e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación
2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
Contacto Cristóbal Luque García toballuga@gmail.com
Ejercicio físico y síndrome premenstrual
Physical exercise and premenstrual syndrome
Cristóbal Luque García 1, Ainara Bernal García 1
1 Facultad Ciencias del Deporte. Universidad Pablo de Olavide, Sevilla, España
Resumen
El síndrome premenstrual es una enfermedad que afecta al 20-30%
de la población mundial femenina que se encuentra en edad
menstrual. Entre su sintomatología se halla una gran variedad de
afectaciones de las capacidades físicas, cognitivas y sociales. La
actividad física es considerada como un tratamiento no
farmacológico para esta enfermedad. El objetivo de este trabajo es
elaborar una propuesta de intervención de ejercicio físico para el
tratamiento del síndrome premenstrual en mujeres jóvenes en base
a una revisión bibliográfica no sistemática. Existe evidencia científica
en materia de ejercicio físico y síndrome premenstrual que determina
la dosis y la modalidad de ejercicio que producen mejoras en la
sintomatología de la enfermedad. El ejercicio del Baduanjin, el yoga
y el ejercicio aeróbico son modalidades que producen mejoras y que,
por tanto, deberían incluirse como tratamiento. A partir de los
resultados obtenidos, se plantea una propuesta de intervención
basada en el Baduanjin, yoga y ejercicio aeróbico
Abstract
Premenstrual syndrome is a disease that affects 20-30% of the female world population in
menstrual age. Among its symptoms are a wide variety of physical, cognitive and social
affectations. Physical activity is recognized as a non-pharmacological treatment for this disease.
The main aim of this project is to develop a proposal of physical exercise intervention for the
treatment of premenstrual syndrome in young women based on a non-systematic review. There
is scientific evidence on physical exercise and premenstrual syndrome that determines the dose
and modality of exercise that improves the symptomatology of the disease. Baduanjin exercise,
yoga and aerobic exercise are modalities that reduces the burden of the disease and, therefore,
should be included as treatment. Based on the result obtained, this project develops an
intervention proposal based on Baduanjin, yoga and aerobic exercise.
Fecha de recepción:
18-08-2020
Fecha de aceptación:
31-12-2020
Palabras clave
Síndrome premenstrual;
jóvenes; Baduanjin; yoga;
ejercicio aeróbico.
Keywords
Premenstrual syndrome;
young women; Baduanjin;
yoga; aerobic exercise.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
103
Introducción
Según Qiao et al. (2012), la prevalencia del síndrome premenstrual (PMS) oscila entre el 20-
30% de la población mundial femenina que presenta menstruación.
Dentro de sus posibles tratamientos se encuentra el enfoque no farmacológico, el cual hace
referencia a la adquisición de estilos de vida saludables. En esta línea, autores como Yonkers
y Simoni (2017) afirmaron que el ejercicio físico se podría considerar un tratamiento basado
en la evidencia científica; Tsai, Kuo, Kuo y Liao (2018) asociaron el ejercicio físico regular a una
disminución de la sintomatología asociada al síndrome premenstrual; Mohebbi Dehnavi,
Jafarnejad y Sadeghi Goghary (2018) reportaron beneficios del ejercicio aeróbico en el
tratamiento de la sintomatología del PMS; y Zhang, Zhu, Song y Kong (2015) llegaron a la
conclusión de que el ejercicio del Baduanjin mejoraba los síntomas sicos y mentales del PMS.
No obstante, Kroll-Desrosiers et al. (2017), concluyeron que no existían evidencias significativas
que asociaran “actividad física” y “síndrome premenstrual”.
Por el contrario, Teixeira, Oliveira y Dias (2013) determinaron que existía una influencia
negativa entre el nivel de actividad física y la incidencia del PMS.
La falta de consenso en la bibliografía consultada fundamenta la necesidad de seguir
profundizando en el estudio de estas dos variables.
El objetivo general de este artículo es el de elaborar una propuesta de intervención de
ejercicio físico para el tratamiento del síndrome premenstrual en mujeres jóvenes en base a
una revisión no sistemática.
Los objetivos específicos se concretan en:
Definir qué es el síndrome premenstrual.
Distinguir cuáles son los tratamientos que se usan actualmente para paliar su
sintomatología.
Analizar los distintos programas de intervención basados en el ejercicio físico que se
pueden llevar a cabo, así como sus características más importantes, como el tipo de
ejercicio o la duración.
Definir las características adecuadas de un programa de intervención basado en el
ejercicio físico para mujeres jóvenes con síndrome premenstrual.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
104
Síndrome premenstrual
2.1. Antecedentes
Una de las primeras evidencias científicas que se poseen con relación al síndrome
premenstrual llegaron a principios de los años 30 de la mano del doctor Robert T. Frank. Este
científico centró su interés en estudiar las causas hormonales que provocaban un trastorno
que él denominó como “tensión premenstrual”. Frank (1931) defineste trastorno como la
tensión que experimentaban algunas mujeres durante los días previos a su menstruación.
También cabe destacar la aportación que hicieron Greene y Dalton (1953), los cuales pensaron
que, en relación con el término que acuñó el doctor Robert, los síntomas que se presentaban
antes de la aparición de la menstruación eran mucho más amplios y abstractos que una simple
tensión; proporcionando entonces la nomenclatura de síndrome premenstrual.
Así pues, en la búsqueda de una definición y unos criterios de diagnóstico más claros y
concisos, O’Brien et al. (2011) crearon un debate proporcionando un enfoque coherente que
sirviera a clínicos e investigadores.
Por último, y solo dos años más tarde, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) publicó
el libro Diagnostic And Statiscal Manual Of Mental Disorders (DSM-V). En este libro se
recogían los criterios de diagnóstico de una gran variedad de trastornos mentales, entre los
que se incluyeron los del Trastorno Disfórico Premenstrual (PMDD), definiendo los criterios de
diagnóstico, sintomatología y posibles variables patológicas, entre las cuales se encuentra el
Síndrome Premenstrual (PMS).
Por tanto, es necesario conocer qué es el PMDD, puesto que el PMS se encuentra actualmente
recogido como una variedad en el diagnóstico del PMDD.
2.2. Diagnóstico
En este apartado vamos a explicar cuáles son los criterios y la variedad de diagnóstico del
PMDD, según recoge la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) en su manual Diagnostic
And Statiscal Manual Of Mental Disorders (DSM-V).
2.2.1. Criterios de diagnóstico:
El diagnóstico del PMDD viene definido por los siguientes criterios:
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
105
El primero (A) detalla que las mujeres deben presentar una serie de síntomas la semana previa
al comienzo de su menstruación. Moderándose estos en los días cercanos a la menstruación
y descendiendo en intensidad o desapareciendo en las semanas siguientes.
El segundo (B) redacta que uno o más de los síntomas que deben estar presentes son:
Gran labilidad afectiva (como cambios de ánimo, sentirse de repente mal o con ganas
de llorar, o aumento de la sensibilidad al rechazo)
Gran irritabilidad, enfado o aumento de los problemas interpersonales.
Gran estado de depresión, sentimientos desesperanzados, o pensamientos de
autodesprecio.
Gran ansiedad, tensión, y/o sentimiento de no encajar.
El tercero (C) redacta que uno o más de los siguientes síntomas también deben de estar
presentes:
1. Descenso del interés por las actividades cotidianas.
2. Dificultad subjetiva de concentración.
3. Letargo o ausencia de energía.
4. Gran cambio de apetito; comer en exceso o ansias de comida.
5. Hipersomnio o insomnio.
6. Sensación de perder el control.
7. Síntomas físicos como sensibilidad en los senos, hinchazón, dolor en músculos y
articulaciones, ganancia de peso.
Cabe destacar que los síntomas de los criterios A-C se deben haber venido repitiendo en la
mayoría de los últimos doce ciclos menstruales.
El cuarto (D) asocia los síntomas con una angustia clínicamente significativa o con una
interferencia con las actividades sociales cotidianas, trabajo o colegio. (por ejemplo, evitación
de las actividades sociales, descenso de la productividad o eficiencia en el trabajo, casa o el
colegio).
El quinto (E) concreta que la perturbación no se atribuye a los síntomas de otro trastorno,
como un trastorno depresivo mayor, pánico, trastorno depresivo persistente, o un trastorno
de la personalidad. (aunque si es posible que pueda coocurrir con alguno de ellos).
El sexto (F) determina que el criterio A debe estar confirmado por una evaluación diaria
prospectiva durante al menos dos ciclos sintomáticos.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
106
El séptimo (G) concreta que los síntomas no son atribuibles a los efectos psicológicos de una
sustancia (como el abuso de las drogas o los fármacos) o alguna otra condición médica
(hipertiroidismo).
Definidos todos los criterios, cabe destacar que para que se diagnostique el PMDD, debe de
darse la característica de que al menos cinco de los síntomas que hemos citado deben estar
presentes. De no ser así, la seguiría un proceso diagnóstico diferente, el cual veremos a
continuación.
2.2.2. Variedad en el diagnóstico:
Síndrome Premenstrual: Este diagnóstico difiere del PMDD en que no es necesario un mínimo
de cinco síntomas; además, puede no existir una alteración en el estado afectivo del sujeto.
Esta característica puede ser la razón de que el PMS sea más común que el PMDD. Por otro
lado, aunque ambos comparten la mayoría de la sintomatología, se considera al PMS menos
severo que al PMDD. Cabe destacar que la presencia de síntomas físicos o comportamentales
en el periodo previo a la menstruación probablemente se deban al PMS y no al PMDD,
aunque la persona no presente síntomas afectivos.
Dismenorrea: La dismenorrea se caracteriza por producir menstruaciones dolorosas, pero no
es una patología que presente cambios afectivos. Suele presentarse al inicio de la
menstruación, lo que la diferencia del PMDD, que se presentaba antes del comienzo de la
menstruación.
Trastorno bipolar, trastorno depresivo mayor y trastorno depresivo persistente (distimia): Para
el diagnóstico de esta patología es necesario que esta sea confirmada por la evaluación diaria
prospectiva elaborada por Rubinow (1984). Esto se debe a que, en muchos casos, la
sintomatología que presentan muchas de las mujeres tiene que ver con los trastornos bipolar
y depresivo, y no con el PMDD.
Uso de tratamiento hormonal: El uso de tratamientos hormonales, como es el caso del
contraceptivo, pueden dar lugar a síntomas premenstruales moderados o severos. Si estos
ocurren al inicio de la ingesta de hormonas, posiblemente se relacione con esta causa y no
con el PMDD. Además, si la persona deja de utilizar estas hormonas y los síntomas
desaparecen, se confirmará que su trastorno ha estado inducido por el consumo de dichas
sustancias y no por el PMDD.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
107
2.3. Epidemiología
Las investigaciones que se llevan a cabo sobre esta población determinada tienen como
objetivo el de proporcionar estimaciones sobre la afectación del PMS y PMDD. Pese a ser muy
difíciles de realizar, debido a la gran sintomatología asociada y a su evaluación subjetiva,
existen varios informes fiables. Tomando como muestra de estudio toda la población mundial
femenina en edad menstrual, estos informes han revelado que un 20-30% de esta población
sufre PMS. Por otro lado, la tasa de población que padece PMDD es de un 1.2 - 6.4% (Yonkers
y Simoni, 2017). También cabe destacar que la prevalencia del PMS en las mujeres españolas
en edad menstrual es del 2.5-14% (Del Burgo, Trigueros, Ruiz, Muñiz y Maestre, 2006).
2.4. Factores de riesgo
Pilver, Kasl, Desai y Levy (2011) afirmaron que las mujeres blancas muestran más tendencia a
padecer PMS y otros trastornos psíquicos que las mujeres afroamericanas. Además,
comprobaron que estos trastornos están influenciados por diferencias culturales. Wittchen,
Becker, Lieb y Krause (2002) señalaron que el riesgo no es dependiente de la edad en mujeres
premenopáusicas.
Por otro lado, Chocano-Bedoya et al. (2013) comprobó que factores como la dieta modulan
positivamente el riesgo de sufrir PMS. La alta ingesta de tiamina, riboflavina, hierro no hemo
y zinc se consideró como un método preventivo contra la enfermedad, mientras que un alto
consumo de potasio podría, por el contrario, incrementar el riesgo de padecerla.
Bertone-Johnson, Hankinson, Willet, Johnson y Manson (2010) y Hashemi et al. (2016)
afirmaron haber encontrado evidencias que sugerían que la adiposidad y el síndrome
metabólico aumentaba el riesgo de sufrir PMS, en concreto en mujeres de más de 25% kg/m2.
Otros factores de riesgo que se han asociado al PMS son el consumo de cigarrillos con
nicotina, según Bertone-Johnson, Hankinson, Willet, Johnson y Manson (2010); los abusos
sexuales tempranos y el trauma, tal y como apuntan Perkonigg, Yonkers, Pfister, Lieb y
Wittchen (2004) y Bertone-Johnson, Whitcomb, Missmer, Manson, Hankinson y Rich-Edwards
(2014).
También se ha confirmado que la comorbilidad entre los trastornos depresivos y/o de
ansiedad y el PMS es alto, tal y como señala Graze, Nee y Endicott (1990).
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
108
Por último, Kendler, Silberg, Neale, Kessler, Heath y Eaves (1992) y Condon (1993) afirmaron
en sus diferentes estudios que los gemelos monocigóticos tenían más posibilidades de sufrir
PMS que los dicigóticos.
2.5. Principales adaptaciones fisiológicas del
PMS
Una vez se ha definido la sintomatología asociada al PMS, su epidemiología y sus factores de
riesgo, se van a nombrar las principales adaptaciones fisiológicas que se han encontrado en
pacientes con esta patología.
Aunque la investigación no apoya que la enfermedad se deba únicamente a un exceso o
déficit simple de una hormona, parece ser que existe relación entre los cambios hormonales
que presentan las mujeres y la expresión de los síntomas de esta patología (Schmidt et al.,
2017). Así bien, la disminución de los niveles de alopregnanolona, metabolito de la
progesterona, ayuda a paliar los síntomas premenstruales (Martinez et al., 2015). Además, un
aumento de los inhibidores de la recaptación de la serotonina (ISRS), también mitiga los
síntomas asociados al PMS (Gracia et al., 2009).
A modo de resumen, la figura 1 muestra las principales adaptaciones:
Figura 1. Principales adaptaciones fisiológicas del PMS. Fuente: Elaboración propia.
Producción de
alopregnenolona
Déficit
funcionamiento de
la amigdala
(procesamiento de
la información)
Inhibidores de
recaptación de
serotonina
Precursor de
serotonina
(triptófano)
Alteración
transporte de
serotonina
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
109
Tratamiento
3.1. Perspectivas de tratamiento del PMS
El tratamiento del
PMS
puede abarcarse desde 4 grandes perspectivas (Yonkers y Simoni,
2017):
1. Enfoque no farmacológico, como dieta, ejercicio físico y psicoterapia.
2. Tratamiento psicotrópico.
3. Agonistas y antagonistas hormonales.
4. Vitaminas y botánica.
Con relación al enfoque no farmacológico, la mayor parte de las recomendaciones de este
apartado hacen referencia a la adquisición de hábitos de vida saludables. La realización de
ejercicio físico, una dieta alta en carbohidratos complejos o la Terapia Cognitiva Conductual
(TCC) pueden ser beneficiosas en la reducción de la sintomatología del
PMS
(Yonkers y
Simoni, 2017).
El tratamiento psicotrópico más conocido y respaldado por la evidencia científica es el de los
Inhibidores de Recaptación de Serotonina (IRS), tal y como afirman Marjoribanks, Brown,
O’Brien y Wyatt (2013).
Desde la perspectiva agonistas y antagonistas hormonales existe escasa evidencia científica
que apoye el uso de los anticonceptivos orales combinados como tratamiento para el
PMS
(Yonkers y Simoni, 2017). No obstante, algunos ensayos como el de Pearlstein, Bachmann,
Zacur y Yonkers (2005) aseguran que existen combinaciones de anticonceptivos orales que
ayudan a paliar la sintomatología del
PMDD
y, en consecuencia, del
PMS
.
También se ha buscado un tratamiento en el uso de estrógeno (Naheed, Kuiper, Uthman,
O’Mahony y O’Brien, 2017) y en la progesterona, pero las investigaciones que respaldan
dichos tratamientos son consideradas de baja calidad (Ford, Lethaby, Roberts y Mol, 2009).
Parece ser que los agonistas de las hormonas que liberan gonadotropinas (
GnRH
) utilizados
de forma continua, suprimen la liberación de estrógenos y la ovulación, lo que disminuye la
sintomatología del
PMS
(Wyatt, Dimmock, Ismail, Jones y O’Brien, 2004). No obstante, los
efectos secundarios y el alto costo de este tratamiento hacen que su uso se restrinja a casos
muy agudos de
PMDD
o
PMS
(Yonkers y Simoni, 2017).
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
110
En cuanto al uso de las vitaminas y las plantas como terapia contra la sintomatología del
PMS
,
se ha estudiado que la vitamina B-6 (piridoxina), Vitex Agnus Castus (Chasteberry), la hierba
de San Juan, Ginko Biloba y el aceite de Onagra son las más frecuentes (Yonkers y Simoni,
2017).
3.2. Enfoque no farmacológico: Ejercicio físico
Tras definir qué es el
PMS
, cuál es su sintomatología asociada y cuáles son los diferentes
tratamientos que, según la evidencia científica, se utilizan para paliar dicha sintomatología,
vamos a tratar con más profundidad uno de ellos: el ejercicio físico.
Según Ramírez, Vinaccia y Ramón (2004) existe una gran y creciente evidencia científica que
afirma que el ejercicio físico tiene una gran influencia en factores como: “estados emocionales
como ansiedad y depresión, disminución del estrés, mejoras de las capacidades intelectuales
y cognitivas” (p 73). Es por esto por lo que debería considerarse a la actividad física como un
elemento fundamental en los programas de la promoción de la salud en poblaciones infanto-
juveniles, ya presenten o no alguna patología (Ramírez et al., 2004).
El
PMS
se encuentra actualmente recogido, según la
APA
, como un trastorno mental. Por esta
razón, los programas de intervención a través del ejercicio físico no deben de suponer a la
persona un aumento del grado de estrés y ansiedad, un aumento del dolor físico ni un
deterioro de sus capacidades sociales. Es por ello por lo que, Solís (2013) concluyó que
algunos de los ejercicios físicos recomendados como terapia no farmacológica para el
PMS
son: “Ejercicios aeróbicos, terapias de relajación, ejercicios de respiración, meditación, yoga y
masajes terapéuticos.” (p 713). Este tipo de ejercicios, generalmente de poco impacto y cuya
ejecución no presenta apenas dificultad, permiten una mejora de las capacidades cognitivas,
físicas y sociales. Como complemento a esta recomendación, cabe señalar que algunos de
los beneficios de la práctica del yoga para la población general, según Desai, Tailor y Bhatt
(2015), son: “aumento de la actividad de las ondas cerebrales alfa, lo que se asocia con mejoras
en el estado de ánimo, estado de paz y relajación, liberación de serotonina y creatividad” (p
7). Esto produce que las personas que practican yoga vean mejorada sus capacidades
cognitiva y social, además de la capacidad física.
Otros autores como El-Lithy, El-Mazny, Sabbour y El-Deeb (2015) y Mohebbi Dehnavi
Jafarnejad y Sadeghi Goghary (2018) han concluido que la práctica de ejercicio aeróbico de
forma regular supone un descenso significativo de algunos de los síntomas cognitivos y físicos
que se asocian al
PMS
.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
111
Así pues, se ha demostrado que aquellas mujeres que practican deporte de forma regular
muestran menos alteraciones del estado de ánimo, la concentración o el afecto antes y
durante la menstruación (Delara, Ghofranipour, Azadfallah, Tavafian, Kazemnejad y
Montazeri, 2012). Además, el ejercicio regular también se asoció con una disminución de las
probabilidades de sufrir dolor menstrual (Tsai et al., 2018).
No obstante y a pesar del gran cuerpo de evidencia científica que respalda el ejercicio físico
como tratamiento para el
PMS
, siempre y cuando este se adapte a las características de la
patología, existen estudios como el de Kroll-Desrosiers et al. (2017) que no apoyan que exista
relación entre ejercicio físico y descenso en la frecuencia del
PMS
o en la gravedad de la
sintomatología asociada al
PMS
; si no que la mejoría en la sintomatología se debe
principalmente a la adquisición de hábitos de estilo de vida saludables asociados a la
alimentación y a terapias farmacológicas.
Como ya se argumentó en la introducción, esta falta de consenso en la bibliografía científica
es la que ha motivado la realización del análisis que se presenta a continuación.
Método
La revisión llevada a cabo en este trabajo se define, según Guirao-Goris, Olmedo y Ferrer
(2008) como: “tipo de artículo científico que sin ser original recopila la información más
relevante sobre un tema específico” (p 3).
Para determinar el papel que juega el ejercicio físico en la sintomatología del síndrome
premenstrual, se analizaron artículos que estudian la relación que existe entre ambas
variables: ejercicio físico y patología; en una población concreta: mujeres jóvenes.
Para este trabajo, se ha llevado a cabo una revisión cuyos pasos han sido:
1. Establecimiento de un enunciado para el problema.
2. Determinación de descriptores, motores y estrategias de búsqueda.
3. Búsqueda en fuentes primarias.
4. Lectura, reflexión y elección de la información más relevante.
Para el presente trabajo y atendiendo a sus objetivos, se utilizaron las siguientes fuentes de
búsqueda de información: PubMed y LILACS.
Los descriptores o palabras clave que se eligieron para este trabajo fueron:
PubMed: “Premenstrual Syndrome” AND “exercise” AND “young adult”.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
112
LILACS: “Premenstrual Syndrome” AND “exercise” AND “young adult”.
La búsqueda se limitó según su fecha de publicación al periodo comprendido entre 2009 y
2019 con el objetivo de obtener información lo más actualizada posible.
Además, una de las estrategias que se siguió fue la búsqueda de terminología en inglés,
debido a que gran parte de la bibliografía científica se redacta en este idioma.
Una vez obtenidos los resultados de ambas búsquedas, comenzó un proceso de selección de
la información. En este se llevó a cabo una lectura de los títulos y los resúmenes de los
resultados, a fin de determinar su relevancia en función del objeto de estudio del trabajo. Tras
este proceso, y después de eliminar los resultados duplicados, se procedió a eliminar aquellos
que no cumplieran con los criterios de inclusión que se muestran en la tabla 1.
Tabla 1. Criterios de inclusión y exclusión. Fuente: Elaboración propia.
Criterios de inclusión
Disponibilidad del texto completo
Población clínica: Mujeres con PMS
Edad de la población: Menores de 40 años
Resultados que incluyan efectos de la actividad sica sobre diversos parámetros
relacionados con el PMS
Resultados que incluyan programas de intervención basados en el ejercicio físico
Criterios de exclusión
Todos los resultados que no cumplan los criterios de inclusión
Tras haber realizado dicho sesgado, se obtuvieron un total de 5 resultados válidos para la
búsqueda en PubMed, y ningún resultado válido para la búsqueda en LILACS.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
113
4.5. Diagrama de flujo
Figura 2. Estrategia de búsqueda y criterios de selección. Fuente: Elaboración propia.
PubMed
(n=17)
LILACS
(n=19)
Lectura de
título y
resumen
PubMed
(n=9)
LILACS
(n=9)
Resultados
duplicados y criterios
de inclusión
PubMed
(n=5)
LILACS
(n=0)
n=5
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
114
Resultados
Para analizar los distintos programas de intervención basados en el ejercicio sico que se
pueden llevar a cabo en función de las características específicas de nuestra población de
estudio, mujeres jóvenes, se incluyeron en esta revisión un total de 5 artículos. Por un lado, el
número total de mujeres que llevaron a cabo los distintos programas de intervención fue de
224, incluyendo aquellas que estuvieron en un grupo Control y las que estuvieron en un grupo
Experimental. Por otro, la media de edad de las mujeres fue de 23.35 años.
Para determinar los efectos de los distintos programas en la sintomatología asociada al
PMS
se utilizaron diferentes métodos de evaluación, como por ejemplo el
SF-36
o el
DRSP
; así
como la utilización de diferentes parámetros hormonales y hematológicos asociados al
PMS
.
La duración de los programas varió entre 6 y 12 semanas, con una frecuencia mínima de 2
días en semana y una máxima de 5 días. En la tabla 2 se han recogido las características más
importantes de los artículos que se han incluido en esta revisión.
A continuación, se pretende pues detallar los efectos de estos programas, según diversos
parámetros, en la sintomatología asociada al
PMS
en función del tipo de ejercicio.
5.1. Baduanjin
Investigaciones recientes sugieren el ejercicio chino del Baduanjin como un remedio
contrastado para paliar la sintomatología física y mental del
PMS
. Se ha demostrado que este
ejercicio, que combina las demandas físicas y las cognitivas, produce numerosas mejoras en
ambos estados.
Zhang et al. (2015) comprobaron que la puntuación total del
Daily Record of Severity Problems
(DRSP)
disminuyó de forma significativa tras la realización de la intervención en comparación
con la puntuación total recogida antes de realizarla. Que la puntuación total del
DSRP
bajara
en el segundo y tercer mes con respecto al primero sugirió que la mejora en la sintomatología
comienza tras el primer mes de realización del Baduanjin. En definitiva, Zhang et al. (2015)
afirmaron que el ejercicio del Baduanjin mejora el estado físico y mental de las mujeres
durante el periodo premenstrual, además de mejorar el estado psicosomático durante todo
el ciclo menstrual. Todo ello, tiene como consecuencia la producción de efectos positivos en
la salud mental.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
115
Tabla 2: Resumen de las características de los estudios incluidos. Fuente: Elaboración propia.
Valores medios ± SD.
Nota
: EXP = Grupo Experimental; CON = Grupo Control; SEA = Sesión de Entrenamiento Aeróbico; SY = Sesión del ejercicio de Yoga; M = Movilidad y
calentamiento; E = Entrenamiento; C = Vuelta a la calma; v/d = veces al día; d/sem. = días por semana; Mov = movimientos.
Estudio
Muestra
Edad
Evaluación
Intervención
Duración
Zhang, et al. (2015)
N=40
24 ± 7
Daily Record of Severity
Problems (DRSP)
Sesión del ejercicio de Baduanjin estandarizado
lanzado por la Administración General de Deportes
del Estado de China en 2003.
2 veces cada vez
2 v/d
5 d/sem.
3 ciclos menstruales
consecutivos
Tsai (2016)
N=64
34 ± 5.5
Short-Form 36 (SF-36)
SY:
5’ ejercicios respiratorios (pranayama)
35’ práctica de poses de Yoga (asana)
10’ meditación y relajación supina (savasana)
Sesiones de 50’
2 d/sem.
3 meses
Estudio
Muestra
CON EXP
Edad
CON EXP
Evaluación
Intervención
Duración
Wu, Lin, Chu y
Liang (2015)
N=9
N=11
22.50 ± 4.27
21.08 ± 1.24
Premenstrual Assessment
Form (PAF)
Menstrual Distress
Questionnaire
(MDQ)
2-back task
SY:
5’ ejercicios respiratorios (pranayama)
35’ práctica de poses de Yoga (asana)
10’ meditación y relajación supina (savasana)
Sesiones de 50’
2 d/sem.
6 semanas
El-Lithy, El-Mazny,
Sabbour y El-Deeb
(2015)
N=15
N=15
18.14 ± 1.51
17.80 ± 1.47
Parámetros hormonales
Parámetros hematológicos
‘Modified’ Premenstrual
Syndrome Questionnaire
(MSQ)
SEA (caminar tapiz rodante):
M.: 80 m/min
0.0% inclinación - 5’
E.: 147 m/min
gradual hasta 25% inclinación - 20’
C: 2 m.p.h
0.0% inclinación
3 d/sem.
3 meses
Mohebbi Dehnavi
et al. (2018)
N=35
N=35
24.06 ± 4.71
25.22 ± 4.41
Beck Depression
Questionnaires
Borg Scale
SEA (ejercicios):
M: Mov. de cabeza, estiramientos, rotación de
hombros y mantenimiento del equilibrio - 5’
E: Mov. cinéticos (girar y estirar los brazos, girar la
parte superior del cuerpo) y movimientos estáticos -
20’
C: Mov. sentado y tumbado - 5’
Sesiones de 30’
3 d/sem.
8 semanas
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
116
5.2. Yoga
Existe una creciente evidencia científica que propone el ejercicio del yoga como tratamiento
para paliar los efectos de esta enfermedad. Este ejercicio, cuya ejecución no presenta apenas
dificultad, permite una mejora de las capacidades cognitivas, físicas y sociales.
Tsai (2016) afirmó basándose en los resultados de su programa de intervención que el ejercicio
regular de yoga mejoraba las puntuaciones de dolor corporal y función sica, variables
medidas en el
SF-36
. Además, varios síntomas auto reportados descendieron de forma
significativa tras la intervención. Estos síntomas fueron: inflamación abdominal, sensibilidad en
los senos, calambres abdominales y sudores fríos. Es por ello por lo que se considera que el
ejercicio regular de yoga disminuye la sintomatología física del
PMS
. Esta intervención también
se relacionó con un descenso del riesgo de subir dolores físicos durante todo el ciclo
menstrual.
Wu et al. (2015), que basaron su intervención en medir la producción de ondas cerebrales alfa
antes y después de un programa de ejercicios de yoga, comprobaron que tras el ejercicio se
elevaba la producción de ondas cerebrales alfa. Como consecuencia, las participantes se
sentían más relajadas. Este hallazgo sugiere que las mujeres con
PMS
que sufren un deterioro
de su capacidad cognitiva: depresión, ansiedad, dificultad de concentración, etc., podrían
asistir a clases de yoga para mejorar esta vertiente sintomatológica. Wu et al. (2015)
concluyeron que: “el ejercicio del yoga puede permitir que las mujeres con
PMS
movilicen
más recursos de atención para concentrarse en una tarea determinada” (p 368).
5.3. Ejercicio Aeróbico regular
El-Lithy et al. (2015) reportaron tras su intervención que el ejercicio físico redujo de forma
significativa los síntomas premenstruales en mujeres jóvenes. Concretamente, el ejercicio
mostró una reducción de síntomas cognitivos como la ansiedad y la depresión durante el
periodo premenstrual, además de reducir otros síntomas físicos como calambres menstruales
y dolos lumbar durante los primeros días de la menstruación. El-Lithy et al. (2015) concluyeron
que:
El-Lithy et al. (2015)
El ejercicio aeróbico tiene efectos muy beneficiosos, tanto fisiológicos como
psicológicos, en mujeres jóvenes, pues alivia síntomas premenstruales. Disminuye la
prolactina, el estradiol y la progesterona, los cuales están involucrados en la
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
117
fisiopatología del
PMS
. Además, mejora el hematocrito, hemoglobina y recuento de
glóbulos rojos, lo que mejora el bienestar social, emocional y educativo. (p.4)
Los resultados que se reportan de esta investigación son de elevado interés debido a
que es el único programa de intervención de los presentes en esta revisión que evalúan
variables relacionadas con la fisiopatología del
PMS
, como por ejemplo la prolactina, el
estradiol o la progesterona; además de otros parámetros hormonales y hematológicos que
afectan a la capacidad cognitiva y social de las mujeres con
PMS
.
Mohebbi Dehnavi et al. (2018) reportaron que los ejercicios aeróbicos realizados en su
intervención produjeron una disminución significativa de algunos síntomas físicos del
PMS
como el dolor de cabeza, las náuseas o la diarrea por estreñimiento. Por esta razón, sería
aconsejable recomendar ejercicio aeróbico a todas las mujeres en edad reproductiva, y
especialmente a aquellas que sufran
PMS
.
Conclusión
Como principales conclusiones extraídas de la revisión bibliográfica realizada recogemos que
el síndrome premenstrual es una enfermedad mental que se encuentra actualmente
clasificada como una variedad en el diagnóstico del trastorno disfórico premenstrual, según
la Asociación Americana de Psiquiatría.
Los tratamientos que se usan actualmente para paliar su sintomatología son: Enfoque no
farmacológico, tratamiento psicotrópico, agonistas y antagonistas hormonales y vitaminas y
botánica.
Los programas de intervención analizados han arrojado que el ejercicio chino del Baduanjin,
el ejercicio de yoga y el ejercicio aeróbico regular son aquellos que producen beneficios en
los síntomas del síndrome premenstrual en mujeres jóvenes.
La duración de los programas de intervención ha variado entre las 6 y las 12 semanas. Por
otro lado, la duración de las sesiones oscientre los 30 y los 50 minutos, en función de la
intensidad del ejercicio (30’ ejercicio aeróbico regular y 50’ ejercicios de yoga o Baduanjin).
Algunas de las características que debe presentar un programa de intervención basado en el
ejercicio físico como tratamiento para mujeres jóvenes con síndrome premenstrual son:
- Tipo de sesiones: Ejercicios de intensidad baja, como por ejemplo andar o practicar
yoga.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
118
- Características de las sesiones: Ambientar las sesiones con música que favorezca
estados de relajación y bienestar.
- Realización de las sesiones: Durante todo el ciclo menstrual.
- Duración de las sesiones: ~ 40 minutos.
- Frecuencia de sesiones: 3-4 días/semana.
- Duración del programa: 8-10 semanas.
Propuesta de intervención
El objetivo general de este artículo es el de elaborar una propuesta de intervención de
ejercicio físico para el tratamiento del síndrome premenstrual en mujeres jóvenes en base a
una revisión no sistemática. La intervención que se propone a continuación persigue reducir
la expresión sintomatológica asociada a esta patología.
Las características generales que presentará la intervención serán las siguientes:
- La duración de la intervención será de 10 semanas.
- La realización de las sesiones será durante todo el ciclo menstrual.
- La frecuencia de las sesiones será de 3 sesiones por semana.
- La duración de las sesiones será de 40 minutos.
- Los ejercicios que se llevarán a cabo serán: Yoga y ejercicio aeróbico.
- El Baduanjin no se incluien la propuesta de intervención pues se considera que,
debido a las características culturales de la muestra a la que irá dirigida, es un ejercicio
poco conocido cuya ejecución puede resultar compleja.
- La intensidad de las clases de yoga se determinará mediante la escala de percepción
del esfuerzo de Borg. Se pretende que las clases de yoga sean de nivel suave. Para
ello, los sujetos podrían ir variando la ejecución del ejercicio en busca de una
RPE
aproximada de 10 (número de apoyos, ayudas con bandas elásticas, ayudas con la
pared o un compañero, etc.). El objetivo de trabajar con esta intensidad está en la
búsqueda del equilibrio entre ejercicio físico y relajación. Es de importancia destacar
que esta población suele presentar un deterioro de su capacidad cognitiva.
- Las intensidades del ejercicio aeróbico se determinarán a través del porcentaje de la
frecuencia cardíaca máxima (FCmáx) y su relación con la percepción del esfuerzo de
Borg. El entrenamiento será modificado en función de la FCmáx. de cada sujeto,
buscando que su percepción del esfuerzo sea de 10, es decir, de un nivel suave
(aproximadamente 50% de la FCmáx.). Para ello, será necesario controlar la frecuencia
cardíaca durante la realización de la sesión.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
119
- Para evaluar el resultado de la propuesta de intervención en los sujetos se utilizará,
antes y después del programa, el cuestionario
SF-36
. Este, está constituido por 35
ítems puntuables. Estos ítems se dividen en 8 dimensiones: Función Física, Rol Físico,
Rol Emocional, Función Social, Salud Mental, Salud General, Dolor Corporal y
Vitalidad.
- El objetivo es el de comparar los resultados del cuestionario antes y después de la
ejecución de la propuesta de intervención para determinar su posible efecto sobre las
distintas dimensiones de los sujetos, es decir, sobre su salud.
- En la Tabla 3 se ha recogido la distribución general de la propuesta de intervención
dentro de una semana.
- En el Anexo 1 se ejemplifica una sesión de yoga válida para esta propuesta de
intervención. Cabe añadir que, en función de la
RPE
de los sujetos, se irá progresando
en las sesiones, incluyendo ejercicios de mayor dificultad.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
120
Tabla 3. Distribución general de la propuesta de intervención elaborada. Fuente: Elaboración propia.
Lunes
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
Sesión
Ejercicio aeróbico
(caminar)
5’ calentamiento (~ 30%
FCmáx.)
30’ ejercicio aeróbico (~
50% FCmáx.)
5’ vuelta a la calma
(Descenso gradual)
Descanso
Ejercicio de yoga
5’ ejercicios respiratorios
(pranayama)
30’ práctica de poses de
Yoga (asana)
5’ meditación y
relajación supina
(savasana)
Descanso
Ejercicio aeróbico
(caminar)
5’ calentamiento (~ 30%
FCmáx.)
30’ ejercicio aeróbico (~
50% FCmáx.)
5’ vuelta a la calma
(Descenso gradual)
Descanso
Descanso
Intensidad
10 RPE
50% FCmáx
10 RPE
10 RPE
50% FCmáx
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
121
Limitaciones del estudio
La propuesta de intervención que ha sido descrita en este artículo ha estado condicionada
por las siguientes limitaciones:
- El número de artículos que se han revisado y que han servido como base para realizar
esta propuesta de intervención han sido escasos. Por lo tanto, es previsible que una
revisión de mayor magnitud pudiera aportar mayor precesión a la propuesta
realizada.
- Cabe la posibilidad de que los criterios de inclusión y exclusión utilizados hayan sido
demasiado restrictivos.
- En el presente trabajo se ha llevado a cabo una propuesta de intervención, pero no
se ha puesto en práctica. Como consecuencia, no ha sido posible estudiar los efectos
de esta propuesta en la población de estudio.
Futuras líneas de investigación
Con respecto al tratamiento del síndrome premenstrual a través del ejercicio físico, se
abren numerosas líneas de investigación y desarrollo que permitan el avance en este
tema. A continuación, se proponen algunas de ellas:
- Realizar una revisión de mayor magnitud que aporte precisión a futuras
propuestas de intervención de ejercicio físico para el tratamiento del síndrome
premenstrual en mujeres jóvenes.
- Ampliar los criterios de inclusión y las estrategias de búsqueda en función de
un mayor rango de edad o del idioma de las investigaciones (español,
portugués, etc.)
- Llevar a cabo la propuesta de intervención planteada en el presente trabajo,
en busca de unos resultados que nos permitan realizar una valoración de esta.
Conflicto de interés
Los autores declaran no tener conflicto de interés.
Financiación
No se ha recibido compensación por la investigación.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
122
Referencias
American Psychiatric Association. (2013).
Diagnostic and statistical manual of mental disorders
(DSM-5®)
. American Psychiatric Pub. https://www.appi.org/products/dsm-manual-of-
mental-disorders
Bertone-Johnson, E. R., Hankinson, S. E., Willett, W. C., Johnson, S. R., y Manson, J. E. (2010).
Adiposity and the development of premenstrual syndrome.
Journal of women's
health
,
19
(11), 1955-1962.
Bertone-Johnson, E. R., Whitcomb, B. W., Missmer, S. A., Manson, J. E., Hankinson, S. E., y Rich-
Edwards, J. W. (2014). Early life emotional, physical, and sexual abuse and the
development of premenstrual syndrome: a longitudinal study.
Journal of Women's
Health
,
23
(9), 729-739.
Chocano-Bedoya, P. O., Manson, J. E., Hankinson, S. E., Johnson, S. R., Chasan-Taber, L.,
Ronnenberg, A. G., ... y Bertone-Johnson, E. R. (2013). Intake of selected minerals and risk
of premenstrual syndrome.
American journal of epidemiology, 177
(10), 1118-1127.
Condon, J. T. (1993). The premenstrual syndrome: a twin study.
The British Journal of
Psychiatry
,
162
(4), 481-486.
Delara, M., Ghofranipour, F., Azadfallah, P., Tavafian, S. S., Kazemnejad, A., y Montazeri, A. (2012).
Health related quality of life among adolescents with premenstrual disorders: a cross
sectional study.
Health and quality of life outcomes
,
10
(1), 1.
Del Burgo, J. L., Trigueros, M. V., Ruiz, A. L., Muñiz, R. M., y Maestre, I. (2006). Prevalencia de
síndrome disfórico premenstrual en población general.
Semergen
,
32
(8), 367371.
https://doi.org/10.1016/S1138-3593(06)73296-8
Desai, R., Tailor, A., y Bhatt, T. (2015). Effects of yoga on brain waves and structural activation: A
review.
Complementary Therapies in Clinical Practice
, 17.
https://doi.org/10.1016/j.ctcp.2015.02.002
El-Lithy, A., El-Mazny, A., Sabbour, A., y El-Deeb, A. (2015). Effect of aerobic exercise on
premenstrual symptoms, haematological and hormonal parameters in young women.
Journal of Obstetrics and Gynaecology
,
35
(4), 389392.
https://doi.org/10.3109/01443615.2014.960823
Ford, O., Lethaby, A., Roberts, H., y Mol, B. (2009). Progesterone for premenstrual syndrome.
Cochrane Database of Systematic Reviews
, (2).
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
123
https://doi.org/10.1002/14651858.cd003415
Frank, R. T. (1931). The Hormonal Causes of Premenstrual Tension.
Archives of Neurology &
Psychiatry,
438
Gracia, C. R., Freeman, E. W., Sammel, M. D., Lin, H., Sheng, L., y Frye, C. (2009).
Allopregnanolone levels before and after selective serotonin reuptake inhibitor treatment
of premenstrual symptoms.
Journal of clinical psychopharmacology
,
29
(4), 403-405.
Graze, K. K., Nee, J., y Endicott, J. (1990). Premenstrual depression predicts future major
depressive disorder.
Acta Psychiatrica Scandinavica
,
81
(2), 201-205.
Greene, R., y Dalton, K. (1953). The premenstrual syndrome.
British Medical Journal
,
1
(4818), 1007
1013. https://doi.org/10.1136/bmj.1.4818.1007
Guirao-Goris, J. A., Olmedo Salas, A., y Ferrer Ferrandis, E. (2008). El artículo de revisión.
Revista
iberoamericana de enfermería comunitaria
,
1
(1), 1-25.
Hashemi, S., Tehrani, F. R., Mohammadi, N., Dovom, M. R., Torkestani, F., Simbar, M., y Azizi, F.
(2016). Comparison of metabolic and hormonal profiles of women with and without
premenstrual syndrome: A community based cross-sectional study.
International journal
of endocrinology and metabolism
,
14
(2).
Kendler, K. S., Silberg, J. L., Neale, M. C., Kessler, R. C., Heath, A. C., y Eaves, L. J. (1992). Genetic
and environmental factors in the aetiology of menstrual, premenstrual and neurotic
symptoms: a population-based twin study.
Psychological Medicine
,
22
(1), 85-100.
Kroll-Desrosiers, A. R., Ronnenberg, A. G., Zagarins, S. E., Houghton, S. C., Takashima-Uebelhoer,
B. B., y Bertone-Johnson, E. R. (2017). Recreational physical activity and premenstrual
syndrome in young adult women: A cross-sectional study.
PLoS ONE
,
12
(1), 113.
https://doi.org/10.1371/journal.pone.0169728
Marjoribanks, J., Brown, J., O'Brien, P. M. S., y Wyatt, K. (2013). Selective serotonin reuptake
inhibitors for premenstrual syndrome.
Cochrane Database of Systematic Reviews
, (6).
Martinez, P. E., Rubinow, D. R., Nieman, L. K., Koziol, D. E., Morrow, A. L., Schiller, C. E., Schmidt,
P. J. (2015).
5 α -Reductase Inhibition Prevents the Luteal Phase Increase in Plasma
Allopregnanolone Levels and Mitigates Symptoms in Women with Premenstrual
Dysphoric Disorder
. 110. https://doi.org/10.1038/npp.2015.246
Mohebbi Dehnavi, Z., Jafarnejad, F., y Sadeghi Goghary, S. (2018). The effect of 8weeks aerobic
exercise on severity of physical symptoms of premenstrual syndrome: A clinical trial
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
124
study.
BMC Women’s Health
,
18
(1), 17. https://doi.org/10.1186/s12905-018-0565-5
Naheed, B., Kuiper, J. H., Uthman, O. A., O’Mahony, F., y O’Brien, P. M. (2017). Non-contraceptive
oestrogen-containing preparations for controlling symptoms of premenstrual syndrome.
Cochrane Database Syst Rev
,
3
(3), Cd010503.
https://doi.org/10.1002/14651858.CD010503.pub2
O’Brien, P. M. S., Bäckström, T., Brown, C., Dennerstein, L., Endicott, J., Epperson, C. N., Steiner,
M. (2011). Towards a consensus on diagnostic criteria , measurement and trial design of
the premenstrual disorders: the ISPMD Montreal consensus.
Arch Womens Ment Health,
14
, 1321. https://doi.org/10.1007/s00737-010-0201-3
Pearlstein, T. B., Bachmann, G. A., Zacur, H. A., y Yonkers, K. A. (2005). Treatment of premenstrual
dysphoric disorder with a new drospirenone-containing oral contraceptive formulation.
Contraception
,
72
(6), 414421. https://doi.org/10.1016/j.contraception.2005.08.021
Perkonigg, A., Yonkers, K. A., Pfister, H., Lieb, R., y Wittchen, H. U. (2004). Risk factors for
premenstrual dysphoric disorder in a community sample of young women: the role of
traumatic events and posttraumatic stress disorder.
The Journal of clinical psychiatry
.
Pilver, C. E., Kasl, S., Desai, R., y Levy, B. R. (2011). Health advantage for black women: patterns in
pre-menstrual dysphoric disorder.
Psychological medicine
,
41
(8), 1741-1750.
Qiao, M., Zhang, H., Liu, H., Luo, S., Wang, T., Zhang, J., y Ji, L. (2012). Prevalence of premenstrual
syndrome and premenstrual dysphoric disorder in a population-based sample in China.
European journal of obstetrics & gynecology and reproductive biology, 162(1), 83-86.
Ramírez, W., Vinaccia, S., y Gustavo, R. S. (2004). El impacto de la actividad física y el deporte
sobre la salud, la cognición, la socialización y el rendimiento académico: una revisión
teórica.
Revista de estudios sociales
, (18), 67-75.
Rubinow, D. R., y Roy-Byrne, P. (1984). Premenstrual syndromes: Overview from a methodologic
perspective. Am J Psychiatry, 141(2), 163-172.
Schmidt, P. J., Martinez, P. E., Nieman, L. K., Koziol, D. E., Thompson, K. D., Schenkel, L., ... y
Rubinow, D. R. (2017). Premenstrual dysphoric disorder symptoms following ovarian
suppression: triggered by change in ovarian steroid levels but not continuous stable
levels.
American Journal of Psychiatry
,
174
(10), 980-989.
Solís, J. C. (2013). Diagnóstico y tratamiento del síndrome premenstrual.
Revista médica de costa
rica y Centroamérica
,
70
(608), 709-715.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
125
Teixeira, A. L. da S., Oliveira, É. C. M. e, y Dias, M. R. C. (2013). Relação entre o nível de atividade
física e a incidência da síndrome pré-menstrual.
Revista Brasileira de Ginecologia e
Obstetrícia
,
35
(5), 210214. https://doi.org/10.1590/s0100-72032013000500004
Tsai, S. Y. (2016). Effect of yoga exercise on premenstrual symptoms among female employees
in Taiwan.
International Journal of Environmental Research and Public Health
,
13
(7).
https://doi.org/10.3390/ijerph13070721
Tsai, S. Y., Kuo, F. C., Kuo, H. C., y Liao, L. L. (2018). The prevalence of self-reported premenstrual
symptoms and evaluation of regular exercise with premenstrual symptoms among
female employees in Taiwan.
Women and Health
,
58
(3), 247259.
https://doi.org/10.1080/03630242.2017.1296056
Wittchen, H. U., Becker, E., Lieb, R., y Krause, P. (2002). Prevalence, incidence and stability of
premenstrual dysphoric disorder in the community.
Psychological medicine, 32
(1), 119-
132.
Wu, W., Lin, T., Chu, I., y Liang, J. (2015).
The Acute Effects of Yoga on Cognitive Measures for
Women with Premenstrual Syndrome
.
21
(6), 364369.
https://doi.org/10.1089/acm.2015.0070
Wyatt, K. M., Dimmock, P. W., Ismail, K. M. K., Jones, P. W., y O’Brien, P. M. S. (2004). The
effectiveness of GnRHa with and without add-back” therapy in treating premenstrual
syndrome: A meta analysis.
BJOG: An International Journal of Obstetrics and
Gynaecology
,
111
(6), 585593. https://doi.org/10.1111/j.1471-0528.2004.00135.x
Yonkers, K. A., y Simoni, M. K. (2017). Premenstrual disorders: An expert review.
American journal
of obstetrics and gynecology
,
218
(1), 68-74.
Zhang, H., Zhu, M., Song, Y., y Kong, M. (2015). Baduanjin exercise improved premenstrual
syndrome symptoms in Macau women.
Journal of Traditional Chinese Medicine
,
34
(4),
460464. https://doi.org/10.1016/s0254-6272(15)30047-9
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
126
Anexos
Anexo I. Ejemplo de sesión.
EJEMPLO DE SESIÓN DIARIA DE YOGA
MATERIALES: Una esterilla por persona.
CALENTAMIENTO
TIEMPO
5’
DESCRIPCIÓN
Ejercicios respiratorios (Pranayama)
Bhramari
Se inicia con una posición padmasna,
sidhasana o valjrasana.
A continuación, se cierran los oídos y los ojos
con las puntas de los pulgares y los dedos
restantes, respectivamente. Es necesario
aplicar un poco de presión para aislarse de la
luz y el sonido exterior.
El dedo índice debe colocarse a lo largo del
hueso de la ceja y son los otros dos dedos los
que cubren ligeramente los ojos.
Tras aislarnos del exterior, se realiza una
inhalación profunda.
Se exhala lentamente, soltando el aire por la
nariz todo el tiempo. Es necesario sentir las
vibraciones que produce esta exhalación.
El ejercicio se repite 5 veces y se termina con tres
respiraciones normales antes de liberar los oídos y los
ojos.
e-Motion. Revista de Educación, Motricidad e Investigación. 2020, nº 15, pp. 102-127. ISSNe: 2341-1473
http://dx.doi.org/10.33776/remo.v0i15.4917
127
PARTE PRINCIPAL
TIEMPO
25’
DESCRIPCIÓN
Posturas de yoga (Asana básico)
1. Postura de la montaña (
tadasana
)
2. flexión cogidos los dedos gordos de los pies
(
padangusthasana)
3. Postura del perro hacia abajo (
adho mukha
svanasana
)
4. Media cobra (
ardha bhujangasana
)
5. Postura de la plancha (
utthita chaturanga
dandasana
)
6. El mono (
anjaneyasana
)
Este ciclo se repite tres veces, terminando como se
empieza, en bipedestación.
VUELTA A LA CALMA
TIEMPO
5’
DESCRIPCIÓN
Savasana
Meditación y relajación supina
GRÁFICA