Pablo Belda Simó es un jovencísimo onubense, graduado en Derecho por la Universidad de Huelva, que con solo 23 años de edad ha logrado superar los procesos selectivos que le permitirán ejercer en poco tiempo como fiscal. El pasado 8 de diciembre, el Boletín Oficial del Estado publicaba la relación de aspirantes que acceden tanto a la Escuela Judicial como al Centro de Estudios Jurídicos, logrando Belda obtener una plaza en este último como paso previo a su posterior ingreso en la carrera fiscal por la categoría de abogado fiscal.

Tímido y sencillo, como no queriendo llamar la atención, este joven de Huelva se ha encontrado, quizás a su pesar, con multitud de miradas puestas en él, sorprendidas todas ellas por la rapidez y juventud con la que ha conseguido un objetivo que la gran mayoría de los aspirantes tarda mucho en alcanzar o incluso tiene que dar por perdido tras varios intentos en vano. No quería ser protagonista pero sí tenía claro, al contrario que muchos otros universitarios, qué futuro profesional quería para su vida, teniéndolo en mente antes incluso de iniciar la carrera. Convertirse en fiscal con solo 23 años le convierte, probablemente, en caso único, despertando el interés de los medios de comunicación por conocerle.

Sorprende, al hablar con él, la seguridad que ha tenido desde el principio al elegir cuál sería su futuro, pero la tarea, pese a sus tempranos frutos, no ha sido fácil ni mucho menos. Tras finalizar el Grado en Derecho en la Onubense, Pablo Belda comenzó a preparar el extenso temario de sus oposiciones en septiembre de 2014, logrando superar el tercer ejercicio este pasado 10 de octubre en Madrid. Entre medias, “muchas horas de constancia, pues tienes que estudiar seis días a la semana, con uno solo de descanso, y dedicar unas diez u once horas al día”, asegura nuestro protagonista. Además, el inminente nuevo fiscal ha contado con dos preparadores diferentes que le marcaban el ritmo y trataban de orientarle de cara, sobre todo, a la exposición oral en audiencia pública ante el tribunal en el segundo y en el tercer ejercicio, en los que se cuenta con 60 minutos para “cantar” cinco temas elegidos al azar, con una extensión máxima de 15 minutos para cada uno de ellos.

El número de temas que incluye la convocatoria, 180 en el caso del segundo ejercicio y 120 en el caso del tercero, ofrece una idea de la dificultad que entraña el proceso selectivo y del esfuerzo necesario para superarlo con éxito. A Belda le gusta destacar que para alcanzar un objetivo tan importante no ha tenido que marcharse lejos de su tierra, encontrando en la Universidad de Huelva una facultad con “un nivel muy bueno” que le ha permitido “formarse adecuadamente y en un ambiente muy favorable, con grupos no muy numerosos, para obtener el grado”. Además, no olvida mencionar al Colegio Manuel Siurot y al Instituto Pablo Neruda, por ser éstos los centros onubenses en los que estudió antes de acceder a la Universidad.

Pablo Belda podría pasar desapercibido en cualquier lugar. Quizás solo su silla de ruedas, que le ayuda a trasladarse por una discapacidad que le acompaña desde su nacimiento, le convierte a veces en centro de miradas. Pero pese a esa timidez que muestra y con su gran humildad, ha logrado gracias a su esfuerzo acceder muy pronto a un escalón que está al alcance de muy pocas personas. De momento ya sueña con poder elegir una plaza en Huelva una vez finalice su período de prácticas.