El Calabacino: de aldea medieval a ecoaldea alternativa...
E, , () . - https://doi.org/10.33776/erebea.v12i2.7783
Durante la posguerra, la ermita de El Calabacino recobró una cierta actividad
con el rezo del Rosario todos los días del mes de mayo y la celebración de la ro-
mería de la Santísima Trinidad el primer domingo de junio. A esta romería acu-
dían vecin@s de El Calabacino y de toda Alájar y, tras la celebración de la misa,
pasaban un día de esta en el campo con comida, música de acordeón y tambor,
y baile de pasodoble (Testimonios orales).
Entre 1937 y 1952, coincidiendo con el racionamiento decretado en Espa-
ña, volvió a orecer en El Calabacino el contrabando de productos, ahora con
Portugal (café, cacao, azúcar, textiles…) y denominado estraperlo; aunque ello
no frenó el ritmo de la emigración que se venía produciendo desde 1888 (guras
1 y 2). No obstante, en estos años llegaron a existir en El Calabacino un taller
de zapatería, una carbonería, una panadería, tres tabernas e, incluso, un burdel.
Además, seguía manteniéndose una producción agraria de subsistencia basada en
frutas y verduras, garbanzos, trigo, aceitunas, cabras, cerdos y leña (Testimonios
orales). Así, en 1941 había 163 personas residiendo en 94 casas en El Calabacino,
Casas de Arriba y La Umbría, que pasaron a ser 120 personas en 49 casas en 1951
(gura 2); fecha para la cual la aldea de La Moheda ya habría perdido su entidad.
Pasado el racionamiento, durante la segunda mitad de los años cincuenta, los
años sesenta y principios de los setenta del siglo , la pérdida de rentabilidad del
contrabando y la escasa productividad de una actividad agraria de subsistencia,
a la que no llegó la mecanización, reforzaron el efecto expulsión de la población
del valle del Calabacino; población que al tiempo soportaba el efecto atracción
generado por las oportunidades laborales en ocupaciones de escasa cualicación
que se abrían en las ciudades de Cataluña y Levante (servicio doméstico, turismo,
industria, construcción…) (Ayuntamiento de Alájar, 2021). Así, la emigración se
volvió a acelerar en las aldeas del valle del Calabacino, las cuales participaron del
proceso de éxodo rural que vivió toda la comarca de la Sierra de Huelva en dichas
décadas, disminuyendo su población desde las 120 personas de 1951, hasta las
87 personas de 1961, las 45 personas de 1970 (aproximadamente; nota 3) y las 5
de 1981 (gura 2). Debido a ello, durante la década de los sesenta, dichos asen-
tamientos fueron progresivamente abandonados, junto con sus ruedas de huertos
y sus infraestructuras rurales (corrales, caminos, linderos, fuentes, acequias, al-
bercas…).
Tras el abandono de estas aldeas, durante la década de los setenta del siglo
, algun@s vecin@s de Alájar se apropiaron de los materiales más valiosos de
las casas abandonadas, como las tejas de barro y las vigas de castaño. Como con-
secuencia de ello y de las inclemencias meteorológicas, las casas abandonadas
desprovistas de tejados terminaron por colapsar, dando como resultado cuatro
núcleos de ruinas rurales (Testimonios orales). Por ello, en 1981 sólo quedaban 5
personas residiendo en El Calabacino (gura 2).