“Trasladándonos a otros mundos mediante la Realidad Virtual Inmersiva. Ejemplo práctico con Google Cardboard” es uno de los talleres que se ha desarrollado hoy en el marco de la Semana de la Ciencia y que ha tratado de mostrar a los asistentes de forma sencilla y amena las características de la Realidad Virtual.
El objetivo de este taller, organizado por profesores de Informática de la UHU, ha sido mostrar a los estudiantes la Realidad Virtual (RV) como un campo de estudio que ofrece al usuario la inmersión en un entorno sensorial generado artificialmente. El taller se ha centrado en la inmersión a través la generación de imágenes en 3D.
Para ello, la sesión se ha dividido en dos partes. En una primera parte, se han tratado de forma amena los aspectos teóricos fundamentales de la RV. En la segunda parte se ha guiado a los alumnos en el montaje del modelo de gafas de RV diseñado por Google y ha finalizado con la parte más emocionante que ha consistido en la inmersión en un mundo virtual a través de la visualización de imágenes con un dispositivo construido por los propios alumnos.
Durante la jornada de hoy los alumnos también han podido aprender algunas nociones sobre los fenómenos electromagnéticos a través del taller “Ondas y chispazos: cómo aprender electromagnetismo sin morir electrocutado”. Muchos de los aparatos que usamos hoy día utilizan de una u otra forma la electricidad y el magnetismo o permiten comunicarnos mediante ondas electromagnéticas. A través de este taller, los alumnos han visto de primera mano cómo se generan altos voltajes sin demasiado esfuerzo, cómo se construyen motores caseros y algunas características llamativas de la luz.
Asimismo, el alumnado participante se ha adentrado en el mundo del Big Data y sus usos y aplicaciones en el Marketing en el transcurso de la conferencia “¿Nos vigilan? Marketing y Big Data”. A lo largo de la misma, la profesora Mónica Carmona del Departamento de Dirección de Empresas y Marketing, ha explicado que como consumidores que nos conectamos cada día a Internet, a través de diferentes dispositivos, dejamos un rastro que, con un tratamiento adecuado, informa de quiénes somos, cuáles son nuestros intereses, con quienes nos relacionamos, que nos gusta, qué compramos, dónde lo compramos, nuestro estilo de vida, etc. Esta información es diariamente capturada por las grandes bases de datos, pertenecientes a diversos agentes. Del mismo modo, la policía rastrea las redes sociales buscando indicios de delitos. Google rastrea nuestras búsquedas para ofrecernos un mejor servicio y hacernos la vida más fácil. Las empresas vigilan las redes sociales para saber qué se dice de ellas, para detectar a las personas que crean opinión en los diferentes grupos sociales, para conocer los gustos y necesidades y detectar posibles problemas con sus productos.
Todas nuestras búsquedas y compras en Amazon quedan registradas y alimentan el algoritmo de recomendación. Cuando activamos el GPS del móvil o del coche, o utilizamos una app o cuando realizamos una compra con la tarjeta de crédito, etc, quedamos registrados. Con todos estos datos convenientemente tratados podríamos hacer un perfil bastante ajustado de cada uno de nosotros.
A pesar de los riesgos o del temor que puede suponer estar tan tremendamente vigilados el Big data tiene también un lado bueno, pues a través del Big Data “podemos extender las campañas de vacunación en caso necesario, predecir catástrofes naturales con tiempo de alertar a la población, personas en situación de riesgo han podido ser localizadas, reducir y evitan accidentes en las redes de transporte, hacer uso de un coche sin conductor, y en otro plano, empresas como Netflix han producido series de gran éxito”, ha comentado la profesora.
A lo largo de esta intensa semana, los estudiantes de Secundaria también han tenido la oportunidad de conocer más de cerca fenómenos tan singulares como los impactos que se producen contra la tierra y la luna, de la mano del profesor José María Madiedo del Departamento de Ingeniería Química, Química Física y Ciencia de los Materiales, quien ha señalado que “cada año llegan a la tierra entre 40.000 y 80.000 toneladas de partículas sólidas. La mayoría de ellas son meteoroides, fragmentos de roca y metal que en la mayoría de los casos proceden de asteroides y cometas, y que colisionan contra la atmósfera de nuestro planeta a gran velocidad”.
Estas partículas también impactan contra la superficie de la Luna, produciendo destellos que pueden ser detectados por telescopios situados en la superficie terrestre. Esto abre la posibilidad de caracterizar el flujo de material que impacta contra nuestro planeta monitorizando la superficie de nuestro satélite natural.
La Semana de la Ciencia finalizará mañana viernes 11 de noviembre su programación con la actividad Café con Industria, durante el que profesionales de las empresas asociadas a la AIQBE conversarán sobre su trabajo con estudiantes de Grado de la Universidad de Huelva.