Durante el periodo 2000-2014 existían en España un total de 338.443 matrimonios entre personas extranjeras y españolas, alrededor del 12% de total de matrimonios mixtos o binacionales celebrados y registrados en España, con el mayor peso en 2009, con un 17%.
Conocer la percepción de las parejas de uniones mixtas sobre las diferencias culturales, su influencia y posible transformación en el marco de la convivencia familiar es el objetivo de la tesis titulada “Unidad en la diversidad, la convivencia de las diferencias culturales en las uniones mixtas” realizada por la Doctora de la Universidad de Huelva Nidia Gloria Mora Quiñones y dirigida por el Profesor del departamento de Sociología y Trabajo Social, Octavio Vázquez Aguado. Este trabajo de investigación se ha realizado en el marco del proyecto La construcción de la interculturalidad en Andalucía. Análisis de las familias interculturales en el territorio andaluz, financiado por la Junta de Andalucía y liderado también por el Profesor Vázquez Aguado.
La autora de la tesis concluye en su análisis que “la creciente configuración de uniones refleja que las diferencias existentes no son un impedimento para la atracción y la decisión de una vida en pareja y, ni mucho menos, para la convivencia. Las diferencias de creencias y prácticas religiosas o de otra índole son articuladas en la cotidianeidad”.
La muestra sobre la que se basa el citado estudio estaba constituida por personas españolas y extranjeras pertenecientes a uniones mixtas, residentes en las provincias de Huelva y Sevilla, con una media de siete años de convivencia y principalmente casadas por lo civil. Casi la totalidad de las parejas extranjeras provienen de América, Europa y África, con un importante peso de la población marroquí de ambos sexos, colombianas y europeos. En su mayoría, contaban con algún tipo de autorización o visado de permanencia y habían llegado entre uno y tres años antes de conocer a su pareja, lo que sucedió en espacios laborales y por amistades.
En las parejas se presentan hasta 16 formas de adscripciones religiosas que incluyen diferentes creencias y prácticas y la existencia de 182 menores, de los que el 39% son nacidos dentro de la unión y un 43% fuera de ésta y pertenecientes a las mujeres. A ello se añade la diversidad de idiomas donde algo más de la mitad señala tener entre uno y dos idiomas fuera del español, destacando el inglés, francés, árabe, italiano, eslavo y rumano. A pesar de este conocimiento, predomina el uso del español en el hogar. Tanto la madre como el padre aspiran a transmitir su biculturalidad en cuanto a valores, creencias y prácticas a la adolescencia, pero siempre sujeta a la decisión de ésta a alcanzar la mayoría de edad y también condicionadas por las exigencias cotidianas en lo que a la transmisión lingüística se refiere.
En cuanto a la elección y conformación de la pareja, destaca la apertura hacia el encuentro cultural, la atracción y afinidad en los gustos y preferencias, mientras que las diferencias de la edad y formación fueron menos influyentes en la elección de la pareja y, ante un proyecto migratorio inicial motivado por cuestiones económicas, se consolida la permanencia por su vinculación afectiva a su pareja española.
En lo que respecta a la integración, el grado de asimilación y adopción de las costumbres, al comparar por origen, la población española y extranjera coinciden en señalar que son las parejas extranjeras quienes en mayor medida adoptan las costumbres de su pareja española. A pesar de percibir una actitud socio-familiar favorable a ella, no deja de rondar en la trayectoria de la unión, el discurso social basado en estereotipos y prejuicios existentes sobre la inmigración y los colectivos de inmigrantes, con experiencias cercanas de discriminación que pueden influir en la vida cotidiana, otorgando más importancia a las condiciones socioeconómicas que a las culturales.
Con respecto al grado de conflictividad dentro de la pareja, considerado bajo y transitorio, lo que se comparte con la familia política y las maneras de entender las relaciones de género son las cuestiones más destacadas para el grupo de mujeres españolas, mientras que las expresiones de afecto lo son para el grupo de mujeres extranjeras.
Igualmente, hombres y mujeres, independientemente de su origen nacional, manifiestan que la distribución de las tareas dentro del hogar es el aspecto con más discrepancia, asociada a la tradicional atribución según el sexo y justificada en la desigual disponibilidad de cada quien, derivada de la situación laboral. No obstante, a partir de las experiencias previas, las expectativas personales y el mutuo aprendizaje se van consensuado y negociando en el transcurso de la convivencia.
A pesar de estos y otros conflictos, “las uniones daban mucha más importancia a su gestión, los recursos, las competencias, capacidades y estrategias empleadas para su resolución, vehiculizados a través de la comunicación eficaz, sustentada en el amor, el compromiso y la intimidad”, afirma la autora, agregando que estos y otros resultados acerca de las mixidad cultural familiar estarán disponibles en versión on-line en el repositorio digital “Arias Montano” de la Universidad de Huelva.