El Real Observatorio de la Armada (ROA) está desarrollando un sistema experimental que permite alertar en tiempo real de la existencia de terremotos en el entorno más cercano. El dispositivo detecta las primeras ondas que emite el seísmo, las que no son destructivas, y puede determinar a partir de éstas la magnitud y la distancia a la que se está produciendo el terremoto, antes de que se produzcan los daños en el territorio. Este avance tecnológico fue dado a conocer ayer por el jefe de sección de Geofísica del ROA en San Fernando (Cádiz), Antonio Pazos, que pronunció ayer tarde una conferencia en la Faculta de Ciencias Experimentales de la Universidad de Huelva bajo el título ‘El riesgo sísmico en el Golfo de Cádiz. Avances en los sistemas de alerta temprana’.
Pazos explicó a los asistentes que en un terremoto se generan diversos tipos de ondas. “Las ondas P son las que llegan primero porque son de mayor velocidad, pero los daños son causados por las ondas S que son más lentas y llegan más tarde”, señaló. El funcionamiento de este dispositivo, que se encuentra en fase de pruebas, consiste en detectar la existencia de las ondas P mediante sismógrafos, determinando a partir de estos datos la localización y la magnitud del seísmo. De este modo, el sistema emite la alerta antes de que lleguen las ondas destructivas, lo que puede permitir a las autoridades adoptar diversas medidas como parar trenes con el objetivo de evitar descarrilamientos, detener el tráfico o alertar simplemente a la población, tal y como ocurre en otros países, como Japón, donde los seísmos son frecuentes. El jefe de geofísica aclaró que el tiempo que hay entre la onda P y la onda S (la que causa daños) depende de la distancia del epicentro del seísmo, si bien aclaró que unos pocos segundos son más que suficientes para prevenir daños.
Para poder registrar la llegada de las ondas P, este sistema experimental cuenta con el registro de datos en tiempo real de unas 40 estaciones sísmicas en el entorno del Golfo de Cádiz, cuya titularidad se reparten entre la Armada, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y las autoridades portuguesas. Además, el ROA dispone también de un total de seis sensores marítimos (OBS) que permiten registrar con mayor exactitud los movimientos que se producen en el fondo marino. Pazos señaló que basta con que al menos cuatro de estas estaciones registren las primeras ondas para, mediante el cruce de datos, determinar la magnitud y la distancia del terremoto. Este sistema de alerta temprana, denominado Alertes-SC3, basa su funcionamiento en la adaptación de diversos sistemas de alerta que ya funcionan en otros países.
Durante la conferencia, el jefe de Geofísica explicó que el sur de la península se encuentra en la zona del límite de placas en una zona ampliamente deformada que produce seísmos moderados superficiales e intermedios y recordó que, históricamente, los terremotos más destructivos se han producido al suroeste del cabo de San Vicente, algunos de ellos llegando a originar tsunamis, de ahí la importancia de contar con sistemas de alerta temprana. En este sentido, Pazos aclaró que el sistema Alertes-SC3 es viable para el sur de la península e insistió en que unos pocos segundos de anticipación pueden ser de vital importancia a la hora de prevenir los daños causados por el seísmo. Para ello, la Armada ha trabajado con este sistema en seísmos recientes como los ocurridos en Alhucema, en los que el sistema Alertes-SC3 funcionó de forma correcta, según indicó el jefe de sección de Geofísica del ROA durante la conferencia.