El aclamado coreógrafo y director de espectáculos, Víctor Ullate, y sus bailarines, aterrizarán este jueves 27 de abril en la Universidad de Huelva. En la esperada cita, la compañía de ballet más aclamada del país, ejecutará dos piezas clásicas de su repertorio, ‘Tierra Madre’ y ‘La Pastoral de Beethoven’. Lo hará en el privilegiado espacio del recién inaugurado Auditorio de la Onubense; una cita para la cual ya se han vendido todas las localidades. Ullate se muestra satisfecho con lo bien que ha ido la venta de entradas, a la vez que se lamenta de que haya gente que se vaya a quedar sin verla.
¿Qué es lo que les espera a los afortunados que podrán asistir a la función?
El atractivo de este espectáculo es el contraste. En la primera coreografía, ‘Tierra Madre’, Eduardo Lao (su mano derecha) ha representado a una tribu lapona, con sus costumbres y su manera de vivir. Se trata de un ballet muy terrenal, en el que los bailarines están maravillosos; es una coreografía que gusta muchísimo.
La segunda parte es muy espiritual. La creé cuando estaba en un estado bastante delicado, había muerto una persona que para mí fue muy importante en mi vida (Ángela del Moral), fue mi primer amor platónico, siempre la quise muchísimo y a causa de una enfermedad súbita nos dejó repentinamente. Como fue algo terrible para mí, quise ofrecerle esta obra, en memoria de los años que habíamos pasado juntos y del amor platónico que le había tenido, ya que ella era mayor que yo.
Cuando estaba coreografiando el final de la obra, en el cuarto movimiento, recibí la noticia de que mi maestro, Maurice Béjart, también nos dejaba, por lo que fue un doble pesar. Veréis que es un ballet con una carga emocional muy grande.
Para ti la danza es la primera de las artes y una forma de vida, hasta el punto de no querer parar…
Es mi filosofía de vida. Aunque el ritmo no sea el mismo que cuando tenía 40 años, me gusta estar muy pendiente de lo que hacen mis alumnos y de lo que hace la compañía. Me gusta crear para ella.
¿Cómo es el día a día de Víctor Ullate? ¿Te queda tiempo libre entre las clases, los viajes, las entrevistas y las actuaciones?
Es una vida llena de sorpresa, llena de éxitos, de glamour… El hecho de viajar, de conocer otras culturas y otros públicos, me apasiona. Como me apasiona formar bailarines y que lleguen a ser primeras estrellas de la danza. Para mí no es un trabajo, es un regalo de Dios. El baile es sentimiento, movimiento, color, música, lo es todo. Mi vida es así, no sé cuánto tiempo va a durar, pero mientras dure, estaré ahí, siempre presente.
A lo largo de tu carrera, ¿has disfrutado más como bailarín, como coreógrafo o como maestro?
Cada cosa a su tiempo. Cuando eres joven, quieres proyectar tu arte a los demás ejecutando el baile tú mismo, pero para eso tienes que tener el cuerpo en condiciones. Cuando pasas de los 40 no es lo mismo, te empieza a doler todo, la espalda, las articulaciones… llegada esa edad la danza se termina como bailarín, luego tienes otros caminos. El mío empezó por dirigir el Ballet Nacional, donde tuve la oportunidad de coreografiar, enseñar, etc, y luego formé la Compañía, con la que, después de 30 años, hemos adquirido una reputación a nivel nacional e internacional, por lo que me siento muy orgulloso. Donde vamos arrasamos, y dejamos el pabellón de España muy alto.
La Fundación fue creada con intención de poder acercar la enseñanza de la danza a los niños que no tuviesen posibilidades ¿cómo está funcionando a día de hoy?
Actualmente mi objetivo es hacer una gran casa de la danza, en la que niños con necesidades, estudien, coman, duerman y bailen; que todo sea integrado en esa escuela. He hablado con diversos estamentos oficiales, estoy haciendo todo lo posible por concienciarles, y por el momento, la idea les fascina.
La Fundación ya tiene resultados, porque hay bailarines que están saliendo de ahí que están bailando como profesionales. Pero hay muchos niños, de familias con un poder adquisitivo muy bajo, que no pueden tener unos estudios profesionales. Necesitamos una escuela de este tipo para que estos niños puedan llevar a cabo su ilusión.
Tus enseñanzas suelen estar basadas en el refuerzo positivo. ¿Por qué crees que es esto importante para el aprendizaje del bailarín? En contraposición con lo que opinan otros profesores de que hay que ser duro.
Si un maestro motiva al alumno, conseguirá que el alumno quiera volver al día siguiente y que logre hacer cosas. Cuando yo era pequeño tenía ganas de que pasara la noche, para poder seguir trabajando y estudiando al día siguiente. La danza es pasión, sentimiento, lo es todo.
Es muy importante que el niño quiera estar bailando y tomando clases con sus compañeros y con sus maestros.
¿Qué les dirías a los escépticos del ballet y de la danza para que le diesen una oportunidad a una de tus obras?
Hay mucha gente que cuando viene por primera vez, se arrepienten de no haberse acercado antes, porque la danza es maravillosa. Tenemos gente muy aficionada que nos sigue y que incluso viaja para vernos, no les importa hacer kilómetros.
En Huelva no quedan entradas, pero en Madrid vamos a estrenar pronto una nueva creación que acabo de terminar, una versión de ‘Carmen’ diferente, es una obra llena de chispa, de humor, aunque sea una obra trágica, tiene pasión, amor, y desamor. Les invitaría a que vinieran a verla.
El espectáculo de la compañía de Víctor Ullate ‘Tierra Madre’ y ‘La Pastoral de Beethoven’ servirá para acercar el ballet a la Universidad y a la ciudad de Huelva, así como para celebrar el inminente Día Mundial de la Danza con una actuación de primer nivel.
Será la tercera cita que tenga lugar en el nuevo Auditorio UHU, tras el aplastante éxito de las actuaciones de Rocío Márquez y de Rayden, dentro de la diversa programación cultural de la Primavera Universitaria.
Además, la próxima semana el teatro tomará el Auditorio por partida doble, con la actuación del Taller de Teatro del Aula de la Experiencia de la Universidad de Huelva ‘De aquí a Broadway’ y el espectáculo musical infantil ‘Cantacuentos’.