Educación de las emociones ¿Un reto?
Cadenas, C. y Collado, D.
Debemos emitir cambios que se traduzcan en una conducta mucho más
operativa, equilibrada y más consecuente con nuestra propia esencia. Para esto es
necesario cambiar ciertos enfoques y dejar de estar pendiente exclusivamente de los
aspectos externos que nos condicionan directa o indirectamente dada la exigencia del
propio sistema (individualismo, deseo de poder, de tener más dinero, ser más
importante, tener más cosas…) olvidándonos con ello del SER.
Es justo en este espacio donde opera el crecimiento del individuo. Es en este
reducto donde se produce el germen del desarrollo personal íntegro. Pero para ello, es
necesario enfocar al interior, hacia dentro. Tenemos que localizar, determinar, y tomar
conciencia de nuestras emociones, de nuestros sentimientos, de nuestras tensiones
interiores, de nuestros apegos, ideales y sueños.
En esta dimensión subterránea apenas tiene acceso el hombre actual, y en
consecuencia, el niño y el adolescente. Caminamos demasiado deprisa,
descerebrados, tensos… en una avalancha ingente, impersonal, de un mundo preso
de sus prisas y urgencias que viaja sin saber dónde, que transita hacia ninguna parte y
lamentablemente, en muchas ocasiones hacia el abismo.
Es necesario parar y mirar por nuestra ventana interior hacia los paisajes
internos desconocidos, observando de una forma paciente y sosegada, sin
identificarnos con las imágenes, las emociones, los sentimientos, que allí ocurren. Esta
identificación, en el caso de que llevemos a cabo esta tarea, crea un gran torrente de
energía emocional, que si no es controlada, deriva en situaciones poco recomendables
o productivas a nivel personal.
La basura emocional provoca actos descontrolados, situaciones disruptivas,
conductas incorrectas dentro del aula o cualquier espacio donde se mueva y actúe el
individuo. Es necesario detectar, identificar este basurero emocional en nuestro interior
donde se genera nuestra mugre, la podredumbre humana. ¿Qué menos que una vez
identificada, ponerle nombre y después intentar utilizar los mecanismos adecuados
para cambiarla?.
El medio actual supone para el niño muchas restricciones especialmente de
movimiento, es decir, de falta de experiencias motrices a través del cuerpo. Y es que,
el cuerpo te permite conectar con todo tu entorno y, esas vivencias, te permiten
aprender del mismo. A través del cuerpo tomamos conciencia de lo que en él se
encierra (emociones y sentimientos).
En la escuela este tipo de situaciones se ve muy limitado porque está todo muy
compartimentalizado en áreas de conocimiento cuyo centro de interés radica en
adquirir los contenidos específicos que en esa materia se trate y que finalmente serán
fruto de una evaluación que determinará los índices de eficacia en función de la
capacidad de retención de la información y el conocimiento.
En definitiva, queremos constatar que hay muchas experiencias que podemos
vivir a través del cuerpo para que crezcamos en todas las demás dimensiones, de tal
forma que trabajemos de una manera más global, holística, completa.
Otra forma de conocerse y conocer a los demás es utilizar el cuerpo como un
templo para viajar al universo interno y conocerlo así en mayor medida. En este viaje
interior, puedo conectar, no sólo con mis emociones y con mis sentimientos, sino con
quien yo soy realmente, con mi esencia, mi ser, con lo más genuino, pero
observándolo todo en este viaje como un testigo, sin ser partícipe de lo que veo,
dentro de lo que siento, cobrando distancia, permaneciendo como un mero
Número 1, 2013 E-motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación
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