Reseñas
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En el primer bloque, titulado modestamente «Padres e hijos: un acercamiento
al estado de la cuestión», Couso ofrece un exhaustivo manejo de las fuentes
secundarias con un detallado análisis que demuestra, a su vez, la proliferación
de estudios en el contexto anglosajón y su escasez en el contexto español. No se
trata de una mera exposición bibliográca sino que el autor ofrece hábilmente
una jerarquía de estudios, desde Ustick (1932) hasta Ariès (1960) y Pollock
(1987) estableciendo conexiones entre las fuentes de manera que puede verse
claramente la evolución de la opinión crítica sobre los temas tratados: cortesía,
infancia y cuidado familiar y de los hijos, falta o no de afectividad hacia los hijos,
autoarmación del yo femenino, control patriarcal y patria potestad —principal
foco estos últimos de los estudios en España—, etc.
El segundo bloque, «Las cartas privadas impresas como método pedagógico
familiar». revela cómo es posible establecer una amplia tipología de cartas y modelos
ya a manos de la sociedad debido al auge de la imprenta que complementaba
la oleada de escritos conductuales e instructivos, al que las cartas contribuían
pedagógicamente y la gura parental daba credibilidad. Couso expone la posible
estructura de estas cartas —siguiendo a Antonio Castillo: «proemio, discurso y
n» y a Emanuele Tesauro: «cabeza, cuerpo y cola» (p. 61)— algunas precedidas
por un prefacio con alguna justicación. Añade que otras anexaban otro tipo
de textos, como oraciones religiosas, ensayos, rimas, adivinanzas, etc. En este
bloque el autor logra asimismo aunar las características más comunes de este
formato: expresión de humildad en el prefacio, justicación de errores, utilidad
social, simpleza y verdad, brevedad, experiencia, resaltar el momento crucial de
la vida del hijo/a «el salto al mundo» y una visión negativa de la época en que
se vive. En cuanto al género, el autor recurrirá convenientemente al concepto
de «género neutro» propuesto por Althusser al coincidir tanto el padre como la
madre generalmente en los mismos consejos y temas que persiguen el mismo ideal
ciudadano, como reejará también el bloque siguiente. De la exposición de temas
y las diferencias político-religiosas entre Inglaterra y España, concluye Couso que
las cartas cumplen con la función de reforzar el orden social establecido y la
ideología patriarcal, de los que la mujer logra escapar solo aparentemente gracias
a su rol maternal y por ende de escritora.
En el siguiente bloque «Priman los varones. El modelo educativo de los hijos
de la familia», Couso separa nuevamente a los emisores —padre o madre—
y comenta el lógico mayor número de cartas de padres a hijos, por el mayor
acercamiento entre ellos y la condición de heredero del hijo. Tras analizar los
temas y consejos de dichas cartas: principalmente sobre el matrimonio y la
religión, los modales, la etiqueta, los estudios, la elección de amistades adecuadas,
la administración de bienes o evitar vicios y defectos, presenta el caso notorio de
las cartas de Lord Chestereld por un lado a su hijo ilegítimo y, por otro, a su
ahijado y heredero. Además del carácter educativo de las primeras, Couso matiza