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Un egagrópila es una bola de restos orgánicos que regurgitan algunas especies de aves y que contienen las partes indigeribles de su alimento.
Al carecer de dientes, las aves se tragan sin masticar los alimentos. Las rapaces nocturnas, en concreto, se tragan enteras a sus presas de menor tamaño como las musarañas, los topillos o los ratones; las presas mayores, como ratas o lirones, son divididas pedazos antes de tragarlas sin masticar. Sólo las rapaces nocturnas de mayor tamaño, cuando cazan animales grandes como conejos o perdices, pelan parciamente a sus presas antes de comérselas. El resto de presas son engullidas enteras (Mead 2011; Mikkola 1995).
A diferencia de otras aves, las rapaces nocturnas no tienen buche (un saco membranoso unido al esófago y que sirve para almacenar la comida antes de su digestión). El alimento ingerido pasa del esófago al proventrículo, un órgano que produce enzimas, ácidos y moco, y donde comienza la digestión del alimento (Grimm & Whitehouse 1963). Del proventrículo el alimento pasa a la molleja (o ventrículo, de ahí que al órgano previo se le llame proventrículo). La molleja es un órgano musculoso que se encarga de moler el alimento y que actúa como un filtro reteniendo e impidiendo que pasen al intestino los elementos indisolubles (huesos, pelo, élitros, plumas, escamas, etc.). La parte soluble pasa hacia el intestino delgado donde vierten sus jugos digestivos el hígado y el páncreas y donde comenzará la absorción de los nutrientes (Grimm & Whitehouse 1963). Del intestino delgado se pasa al intestino grueso y finalmente los desechos serán expulsados por la cloaca, órgano en el que confluyen también los conductos finales de los aparatos urinario y reproductor de las aves.
¿Y qué pasa con los restos indisolubles que no pasan al intestino? Los restos que no se pueden digerir se compactan en forma de bola en la molleja y de ahí regresan al proventrículo. En el proventrículo la egagrópila permanece de 8 a10 horas antes de ser regurgitada (Grimm & Whitehouse 1963). La egagrópila almacenada en el proventrículo bloquea el sistema digestivo y las aves no pueden volver a comer hasta que la expulsen. La regurgitación significa que el ave está lista para comer de nuevo. Cuando las rapaces nocturnas comen más de una presa, en las egagrópilas aparecen los restos compactados de todas ellas.
Las más fáciles de conseguir son las egagrópilas de lechuza común (Tyto alba), además son las más recomendables para la docencia porque las lechuzas capturan una gran diversidad de presas y porque los huesos suelen aparecer limpios y enteros. La lechuza suele descansar y nidificar en el interior de edificios tranquilos o abandonados, o en oquedades de árboles y roquedos. Las egagrópilas, en estos lugares, se acumulan bajo los posaderos en los que se perchan las lechuzas por lo que pueden recogerse muchas de ellas en una sola visita
Cada egagrópila puede individualizarse durante la recolección, envolviendo cada una en papel de aluminio, metiéndolas en sobres, o se pueden recoger todas juntas, en lote, en una sola bolsa. En cualquier caso es conveniente que el recipiente de las egagrópilas permita su secado posterior.
En las egagrópilas proliferan las polillas y otra serie de insectos que se alimentan del pelo, por lo que, en poco tiempo, las egagrópilas tienden a disgregarse y, en muchos casos, encontraremos bajo los posaderos simplemente acúmulos de huesos. Lo mismo ocurrirá si almacenamos las egagrópilas tal y como se recogen del campo; en ellas pueden crecer hongos e invertebrados que disgregarán las egagrópilas. Por ello, una vez recogidas es recomendable secarlas muy bien, en una estufa de secado o a pleno sol, y congelarlas durante varios días antes de almacenarlas en bolsas herméticas con algún antipolilla.
Debemos anotar la fecha y el lugar donde se han encontrado las egagrópilas para su uso en estudios posteriores e introducir la etiqueta dentro de la propia bolsa, para evitar su extravío.
Referencias
Grimm, R. J., and W. M. Whitehouse. 1963. Pellet formation in a great horned owl: a roentgenographic study. The Auk:301-306.
Mead, C. 2011. Owls. Whittet Books Limited, London.
Mikkola, H. 1995. Rapaces nocturnas de Europa. Perfils, Lleida.
Idea y contenidos:
Javier Calzada y Jacinto Román
Clave y fotografías:
Jacinto Román