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El fin del estado de alarma en el país supone todo un reto para el turismo, que se prepara para la nueva normalidad y para recuperar su pujante posición económica tras la crisis de COVID-19. Una situación que, como reconoce el catedrático del Departamento de Dirección de Empresas y Marketing de la Universidad de Huelva (UHU), Alfonso Vargas, no es fácil, aunque, a pesar de ello, según asegura en el ciclo ‘Diálogos UHU’, “en toda crisis, como lo es una pandemia, hay oportunidades. Y esta es una oportunidad para repensar muchas cosas y acelerar tendencias que ya estaban en marcha, como puede suceder, por ejemplo, en el campo tecnológico, que se va imponiendo de manera decidida, sin olvidar avanzar en un modelo más sostenible, que será una condición sine qua non para diseñar la gestión del futuro”.

Una crisis provocada por el coronavirus que, para este experto en turismo, nos ha dado muchas lecciones, como sucede con “la humildad, porque, a pesar de encontrarnos en la era del conocimiento, de los avances científico-tecnológicos, la pandemia nos ha recordado cuán vulnerables seguimos siendo, tanto a nivel general como turístico, un ámbito que está sujeto a todo tipo de calamidades”. Por este motivo, este profesor considera que, tras estos meses, “deberíamos haber interiorizado definitivamente la importancia de actuar con celeridad en este tipo de situaciones. Es decir, debemos contar con sistemas de alarma tempranas, con planes de contingencia que nos permitan actuar rápidamente, evitando la improvisación y, por tanto, minimizando los daños”. En definitiva, es necesario tener previstos sistemas de alerta temprana y planes de contingencia para evitar improvisaciones y demoras en la reacción, con los consiguientes perjuicios.

La normalidad llegará con la vacuna

En cualquier caso, Alfonso Vargas no tiene claro cuándo será la fecha exacta en la que el turismo alcance una normalidad plena, pero sí considera que será cuando “haya una vacuna y un cóctel de medicamentos específicos que permita curar la enfermedad. Esa será la normalidad. Un periodo en el que se visualiza dos fases claramente diferenciadas: la fase pre-vacuna, donde tendremos que coexistir con el virus y mantener todas las medidas de prevención diseñadas por las autoridades sanitarias; y, luego, vendrá la recuperación definitiva, una vez que contemos con esos avances de la ciencia, que permitan la inmunización de la población, que contará con los medicamentos específicos para tratar la enfermedad. Así que será la medicina la que nos indique esos tiempos y cuándo podremos empezar hablar de una auténtica normalidad. En este aspecto, los más optimistas hablan de finales de año o comienzos de 2021. Lo iremos viendo”.

Mientras esto sucede, para este catedrático de la Onubense, es fundamental que el turismo venda seguridad, pues, “además de vender sol, playa, diversión, cultura…, tenemos inexorablemente que vender seguridad sanitaria, porque estamos en un periodo de pandemia, pero también seguridad en términos generales. Eso es fundamental para recuperar la confianza de los mercados. No podemos ocultar ni engañarnos, porque la marca España, esa marca paraguas de todos nosotros, se ha visto muy dañada por el efecto del COVID-19”.

Otra de las estrategias a seguir a partir de ahora por el sector turístico es “incluir en nuestras agendas, en la de los responsables, tanto públicos como privados, la gestión de las crisis. Es que situaciones de este tipo, o similares, se van a repetir. Ya lo sabemos por la historia. El turismo siempre ha sido objeto de crisis, sea por una razón económica, terrorista o, ahora, sanitaria. Es muy importante, por consiguiente, tener articulados mecanismos para la gestión de esta crisis y también contar con personas con experiencia y competencia para manejar situaciones tan delicadas como estas, que nos permitan minimizar los daños. Por eso, cada uno de nosotros debemos preguntarnos qué puedo hacer yo por el turismo”, concreta Vargas.

Diversificación de la economía

Junto al desarrollo y recuperación del sector turístico, este analista deja claro que es fundamental la diversificación económica, requisito indispensable para tener una economía fuerte y resiliente, “lo que nos va a permitir soportar con mejores condiciones los impactos de una crisis como esta o de cualquier otro tipo, que sobrevenga por la razón que fuere”.

Una planificación en la que deben participar todos, puesto que la recuperación del sector turístico depende de la gente, “de todas las comunidades locales, especialmente, esas comunidades receptoras de los grupos turísticos, que tienen que implicarse activamente en este proceso. Y eso requiere de unos mecanismos de liderazgo, de unos mecanismos de gobernanza de los destinos, que tienen que ponerlos en marcha para que todo esto sea posible”.

En cualquier caso, la pandemia ha permitido realizar una serie de cambios que pueden servir de guía para el futuro, aprovechando los nuevos modelos de negocio que se han ido consolidando en este tiempo, como ha sucedido con la comida para llevar a casa por parte de los restaurantes. Y es que, según Alfonso Vargas, “tenemos que aprovechar este tiempo para repensar la actividad turística, porque la pandemia provocará que la sostenibilidad gane cada vez más adeptos”.

Apuesta por la tecnología y la sostenibilidad

De cara al futuro, este investigador asegura que, más allá del COVID-19, “lo que viene es una revolución tecnológica exponencial, junto a la necesidad de adaptarnos a los desafíos del cambio climático. Hay un documento muy reciente, del pasado día 30 de abril, como es el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que el Gobierno central tiene en marcha y que afecta de manera significativa al turismo. Es decir, que tenemos que poner la luz larga para preparar al turismo de cara a estos desafíos tecnológicos y medioambientales que están por llegar y más rápidamente de lo que solemos creer”.

Una revolución tecnológica que, sin duda, se ha acelerado estos últimos meses, cuando se han automatizado muchos procesos, puesto que, “igual que hemos empezado a ver robots en hospitales, los iremos viendo en los establecimientos hoteleros, donde muchos de ellos han implantado los procesos de check-in y check-out automatizados sin la necesidad de la interacción humana, no sólo por seguridad sanitaria, sino también porque es más eficiente. Y todo esto se va a acelerar muchísimo. Eso cambiará de una manera muy significativa cómo aprovecharemos nuestro tiempo de ocio y, al final, cómo haremos turismo”.

Para finalizar, el catedrático de la Universidad de Huelva reafirma que, “como contrapunto, hay algo que seguimos sin aprender: la importancia de la unidad para abordar estos trances, como ha quedado patente con los múltiples sellos o etiquetas de turismo seguro a nivel sectorial y territorial, generando confusión y reduciendo su impacto. Más allá de la pandemia, la unión sería muy recomendable para afrontar un futuro en el que la causa de la sostenibilidad ganará cada vez más fuerza”.