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Quizás el único fallo que tenía la teoría de Newton (y él era consciente de ello) era que las fuerzas que se ejercían entre los cuerpos a distancia operaban de forma instantánea. Aún así, las ideas newtonianas fueron parte del programa de todo investigador en el campo de la física teórica hasta finales del siglo XIX. No fue hasta la teoría del campo electromagnético promulgada por Maxwell cuando se comprendió con claridad que las interacciones eléctricas y magnéticas entre los cuerpos no eran debidas a fuerzas que operaran de modo instantáneo y a distancia, sino a procesos que se propagaban a través del espacio a una velocidad finita. El terreno estaba ya preparado y las aportaciones de Mach, Poincaré y Lorentz, desembocaron en la Teoría de la Relatividad Restringida de Albert Einstein en la que, al abandonarse la noción de absoluta simultaneidad se excluía la existencia de fuerzas que actúan instantáneamente a dis-tancia. El espacio y también el tiempo, quedaban despojados de su capacidad causal absoluta y pasaron a ser entes afectados por las masas del Universo en estrecha relación, ahora, con la energía. La teoría General de la Relatividad, la nueva teoría de la gravitación, sustituiría a la gravitación newtoniana. Las leyes del movimiento de Newton sólo son válidas para pequeñas distancias, las del sistema solar, y para pequeñas velocidades, que ahora también tienen un límite, el de la velocidad de la luz.