UHU_Investigacion_pesca

Huelva 1 diciembre 2018. El estudio titulado Mejora del patrimonio cultural pesquero y desarrollo turístico: Un caso de estudio en Isla Cristina (España) analiza hasta 14 localizaciones –patrimonio mueble e inmueble- del municipio costero que podrían ser susceptibles de integrarse, por ejemplo, en rutas turísticas o actividades de interés público que potencien y divulguen esta herencia cultural milenaria.

Así, resaltan sus autores que, debido a su trayectoria histórica y sus fuertes raíces pesqueras, Isla Cristina atesora un patrimonio cultural pesquero esencial y extenso. El patrimonio inmueble incluye edificios como las chancas (fábricas de salazón) de principios del siglo XIX que, reutilizados como almacenes, aún conservan parte de su estructura arquitectónica original. “Proponemos seleccionar algunos, como el Muelle de Marina para convertirlo en un centro de interpretación en la fabricación de pescado salado”, comentan Celeste Jiménez de Madariaga y Juan José García del Hoyo, del Departamento de Historia, Geografía y Antropología y Departamento de Economía de la Universidad de Huelva, respectivamente.

Los edificios de algunas de las fábricas conserveras de finales del siglo XIX y principios del XX en el Muelle Martínez Catena o en el Muelle de Marina aún se mantienen en pie. El edificio más notable es la antigua Fábrica de Conservas Juan Mirabent, restaurada para albergar el “Centro de Innovación y Tecnología para la Pesca y el Procesamiento de Productos Pesqueros (GARUM)”. “Consideramos que esta medida es apropiada porque otorga un nuevo uso a esta propiedad sin distorsionar su uso original, aunque en la actualidad está infrautilizada debido a la falta de fondos”, comentan.

Otros edificios emblemáticos son los astilleros y los diques secos, donde una vez se construyeron embarcaciones de madera, pero que ahora se utilizan principalmente para el mantenimiento de embarcaciones de poliéster y fibra de vidrio. “Algunos de estos astilleros podrían ser parte de una ruta turística. También son de gran interés los antiguos puestos de observación utilizados por los propietarios de las fábricas de sal y enlatados para recibir señales de los barcos y así estimar la mano de obra necesaria para descargar y procesar el pescado antes de que los barcos llegaran al puerto. El mirador más antiguo conservado en Isla Cristina se encuentra en la Calle Real. Fue construido en 1880 por el armador Diego Pérez Pascual, y aún se puede ver el soporte para el telescopio. Éste y otros miradores también podrían ser parte de una ruta turística”.

La antigua Lonja de Agadir, construida en la década de 1940 en Muelle de Marina para subastar las sardinas, es una pérgola de metal que actualmente sirve de refugio para los fabricantes de redes. “Podría usarse para mostrar a los turistas cómo se revisan las redes antes de ser utilizadas. Esto implicaría contratar a un experto  e inevitablemente tendría un impacto positivo en la protección del patrimonio inmaterial del arte de la creación de redes”, aclaran.

Casas y clases sociales

Algunos monumentos, barrios y calles muestran cómo la pesca está vinculada a diferentes clases sociales. Por ejemplo, las casas de la oligarquía local (profesionales de la industria conservera, armadores y trabajadores industriales), como la construida por Aníbal González, la Casa Patio San Francisco (antigua logia masónica y sede del departamento de Cultura), la Casa de Román Pérez Romeu (biblioteca) y el Casino representan a la burguesía, mientras que el monumento a La Estibadora (dedicado a las mujeres que trabajaban en las fábricas de salazón), el Monumento al Pescador y el Monumento al Marinero, y barrios como la Punta del Caimán, representan a la clase obrera. “Estos edificios o  monumentos podrían ser parte de una ruta turística, así como las salinas ubicadas a ambos lados de la carretera que une Isla Cristina con Pozo del Camino”.

En cuanto al patrimonio mueble, los autores destacan los pequeños barcos de dragado y arrastreros construidos en la década de 1960, que recuerda a las embarcaciones utilizadas en el siglo XIX (por ejemplo, jábegas, laudes, faluchos). “Desafortunadamente, en los últimos veinte años, muchos de los botes de madera tradicionales han desaparecido y han sido reemplazados por barcas de poliéster. El último bote de madera construido en el puerto de Isla Cristina data de 2001, aunque quince barcos construidos entre 1950 y 1970 todavía están en operación, y uno incluso se remonta a 1900. Algunos de los buques que se han retirado se han utilizado con fines ornamentales, como monumentos públicos. Los barcos actualmente en uso podrían mostrarse, y los barcos que ya no están en uso podrían utilizarse para fines de restauración, por ejemplo, para ofrecer mariscos”.

Otros elementos del patrimonio móvil, como artes de pesca, nasas, alcatruces, redes de trampas o diferentes tipos de redes (por ejemplo, trasmallos, tapaesteros) se pueden exhibir o recrear a través de modelos en un museo o centro de interpretación.

Para sus autores, “la pesca ha estado vinculada a la humanidad desde sus orígenes, influyendo en las formas de vida y la visión del mundo de las sociedades dedicadas principalmente a esta actividad y toca todos los aspectos de la cultura al generar un conjunto de conocimientos, habilidades y técnicas que se transmiten entre generaciones”. “Por ello, cuando hablamos de sociedades pesqueras y de la cultura de la pesca, hablamos de patrimonio cultural pesquero”.