Autora: María de los Ángeles Escobar Gallardo
Email: mariangelesescobar@claretsevilla.org
Palabras clave: Cronología romana, Arquitectura pública, Arquitectura privada, Andalucía, Sevilla.
RESUMEN
Realizar una panorámica sobre el urbanismo de Hispalis supone afrontar la historia de las investigaciones con las problemáticas derivadas de las metodologías de análisis empleadas en la recolección de la información arqueológica. La dificultad de realizar este análisis es consecuencia de la documentación de un registro estratigráfico complejo correspondiente a la superposición de proyectos urbanos diversos que ocupan un mismo solar a lo largo de su historia, así como de la presencia del falso freático a cotas que, por lo general, coinciden con el momento de ocupación islámica.
La abundante bibliografía existente sobre la ocupación romana es una muestra del interés que esta temática ha suscitado para la investigación arqueológica. Desde las primeras excavaciones con carácter científico a mediados de los años cuarenta del pasado siglo XX, en la C/ Cuesta del Rosario hasta las últimas aportaciones sobre algunos aspectos que configuran la morfología urbana de la ciudad, pasando por los resultados de los primeros proyectos de arqueología urbana, todas estas publicaciones trabajan con hipótesis que, en cualquier caso, han contribuido a incrementar el conocimiento sobre la trama urbana de la ciudad.
Así, sin entrar a valorar la profusa literatura arqueológica sobre la urbanística de Hispalis conviene resaltar algunas consideraciones enunciadas en trabajos de síntesis. Así, se lamentaba la ausencia de un Proyecto General de Investigación para la ciudad, evidenciando que las intervenciones de urgencia no eran sinónimo de conocimiento histórico per se, por lo que se proponía una metodología de evaluación de las intervenciones para apreciar la potencialidad de los resultados. Otro de los balances sostenía que las interpretaciones de la trama urbana de la ciudad eran débiles, que a menudo repetían las versiones precedentes sin que hubiese una crítica efectiva. Por todo ello se planteó la necesidad de un proyecto científico en el que hacer tabula rasa con todas las interpretaciones que no tuviesen una base arqueológica sólida, lo que supondría una revisión de contextos y cronologías, así como el análisis de los elementos arquitectónicos, cobrando en este contexto una importancia especial el área portuaria. Este trabajo cristalizó con un estudio monográfico sobre la forma de la ciudad en época romana.
A pesar de que las informaciones arqueológicas que ofrecen todos estos trabajos difieren unas de otras, en medio de esta multiplicidad de datos existen algunas perspectivas comunes. Así, tanto las excavaciones que soportan la idea de la construcción de tres recintos amurallados durante la dominación romana de Hispalis como las transformaciones operadas en el tejido urbano detectadas en algunas intervenciones y las evidencias arquitectónicas sugieren que la trama urbana no es deudora de un proyecto urbanístico unitario, sino que, al contrario, el tejido urbano debió adecuarse a cada nuevo impulso político (fase republicana, la concesión del status de colonia, auge urbanístico desde Claudio hasta los Antoninos).
Por otra parte, tanto las fuentes literarias como los testimonios arqueológicos evidencian la importancia del área portuaria en la ciudad tardorrepublicana-augustea. En este sentido, la explotación de la actividad fluvial de carácter comercial y artesanal se erige como motor de la implantación urbana en los márgenes del Betis. Durante el siglo I d.C., se desarrolló un proceso de crecimiento urbano sin precedentes, a partir de la creación de una trama urbana organizada. El área de la actual Plaza de la Encarnación da buena muestra de la vitalidad del auge constructivo de estos momentos. En la centuria siguiente, los promotores de la edilicia privada debieron desarrollar su actividad de manera frenética, pues de estos momentos datan la mayoría de las construcciones periurbanas, mientras que las actividades portuarias continúan siendo el motor económico de la ciudad. A finales del siglo II d.C. e inicios del siglo III d.C. la organización de las áreas funcionales se transforma, en buena medida por el nuevo eje portuario en torno a las actuales calles Sierpes-Alcázar. Finalmente, durante la etapa tardorromana, se ha documentado una nueva dinámica fluvial, consistente en la subida del nivel de las aguas, así como la concentración de la edilicia doméstica intramuros, con la consecuente despoblación de las áreas suburbanas.
La documentación disponible acerca de la arquitectura doméstica de la colonia Romula Hispalis ha crecido de forma exponencial en la última década, tanto cuantitativa como cualitativamente. Así, se han registrado un total de 71 restos arqueológicos identificados como viviendas. De los mismos, 25 han podido ser contrastados como tal (35,2% de los casos), restando 46 unidades como posibles casas (64,8% de los restos), cuya adscripción resulta probable, en cuanto a su situación topográfica, pero no tanto que los datos arqueológicos puedan fundamentar esta naturaleza de una manera precisa.
A nivel cronológico, la edilicia doméstica republicana se circunscribe a cuatro evidencias, por lo que se trata de una de las fases menos conocidas de la dinámica de ocupación de la ciudad. Por si fuera poco, ninguno de los restos aporta información de carácter tipológico, al ser los vestigios muy fragmentarios sin que se conozca la definición de su diseño en planta. Por el contrario, la etapa altoimperial es la más representativa en lo que a edilicia doméstica se refiere. En este sentido, se han documentado un total de once viviendas. Estas casas ocuparon fundamentalmente manzanas residenciales intramuros, si bien es cierto, que el desarrollo doméstico se extiende hasta el ámbito periurbano. Tipológicamente, se corresponden, mayoritariamente, con viviendas organizadas en torno a un patio porticado (30-80 m2), alcanzando unas superficies entre los 250 y los 450 m2 o entre 600 y 750 m2 si incorporan espacios productivos.
Los restos tardorromanos no resultan muy representativos ya que suponen de facto, la continuación de los esquemas de hábitat de época altoimperial, con el abandono de una de las casas (Hispalis 4), en medio de un área densamente poblada. La etapa tardoantigua (2ª mitad del s. IV y 1ª mitad del s. V), sólo está caracterizada por tres evidencias, todas ellas procedentes del área de la Encarnación (Casa de la Columna, Casa de los Acantos Espinosos y Casa del sectile). A nivel espacial, se apreció pues, que el desarrollo de la edilicia doméstica en el ámbito periurbano desaparece, restando únicamente testimonios intramuros. En lo que respecta a la morfología de estos edificios, su diseño en planta fluctuó pues su planta se extendió por predios previamente incorporados. En líneas generales se corresponden con un diseño en planta articulado a raíz de varios patios, resultante de la anexión de los espacios domésticos anteriores.
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