, ya sea por
tamaño o proximidad, apoyo emocional, fre-
cuencia de contacto, etc.
Con el propósito de dar respuesta a la so-
ledad y la mala salud mental experimentadas
por las personas mayores, el proyecto QASP –
Quality of Life and Ageing (Araújo et al., 2021)
en España, Suecia y Portugal, amparado por el
Centro Superior de Investigaciones Cientícas
(CSIC), ha tratado de ofrecer algunas recomen-
daciones que promuevan un buen estado de
salud y una calidad de vida óptima. De manera
conjunta, para abordar la soledad no deseada
y el aislamiento social en personas mayores, el
proyecto QASP plantea las siguientes medidas
estratégicas: articulación coordinada de los
servicios sociales y sanitarios con guras pro-
fesionales que realicen una detección precoz;
facilitar programas de apoyo para las familias
que favorezcan la conciliación laboral-familiar
y fortalecer las redes familiares; promover pro-
gramas de apoyo social comunitario en pro-
moción de relaciones intergeneracionales que
contribuyan a reducir la soledad y el aislamien-
to social; reducir la brecha digital e impulsar
el uso de tecnologías de cuidados a distancia.
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Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
Igualmente, para abordar los problemas de sa-
lud mental en personas mayores se proponen:
promover la evaluación y detección precoz del
malestar emocional, especialmente, de sínto-
mas ansioso-depresivos y fomentar activida-
des integrales y multidimensionales para la
estimulación de las funciones físicas, psicoló-
gicas, cognitivas y sociales.
4.2. Fomento de la Salud Mental Positiva: Ha-
cia una perspectiva del orecimiento de la vejez
Estamos transitando de una conceptua-
lización del fomento del bienestar humano
hacia la búsqueda del orecimiento. En este
sentido, la Psicología Positiva (Seligman y Csik-
szentmihalyi, 2000) como ciencia encargada
de estudiar el bienestar subjetivo – felicidad
– de las personas ha contribuido en gran me-
dida. El constructo de orecimiento, contem-
plado como los altos niveles de bienestar ex-
perimentado por una persona, incluyendo la
combinación de sentirse bien y funcionar con
ecacia, corresponde a un alto nivel de bien-
estar mental, representando una salud mental
positiva (Huppert y So, 2013; Keyes 2002). Con-
cretamente, los altos niveles de orecimiento
se relacionan con resultados favorables en tér-
minos de salud física, satisfacción con la vida,
vitalidad y buen funcionamiento psicosocial
(Dolan et al., 2008; Keyes, 2007; Keyes, 2005).
De manera teórico-aplicada la Psicolo-
gía Positiva ofrece un marco integrativo para
comprender el signicado de una buena vida,
incluyendo cuatro áreas: las experiencias sub-
jetivas positivas (emociones, pensamientos,
uir), los rasgos individuales positivos (virtu-
des y fortalezas de carácter, valores, intereses),
las relaciones interpersonales positivas (vida
en pareja, compañerismo, amistad) y las insti-
tuciones positivas (familia, comunidad, socie-
dad) (Seligman, 2002; Park & Peterson, 2009).
No obstante, la Psicología Positiva centra su
foco de atención tanto en las fortalezas huma-
nas como en las debilidades y en cómo promo-
ver el desarrollo del potencial humano, en este
sentido, la Psicología Positiva viene a sostener
que la excelencia y la bondad humana son tan
auténticas como la enfermedad, el trastorno y
el sufrimiento (Park et al., 2013, p. 12). En un
estudio longitudinal, Ri et al. (2015), analiza-
ron la persistencia del bienestar psicológico
como predictora de una mejor salud autoper-
cibida en el próximo decenio, en un doble sen-
tido: quienes percibían mejor su salud mostra-
ban una mayor persistencia en los niveles de
bienestar autorreportados, también que los
altos niveles de bienestar actuaban como pro-
tectores en la recuperación de la salud.
Estos resultados muestran la importancia
de tener en cuenta el fomento del bienestar
psicológico desde una perspectiva del oreci-
miento, en el que las personas se sientan co-
nectadas con su vida y les permita hacer balan-
ce con su satisfacción vital.
Previamente, Fredrickson (2000) había de-
sarrollado un modelo de ampliación y cons-
trucción de emociones positivas, así como es-
tudiado estrategias que contribuían a optimi-
zar la salud y el bienestar en la medida en que
cultivaban emociones positivas (Fredrickson y
Joiner, 2002).
Independientemente, de la promoción de
la salud mental positiva, con el propósito de fo-
mentar los estilos de vida saludables, en 2018,
12 RETO MUNDIAL: DECENIO DEL ENVEJECIMIENTO SALUDABLE 2021-2030
Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
tuvo lugar la Primera Cumbre sobre la Ciencia
de la Felicidad centrada en el Cuidado de la
Salud, con la intención de reunir a la comuni-
dad cientíca y aplicada, para adoptar medi-
das que posibiliten implementar la práctica
de la Psicología Positiva a la atención médica,
en la que primen esfuerzos y estrategias para
mejorar las prácticas basadas en la evidencia
cientíca (Lianov et al., 2019). Derivado de esta
cumbre fueron varias propuestas, tales como:
herramientas de seguimiento y evaluación
conductual y emocional basadas en la eviden-
cia, prácticas y de bajo costo y programas con-
ductuales automatizados para ampliar el tiem-
po de atención médica (Lianov et al., 2020).
4.3. Prevenir la soledad no deseada: Tejer
una red comunitaria combinada.
En nuestro país, la soledad de las personas
mayores parece abrumadora, siendo expresa-
do por un 24% de la población mayor (del Ba-
rrio et al., 2010), inuyendo como factores de-
terminantes la estructura del hogar y la salud
percibida, aumentando la percepción de sole-
dad conforme estos determinantes se ven más
alterados (del Barrio et al., 2010). La realidad
invisible de la soledad experimentada por las
personas mayores en España sigue nascosta.
Rueda-Estrada (2020) reexiona, al tiempo que
pone en evidencia, si se trata de un problema
social o de salud, verdaderamente, en un en-
tresijo de ambas.
A pesar de que, en su mayoría, las personas
mayores preeren vivir en su domicilio resi-
dencial, a pesar de que experimenten fragili-
dad o algún grado de discapacidad, varios fac-
tores parecen determinantes - la red social, es
decir, el tejido de personas con las que la per-
sona mayor se comunica; la familia y los víncu-
los que se establecen entre los miembros de la
misma; el espacio residencial y el entorno de la
vivienda; los recursos sociosanitarios y para la
vida diaria. Habría que reconsiderar estos fac-
tores de manera individualizada pero, al mis-
mo tiempo, contempladas desde las políticas
que favorezcan las condiciones sociales y am-
bientales para la promoción de la integración
social y la autonomía de las personas mayores
(Gallo-Estrada y Molina- Mula, 2015).
No cabe duda, la soledad no deseada y las
desigualdades sociales a lo largo del ciclo vital,
en la mayoría de los casos, acaba afectando a
la salud y bienestar de las personas mayores
(Martín-Roncero y González-Rábago, 2022). De
manera preventiva, desde la atención prima-
ria, algunos países como Reino Unido, Dina-
marca, Canadá o Estados Unidos, han empren-
dido campañas para sensibilizar a la población
del problema de la soledad y del aislamiento
social en la comunidad (Gené-Badia, 2016). No
obstante, para atender los casos de personas
mayores institucionalizadas, Bermeja y Ausín
(2018) realizaron una revisión de la literatura
cientíca acerca de los programas para comba-
tirla la soledad - talleres de jardinería/horticul-
tura, programas de intervención con animales,
videoconferencia con familiares, programas
de intervención cognitiva y actividad física,
terapia de reminiscencia que mejoraban el
sentimiento de soledad; no obstante, aunque
los resultados no son del todo concluyentes al
presentar una evidencia moderada, nos ofre-
cen algunas propuestas relevantes en este
campo.
13
TAMARA GUTIÉRREZ-DOMINGO
Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
De manera complementaria, Arias (2023)
proclama la necesidad del apoyo social dispo-
nible en la vejez, que permita amortiguar el
sentimiento de soledad no deseada, al tiempo
que posibilite sumar vínculos y dispositivos
digitales, haciendo partícipe la nueva era tec-
nológica. En esta conectividad digital, la pan-
demia mundial por la covid-19 ha inuido con-
siderablemente, al tratarse de una de las po-
cas relaciones seguras posibles (Ahmad et al.,
2022). Recientemente, parece que hay un au-
téntico interés en las intervenciones digitales
para prevenir la soledad en las personas ma-
yores, a través de aplicaciones para teléfonos
inteligentes, smartphones, como estrategia
que permita favorecer sus conexiones sociales
(Stuart et al., 2023).
A la luz de la literatura cientíca, tejer una
verdadera red combinada (presencial-virtual)
que posibilite el fortalecimiento de los víncu-
los socioafectivos de las personas mayores,
atendiendo tanto a sus necesidades en las ta-
reas de la vida cotidiana con apoyo social di-
recto, en conjunción con aplicaciones móviles,
acompañamiento telefónico y otros recursos
digitales, tanto por tejido social más cercano
como por los servicios sociocomunitarios y de
atención primaria, se presenta como una pro-
puesta cada vez más viable.
4.4. De una sociedad al servicio de la eco-
nomía de mercado a una sociedad al servicio
de los Derechos Humanos y de la Tierra
Las sociedades actuales, a merced de la
economía de mercado, tienen posiblemente
entre sus objetivos más apremiantes el tras-
vase hacia nuevas concepciones, basadas en
una economía de carácter más circular, en sus
diferentes esferas, que permita la cumplimen-
tación de los Derechos Humanos y de la Tierra.
En la Declaración Universal de Derechos
Humanos (1948), en su artículo 25.1 se esta-
blece que Toda persona tiene derecho a un ni-
vel de vida adecuado que le asegure, así como a
su familia, la salud y el bienestar, y en especial la
alimentación, el vestido, la vivienda, la asisten-
cia médica, y los servicios sociales necesarios;
tiene asimismo derecho a los seguros en caso de
desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez
y otros casos de pérdida de sus medios de sub-
sistencia por circunstancia independientes de su
voluntad”. Actualmente, según fuentes del Mi-
nisterio de Derechos Sociales y Agenda 2030,
del Gobierno de España, en su informe AROPE
(2023), el 20,4% de la población española, unos
9,67 millones de personas, están en riesgo de
pobreza y exclusión social. A nivel mundial, se-
gún los datos recogidos en el Informe de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Na-
ciones Unidas (2023), esta cifra asciende a 575
millones de personas que viven en pobreza
extrema; donde las personas mayores cons-
tituyen uno de los grupos más vulnerables,
atenuándose en las economías avanzadas con
respaldo del estado del bienestar, frente a las
economías emergentes y en desarrollo. A par-
tir de los datos presentados, es más que apre-
ciable la vulneración de uno de los principales
derechos humanos, a pesar de los esfuerzos
que organismos no gubernamentales, estados
e instituciones internacionales van implemen-
tando. Con especial atención en la población
mayor, formar parte de la exclusión tiene como
consecuencia consabida la abulta dicultad
14 RETO MUNDIAL: DECENIO DEL ENVEJECIMIENTO SALUDABLE 2021-2030
Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
para que los cuatro pilares sobre los que se
asienta el envejecimiento activo se respeten
(salud, protección y seguridad, participación y
educación a lo largo de la vida).
Asimismo, desde el comienzo del nuevo
milenio, la redacción de la Carta de la Tierra
(2000) propugna como principios esencia-
les: I. Respeto y cuidado de la comunidad de
la vida (1. Respetar la Tierra y la vida en toda
su diversidad, 2. Cuidar la comunidad de la
vida con entendimiento, compasión y amor, 3.
Construir sociedades democráticas que sean
justas, participativas, sostenibles y pacícas, 4.
Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra
se preserven para las generaciones presentes
y futuras);
II. Integridad ecológica (5. Proteger y res-
taurar la integridad de los sistemas ecológicos
de la Tierra, con especial preocupación por la
diversidad biológica y los procesos naturales
que sustentan la vida, 6. Evitar dañar como
el mejor método de protección ambiental y
cuando el conocimiento sea limitado, proce-
der con precaución, 7. Adoptar patrones de
producción, consumo y reproducción que sal-
vaguarden las capacidades regenerativas de
la Tierra, los derechos humanos y el bienestar
comunitario, 8. Impulsar el estudio de la soste-
nibilidad ecológica y promover el intercambio
abierto y la extensa aplicación del conocimien-
to adquirido); III. Justicia social y económica (9.
Erradicar la pobreza como un imperativo ético,
social y ambiental, 10. Asegurar que las activi-
dades e instituciones económicas, a todo nivel,
promuevan el desarrollo humano de forma
equitativa y sostenible, 11. Armar la igualdad
y equidad de género como prerrequisitos para
el desarrollo sostenible y asegurar el acceso
universal a la educación, el cuidado de la sa-
lud y la oportunidad económica, 12. Defender
el derecho de todos, sin discriminación, a un
entorno natural y social que apoye la digni-
dad humana, la salud física y el bienestar es-
piritual, con especial atención a los derechos
de los pueblos indígenas y las minorías); IV.
Democracia, no violencia y paz (13. Fortalecer
las instituciones democráticas en todos los ni-
veles y brindar transparencia y rendimiento de
cuentas en la gobernabilidad, participación in-
clusiva en la toma de decisiones y acceso a la
justicia, 14. Integrar en la educación formal y
en el aprendizaje a lo largo de la vida, las habi-
lidades, el conocimiento y los valores necesa-
rios para un modo de vida sostenible, 15. Tratar
a todos los seres vivientes con respeto y consi-
deración). La Carta de la Tierra es un documen-
to que trata de transformar la conciencia en
acción, buscando inspirar en las personas un
sentido de interdependencia global y una res-
ponsabilidad compartida por el bienestar de
toda la familia humana, la comunidad de vida
y las generaciones futuras, desde un enfoque
esperanzador y de llamada a la acción compar-
tida (Blaze et al., 2006). Plantearnos y reformu-
larnos cómo está afectando la contaminación,
el deterioro medioambiental y las formas de
vida actuales a la consecución de la calidad de
vida de todas las personas, en general, y de las
personas mayores, en particular, resulta funda-
mental, sin menoscabar el bienestar del resto
de seres vivos y formas de vida. En este senti-
do, el pleno desarrollo de las sociedades pasa
por velar los Derechos Humanos y de la Tierra,
los cuales nos acercarán a la justicia social, a la
15
TAMARA GUTIÉRREZ-DOMINGO
Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
equidad, al respeto por las diferentes formas
de vida, en una verdadera simbiosis humana-
naturaleza.
4.5. Generatividad: Sustentabilidad en el
envejecimiento para superar el edadismo
La generatividad se contempla como la
capacidad de las personas para desarrollarse,
participar y realizar aportaciones a los entor-
nos en los que viven, a través de los compor-
tamientos generativos. Este concepto aparece
por primera vez en la teoría del desarrollo de
Erik Erikson de 1950, ofreciendo un nuevo en-
foque frente al estancamiento tradicionalmen-
te vinculado a la etapa de la vejez. No obstante,
especialmente, en la etapa de la vejez, al igual
que ocurre en las etapas previas del ciclo vital,
no todas las personas son iguales.
Las diferencias individuales siguen manifes-
tándose en la última etapa de nuestra vida. Por
lo que, la generalización de sesgos cognitivos
supone una simpleza en nuestro modo de en-
tender el envejecimiento limitante. En esta lí-
nea, el edadismo – actitud negativa anclada en
estereotipos discriminatorios contra las per-
sonas a razón de su edad (Baltar, 2004), esta
discriminación por motivos de edad, se reeja
desde actitudes discriminatorias individuales
hasta las políticas públicas. Estereotipos nega-
tivos asociados todavía a la vejez y su reelabo-
ración en la representación social como cons-
trucción simbólica en este grupo etario.
La modicación de los estereotipos no solo
a razón de la edad, sino en el estudio del pa-
radigma del envejecimiento con perspectiva
de género, hacia una construcción de nuevas
masculinidades en la vejez, dado que estas na-
rrativas inuyen en la práctica relacionada con
el bienestar en la vejez. Como planteaba Betty
Friedan (1999) se ha producido una revolución
en la longevidad de las mujeres, oportunidades
y desafíos que todavía hoy, más de tres décadas
después, siguen estando en la hoja de ruta del
actual paradigma sobre el envejecimiento – su
participación activa en la sociedad, adoptando
representatividad, siendo visibles, no ignoradas,
ni calladas –. En este sentido, el Informe mundi-
al sobre envejecimiento y salud publicado por la
OMS, en 2015, pretendía contribuir a superar
los prejuicios generalizados contra el envejeci-
miento, que afecta aún más a las mujeres ma-
yores. De manera consustancial, un cambio de
paradigma económico-social que incida sobre
la concepción del envejecimiento, favorecería la
superación de tales prejuicios; cambio concep-
tual ante el que responde el término sustenta-
bilidad. Concretamente, la sustentabilidad hace
referencia al enfoque más reciente que concibe
el desarrollo de los sistemas sociológicos para
conseguir una nueva conguración en las tres
dimensiones que conguran el desarrollo sus-
tentable, a nivel económico, social y ambiental
(Calvente, 2007).
Desgraciadamente, la Organización Mun-
dial de la Salud (OMS, 2023) en su informe
anual sobre Estadísticas Mundiales de Salud
incluye las cifras derivadas de la pandemia de
COVID-19, junto a las estadísticas relacionadas
con los logros en la consecución de los Objeti-
vos de Desarrollo Sostenible (ODS) relaciona-
dos con la salud. Este reciente informe plasma
el estancamiento producido en los últimos
años, respecto al periodo 2000-2015, en dife-
rentes indicadores de salud fundamentales,
16 RETO MUNDIAL: DECENIO DEL ENVEJECIMIENTO SALUDABLE 2021-2030
Análisis y Modicación de Conducta, 2024, vol. 50, nº 182
especialmente, concernientes a la creciente
tasa de prevalencia de las enfermedades no
transmisibles (ENT) – siendo actualmente las
responsables de casi tres cuartas partes de las
defunciones globales – y al impacto del cam-
bio climático – desafío que cada vez va toman-
do mayor protagonismo en la esfera de deter-
minantes para la salud –. Ante este panorama,
la promoción del envejecimiento activo y salu-
dable de la población mayor mundial se consi-
dera esencial, como ha sido expuesto; a su vez
ello permitiría la contribución al desarrollo sos-
tenible, y podría ir un paso más allá, hacia un
enfoque que salvaguarde los derechos huma-
nos y del planeta de modo más pleno y equita-
tivo: caminando hacia la sustentabilidad.
5. Conclusión
En conclusión, sin un verdadero convenci-
miento ciudadano, comunitario, social, político
y económico mundial por la Declaración de los
Derechos Humanos (1948) y de la Tierra (2000),
el obstáculo para la consecución de los retos
presentes y futuros de la transición demográ-
ca se ponen en entredicho. En este sentido, sin
un enfoque integral, que unique los diferentes
prismas de este combinado poliedro de facto-
res intervinientes, las medidas a tomar serán tan
solo soluciones incompletas y vacuas.
Desde una perspectiva que se dirija hacia
la sustentabilidad, las medidas de promoción,
prevención e intervención, no pueden obviar
la imperiosa necesidad de respetar y velar por
nuestra naturaleza, de la cual formamos parte
indisoluble. Por lo tanto, ello debiera repercu-
tir en cómo las multinacionales, y los estados
como sombras del sistema nanciero, se com-
portan en su despiadada carrera por el creci-
miento sostenido. Tanto es así, que la pérdida
de biodiversidad y contaminación ambiental
está llegando a ser el mayor drama de nues-
tro siglo. Si persiste la idea endocéntrica, de la
humanidad por encima de la Tierra, el capita-
lismo más inhumano sigue siendo su mayor
cómplice. A modo de cierre, como efeméride,
se requieren verdaderas alianzas que sean te-
jidas entre personas, colectivos, sociedades y
políticas socio-económicas que aboguen por
un verdadero enfoque integral de la salud y el
bienestar de las personas y el planeta.
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