Algunos apuntes sobre la contribución del pensamiento de Edgar Morin...
E, , () . - https://doi.org/10.33776/erebea.v12i1.7650
también por los objetos con los cuales tiene relación, los tipos de
enunciación que pone en juego, los conceptos que manipula y las
estrategias que utiliza (citado en Moro, 2003, p. 33).
Es decir, conjunto de relaciones, prácticas discursivas, guras epistemológicas
y ciencias como sistemas formalizados con sus correspondientes sistemas de veri-
cación, (Villacañas, 2010, p. 12), conforman una episteme o un paradigma, que,
como la lente a que antes aludíamos, nos hace ver «lo que el paradigma nos pide
ver y oculta[r] lo que el paradigma nos impone no ver» (Morin, 1994, p. 425).
La propuesta de Edgar Morin es, por tanto, como sabemos, un cambio de
base epistemológica general que, como reguladora inconsciente, y automatizada
las más de las veces, de nuestros procesos cognitivos, evolucione desde el pa-
radigma de la simplicidad al paradigma de la complejidad. Pero, más aun, en
esta transformación revolucionaria esta epistemología de segundo orden emerge
como disciplina tematizada, sobre la cual es posible ejercer la acción deliberada
del propio sujeto cognoscente, conociendo su propio conocer, en sus límites y po-
sibilidades y situándose a si mísmo con plena lucidez en la encrucijada de ruptura
epistemológica de la era planetaria. Algo así, si se nos permite, como el «donde
ello era yo debo advernir» freudiano, pero para el caso de las agendas ocultas de
una epistemología reductora y disyuntiva, cuyas separaciones y jerarquías norma-
lizadas por el pensamiento occidental moderno4 han provocado ese malestar de
la cultura denunciado por el maestro de la sospecha vienés y esas dos barbaries de
las que habla Morin:
Hay dos barbaries que se encuentran más aliadas que nunca: la barbarie sur-
gida de las profundidades de la historia, que mutila, destruye, tortura y masacra;
y la barbarie fría, gélida, de la hegemonía del cálculo, de lo cuantitativo, de la
técnica, del lucro a costa de las sociedades y las vidas humanas (2011, p. 30).
De estas operaciones habilitadas y producidas por un paradigma de la simpli-
cidad nos anima Morin a tomar conciencia «clara y distinta» y someterlas al juego
de las necesidades y problemas propios de un sujeto planetarizado y ecológico,
el sujeto del nuevo Humanismo. Pero este sujeto, como sugerimos, no puede
todavía ser concebido, ni concebirse así mismo, desde la fragmentación discipli-
4 El dualismo cartesiano -antropológico, metafísico y epistemológico- inaugura una serie de
separaciones incardinadas en la constitución del sujeto moderno y de su relación especulativa y
trasformadora con la naturaleza, que serán fundacionales, fundamentales y funcionales al proyecto
de la Modernidad occidental: entre sujeto/objeto, alma/cuerpo, espíritu/materia, calidad/cantidad,
nalidad/causalidad, sentimiento/razón, libertad/determinismo, existencia/esencia (Morin, 1999,
p. 27), y también entre Filosofía y Teología/idolatría y magia, Ciencia/saberes populares, campesi-
nos e indígenas y Derecho y sociedad civil/estado de naturaleza (de Sousa, 2010, pp. 29-37), y por
supuesto, la renovación de la división trasversal del sistema género-sexo o patriarcado en aspectos
políticos y pedagógicos que trajo consigo en parte la Ilustración de autores como Rousseau o Kant
(Puleo, 2000, p. 78).