El Organismo Autónomo Parques Nacionales del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha publicado recientemente en su colección “Serie Antropológica”, el libro “Erase una vez…, la Marisma de Doñana. Usanzas, costumbres, recuerdos…, de una saga de marismeños: “los Clarita””, del Profesor de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Huelva Antonio Rodríguez Ramírez. La publicación muestra un recorrido por la Doñana de antaño y, más en concreto, por su Marisma, a través de la historia de uno de sus clanes familiares más singulares “los Clarita”, muy ligados al medio marismeño.
Según la citada obra, en el año 1969 se crea el Parque Nacional de Doñana y su principal objetivo fue la salvaguarda del patrimonio natural, sin embargo “un aspecto no menos importante, y hoy día prácticamente desaparecido, quedó en el camino, y este no fue otro que el extenso patrimonio etnográfico asociado a esta tierra, dejando un vacío que nunca más se podrá llenar”, destaca Antonio Rodríguez.
A su juicio, “si importantes son ciertos valores naturales del medio en igual grado lo son las peculiaridades antropológicas de éste, que se pierden de forma inexorable. Los cambios sociales, así como los requerimientos de la conservación mal entendida terminaron por abocar al olvido las diferentes formas de vida asociadas a la portentosa naturaleza de Doñana, quedando sólo en la memoria de aquellos que las practicaron o en algún bosquejo escrito”.
Como se detalla en el libro, en el particular medio de Doñana, hombre y naturaleza mantuvieron una relación muy estrecha a lo largo de cientos de años. Como resultado de este proceso, surgió una forma de vida en equilibrio con las múltiples peculiaridades de su entorno, dando lugar a una cultura rica y propia, muestra de ello son la infinidad de nombres vernáculos, topónimos, usos o costumbres que se configuraron. Aquellos que las practicaron fueron desapareciendo de forma paulatina y con ellos se perdió todo aquel acervo cultural que les fue trasmitido de padres a hijos, y con esta merma la Marisma de Doñana fue perdiendo parte de sus señas de identidad.
Lo que Antonio Rodríguez ha pretendido mostrar con los relatos recopilados en esta publicación es precisamente aquella profunda y respetuosa relación entre el hombre y la Marisma, personificada en la figura de sus últimos herederos. En definitiva, la Marisma en sus múltiples formas y usanzas, haciendo un recorrido en el tiempo desde sus más antiguos ancestros. “A partir de aquí toda aquella cultura, viva y palpable, muere y queda relegada, en parte, a simple papel y digo en parte porque mucho se perdió. Hay cosas que no se pueden trasmitir ni con la más avezada pluma y, aún así, éstas estarán destinadas al olvido, pues su uso es lo que las mantenía vivas, y cuando esto no es posible estas terminan por desvanecerse en la memoria de los vivos” manifiesta el autor.
Antonio Rodríguez fue consciente desde muy niño de que una forma de vida, unida íntimamente a la Marisma, se abocaba a su fin. Éste fue precisamente “el revulsivo que me motivó, hace ya muchos años, a ir recogiendo todas sus peculiaridades, muchas de las cuales tuve el placer de disfrutar, ya que en el seno de nuestra familia se habían estado repitiendo como una rutina diaria desde varias generaciones atrás. Relatos, vivencias, anécdotas, topónimos, vernáculos, todo aquello que representará ese ayer que poco a poco se iba alejando se fueron acumulando en bosquejos de papel, y finalmente vieron la luz en esta obra, y sirvan estos relatos como nexo de unión con las nuevas generaciones, para los que la tierra ya queda lejos”.
En definitiva, este libro aporta una visión del Parque Nacional de Doñana, con el valor del que ha vivido en su propia piel los cambios que ha sufrido desde antes de su constitución hasta el día de hoy el Parque Nacional de Doñana.