Cuando se habla de desinformación, pueden venirnos a la mente imágenes de estrategias de guerra psicológica, de personas con acceso preferencial al podio discursivo, de medios de comunicación y sus relaciones con el poder y sectores con gran capacidad económica, capaces de manejar unos hilos invisibles para conducir los destinos de la sociedad a su antojo. Esta percepción, generalmente construida a través de la literatura clásica, las crónicas medievales, los estudios historiográficos y por supuesto, más modernas exposiciones en producciones audiovisuales y textos de carácter acientíficos que versan sobre teorías conspirativas, ha separado en parte a la propia comunidad académica de revisar la propia naturaleza desinformativa de nuestro ecosistema comunicativo. Es decir, aunque existen esfuerzos científicos para revisar la desinformación como un fenómeno intrínseco de todo proceso informativo, éstos quedan silentes en un segundo plano por la multiplicidad de obras que hacen referencia a estas conjeturas de complot contra-societario, a veces desde un enfoque de ficciones distópicas, otras de carácter pseudo-académicas con ciertos hallazgos pero de conclusiones producto de silogismos falaces, lo que ha significado un reto inconmensurable para el desarrollo de una teoría científica de la desinformación.

Datos de la publicación

Tipo: Tesis

Autores

Luis Miguel Romero Rodríguez