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Huelva 19 abril 2020. A nadie se le escapa que la pandemia del COVID-19 tiene a medio planeta sumido en una crisis de escalas gigantescas, con un impacto social, sanitario y económico difícilmente cuantificable en plena vorágine vírica. En España, este impacto ha sido ciertamente profundo y doloroso. No obstante, el análisis de la crisis del coronavirus, lógicamente, no es homogéneo si se atiende a la afectación por zonas. Lo cierto es que Andalucía en general, y Huelva en particular, han logrado por el momento esquivar esta afección, tan masiva y dramática en otras regiones. Y el caso de la provincia onubense presenta una serie de particularidades respecto a otros puntos de la geografía española en este sentido.

Es la valoración de una de las voces más autorizadas para realizar una radiografía del escenario actual y venidero en relación a la incidencia multisectorial del coronavirus es la del profesor Juan José García del Hoyo, catedrático de Métodos Cuantitativos para la Economía y Empresa de la Universidad de Huelva –y, a su vez, presidente del Consejo Económico y Social (CES) de la Provincia de Huelva–, quien ha detallado las diferentes variables que hacen de la onubense una provincia singular.

García del Hoyo, pendiente cada día de todos los datos emanan de instituciones sanitarias y gubernamentales a nivel nacional, regional y local, se refiere fundamentalmente a tres factores que pueden explicar la escasa afectación del COVID-19 en Huelva, como son la proporción mayor de población joven respecto a la de la tercera edad –grupo de riesgo máximo por este nuevo coronavirus–, la carencia de infraestructuras que han paliado la movilidad de la población, y el hecho de que la provincia aún no había comenzado la temporada alta turística en el momento de desatarse la pandemia.

“En Andalucía nos hemos librado del virus en cierta manera, y en Huelva, como consecuencia de tener unas carencias significativas en infraestructuras, el contagio se ha limitado sobremanera”, afirma el catedrático, que añade: ”De haber tenido aeropuerto, Alta Velocidad, más tráfico internacional de viajeros, etcétera, habríamos padecido sin duda un mayor riesgo de incidencia del virus”. Otro factor importante a tener en cuenta es que la provincia no se encontraba en temporada alta turística, así como que la movilidad por motivos laborales, como por ejemplo los masivos desplazamientos a diario que se realizan en la autovía A-49 desde Huelva a Sevilla (o al contrario), “se realizaran en vehículo propio, precisamente debido a esa carencias en infraestructuras que tiene la provincia, como por ejemplo con los trenes a media distancia”. Todo ello ha hecho que el “riesgo de expansión del coronavirus haya sido mínimo en comparación con otros territorios”.

Sin embargo, apunta Juan José García del Hoyo, “estos explicarían el 80% de la causalidad”, mientras que el resto, que aún debe estudiarse con detalle, “podría explicarse posiblemente por los factores ambientales, si bien habría que contrastarlo con los datos de instituciones como la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet)”, añadiendo, “que, en un primer análisis que hemos realizado, al incorporar la temperatura media de las máximas de marzo podemos explicar otro 17% adicional, pudiéndose explicar el 97% de la incidencia provincial”. “Pero lo cierto –argumenta el catedrático– es que se observa una banda de provincias con una incidencia muy baja del coronavirus, que se extiende a lo largo de la zona sur y sureste de la península, desde Huelva hasta Murcia, incluso Alicante”. Al mismo tiempo, existen “otras provincias con un índice de afectación alto, y se corresponde con zonas de frío, donde la temperatura es tradicionalmente más baja y con menos humedad”.

Consecuencias económicas en Huelva

La crisis sanitaria del COVID-19 lleva aparejada una crisis económica evidente, y en el caso de la provincia de Huelva este impacto “se está concentrando en el turismo”. En este sentido, el profesor García del Hoyo recuerda que “Huelva es una provincia cuyo Producto Interior Bruto (PIB) en aproximadamente un 15% depende directa o indirectamente de la actividad turística, una dependencia muy alta, por encima de las medias regional y nacional”.

“Se suma también el sector industrial, como por ejemplo la minería, que ya empezó a tener problemas de hecho hace un mes y medio, cuando cayó la demanda de China, uno de los principales destinos de recursos como el cobre refinado que se produce en Huelva”, afirma García del Hoyo. No obstante, la incidencia en el sector industrial “se va a ir paliando progresivamente a medio plazo, e incluso se saldrá rápidamente de la crisis, pero lamentablemente, no ocurrirá así con el turismo”.

El temor nacional e internacional

En este análisis del sector turístico, Juan José García del Hoyo sostiene que la incidencia de la crisis del coronavirus en el turismo será muy grave “a nivel mundial”, y España saldrá malparada de esta coyuntura, “teniendo cuenta que nuestro país es el segundo o tercer destino receptor de turismo de todo el mundo, dependiendo del año; por ello, los productos turísticos se van a ver mermados drásticamente, entre otras cosas por el miedo”.

El turismo de otros países se verá afectado no sólo por este miedo al virus, sino también porque “cada país va a tener una incidencia del COVID-19 distinta en unos plazos diferentes, dependiendo de cuándo ha entrado, de las políticas de contención ejecutadas y del éxito de las mismas, de manera que habrá ciudadanos que no puedan venir a España porque se lo impedirá el Estado español, por esa crisis epidémica en esos países de origen de los viajeros”.

Por otro lado, las medidas de contención en España, con toda probabilidad, contemplarán la prohibición de concentraciones de personas para evitar posibles brotes epidémicos, y “eso se traducirá, me temo, en restricciones al turismo”, a lo que hay que añadir que “habrá miedo de viajar por parte de los españoles y por parte de los turistas internacionales”. Esto significa que Huelva, con el marcado turismo estacional que padece, “va a tener un verano muy duro, con poblaciones de la Costa que lo van a pasar especialmente mal”. El catedrático augura que “la recuperación no va a ser sencilla, porque el miedo prevalecerá, el temor a moverse”, de manera que los primeros que lo hagan serán “la propia gente de Huelva y de provincias cercanas, como Sevilla o Córdoba, a través del turismo tradicional familiar”.

Y si esta recuperación del turismo nacional va a ser lenta, más lo será el internacional, y no sólo en Huelva, sino en toda España, lo que probablemente significará una “caída del 15% del PIB español este año y algo menos el que viene, del sector turístico y de los ligados a él por motivos indirectos o inducidos, porque además esa merma en los salarios de esa gente que depende del sector del turismo se va a ver reflejada en el consumo a todos los niveles de la economía española”.

Previsiones tras el verano

El catedrático de la Universidad de Huelva recuerda que las medidas puestas en marcha están dirigidas a “contener esta primera oleada epidémica, pero la historia nos ha enseñado que las epidemias siempre tienen sucesivos brotes, con curvas en forma de campana u olas cada vez más pequeñas, bien porque la población se ha ido inmunizando o porque se ha encontrado la vacuna y se empieza a aplicar a la población, o bien porque las condiciones ambientales no favorecen la expansión, o incluso porque el el virus sufra una mutación que impida la transmisión a los humanos”. Teniendo en cuenta este escenario, apunta el profesor, en función del éxito de las medidas que se vayan aplicando desde el Gobierno, “habrá más o menos brotes, más duros o menos duros”. “Lo que hemos tratado de impedir –afirma García del Hoyo– es que el ritmo de contagios sature el sistema sanitario, por lo que todos los esfuerzos deben encaminarse a seguir manteniendo es ese nivel de contagios mínimo para que la sanidad vaya ganando tiempo hasta que consigamos la vacuna”.

Lecciones tras la pandemia

Una de las principales reflexiones que nos debe dejar esta crisis del coronavirus, señala el catedrático Juan José García del Hoyo, es la “importancia de cuidar los servicios básicos, como la sanidad y la atención a personas mayores; muchas veces se ha aplaudido la bajada de impuestos, sin pensar en que eso lo que implica es tener un peor servicio público, y hemos visto las consecuencias de ello”. Asimismo, esta crisis debe “hacernos reflexionar como ciudadanos, cuando muchas veces se ha criticado duramente a sanitarios, y se han producido agresiones verbales o físicas a profesionales de la sanidad”.

“Hay servicios básicos que no se pueden tocar, que no se pueden mermar, y ha sido cuando nos ha cogido el toro cuando nos hemos dado cuenta”, incide García del Hoyo, quien se muestra crítico con las “decisiones de la clase política que anteponen subvenciones a sectores empresariales, en detrimento de servicios esenciales como la sanidad, la atención a mayores o la educación: eso no puede ser la receta para salir de la crisis”. El catedrático advierte de que “esto puede volver a repetirse en cualquier momento, y si no tenemos el sector sanitario o el de atención a mayores como servicios básicos para hacer frente a estas crisis, o si no tenemos una industria preparada para producir los equipos que necesitamos en sanidad, estamos hundidos”. Sirva esta reflexión para tener conciencia de qué necesitamos para prepararnos de cara al futuro.

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