Cuentos tradicionales en Educación Infantil Padial, R. y Sáenz-López, P.
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E-motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. Número 2, 2014. ISSN: 2341-1473
Siguiendo a Conde (1994), para que los cuentos tengan un carácter motivador
y sean una herramienta educativa válida, deben tener las siguientes características:
- La forma lingüística del cuento, deberá ser de tal manera, que la memoria la
aprenda sin demasiados obstáculos.
- La duración de los mismos ha de ser breve (para niños de 3 o 4 años se
recomiendan cuentos de 10-15 minutos, con estructura sencilla y pocos
personajes, preferiblemente animales).
- El maestro/a deberá vivenciar el cuento, gesticular, moverse.
- Los cuentos hay que variarlos. Se deben tocar toda la gama de cuentos:
fantásticos, realistas, de animales, de personajes humanos, populares, etc.
- Los cuentos se pueden y deben interdisciplinar con otras áreas de
conocimiento: geografía, historia, ciencias naturales, matemáticas, área de
plástica, corporal y musical. Y a partir de esto, crear centros de interés.
- Los cuentos deberían estimular la dinámica de grupo, la charla, las preguntas
y las respuestas, con el objeto de resolver dudas, de medir la capacidad
comprensiva del niño/a, de analizar los contenidos planteados, etc.
3- EL JUEGO EN EDUCACIÓN INFANTIL
3.1.- Importancia del juego en educación Infantil
Existen muchas reflexiones sobre la importancia del juego en el ámbito
educativo, pero casi todas concluyen en que para aprender mejor, el proceso debe ser
lo más divertido posible, motivador por excelencia, sin tener por ello que perder su
rigor educativo. Siguiendo a Gutiérrez et. al. (1997), el juego se trata de un recurso
para el aprendizaje que cuenta con la ventaja de ser muy motivador, por lo que se
puede emplear como medio para favorecer aprendizajes, sin que ello suponga ningún
esfuerzo para el niño/a. Su valor no está solo en su motivación, sino en que es una
actividad significativa, desarrollando experiencias globalizadoras, puesto que las
actividades lúdicas se relacionan con los tres ámbitos de experiencia.
Basándonos en las aportaciones de Molina (1990) y Garaigordobil (2007), las
capacidades que se pueden desarrollar a través del juego son:
Desarrollo Motor: el ejercicio que el niño/a activo necesita le viene dado por el
juego. El juego puede favorecer: el control postural, la ejercitación de los
músculos, el conocimiento del propio cuerpo, etc.
Desarrollo Psicológico: el juego desempeña una función catártica, liberando al
niño/a de sus tensiones internas y favoreciendo la formación de una
personalidad equilibrada.
Desarrollo Mental: a nivel mental, la actividad lúdica puede fomentar el
desarrollo de la imaginación, creatividad y fantasía, así como la inteligencia y
mejora del rendimiento escolar.
Desarrollo Social: el juego es el paso previo y definitivo para la plena
socialización del niño, comunicación y cooperación con los iguales. Desde su
nacimiento, el niño/a va integrándose en el mundo de los adultos, va
conquistando su independencia, a través de la actividad lúdica. En los juegos
sobre todo cooperativos, el niño/a ha de pensar en los demás, aceptando sus
actitudes y propuestas de juegos y reaccionando con flexibilidad ante las
mismas. Es decir, el niño/a en los juegos va abandonando paulatinamente las
formas de comportamiento egocéntricas.