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Huelva 2 marzo 2020. Pocos son los escenarios y lugares en España que Kiko Veneno no ha pisado todavía para deleitar con su arte, y entre todos ellos el incombustible músico ya puede tachar de la lista a la Universidad de Huelva. Su concierto en el Auditorio de la UHU estaba marcado en una fecha muy especial, la víspera del Día de la Universidad de Huelva, algo que quiso recordar antes de comenzar su actuación, precedida de un sonoro aplauso del repleto auditorio. “Quiero dar las gracias y dar la enhorabuena a la Universidad de Huelva en su celebración”. No quiso perderse el espectáculo la Rectora de la Onubense, María Antonia Peña, que disfrutó como todos los presentes del gran concierto que ofreció el artista.

Kiko Veneno, una de las grandes propuestas de la Agenda Cultural de la Onubense para este invierno, volvió a demostrar que Huelva, ciudad y provincia a las que profesa un afecto extraordinario y cuyos fuertes lazos y vínculos son conocidos por todos, es una tierra que ocupa un hueco especial en su corazón.

Así lo ha demostrado el músico andaluz nacido en Figueras en un esperado concierto cuyas entradas estaban agotadas casi desde el día que se anunció, con una actuación en la que predominó el sonido desnudo de sus dos guitarras –una flamenca y otra acústica–  y el siempre bello lirismo de sus canciones. Solo él en el escenario, se bastó Kiko Veneno con las dieciséis cuerdas y su raspada y característica voz para ofrecer una actuación redonda que logró hacer vibrar, emocionar y también hacer reír a un público completamente entregado a su arte. El formato elegido para la actuación, íntegramente acústica, resultó ideal para estas tablas, y a lo largo de casi dos horas interpretó tanto sus clásicos, muchos de ellos de su primer trabajo discográfico (Veneno, 1977), como los más recientes, extraídos del innovador Sombrero roto (2019).

Se sintió muy cómodo Veneno con el público, y se permitió, cómo no, licencias humorísticas que arrancaron más de una carcajada. Incluso se atrevió a bromear con el tan mentado y temido coronavirus, que serviría de inspiración una canción sorpresa improvisada en la recta final del concierto, a petición del respetable. La llamó ‘La lacra’, que, como él mismo lo relató y lo cantó: “La lacra es lo peor que puede haber / es lo peor que te puede pasar / remedio nunca tendrá”, para dar paso al estribillo, “La, la la, la, la (…) cra”.

La lista elegida por Kiko Veneno incluyó grandes himnos y clásicos como ‘Aparta el corazón de las mangueras’, ‘Los delincuentes’, ‘Ratitas divinas’, ‘Veneno’, ‘Barón rampante’ o ‘Superhéroes’. Cabe destacar la gran complicidad con el auditorio, que haría los coros en ‘Vidas paralelas’ (ellos cantaron “Andrea y Eloy”, y ellas harían lo propio con “Eloy y Andrea”, previo ‘tutorial’ del artista), a los que Veneno agradeció su “delicadeza cantando” esta canción de su último álbum.

Se vivieron también momentos de gran emoción con la interpretación de himnos como ‘La leyenda del tiempo’ y ‘Volando voy’ –esta última canción fue el bis de cierre–, ‘En un Mercedes blanco’, de ‘La vida es dulce’ a petición del auditorio, o con la melancolía de ‘Obvio’, de su último disco.

Con todo, el Auditorio de la Universidad de Huelva –en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería– no podía haber gozado de un mejor estreno este año con un nuevo lleno para disfrutar de toda una leyenda de la cultura y la música de España –Medalla al Mérito de las Bellas Artes y Premio Nacional de Músicas Actuales– y que sirvió para celebrar con antelación el Tres de Marzo.