COLONIA AVGVSTA EMERITA (Mérida).

Autor: Álvaro Corrales Álvarez

Email: alvarcorrales@uhu.es

Palabras clave: Cronología romana, Arquitectura pública, Arquitectura privada, Extremadura, Mérida.

RESUMEN

La colonia Augusta Emerita fue fundada por el Emperador Augusto en el año 25 a.C. después de sus campañas contra los cántabros y los astures como retiro de los soldados licenciados de las legiones V Alaudae y X Gemina en la confluencia de los ríos Anas y Barraeca.

Entre los años 16-13 a.C. Augusto habría elevado al rango de cabeza de provincia a una colonia de ciudadanos romanos, como era práctica común. Este status le sirvió como reconocimiento frente a otras comunidades como ciudad bien asentada, como refrenda el acuerdo de hospitalidad con los Martienses en torno al año 6. Con la reforma administrativa del Emperador Diocleciano (284-305) Augusta Emerita debió ser designada como capital administrativa de la Diocesis Hispaniarum. Esta designación convirtió a la ciudad en un centro administrativo, económico y político de gran relevancia.

El paisaje urbano emeritense es deudor de un largo proceso en que se conjugaron diversos proyectos urbanísticos y constructivos, respondiendo estos en gran medida a los factores políticos, económicos y culturales imperantes en cada época. En este sentido, el diseño de la ciudad inicial, fundada ex-novo por designio de Augusto, responde a las ideas urbanísticas vigentes en este período. Así, la aplicación de un sistema ortogonal subyace a las pautas urbanísticas seguidas en la creación de la red de saneamiento, las calles, las zonas habilitadas para transeúntes, las areae o las manzanas de carácter residencial.

Figura1: Mapa que muestra la arquitectura pública y doméstica de Augusta Emerita durante el período augusteo (Corrales, 2015, fig.1).

En el proyecto urbano inicial el crecimiento organizado de la ciudad fue una prioridad. A este respecto en la confluencia del decumano y el cardo máximo se creó un espacio reservado al forum de la colonia. La organización espacial del complejo dispuso del canon tripartito que oficializó Augusto: área sacra, plaza pública y basílica. Asimismo, se dotó a la ciudad de una muralla y de las infraestructuras necesarias para el funcionamiento de la red de abastecimiento de agua, así como el dique y el puente sobre el río Anas. La inscripción Aqua Augusta parece evidenciar una cronología temprana para la realización  de la primera conducción hidráulica construida en la ciudad destinada a satisfacer el abastecimiento de la población. Los edificios emeritenses de ocio y representación: teatro, anfiteatro y circo constituyeron uno de los mayores esfuerzos constructivos de la ciudad. La hipótesis de trabajo que se maneja para esta etapa fundacional es, pues, la de una ciudad en construcción, donde, junto a la dotación de las infraestructuras necesarias para una colonia con el status de capital de provincia, se encontraban a medio ocupar las parcelas destinadas a viviendas y existían aún areae.

La morfología del paisaje urbano de Augusta Emerita durante la etapa altoimperial experimentó unas transformaciones significativas con respecto a la época augustea. En líneas generales se asistió a la monumentalización de diversos sectores de la ciudad. Un ejemplo de este fenómeno sería la construcción de dos nuevos acueductos a mediados del siglo I. Otro de los rasgos que muta desde la época augustea hasta la fase altoimperial es la pavimentación de las vías intramuros. Así si, salvo las vías principales, en la etapa fundacional fueron pavimentadas con un firme de tierra, en un momento posterior presentaron un acabado pétreo. La materia prima empleada en la pavimentación del firme sería de naturaleza local. A nivel arqueológico se ha demostrado que las calles estuvieron dotadas de pórticos que delimitaban el espacio de circulación de la zona de tránsito para los viandantes. Las leyes de Atenas y otras ciudades que alcanzaron un gran desarrollo urbano en la Antigüedad poseían una regulación ordenando que los residuos fueran llevados a espacios extramuros a fin de ser vertidos a una cierta distancia. En Augusta Emerita debió existir, igualmente, una ley de aplicación y obligado cumplimiento, pues, la totalidad de los vertederos documentados en la ciudad de cronología altoimperial se localizaron al exterior de la muralla.

Figura 2: Mapa que muestra la arquitectura pública y doméstica de Augusta Emerita durante el período altoimperial (Elaboración propia).

A la muerte del Emperador Augusto, una de las primeras consecuencias fue el establecimiento del culto imperial en todas las provincias de Hispania en época tiberiana. La documentación de un edificio de dimensiones extraordinarias en uno de los sectores centrales de la ciudad, confirmó la hipótesis de la existencia de un segundo foro destinado a gestionar los temas de la provincia lusitana y de un templo relacionado con el culto imperial. En la reconstrucción, el denominado arco de Trajano daba acceso a una plaza porticada cuyo centro alojó el templo. La construcción de la plaza y de los edificios existentes en su interior supuso la amortización de cuatro manzanas de naturaleza residencial y de parte del recorrido del cardo máximo, así como las labores de aterrazamiento para la edificación del nuevo conjunto que llevó parejo un aumento de la cota. Durante la época flavia, el área forense de la colonia sufrió una gran transformación y una ampliación de sus recintos por el lado oriental. El cambio de morfología fue global afectando a toda la organización arquitectónica de la plaza y las construcciones que se edificaron en origen, a excepción de los conjuntos erigidos en la cabecera forense donde se encontraba el denominado templo de Diana.

Figura 3: Mapa que muestra la arquitectura pública y doméstica de Augusta Emerita durante el período tardorromano (Elaboración propia).

El nombramiento de la ciudad como sede de los territorios hispanos conllevó nuevas transformaciones que respondían a un proyecto urbanístico concreto para la nueva capital de Hispania. Como lugar de residencia de importantes figuras como el vicarius hispaniarum y el comes hispaniarum tanto la arquitectura oficial como la edilicia privada debieron acomodarse a la dignidad de sus moradores.

La interpretación de la Historia romana (Dio. 53, 25, 8)  remarca la idea de que los primeros habitantes fueron soldados licenciados. Ahora bien, ¿fueron estos emeritos los únicos habitantes de la ciudad augustea? La revisión de las fuentes, como la Geografía (Estrabón. 3, 2, 15) en la que se incluía la colonia bajo el término de synoekismenai, con mezcla de población de colonos e indígenas abre la puerta a la hipótesis de que algunos indígenas habitantes de la región integraran su población original quizás como incolae. La capacidad de aceptación y asimilación de las élites provinciales fue limitada. Así cabe destacar que el perfil de Augusta Emerita como centro económico y capital provincial representaba una ocasión propicia para la integración de las personalidades más influyentes del ámbito lusitano por lo que podría asistirse a cierta permeabilidad.

Si existieron casas estándar en Augusta Emerita, estas debieron determinarse por el tamaño de la parcela de la disposición original. Este dato es completamente desconocido hoy día, si bien la hipótesis de trabajo sobre la trama urbana puede aportarnos algunos datos interesantes. El espacio intramuros debió constar, por término medio, de manzanas residenciales de unos 3550 m2, (74 por 48 m). Cabe advertir que la implantación de un urbanismo ortogonal se adaptó a una topografía irregular, con desniveles de pendiente de perfil bajo en su mayoría, a la que se adaptó la muralla, unos espacios de titularidad pública (área forense o zona de espectáculos), que determinaron un perímetro irregular. Por este motivo, debieron generarse, también, ciertas diferencias de dimensión en algunas de sus manzanas residenciales. A modo de conjetura ya se apuntó que las manzanas regulares pudieron albergar seis viviendas, dispuestas en dos bandas de a tres, en parcelas igualitarias de unos 500 a 600 m2, cada una, con una organización de traseras con traseras. De estas seis viviendas cuatro poseerían situaciones esquineras, mientras que dos ocuparían la parte central de la insula. Parece razonable pensar que este dictamen sea verídico para las manzanas residenciales de morfología regular situadas intramuros sin ocupar las insulae más céntricas, destinadas a los equites. Aunque no se ha podido documentar de un modo exhaustivo mediante excavaciones, como hipótesis de trabajo puede apuntarse que las casas situadas en las manzanas residenciales más céntricas de la colonia, reservadas al ordo equester serían casas del más alto status social. Por este motivo, resulta razonable pensar que estas manzanas estuviesen ocupadas con un máximo de tres viviendas, de hasta 1200 m2, cada una, dispuestas las medianeras en sentido de los decumanos, de norte a sur, ocupando una casa la zona central de la parcela y las otras dos viviendas con posiciones esquineras.

Figura 4: Vista general del teatro y anfiteatro de Augusta Emerita (Cortesía del Dr. Pedro Mateos Cruz).

SELECCIÓN BIBLIOGRÁFICA

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