Recogemos a continuación la crónica del III Congreso Internacional Conmemorativo del Descubrimiento de América celebrado del 9 a l11 de octubre en San Juan del Puerto y Moguer bajo la dirección del Prof. David González Cruz, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Huelva. Un congreso inaugurado por el Rector de la Universidad de Huelva Francisco Ruiz y la Alcaldesa de San Juan del Puerto, Rocío Cárdenas, que esta edición ha estado dedicada a los “Barcos y la construcción naval en la era de los Descubrimientos”.

El catedrático de Historia Medieval y Académico numerario de la Real Academia de la Historia, Miguel Ángel Ladero Quesada presentó la conferencia inaugural “Entre dos mares: armadas de los Reyes Católicos en el Mediterráneo y en el Atlántico. 1475-1515”, donde esbozó un panorama sobre las características y costes de las armadas que los Reyes Católicos movilizaron para sus empresas políticas y militares, hablando de la guerra de sucesión, la conquista de Granada, la “armada de Vizcaya”, guerras de Nápoles y el Rosellón, expediciones a Levante contra los turcos, la conquista de plazas en la costa norteafricana, la “armada de Flandes” y el envío de flotas a las Indias, así como de los tipos de barcos empleados, tripulaciones, armamento, fletes y salarios. Sobre la organización del mando y la importancia política atribuida a cada ámbito de actuación concluía el reconocido investigador.

Le prosiguió en el turno de palabra Erik Roulet, de la Universidad de Littoral Cote d´Ópela de Francia. Trajo la ponencia “Barcos y exploración de las costas de Nueva España. Un preámbulo a la Conquista”. El profesor se centró en la exploración de las costas de la Nueva España de los años 1517 y 1518 bajo los capitanes Francisco Hernández de Córdoba y Juan de Grijalva que iniciaron el proceso de la conquista. Según dijo “el año siguiente, Hernán Cortés siguió el mismo itinerario para establecer en el sitio de la futura Vera Cruz sus bases para la conquista del continente”.

Seguidamente el ingeniero y constructor de las embarcaciones que se exhiben hoy en el Muelle de las Carabelas, Francisco Monsalvete dividió su exposición en tres partes: cómo consiguieron que se construyeran algunas de las naves de Colón en Huelva, ya que la idea era de no construir ninguna aquí ni en ningún punto de Andalucía; cómo se construyeron esas mismas naves, dónde, en qué circunstancias, con qué medios y que sistemas se utilizaron hablando de algunas características de las mismas y por último mencionó lo que se hizo con las carabelas, por dónde navegaron, con qué tripulación y qué ha sido de ellas.

La primera de las jornadas de este congreso internacional concluyó con la conferencia “Barcos, puertos y construcción naval en el reino de Galicia, Siglos XV y XVI” de Mª Carmen Saavedra Vázquez, de la Universidad de Santiago de Compostela quien hizo un análisis de las tipologías navales y los centros de producción de embarcaciones existentes en Galicia en la época de los descubrimientos.

La segunda sesión del III Congreso Internacional que se celebra en San Juan del Puerto ha puesto de relieve las importantes infraestructuras marítimas con las que contaba la provincia de Huelva en época del Descubrimiento. La conferencia “Astilleros, barcos y construcción naval en los puertos del Tinto y en la costa de Huelva en tiempos de los Descubrimientos: Palos de la Frontera” elaborada por Julio Izquierdo Labrado, de la Asociación de Estudios Iberoamericanos y Colombinos Rábida y David González Cruz, Catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Huelva, ha levantado la expectación de los asistentes tras dar a conocer los tres astilleros con los que contaba Palos de la Frontera, otro en San Juan del Puerto y un importante puerto en la isla de Saltés.

La ponencia ha analizado la construcción de embarcaciones en las localidades de ambas orillas del río Tinto y en la costa de Huelva, en general, en la época de los descubrimientos, aunque se ha centrado principalmente en el puerto de Palos, de donde partió la expedición colombina para descubrir el Nuevo Mundo. En ella se ha puesto de manifiesto la existencia de tres astilleros en la villa palerma, lo que indica la gran capacidad que tenía su término municipal para la producción de carabelas. Se presentó igualmente el conjunto de barcos que Palos aportó a la empresa americana desde la emisión de la real provisión de la Corona el 30 de abril de 1492, que le obligaba a armar dos carabelas para ponerlas a disposición de Colón, hasta las diferentes expediciones que tuvieron lugar durante el siglo XVI: siguientes viajes colombinos, descubrimiento de Brasil, Armada de Pedrarías Dávila, entre otras. Sin duda, sus astilleros dotaron a la Monarquía y a los exploradores de una parte significativa de las naves que cruzaron el océano Atlántico a fines del siglo XV y primeras décadas del XVI.

Por otro lado, la investigación presentada demuestra como importante novedad la existencia de un puerto en la isla de Saltés, coetáneo a la época del descubrimiento, del que la historiografía no tenía noticias hasta el momento. Asimismo, el estudio realizado atestigua, también como novedad, el funcionamiento de un astillero en San Juan del Puerto, de manera que se constata la fabricación de embarcaciones por parte de carpinteros de ribera en todas las localidades del estuario del río Tinto (Huelva, Moguer, Palos de la Frontera y San Juan), así como la propiedad de ellas por parte de sus vecinos. También se ha abordado, junto a los carpinteros de ribera, el trabajo efectuado en la construcción o reparación de barcos por parte de los calafates, así como otros oficios relacionados con esta actividad marítima; es el caso de los cordoneros, herreros, esparteros o toneleros.

También se han ofrecido detalles de los lugares de aprovisionamiento de la madera necesaria para los astilleros de Palos y de la costa de Huelva, elaborándose con este objetivo un mapa que muestra la geografía de la producción de la materia prima imprescindible para la fabricación de los navíos.

Esta sesión matinal fue precedida por la ponencia “Los mares que corrompen. Nuevas perspectivas sobre los barcos y la tecnología en el Mundo Atlántico, Siglos XV y XVI”, la cual ha estado a cargo de Phillip Williams de CEHISMI-CESEDEN que habló sobre el desarrollo de la tecnología y los barcos del siglo XV y XVI centrada en la interpretación de 1588, la gran armada, Sir Francis Drake.

En su presentación cuestionó que el desarrollo de la tecnología fuera tan impactante como han dicho muchos historiadores “si examinamos la carrera del famoso corsario inglés encontramos que el uso de barcos de remos fue clave para muchas de sus campañas.  La historia de los corsarios del Norte de África también demuestra que había limitaciones muy precisas sobre el uso de las nuevas tecnologías de la navegación y la construcción de barcos” -expuso.  Según señaló “no se puede dudar que había cambios en los navíos y que estos tuvieron unos impactos enormes en la organización financiera y económica del viejo continente”. En muchos casos parece que vale la pena poner tales transformaciones en un contexto más matizado. Las obras recientes de historiadores como José Luis Casado Soto, recién fallecido, N.A.M. Roger, Kenneth Andrews, Cheryl A.Fury, Peregrine Horden, Nicholás Purcell, Giancarlo Casale, John H.Pryor, e Ángel Alloza Aparicio sirven como base de repensar la historia de los mares que corrompen.

Cinco conferencias presentadas a lo largo del domingo en el Monasterio de Santa Clara de Moguer sirvieron para poner punto y final al III Congreso del Descubrimiento celebrado estos días en la localidad juanramoniana y en San Juan del Puerto.

La primera vino a cargo del director del Archivo Histórico y Biblioteca Iberoamericana de Moguer, Diego Ropero Regidor, que habló sobre los “Barcos y construcción naval en Moguer en la era de los Descubrimientos”, refiriéndose al origen del puerto de Moguer datado en 1477 “aunque su relación con el mar se remonta en el tiempo. La concesión por los Reyes Católicos de un seguro marítimo a los navíos que fondearan en el puerto de la villa, contribuyó al desarrollo del comercio exterior, no siempre fáciles debido a litigios puntuales con las villas vecinas, no obstante podemos decir que las relaciones fueron fluidas y pacíficas” -especificó. El mantenimiento del río, la calzada, el pozo de las naos y el resto de las instalaciones portuarias están presentes en las Ordenanzas de Moguer de 1538. Tal y como dijo, desde el siglo XIV existen indicios sobre construcción naval en la zona.

El ejemplo mejor documentado expuesto fue el de la carabela “La Niña”, propiedad de Juan Niño, botada pocos años antes del primer viaje colombino en unos astilleros que, “ya entonces, contaban con una importante carga de trabajo. El oficio de carpintero de ribera seguía la tradición y se apoyaba en la experiencia y, en muchos casos, se heredaba de padres a hijos” -subrayó. De los conocidos, destacamos a Juan y Francisco Medel, un apellido con arraigo en la comarca, además de otros que estuvieron activos durante la era de los descubrimientos. Ropero se refirió a la madera como material de construcción y reparación de barcos en sus distintas tipologías, procedente del sotobosque de esta villa y del norte de España, así como a las compraventas y los fletamentos de navíos para las pesquerías y el transporte de personas y mercaderías cuyo destino eran Portugal y la cornisa cántabra, otros países de Europa y las Indias.

Seguidamente tuvo lugar la segunda ponencia “La construcción de embarcaciones en el Reino de Nápoles: notas sobre la industria naval en el Mediterráneo Occidental (Siglos XV-XVI)” de las profesoras Gemma T. Colesanti y Raffaella Salvemini del Instituto de Estudios de la Sociedad del Mediterráneo de Nápoles, Italia quienes mostraron las distintas realidades del Reino donde se construían los diversos barcos entre los siglos XV y XVI, evidenciándose las diferencias, conexiones y complementariedad entre los arsenales reales y los privados, como el de Francesco Coppola o el del Príncipe de Taranto, ambos muy activos en el siglo XV.

Antonio Manuel González Díaz intervino para hablar sobre los “Barcos y carpintería de ribera en el marquesado de Ayamonte” con un trabajo que ha tenido como objetivo fundamental recoger toda la información que se conserva del siglo XVI en los archivos históricos de Ayamonte sobre construcción de embarcaciones, atarazanas, carpinteros de ribera y otras actividades y profesiones relacionadas con la construcción naval, así como también del estudio de la información que existe sobre recursos forestales en el antiguo Marquesado de Ayamonte y su relación con la construcción naval.

Desde la Escuela Superior de Educación de Porto CITCEM-UP de Portugal, Amandio Barros presentó la conferencia “Construir navíos para las Indias y para los mercaderes. Innovación tecnológica y transferencias de saberes entre los astilleros portugueses en los siglos XV y XVI” donde se expuso una síntesis del conocimiento acumulado por historiadores como Leonor Freire, Amelia Polónia, Amândio Barros, Hernâni Xavier do Amaral, Francisco Contente, Fernando Gomes, Filipe Castro y Augusto Salgado, entre otros, prefiriendo estudios comparativos y señalando nuevos procesos históricos desde la documentación de los puertos.

La última ponencia del congreso vino de la mano de Rui Manuel Loureiro de la Universidad Nova de Lisboa para tratar sobre la “Experiencia de navegación y tratados de construcción naval en Portugal en el siglo XVI”. Se remitió a la época anterior de la década de 1550 que fueron construidos en Portugal y algunas de sus dependencias de ultramar muchos cientos de los más variados tipos de barcos como patachos, carabelas, galeras, galeones y naos. Según argumentó “antes de esa fecha no existe información técnica y descriptiva, impresa o manuscrita, sobre el arte portugués de la construcción naval”. Dejó claro que en el panorama cultural portugués de los siglos XV y XVI, la construcción naval aún no había adquirido la condición de plena independencia como un área de conocimiento.

El III Congreso Internacional sobre el Descubrimiento de América fue finalmente clausurado por los alcaldes de Moguer y San Juan del Puerto, Gustavo Cuéllar y Rocío Cárdenas, respectivamente, y por el director científico del mismo, el catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Huelva, el sanjuanero David González Cruz.